• Pelayo (pelágio OU Paio) de Córdoba, Santo
Junho 26 - Mártir da castidade juvenil
Pelayo (Paio) de Córdoba, Santo
Mártir
Era São Pelágio natural da Galiza. Pelágio, nome muito usado naquele tempo, por corrupção degenerou em Pelaio e Paio. seu pai, homem rico, era irmão de Hermígio, bispo de Tuy nos princípios do século X. A ocasião da sua vinda a Córdova, que foi a do martírio, refere-o um sacerdote dessa cidade chamado Raguel. Ensoberbecido. Abderramão III, rei emir de Córdova, quis assenhorear-se das restantes províncias da Espanha, habitadas pelos cristãos. Para tal fim chamou em seu auxílio, aí por volta do ano 920, os mouros de África. Com um exército numeroso e bem equipado entrou por Castela no reino da Galiza, ao tempo em que D. Ordonho II, rei de Leão, o era também daquela província. Sabendo este religioso príncipe a determinação do orgulhoso agareno, e auxiliado por D. Garcia, rei da Navarra, e pelos Grandes e prelados de ambos os reinos, marchou a conter o ímpeto dos bárbaros. Encontraram-se as duas hostes. Sendo incomparável o número dos cristãos com o dos mouros, tocou a vitória a estes. Voltaram os mouros a Córdova, vencedores e carregados de despojos. Entre os muitos cativos que levavam, ia Hermígio, bispo de Tuy, a quem puseram carregado de grilhões numa obscura masmorra. Tinha em Córdova alguns amigos, que angariou por ocasião da sua estada naquela cidade, donde trasladou as relíquias de santo Eulógio. Tratou. ao cabo de ano e meio, do seu resgate, oferecendo aos mouros as somas que quisessem pedir. E, para cumprimento da palavra , teve de deixar como refém o sobrinho Pelágio, menino de rara formosura e extraordinários talentos. O ilustre menino sofria resignado as durezas da prisão, não se queixando nem lamentando como os outros cativos. Escolheu para mestre a S. Paulo, lendo as suas cartas e meditando os seus trabalhos apostólicos. Guardava tanta gravidade em todas as conversas que detinha os que se desmandavam e se, por acaso, os infiéis tratavam algum ponto de doutrina, confundia-os com a verdade da fé revelada. Não podia o inimigo da salvação ver com indiferença os progressos feitos por Pelágio na virtude e, por isso, quis perdê-lo. Um filho ou pajem de el-rei viu por acaso na prisão o menino cristão de rara formosura e, ponderando o caso a Abderramão, este o mandou vir imediatamente à sua presença. Ardendo este nos mais torpes desejos, fez-lhe grandes ofertas, procurando afastá-lo do amor a Jesus Cristo e à sua lei. Este respondeu: «Fica sabendo que tudo quanto me ofereces tem um fim mortal; não assim os bens que, sendo cristão, espero conseguir. Jamais negarei ao meu Senhor Jesus Cristo, a quem adoro e confesso por verdadeiro Deus». Pareceu a Abderramão que estas expressões nasciam de um coração pueril e, querendo acariciá-lo, tocou-lhe brandamente no rosto, dizendo palavras aliciadoras. Mas Pelágio, revisto de um valor superior à idade, repeliu-o, dizendo: «Desvia-te; pensas acaso que eu sou algum dos teus efeminados lacaios?». Fiou o rei a empresa a uns cortesãos lisonjeiros, os quais não omitiram meio algum de quantos podiam contribuir para perverter o nobilíssimo mancebo. Vendo Abderramão que era inflexível a resistência de Pelágio, trocou a sua amorosa paixão em raivosa cólera, mandando imediatamente que, levantando-o do chão com umas tenazes de ferro, o deixassem cair muitas vezes e com grande crueldade, até que, ou negasse a Jesus Cristo, ou acabasse a vida nos tormentos. Arremeteram contra Pelágio os verdugos e começaram a fazer em seu corpo a carniçaria que aquele lobo ordenara. Despedaçavam-no com algazarra, sem em seus rostos se ver sombra de piedade. Levantava o menino as mãos para o céu, pedindo a Deus fortaleza para consumar o sacrifício. Imediatamente lhas derribaram com o alfange. Outros lhe cortaram os braços, outros os pés, decapitando-o em seguida. Feito assim em pedaços, o lançaram ao rio Guadalquivir. Durou este glorioso combate desde as onze e meia da manhã até às duas da tarde do dia 26 de Junho de 925, o qual foi domingo naquele ano. Foi assim despedaçado aos 13 anos. O seu culto veio a tornar-se popular em Portugal. Do livro SANTOS DE CADA DIA, de www.jesuitas.pt. Ver também http://es.catholic.net/santoral
• José María Robles Hurtado
Junho 26 - Mártir Mexicano
José María Robles Hurtado
Sacerdote, Escritor, Fundador e Mártir Mexicano
Junho 26
Primeiros Anos
Nasceu em 3 de Maio de 1888 em Mascota, Jalisco, povoação encravada num pequeno vale da Sierra Madre, a 200 kilómetros a oeste de Guadalajara, quase em linha recta com Puerto Vallarta, de que dista 100 Kms. Filho de Antonio Robles e Petronila Hurtado. Foi baptizado no mesmo dia de seu nascimento. Recebeu a confirmação em 10 de Março de 1896. Fez sua Primeira Comunhão em 12 de Setembro de 1896. Iniciou seus estudos na escola oficial e continuou sua instrução primária na escola paroquial. Mas a maior influência educativa a recebeu em seu lar, sobretudo de sua mãe, mulher profundamente cristã.
En el seminario menor
En 1900 ingresó al Seminario de Guadalajara. En 1904 estuvo a punto de dejar el Seminario al sufrir varias enfermedades y pretextando pueriles penalidades; pero sus padres, con amor y energía, le hicieron recapacitar en la sublimidad de su vocación, y al practicar unos ejercicios espirituales se afianzó en su vocación. Uno de los males que lo aquejaban, eran fuertes dolores de cabeza, por vista cansada, que desaparecieron al adaptarle los lentes, que usó por el resto de su vida.
En el seminario mayor
Era inteligente y muy estudioso, por lo que siempre se distinguió con máximas calificaciones. Fue tonsurado en enero de 1905. Siendo estudiante de Teología, en 1908 acompaña a uno de sus profesores, Don Ignacio Plascencia, nombrado Obispo de Tehuantepec, para misionar durante cuatro meses y medio en el estado de Oaxaca. En 1911 recibió el Subdiaconado y el Diaconado; un año más tarde le confiaron los cargos de vice-rector y ecónomo del Seminario.
Sacerdocio
Poco antes de cumplir los 25 años de edad, fue ordenado sacerdote el 22 de marzo de 1913 en el templo de la Soledad de Guadalajara, por el Excmo. Sr. Arzobispo Francisco Orozco y Jiménez. Sus primeros ministerios estables empezaron en Guadalajara. Fue capellán de las “Siervas de Jesús Sacramentado”, y director del “Instituto del Sagrado Corazón” (primaria y preparatoria) que desapareció con el avance de las fuerzas de Obregón. En Mayo de 1914 fue enviado a su natal Mascota en vacaciones forzadas y adelantadas.
Escritor
No podía regresar a Guadalajara porque había represalias contra el clero, permaneció en Mascota hasta 1916. Allí se dedicó a escribir algunos folletos de inspiración ascética: “Esclavos del Corazón de Jesús en María”, “Tratado sobre la Oración”, “Conozcámosle” y “Anhelos del Corazón Eucarístico de Jesús”.
Otros de sus escritos que se han publicado son: “Vía-crucis Eucarístico”, “Novena en honor de la Bienaventurada (ahora Santa) Margarita María Alacoque", “Las Virtudes”, “Enseñanzas Espirituales” (este último es un compendio de los Consejos, Cartas Colectivas, Escritos Varios y Testamento; todos dirigidos a sus Hijas Religiosas).
El estilo del Padre José María Robles en sus cartas es llano, sencillo y de naturaleza afectuosa. Su poesía es totalmente religiosa: se cuentan 60 composiciones en verso (dramáticas unas, líricas otras) y 56 himnos vertidos al latín.
Fundador
Siendo capellán en Mascota de las religiosas del “Verbo Encarnado”, y durante la celebración de la Misa, en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, 11 de junio de 1915, tuvo la inspiración de fundar una congregación religiosa cuyo carisma se inspiraba en el pensamiento: “Ya no verdugos, sino víctimas del Corazón Eucarístico de Jesús”.
En 1916 fue destinado como ministro a la Parroquia de Nochistlán, Zacatecas, cuyo párroco era el Sr. Cura Román Adame (ahora Santo Mártir). Allí fue nombrado profesor del Seminario Auxiliar y en su ministerio dio pruebas innumerables de obediencia, piedad, laboriosidad y abnegación. Por unos cuantos días fue trasladado como ministro a Mexticacán, Jalisco, pero regresó nuevamente a Nochistlán.
El 27 de diciembre de 1918 fundó la congregación de “Víctimas del Corazón Eucarístico de Jesús”, después de vencer serios obstáculos y siempre con ejemplar sumisión a las autoridades eclesiásticas. Siete fueron las hermanas fundadoras.
Párroco
En diciembre de 1920 fue nombrado párroco de Tecolotlán, Jalisco. Desde su primer sermón se ganó la confianza y admiración de sus feligreses y con su fervorosa predicación comenzó a encender en el corazón de todos el amor al Sacratísimo Corazón de Jesús. Una de sus primeras preocupaciones fue visitar el hospital y al encontrarlo en ruinas concibió la idea de reedificar la finca.
Formó grupos de fieles para integrarlos a la labor parroquial, sin distinción de clases, sexos o edades. Tuvo especiales atenciones para los obreros, a quienes exhortaba a la fraternidad y a la observancia de una vida netamente cristiana.
Se ganó la simpatía de sus feligreses por brindarles un trato siempre amable, de sincera amistad, de estímulo al cumplimiento de sus deberes.
Se distinguió por la perseverancia y constancia en superar los obstáculos, como el caso de la fundación de su congregación, pero su virtud relevante era el amor al Corazón de Jesús y su deseo vehemente de salvar a los hombres. Celebraba la santa Misa con mucho fervor y trataba de infundir en sus feligreses el amor a la Eucaristía.
Amaba entrañablemente a la Santísima Virgen. Lleno de caridad para con todos se prodigaba en el confesionario y en la atención a los enfermos. Por medio de la prensa propagó la doctrina cristiana y el apostolado del Sagrado Corazón de Jesús, publicó un periódico que llamó: “Luz del Hogar”.
Persecución Religiosa
Con motivo de la persecución religiosa tuvo que ocultarse desde el 2 de enero de 1927, puesto que el Gobierno Federal le había declarado una persecución más severa desde que colocó una Cruz en “La Loma”, cercana a Tecolotlán, considerando este hecho como un delito.
Desde la casa donde estaba escondido vigilaba y oraba por sus feligreses, a los que nunca quiso abandonar. En ese tiempo se dedicó a escribir las normas que habrían de regir a la comunidad religiosa fundada por él.
El 26 de febrero de 1927, al conocer la orden dada por Gobernación para que fueran aprehendidos los sacerdotes, exclamó lleno de fe: “Estamos en las manos de Dios”. Y poco después, cuando le rogaron que huyera para evitar que lo mataran, contestó sonriendo “¡Ah, si el Corazón Eucarístico me llevara!”.
Martirio
El 25 de junio de 1927 se disponía a celebrar la santa Misa cuando llegaron los soldados y sitiaron la casa de la familia Agraz, luego entraron a catearla por orden expresa del Coronel Calderón, quien había recibido telegráficamente esta orden:
“Procédase con todo rigor en contra del cura rebelde”.
Los soldados tomaron prisionero al Padre José María Robles y lo condujeron al cuartel de los agraristas donde pasó el resto del día y parte de la noche. Se iniciaron algunas diligencias ante los jefes militares para lograr su libertad pero fueron rechazadas hasta con groserías.
En la noche un grupo de jovencitas lograron acercarse a la prisión y recibieron, por conducto de los vigilantes, su breviario en donde venían unos versos en honor del Sagrado Corazón y de la Santísima Virgen. Era una última manifestación de su gran amor al Corazón de Jesús y la aceptación gustosa del martirio:
Quiero amar tu corazón,
Jesús mío, con delirio,
quiero amarte con pasión,
quiero amarte hasta el martirio.
Con el alma te bendigo,
mi sagrado corazón.
Dime: ¿se llega el instante
de feliz y eterna unión?
Tiéndeme, Jesús, los brazos,
pues tu “pequeñito soy”;
de ellos, al seguro amparo,
a donde lo ordenes, voy.
Al amparo de mi Madre
y de su cuenta corriendo
yo, su “pequeño” del alma,
vuelo a sus brazos sonriendo.
Un padre que espera a sus hijos todos allá en el Cielo.
A media noche, sujeto con cuerdas, fue sacado de la cárcel y obligado a caminar rumbo a la sierra de Quila. Un soldado al notar que se le dificultaba caminar, le cedió el caballo.
Al llegar a la parte más alta de la sierra, los soldados se detuvieron a los pies de un frondoso roble. El Padre José María comprendió que lo iban a ahorcar, perdonó a sus verdugos, y al acercarse uno de los agraristas, que era su compadre, llamado Enrique Vázquez, le dijo:
“Compadre, no te manches”.
Y tomándole la soga de entre las manos se la colocó el mismo. Los soldados consumaron el crimen y lo bajaron poco tiempo después ordenando a unos arrieros que dieran aviso a la gente de la ranchería de Quila que allí estaba un ajusticiado; era la madrugada del 26 de junio de 1927.
Vinieron algunas personas de una carbonera cercana y sepultaron superficialmente el cadáver, sin reconocer que era el del Señor Cura de Tecolotlán. Al día siguiente, 27 de junio, fue exhumado por gente de Quila y llevado a la población donde lo velaron y le dieron sepultura.
Sus reliquias
El 26 de Junio de 1932, fueron trasladados sus restos de Quila al templo Expiatorio de Guadalajara, con autorización del Sr. Obispo D. José Garibi Rivera. Sus reliquias reposan bajo el altar de la Capilla en la Casa General de sus hijas religiosas, las “Hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado”, nuevo nombre de la congregación fundada por el Padre José María Robles.
Ubicada en la calle Churubusco 366, Sector Libertad, de la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Ahí mismo se puede visitar un Museo dedicado en su honor, donde se explica de manera detallada su vida y su obra; también se pueden observar algunos de sus escritos originales, admirar muchas fotografías de él, de su familia, de los lugares donde vivió y algunas de sus pertenencias: ropa, muebles y diversos objetos dedicados al culto sagrado que él usó durante su vida.
Camino a los altares
Son muchos los que ofrendaron sus vidas en un período que abarca veintidós años, prácticamente de 1915 a 1937, proclamando siempre con fuerte voz y corazón ferviente el grito: “Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe”.
El proceso de Canonización se inició desde el 27 de junio de 1933. Analizadas las circunstancias particulares de estos testigos de Cristo, quedaron 25 seleccionados que merecieron recibir el título oficial de Mártires, el 4 de febrero de 1992, fecha en la que se aprobó por unanimidad el título por la Congregación de Cardenales de la Iglesia Católica de Roma. Tres de ellos son seglares o laicos y veintidós son sacerdotes, en una lista que encabeza el Padre Cristóbal Magallanes, la mayoría nacidos en el Estado de Jalisco.
“Con firmes y razonados argumentos se comprobó hasta la evidencia, que estos veinticinco mexicanos, cristianos, bautizados en la fe católica, tuvieron muerte física violenta que, por los golpes, heridas y tormentos, que por odio a la fe cristiana les propinaron los perseguidores, y los mártires pacientemente, con conocimiento y libre voluntad, soportaron por amor a Cristo, porque la gracia de Dios los sostuvo para que con heroica fortaleza dieran testimonio con su sangre de la verdad del Evangelio y fueran así modelos de cristianos y sacerdotes fieles para el mundo de hoy”. (Ramiro Valdés Sánchez, Pbro.)
Beatificación
El Siervo de Dios José María Robles Hurtado fue beatificado por S.S. Juan Pablo II en la fiesta de Cristo Rey, el 22 de noviembre de 1992, durante el año del Quinto Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América, en una ceremonia celebrada en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, junto con sus 24 compañeros Mártires.
El milagro
En vista de su canonización la Postulación de la Causa presentó al juicio de la Congregación de las Causas de los Santos una curación tomada como maravillosa, atribuida a la intercesión de estos Beatos.
El caso pertenece a la señorita María del Carmen Pulido Cortés, que prestaba sus servicios de Química Farmacobióloga en un Hospital de Guadalajara, y comenzó a sufrir dolores en los pechos, en los cuales se podían apreciar al tacto dos nódulos.
El 17 de octubre del año 1991 se le hizo una mamografía y una ecografía y se encontraron quistes mamarios bilaterales y en vista de que dos de ellos habían crecido de una manera notable, el día 5 de noviembre siguiente se le operó para extirpar los nódulos de los pechos. De la inspección histológica resultó que se trataba de una grave “mastopatía fibrocística bilateral con prevalecencia de esclerosis y adenosis”.
Como la enferma era todavía joven de treinta años, los médicos afirmaron que la enfermedad duraría hasta la menopausia. Porque, aunque recibiera curaciones la enferma sufría frecuentes dolores de cabeza, vómitos, repugnancia a los alimentos y sus condiciones generales empeoraban cada vez más al grado de que se vio obligada a abandonar su trabajo y guardar cama, al mismo tiempo que caía en un estado depresivo, sin encontrar mejoría en las terapias.
Una segunda ecografía realizada el 7 de enero de 1993, reveló la presencia de cincuenta quistes pequeños de diversos tamaños distribuidos en los pechos.
Desde el inicio de su enfermedad María del Carmen había implorado su salud a Dios, por intercesión de los Siervos de Dios Cristóbal Magallanes y 24 compañeros, y con la esperanza de obtenerla, fue a Roma y asistió a la Beatificación de los Siervos de Dios, pero no logró lo que deseaba.
Vuelta al hogar siguió invocándolos, mientras que sus condiciones de salud empeoraban. El 30 de enero de 1993 le llevaron las reliquias de los Beatos y después de ponerlas con devoción sobre los pechos, después de unos dos o tres minutos, se levantó de la cama perfectamente sana.
Canonización
El 10 de marzo del Año Santo 2000, Jubileo de la Encarnación de Jesucristo, el Papa Juan Pablo II autorizó el decreto de la Canonización de los Veinticinco Mártires Mexicanos.
El Beato José María Robles Hurtado fue canonizado el quinto domingo de Pascua, día 21 de mayo del Año Jubilar 2000, fecha dedicada exclusivamente a México, por S. S. Juan Pablo II, en ceremonia celebrada en la Plaza de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, ante la presencia de más de 40 mil mexicanos, entre los que se encontraba un grupo de 150 de sus Hijas Religiosas, y algunos familiares.
En dicha ceremonia también fueron canonizados sus 24 compañeros Beatos Mártires, encabezados por el Beato Cristóbal Magallanes; el Beato mexicano José María de Yermo y Parres, presbítero y fundador de la congregación de religiosas “Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres”; la Beata mexicana María de Jesús Sacramentado (María Natividad) Venegas de la Torre, religiosa fundadora de la congregación “Hijas del Sagrado Corazón de Jesús”.
Su obra Causa admiración el que a los 29 años tenga el Padre José María Robles tal sensatez espiritual para dar el enfoque fundamental de su obra: el Instituto Religioso. Indica en pocas palabras el fin principal de la Congregación:
“Amar, reparar y servir habitualmente al Corazón de Jesús en la Eucaristía. Aceptar gustosamente todos los sacrificios, aún el de la propia vida, por extender el reinado de amor del Corazón de Jesús y por la salvación de las almas. Trabajar únicamente por el Corazón de Jesús, en todas aquellas obras en que esté de por medio su gloria y la caridad para nuestros hermanos, por ejemplo: escuelas, catequesis, hospitales, asistencia de enfermos, asilos, etc.”.
Sus ansias por la realización de su proyecto, se deducen por sus escritos:
“Considero no tener mayor felicidad que la de entregar muchas almas al Corazón divino. Nuestra fundación es mi idea capital, la dulce esperanza que alienta mi pecho, y el fin de mi vida sacerdotal.”
Después de su martirio las noticias desalentadoras pululaban por doquier: “La Obra del Padre Robles, muere…”. Dispersas las Religiosas, obedeciendo prudentísima orden de recogerse con sus familias, esperaban y oraban…
Su Obra la confió a Dios y a la Santísima Virgen: no morirá, imposible perecer…
“No os engaño, siento íntimamente que vuestra Congregación es Obra del Corazón Eucarístico de Jesús, y que subsistirá si respondéis a las divinas exigencias, y dará copiosos y perennes frutos”.
La formal aprobación diocesana de la fundación fue dada el 11 de julio de 1933, por el Arzobispo Orozco y Jiménez, autorizado a su vez por la Sagrada Congregación de Religiosos de Roma, seis años después del martirio de San JOSE MARIA.
El 26 de enero de 1963, después de 45 años de estar solicitándola con perseverancia, el Papa Juan XXIII dio la aprobación definitiva de la Congregación.
La Congregación creció rápidamente. Las bases de su expansión han sido, de una parte el que ofrece un camino a la santidad personal y, de la otra, el que para lograr dicha santidad se apoya en un apostolado muy humano. Enfermos, huérfanos, ancianos, pobres, ignorantes, así como niños y jóvenes deseosos de aprender, encuentran en las “Hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado” un apoyo sólido y cariñoso, ya sea para aliviar su dolor o en sus deseos de crecer en sabiduría y santidad.
Cabe destacar que la semilla del Apostolado sembrada por San José María también ha dado frutos en África. A la fecha se cuenta con un grupo de 6 Hermanas Profesas y 12 Novicias de Angola, África. Así mismo en Perú, donde hay 3 religiosas de nacionalidad peruana.
Un deseo hecho realidad.
Uno de los grandes deseos de San José María era el de fundar, junto con la Congregación de Hermanas, una Congregación de Hermanos Sacerdotes. El padre Félix Rougier le recomendó dedicar todos sus esfuerzos a la fundación de una sola rama pues eran tiempos difíciles.
A través de la Congregación Hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado y después de su fructífera labor en las misiones en África, fue aprobada por el Sr. Obispo Eugenio dal Corso, de Saurimo, Angola, la rama masculina en la Congregación, estando actualmente algunos aspirantes en preparación en el Seminario de Saurimo.
Existe también un grupo de Misioneros Laicos del Corazón Eucarístico de Jesús, proyecto iniciado por la Madre Clara Genoveva HCJS, que se dedican a apoyar a las religiosas en los lugares donde existen misiones; por ejemplo en la región de las Huastecas: Huejutla, Hgo. y Tamazunchale, S. L. P.
Oración
El Mártir Mexicano, San José María Robles Hurtado, nos ha legado el máximo testimonio de fe y de amor cristiano, nos dio prueba de su gran amor al Corazón Eucarístico de Jesús y a la Santísima Virgen, es heroico modelo de Vida Cristiana y nuestro poderoso intercesor ante Dios. Por todo ello le rezamos a Dios así:
Señor Dios nuestro, que concediste
al Santo José María Robles Hurtado:
amar y hacer amar al Corazón de
Jesús en la Eucaristía, practicar y
promover el verdadero amor a la
Santísima Virgen, entregarse con
generosidad al servicio del prójimo
vivir con plenitud su sacerdocio y
ser un fiel testigo de Cristo, hasta
el martirio.
Ayúdanos a vivir, a ejemplo suyo, en
constante actitud de servicio y
solidaridad con los más necesitados.
(Petición)
San José María Robles,
apóstol incansable del Corazón
Eucarístico de Jesús… Ruega por
nosotros.
Consulta Mártires Mexicanos do século XX
• Josemaría Escrivá de Balaguer, Santo
Junho 26 - Fundador da Prelatura "Opus Dei".
Josemaría Escrivá de Balaguer, Santo
Fundador da Prelatura "Opus Dei"
Junho 26
Josémaria Escrivá de Balaguer nasceu em Barbastro, Espanha, a 9 de Janeiro de 1902. Foi ordenado sacerdote, em Saragoça, a 28 de Março de 1925. No dia 2 de Outubro de 1928, fundou em Madrid o Opus Dei, como caminho de santificação para todos os fiéis, através do exercício do trabalho profissional quotidiano e do cumprimento dos deveres pessoais, familiares e sociais, sendo assim fermento de vida cristã em todos os ambientes. A 14 de Fevereiro de 1943, fundou a Sociedade Sacerdotal de Santa Cruz, unida ao Opus Dei. este foi definitivamente aprovado pela Santa Sé a 16 de Junho de 1950. A 28 de Novembro de 1982, foi erigido como Prelatura pessoal, segundo a forma jurídica desejada pelo seu fundador. A Santa Missa era a raiz e o centro da sua vida interior. O sentido profundo da sua filiação divina, levava-o a viver em contínua presença de Deus e em zelosa solicitude pela santificação do próximo. procurava uma radical identificação com Cristo. Cultivava uma forte devoção a Nossa Senhora e a São José. Nas várias vezes em que visitou Portugal, nunca deixou de ir em peregrinação ao santuário de Nossa Senhora de Fátima. As linhas mestras do seu pensamento deixou-as em vários livros, mas especialmente no Caminho, que em pouco anos alcançou dezenas de edições em variadas línguas. Mons. Escrivá oferecera a sua vida, repetidas vezes, pela Igreja e pelo Romano Pontífice. O Senhor acolheu este oferecimento, entregando a sua alma a Deus, em Roma, no dia 26 de Junho de 1975, no seu gabinete de trabalho. Por esta altura, a Opus Dei tinha já chegado aos cinco continentes e contava mais de 60 000 membros de 80 nacionalidades. O Santo Padre João Paulo II declarou a heroicidade das suas virtudes cristãs e, a 6 de Julho de 1991, decretou o carácter milagroso de uma cura atribuída à sua intercessão, tendo sido beatificado, em Roma, na Praça da basílica de S. Pedro, no dia 17 de Maio de 1992, e canonizado a 6 de Outubro de 2002. Por ocasião da sua beatificação, o Santo Padre João Paulo II, na homilia que então proferiu, apresentou uma síntese do que foi a vida e a espiritualidade deste Santo; «Josemaria Escrivá de Balaguer, nascido duma família profundamente cristã. Já na adolescência sentiu o chamamento de Deus para uma vida de maior entrega. Poucos anos depois de ser ordenado sacerdote, deu inicio à missão do fundador, á qual dedicaria 47 anos de amorosa e infatigável solicitude em favor dos sacerdotes e dos leigos, da que hoje é a Prelazia do Opus Dei. A vida espiritual e apostólica do novo Beato esteve fundamentada no facto de ele saber, pela fé, que era filho de Deus em Cristo. Desta fé alimentava-se o seu amor ao Senhor, o seu ímpeto evangelizador, a sua alegria constante, inclusive nas grandes privações e dificuldades que teve de superar. “Ter a cruz é encontrar a felicidade, a alegria – diz-nos numa das suas Meditações –; ter a cruz é identificar-se com Cristo, é ser Cristo e, por isso, ser filho de Deus». A seguir, o Santo Padre refere-se aos pontos doutrinais que o Servo de Deus procurou difundir por palavra e por escrito: «Com intuição sobrenatural, o Beato Josemaria pregou incansavelmente o chamamento universal à santidade e ao apostolado. Cristo convoca todos a santificarem-se na realidade da vida quotidiana; por isso, o trabalho é também meio de santificação pessoal e de apostolado, quando se vive em união com Jesus Cristo, pois o Filho de Deus, ao encarnar, se uniu de certo modo a toda a realidade do homem e a toda a criação. Numa sociedade em que o afã desenfreado de possuir coisas materiais as converte num ídolo e motivo de afastamento de Deus, o novo Beato recorda-nos que estas mesmas realidades, criaturas de Deus e do engenho humano, se se usam rectamente para glória do Criador e ao serviço dos irmãos, podem ser caminho para o encontro dos homens com Cristo. “Todas as coisas da terra – ensina –, também as actividades terrenas e temporais dos homens, hão-de ser levadas a Deus” (Carta 19.III.1954)». Finalmente, João Paulo II cita um passo dos textos litúrgicos para se referir aos dois amores do novo Beato: «”Ó meu Deus, meu Rei…, bendirei o Vosso nome pelos séculos dos séculos”. Esta aclamação que fizemos no Salmo responsorial é como o compêndio da vida espiritual do Beato Josemaria. O seu grande amor a Cristo, por quem se sente fascinado, leva-o a consagrar-se para sempre a Ele e a participar no mistério da sua paixão e ressurreição. Ao mesmo tempo, o seu amor filial à Virgem Maria inclina-o a imitar as suas virtudes. “Bendirei o Vosso nome pelos séculos dos séculos”; eis aqui o hino que brotava espontaneamente da sua alma e que o impelia a oferecer a Deus tudo o que tinha e quanto o rodeava». Do livro SANTOS DE CADA DIA, DE WWW.JESUITAS.PT
Consulta também Ser instrumento de Deus
• David de Salónica, Santo
Junho 26 - Eremita
David de Salónica, Santo
Eremita
Etimologicamente significa “ amigo, terno”. Vem da língua hebraica.
Este personagem veio ao mundo em Mesopotâmia em 450 e morreu em Salónica, Grécia, em 540.
Seu discípulo Paládio conta que se encontrava muito contente porque tinha vivido em sua cidade um santo da categoria do asceta e santo David.
Eram tão evidentes suas virtudes, suas qualidades e seus dons humanos e religiosos que teve o valor de passar setenta anos na ermida.
Os soldados faziam a guarda durante o dia e a noite nesta preciosa cidade fortificada.
Uma noite, enquanto faziam a ronda, viram que desde a ermida de são David saía fogo.
Pensaram que a haviam incendiado alguns Bárbaros.
Mas na manhã seguinte foram e encontraram a ermida sã e salva e o mesmo acontecia com David.
O mesmo fenómeno se produziu na noite seguinte. Seu discípulo conta que ele viu este fenómeno mais vezes. E pensava: Se Deus faz tanto por seus amigos aqui, ¿que não fará na vida eterna? Isto foi o que me levou a mim também a abraçar o estado da vida religiosa.
David, não só foi capaz de ser austero consigo mesmo, mas que também inculcava esta virtude a tantos e a tantas que foram orientadas espiritualmente por ele.
No dia seguinte de sua morte, a igreja grega o colocou nos altares. Foi Barónio – dez séculos mais tarde – que o introduziu no martirológio da Igreja latina.
¡Felicidades a quem leve este nome!
Comentários ao P. Felipe Santos: al Santoral">al Santoral">al Santoral">al Santoral">al Santoral">fsantossdb@hotmail.com
• Magdalena Fontaine e suas Companheiras,
Beatas Francisca Lanel, Teresa Fantou e Juana Gerard
Junho 26 - Mártires da Revolução Francesa
Magdalena Fontaine e suas Companheiras, Beatas
Estas quatro mártires eram Irmãs da Caridade de São Vicente de Paulo, no convento de Arras.
Foram: Beata Magdalena Fontaine, de 71 anos; a Beata Francisca Lanel, de 42 anos; a Beata Teresa Fantou, de 47; e a Beata Juana Gerard, de 42. Em plena Revolução Francesa, as quatro irmãs, de acordo com o critério de sua regra, se negaram a prestar o juramento de fidelidade que exigia a Convenção a clérigos e religiosas e, portanto,foram assinaladas na lista de suspeitos.
Poucos meses mais tarde, em 14 de Fevereiro de 1794, foram detidas por infidelidade. Em 26 de Junho foram trasladadas a Cambrai, onde se acusou a Beata Magdalena de ser uma "piedosa contra-revolucionária" e as outras três de ser suas cúmplices.
O Tribunal as condenou a morte, sem apelação. A madre Magdalena, logo de haver visto rodar as cabeças de suas três filhas, se voltou para a multidão e disse: "Ouvi cristãos, nós hemos sido as últimas vítimas. A perseguição se deterá; as guilhotinas serão destruídas e os altares de Jesus Cristo se levantarão de novo, cheios de glória".
A profecia se cumpriu ao pé da letra. Seis semanas depois da execução, a matança com guilhotina terminou. As quatro Irmãs da caridade foram beatificadas em 1920.
• Andrés Jacinto Longhin, Beato
Junho 26 - Bispo Capuchinho
Andrés Jacinto Longhin, Beato
Bispo
Martirológio Romano: Em Treviso, em Itália, beato Andrés Jacinto Longhin, bispo, que nas dificuldades da guerra acudiu generoso às necessidades dos prófugos e cativos, e, no meio da agitação de seu tempo, com singular solicitude defendeu os direitos dos operários, dos agricultores e de todos os necessitados (1936).
Nació el 23 de noviembre de 1863 en Fiumicello di Campodarsego, provincia y diócesis de Padua (Italia), en una familia de campesinos pobres y muy religiosos. Al día siguiente fue bautizado con los nombres de Jacinto Buenaventura. Muy pronto manifestó su vocación al sacerdocio y a la vida religiosa. A los 16 años ingresó en el noviciado de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, con el nombre de Andrés de Campodarsego. Después de realizar sus estudios humanísticos en Padua y los teológicos en Venecia, fue ordenado sacerdote, a los 23 años, el 19 de junio de 1886.
Durante dieciocho años desempeñó los cargos de director espiritual y profesor de los religiosos jóvenes, mostrándose guía segura y maestro sabio. En 1902 fue elegido ministro provincial de los capuchinos de Venecia, cuyo patriarca, Giuseppe Sarto -futuro Papa san Pío X- lo comprometió en la predicación y en múltiples ministerios dentro de la diócesis.
El 13 de abril de 1904, Pío X, Sumo Pontífice desde hacía pocos meses, lo nombró personalmente obispo de Treviso y quiso que fuera consagrado en Roma por el cardenal Merry del Val.
Monseñor Andrés tomó posesión de la diócesis el 6 de agosto sucesivo. Al año siguiente inició su primera visita pastoral, que duró casi un lustro: quería conocer bien su diócesis, una de las más vastas y pobladas de la región, entablar un contacto personal especialmente con su clero y con el laicado organizado. Concluyó la visita con la celebración del Sínodo, para aplicar las reformas puestas en marcha por el Santo Padre.
Reformó el seminario diocesano, elevando la calidad de los estudios y cuidando con esmero la formación espiritual. Promovió los ejercicios espirituales de los sacerdotes y les trazó un programa de formación permanente.
Cuando estalló la primera guerra mundial, Treviso se encontró en la línea del frente. Sufrió invasiones y bombardeos aéreos que destruyeron la ciudad y más de cincuenta parroquias. Monseñor Longhin permaneció en su puesto, incluso cuando las autoridades civiles se fueron, y quiso que también sus sacerdotes se quedaran para atender a los fieles. Impulsó la asistencia a los soldados, a los enfermos y a los pobres.
En los años duros de la reconstrucción material y espiritual, reanudó la segunda visita pastoral, que había interrumpido por causa de la guerra. En medio de graves tensiones sociales, con fortaleza evangélica indicó que la justicia y la paz social exigían el camino estrecho de la no violencia y de la unión de los católicos.
De 1926 a 1934 realizó su tercera visita pastoral para fortalecer la fe de la comunidad diocesana. El Papa Pío XI lo nombró visitador apostólico, primero en Padua, luego en Údine, para devolver la paz a esas diócesis afectadas por el enfrentamiento del clero con el obispo.
Su obra de reforma le procuró muchas cruces y sufrimientos, tanto de parte del clero que no estaba dispuesto a seguirlo por el camino de la renovación como de numerosos laicos. Sufrió la oposición del fascismo, que prefirió vengarse en los sacerdotes y los laicos organizados, causando a monseñor Longhin un dolor más profundo que si lo hubieran herido a él personalmente. Nunca cedió ni a la violencia ni a los halagos.
Dios quiso purificarlo con una enfermedad que lo privó progresivamente de las facultades mentales y que sobrellevó con extraordinaria fe y total abandono a la voluntad divina. Murió el 26 de junio de 1936.
Ya en vida tenía fama de santidad por su heroica caridad y por su sabia prudencia evangélica. La espiritualidad franciscana, con el rigor de la Orden capuchina, guió siempre a monseñor Longhin por el camino de una vida ascética, exigente y fidelísima -oración y penitencia-; de una obediencia "religiosa" a la Iglesia; de una pobreza como libertad con respecto a todas las cosas del mundo; y sobre todo de una caridad generosa y abnegada.
Fue beaatificado el 20 de octubre de 2002 por S.S. Juan Pablo II.
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Frati Minori Cappuccini
Piazzetta S. Carlo, 2
C.P. 3273
37010 Mestre (VT), ITALY
Reproducido con autorización de Vatican.va
• María Josefina de Jesús Crucificado, Beata
Junho 26 - Carmelita
María Josefina de Jesús Crucificado, Beata
Nasceu em Nápoles em 18 de Fevereiro de 1894, no seio de uma família de nobres, os marqueses Grimaldi. Desde sua meninice mostrou uma predilecção particular pelos pobres e os mais necessitados, destinando-lhes o dinheiro que lhe davam para brinquedos ou para merendar, e ajudando a duas velhinhas que viviam sozinhas.
O testemunho exemplar de sua avó e de sua mãe foi a escola onde aprendeu a conhecer a Jesús e a enamorar-se dele. Teve particular devoção à Eucaristía e à Virgem María, especialmente com a oração do rosário.
Después de realizar estudios de comercio, el 10 de marzo de 1918, superando la oposición de su madre y de sus familiares, entró en el Carmelo de Santa María, en "Ponti Rossi", lugar así llamado porque allí se encontraban los restos de un acueducto romano.
Allí aprendió a amar a Cristo en medio del sufrimiento, ofreciéndose como víctima por los sacerdotes. Supo aceptar la voluntad de Dios, aunque implicara gran dolor físico: se vio afectada por una forma grave de tuberculosis en la espina dorsal, con dolores en las vértebras, que la paralizó completamente. El 26 de junio de 1922 se curó milagrosamente, de forma instantánea, después del contacto con el brazo de san Francisco Javier, que le llevaron a su celda.
La "monja santa", como la llamaba la gente, inició un largo apostolado principalmente en el locutorio del convento, acogiendo a todo tipo de personas enfermas y necesitadas de ayuda tanto material como espiritual, a los que proporcionaba consuelo y consejo, para encontrar el amor de Dios. Incluso realizó milagros.
Su abnegación prosiguió, también cuando llegaron otras enfermedades, obligándola a estar en silla de ruedas, crucificándose con Jesús por la Iglesia y por las almas.
En 1932 la Santa Sede reconoció la casa de "Ponti Rossi" como convento de la segunda orden de Carmelitas Descalzos, y Josefina Catanea recibió el hábito de santa Teresa de forma oficial, tomando el nombre de María Josefina de Jesús Crucificado. El 6 de agosto de ese mismo año hizo la profesión solemne según la Regla carmelitana, que ya vivía desde 1918.
Desde 1934 el cardenal Alessio Ascalesi, arzobispo de Nápoles, la nombró subpriora; luego, en 1945, vicaria; y el 29 de septiembre de ese mismo año, en el primer capítulo general, fue elegida priora de la comunidad, cargo que desempeñó hasta su muerte.
Su espiritualidad, su docilidad amorosa, su humildad y sencillez, le granjearon gran estima durante los años de la segunda guerra mundial. Oraba sin cesar, alimentando así su confianza en Dios, de la que contagiaba a todos los que se dirigían en peregrinación a "Ponti Rossi" para escuchar su palabra de aliento, consuelo y estímulo a superar las pruebas y los dolores de las tristes situaciones debidas a la guerra.
El día de su toma de hábito dijo: "Me he ofrecido a Jesús crucificado para ser crucificada con él", y el Señor le tomó la palabra. Compartió los sufrimientos de Cristo de forma silenciosa, pero alegre. Soportó durante largos años duras pruebas y persecuciones con espíritu de abandono a la voluntad de Dios. También gozó de carismas místicos extraordinarios.
Por obediencia y por consejo de su director espiritual, escribió su "Autobiografía" (1894-1932) y su "Diario" (1925-1945), así como numerosas cartas y exhortaciones para las religiosas.
Desde 1943 comenzó a sufrir varias enfermedades especialmente dolorosas, que incluyeron la pérdida progresiva de la vista. Convencida de que esas enfermedades eran voluntad de Dios, las acogía como "un don magnífico" que la unía cada vez más a Jesús crucificado. Con una sonrisa en los labios, ofrecía su cuerpo como altar de su sacrificio por las almas. Murió el 14 de marzo de 1948 en su ciudad natal.
Fue beatificada el 1 de junio de 2008 por S.S. Benedicto XVI indicando que su fiesta litúrgica se celebrará el 26 de junio.
Reproducido con autorización de Vatican.va
• Santiago Ghazir, Beato
Junho 26 - Capuchinho e Fundador
Santiago Ghazir, Beato
Fundador da Congregação das Irmãs Franciscanas da Cruz do Líbano
Khalil Abuna Yaaqub El-Haddad, terceiro de cinco irmãos, nasceu no Líbano em 1 de Fevereiro de 1875. Em 1892, enquanto estava no Egipto, onde trabalhava como professor, sentiu a vocação sacerdotal. Decidiu entrar no convento capuchinho de Khashbau no ano seguinte.Yaaqub fez los votos perpétuos em 1898 e chegou a ser sacerdote em 1901.
Foi indicado para o mosteiro de Bab Idriss em Beirute. Desde ali, trabalhou com dedicação para construir escolas elementares para as crianças de zonas rurais. Além disso, deu vida à terceira ordem para homens e mulheres.
Nas pegadas de são Francisco de Assis, o beato libanês foi um incansável apóstolo da caridade, plasmada em sua solicitude pelas necessidades físicas e morais do próximo.
Inmediatamente después de la guerra mundial, el padre Yaaqub adquirió la colina de Jall-Eddib, donde quería construir una iglesia y erigir una cruz, y que se convirtió enseguida en lugar de acogida de sacerdotes enfermos y de otros pobres que pedían asistencia
Para dar continuidad a su trabajo, en este lugar, fundó en 1930 la congregación de religiosas de las Hermanas Franciscanas de la Cruz del Líbano, que desde entonces se dedican al cuidado de minusválidos físicos y mentales, de personas ancianas e incurables, abandonadas por sus familiares y por los hospitales, y a la educación de los huérfanos.
El postulador de la causa de beatificación, el padre Florio Tessari, en una entrevista a la Radio Vaticana, habló de su incansable obra de predicación en Líbano, Palestina, Irán y Siria.
"Sus 24 volúmenes manuscritos de discursos en árabe -añadió- atestiguan el empeño de su vida en la evangelización. Luego, su actividad social. Fundó escuelas, hospitales, orfanatos".
"Ha sido definido como ‘otro san Vicente de Paúl´ así como ‘el Don Bosco´ y ‘el san José Cottolengo del Líbano´ por sus obras de beneficencia que brotaban de su cristocentrismo franciscano".
"Su inmensa caridad, expresada en múltiples iniciativas, nacía de la vital incorporación al Cristo sufriente en sí y en sus miembros, cuya Cruz tan amada fue la teología y la praxis de su larga vida sacerdotal", subrayó.
"No hay cielo sin cruz -escribía el padre Yaaqub--. Quien quiere el cielo sin sufrimiento, es como quien quiere comprar mercancías sin pagar".
Murió el 26 de junio de 1954, abrazando una cruz.
Fue beatificado el 22 de junio de 2008 por S.S. Juan Pablo II.
Traducido del italiano por Nieves San Martín
• Antelmo de Belley, Santo
Junho 26 - Bispo
Antelmo de Belley, Santo
Bispo
Martirológio Romano: Em Belley, em Sabóia, hoje em dia em França, santo Antelmo, bispo, monge da Grande Cartuxa, que restaurou os edifícios destruídos por uma grande tempestade de neve. Eleito prior, convocou o capítulo geral, e designado bispo, se distinguiu por sua aplicação firme e decidida na correcção dos clérigos e na reforma dos costumes (1177).
San Antelmo. Obispo de Belley. Fueron sus padres, los nobles señores de Chignin, en cuyo castillo feudal de Saboya nace posiblemente en el año 1107. Dedicado al servicio eclesiástico, fue Dignidad de los cabildos de Grenoble y de Belley, con grandes rentas y posesiones.
Disgustado del mundo, ingresó y profesó en la Gran Cartuja, en 1136. Tres años más tarde es elegido prior, por su fidelidad a las Reglas y su vida santificada. El papa Alejandro II le consagró obispo de Belley el 8 nov. 1163.
San Antelmo fue un gran reformador, corrigió los abusos existentes tanto entre los clérigos como entre los laicos. Extendió su obra más allá de los asuntos eclesiásticos y reconstruyó el monasterio de Grande Chartreuse después de que gran parte de éste fuese destruido por una avalancha. Además de restaurar los edificios, renovó las tierras de cultivo y suministró agua fresca a través de un sistema de acueductos. Fue padre de los pobres y necesitados. Murió santamente en Belley el 26 jun. 1178.
Ante la multitud de los milagros que se obraban en su tumba, la voz del Pueblo, norma entonces para las canonizaciones, le elevó a los altares. La Sede Apostólica nada ha opuesto en contra; después de repetidos expurgos, su nombre sigue figurando en el Martirologio. El hecho capital de su vida reside en haber presidido, en 1142, un Capítulo General de la Orden, donde todos los c. se unieron, quedando entonces realmente constituida la Orden Cartujana, quien le considera su primer general
SANTOS JOÃO e PAULO
Mártires (meados do século IV)
Segundo todos os documentos históricos e arqueológicos estudados até à data, João e Paulo assinalaram-se em meados do século IV, desde o reinado de Constantino Magno até ao de Julião Apóstata. Pode-se fixar que nasceram na primeira ou segunda dezena do século IV, por alturas de Constantino conceder a paz à Igreja, no ano de 313. Na inscrição de S. Dâmaso diz-se que eram irmãos e de família ilustre. Parece inteiramente certo que militaram nas legiões de Constantino, em cujo tempo receberam o baptismo e, pelo valoroso comportamento que tiveram, foram nomeados oficiais da guarda nobre do palácio. Nestes travaram amizade íntima com Joviniano, capitão das guardas imperiais e sucessor de Julião no Império. Tudo isto nos faz suspeitar que João e Paulo passaram grande parte da vida no Oriente e provavelmente viveram em Constantinopla até que, mortos os filhos de Constantino Magno, subiu ao trono Julião Apóstata. Nesta altura, os nossos Santos renunciaram aos cargos militares e retiraram-se para a sua cidade natal, Roma, onde possuíam casa no Monte Célio. Aí se dedicaram à prática intensa da virtude cristã, em oração e obras de caridade. Julião empenhou-se em que retomassem os seus cargos e mandou-lhes aviso por Terêncio, capitão da coorte. Os nossos santos não aceitaram, e Julião, irritado, mandou que fossem decapitados secretamente na casa deles, mas havendo de correr a voz de que tinham sido desterrados como inimigos do Império. A cronologia não é inteiramente certa. mas o facto do martírio na própria casa e nela a sepultura, parecem coisas inegáveis. Tendo sido a morte secreta, impôs-se também uma sepultura secreta e mesmo dentro do recinto urbano, contra o costume universal. Parece que houve outras vítimas no mesmo lugar, tais como os santos Crispo, Crispiniano e Benta. Serem os santos João e Paulo enterrados dentro da cidade, ao contrário dos outros mártires, que sempre eram depositados fora dos muros, considerou-se honra especial concedida pela divina Providência. O culto deles principiou ainda no mesmo século IV. S. Leão Magno levantou em honra dos dois uma basílica, e no Vaticano um mosteiro. A casa onde foram martirizados converteu-se bem depressa em santuário, por ordem do senador Bizante e seu filho S. Pamáquio, amigo de S. Jerónimo. Nos subterrâneos da actual igreja descobriram-se em 1887 as ruínas da primitiva casa dos dois mártires, que era constituída, coisa rara então, por dois andares. Nela se vêem, hoje em dia, três grupos de edifícios: 1) Um com carácter de palácio e ornamentação pagã de pássaros, pavões e geniozinhos com coroas de flores. 2) Outro cristão, com os símbolos do peixe, da pomba, do vaso de leite e das ovelhas, coisas tão frequentes nas catacumbas; num fresco vêem-se também os santos João e Paulo com anjos e a tenda, esta símbolo do paraíso; e perto, encontram-se Crispo, Crispiniano e Benta com os olhos vendados, á espera da decapitação. 3) O último repartimento é um oratório. A inscrição de S. Dâmaso conserva-se só em parte. Diz assim: «Paulo e João de ilustre prosápia… deram juntos a vida, unidos pelo casto vínculo da fé. Foram vassalos fiéis do rei da eterna mansão. Os dois irmãos tiveram na vida a mesma casa e a mesma fé; agora no céu cingem a mesma coroa imortal. Ficai sabendo que Dâmaso teceu o panegírico dos dois irmãos, para que o povo cristão aprenda a celebrar os nossos Patronos». A história mais que milenária da casa do Monte Célio, de ambos os irmãos, mostra-nos que a santidade da Igreja não é simples memória histórica de ilustres antepassados, mas água límpida constantemente a correr e a fertilizar o solo do povo cristão. O martírio destes dois santos inicia uma história constante de santidade naquele local. Seguem-nos, ali mesmo, os seus amigos e devotos Crispo, Crispiniano e Benta, que, por terem, dado a conhecer o segredo da morte e da sepultura, foram também martirizados. Conseguem a mesma graça o verdugo Terenciano e a filha, que abrem os olhos à fé de Cristo. E em dias mais próximos, S. Paulo da Cruz, o austero fundador dos Padres Passionistas, cujos restos descansam ali, junto dos santos João e Paulo. A santidade pertence como coisa própria à verdadeira Igreja de Cristo. Do livro SANTOS DE CADA DIA, de www.jesuitas.pt
http://es.catholic.net/santoral e www.jesuitas.pt
Recolha, transcrição e tradução (incompleta) por António Fonseca