• Aurélio, Natália (ou sabigoto), Félix, Liliosa e Jorge, Mártires
Julho 27 - Mártires
Aurélio, Natália, Félix, Liliosa e Jorge, Mártires
Mártires
Martirológio Romano: Em Córdoba, na provincia hispânica de Andaluzia, santos mártires Jorge, diácono e monge originário de Síria, Aurélio e Sabigoto, esposos, e Félix e Liliosa, esposos também, que na perseguição desencadeada pelos sarracenos, desejando dar testemunho de sua fé cristã, não cessaram de louvar a Cristo na cadeia, onde foram finalmente decapitados.
Aurélio es hijo de un mahometano de los que ocupaban Córdoba, en España; pero su madre es cristiana y procuró educarlo en la fe verdadera. Pronto quedó huérfano de padre y madre; una tía suya, también cristiana, se encargó de hacerlo un hombre. Al llegarle la edad se casó con Natália, hija de padres mahometanos pero, convertida al cristianismo, se bautizó cuando ellos murieron y empezó a llamarse Sabigoto; tienen dos hijas pequeñas; son ricos y emparentados con gente importante de la ciudad por la parte mora.
Félix es uno de los amigos de Aurélio y está casado con Liliosa. A ellos las cosas les van igualmente bien, no por agarenos, sino por la renuncia que años atrás hizo Félix a la fe de los cristianos; tuvo miedo; no se atrevió a afrontar la vida con las limitaciones de trabajo, económicas, los impuestos, la mala perspectiva para los futuros hijos con todas las puertas cerradas para prosperar y disimuló su fe ante el juez. Por ello no les va nada mal. Él sigue creyendo en Dios, pero no frecuenta las reuniones, ni participa en el culto porque no se interprete que da marcha atrás.
Han comenzado a pasar cosas graves en la ciudad emirada en los últimos tiempos. Los ánimos se han calentado y comenzado a haber gente muerta por ser cristiana. Primero mataron a un presbítero que se llamaba Perfecto, luego a otros más; hay gente en la cárcel por su fe cristiana y se presentan situaciones tan tensas que no se sabe muy bien cómo va a ponerse el ambiente.
En general, los cristianos de Córdoba están ya hartos de su deteriorada situación, y han comenzado a presentarse ellos mismos, de modo espontáneo, al tribunal. Otros piensan que esta es la ocasión de lavar sus culpas y hasta parece ser el caso de Félix. Los dos matrimonios llevan tiempo hablando entre ellos de responsabilidades y de fidelidad. Una de las primeras cabezas cristianas les ha hecho poner en balanza lo que se gana y lo que se pierde; es ese hombre valiente y docto obispo que se llama Eulogio. Las dos parejas se animan a ser fieles y más valientes de lo que son.
Cuando el otro día estaba Aurelio en la plaza vió un espectáculo triste en sí mismo y lamentable; llevaban en un borrico, con gran alboroto, entre gritos y gestos maldicentes, al bueno de Juan; iba herido, le pegaban con cuerdas, le insultaban y maldecían por ser cristiano y no bendecir al Profeta. Llegó a casa y no pudo ocultar su pena por la injusticia, todo en él era rebeldía por la impotencia; Liliosa escuchó la versión y pronto la conocen Aurelio y Sabigoto. Ahora los cuatro están dispuestos a buscar solución definitiva pasando por el martirio; pero deben prepararse bien al momento decisivo. Primero, Aurelio y Sabigoto deben llevar a sus hijas al monasterio que fundaron Jeremías e Isabel; ahora es Isabel la abadesa de Tábanos y ella se encargará de cuidarlas con la dote que pondrán a su disposición; luego, sí, deben mejorar su oración, sus sacrificios, su amor a Dios. Y así comienza una nueva dimensión en sus vidas. Los cuatro están a partir un piñón cuando dan abundantes limosnas con sus bienes, comienzan a dormir en el suelo, practican el ayuno, visitan a los enfermos y hasta deciden ir -con influencias- a la prisión para dar algo de consuelo.
Fue allí donde encontraron a Flora, la virgen que es hija de mahometano y cristiana y a María, monja de Cuteclara y hermana del diácono Wilabonso, decapitado el siete de junio del año pasado. Ellas están condenadas a muerte por sacrílegas y parece que lo que esperan es un premio por su alegría y decisión. Las dos parejas fueron a consolarlas y salieron de la cárcel con fuego en sus corazones.
Conocieron en el monasterio tabanense a Jorge, un monje oriental, concretamente de Siria, que pasó veintiséis años en San Sabas, cerca de Jerusalén, enviado a África para recoger limosnas para mantener a los monjes que habían quedado allí. Es diácono, amigo de Eulogio, sencillo y servidor de todos; habla griego, árabe y latín. Se les unió desde entonces, pensando en el martirio, y ya no se les despega ni de día ni de noche.
Los cinco se han presentado ante el juez; le ponen al corriente de su fe cristiana al tiempo que afirman la falsedad de la religión que profesan todos los seguidores de Mahoma. El juez se esfuerza en hacerles recapacitar sobre su locura; les está haciendo ver la vida que tienen por delante con promesas de bienes, comodidades y honra. Todo es basura comparado con Jesucristo a quien desean servir por encima de todo. Les da cinco días de cárcel para pensar y poder reunir al Consejo porque son personas importantes por su parentela y él no quiere decidir su suerte. Ante los nuevos jueces, pareció que tenían ellos más ganas de ser condenados que los jueces en condenarles. Terminaron degollados, aplicando la ley, por maldecir al Profeta y declarar abyecta su religión.
Fue el día 27 de julio del año 852.
Dois matrimónios e um frade disseram publicamente do modo mais forte e claro que é melhor o bem de Cristo que a totalidade de bens terrenos. Ámen.
• Simeão Estilita o Grande, Santo
Julho 27 - Monge
Simeão Estilita o Grande, Santo
Monge
Martirológio Romano: Perto de Antioquia, na Síria, são Simeão, monge, que durante muitos anos viveu sobre uma coluna, pelo que recebeu o sobrenome de “Estilita”, e cuja vida e trato com todos foram admiráveis (459).
Nasce perto do ano 400 no povo de Sisan, em Cilicia, junto de Tarso, onde nasceu São Paulo. (Estilita significa: o que vive numa coluna).
De pequeño se dedicaba a pastorear ovejas por los campos, pero un día, al entrar en una iglesia, oyó al sacerdote leer en el sermón de la Montaña las bienaventuranzas, en el capítulo 5 del evangelio de San Mateo. Se entusiasmó al oír que Jesús anuncia: "Dichosos serán los pobres, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los puros de corazón porque ellos verán a Dios". Se acercó a un anciano y le preguntó qué debería hacer para cumplir esas bienaventuranzas y ser dichoso. El anciano le respondió: "Lo más seguro seria irse de religioso a un monasterio".
Se estaba preparando para ingresar a un monasterio, y pedía mucho a Dios que le iluminara qué debía hacer para lograr ser santo e irse al cielo, y tuvo un sueño: vio que empezaba a edificar el edificio de su santidad y que cavaba en el suelo para colocar los cimientos y una voz le recomendaba: "Ahondar más, ahondar más". Y al fin oyó que la voz le decía: "Sólo cuando seas lo suficientemente humilde, serás santo".
A los 15 años entró a un monasterio y como era muy difícil conseguir libros para rezar, se aprendió de memoria los 150 salmos de la S. Biblia, para rezarlos todos cada semana, 21 cada día.
Se le considera el inventor del cilicio, o sea de una cuerda hiriente que algunos penitentes se amarran en la cintura para hacer penitencia. Se ató a la cintura un bejuco espinoso y no se lo quitaba ni de día ni de noche. Esto para lograr dominar sus tentaciones. Un día el superior del monasterio se dio cuenta de que derramaba gotas de sangre y lo mandó a la enfermería, donde encontraron que la cuerda o cilicio se le había incrustado entre la carne. Difícilmente lograron quitarle la cuerda, con paños de agua caliente. Y el abad o superior le pidió que se fuera para otro sitio, porque allí su ejemplo de tan extrema penitencia podía llevar a los hermanos a exagerar en las mortificaciones.
Se fue a vivir en una cisterna seca, abandonada, y después de estar allí cinco días en oración se le ocurrió la idea de pasar los 40 días de cuaresma sin comer ni beber, como Jesús. Le consultó a un anciano y éste le dijo: "Para morirse de hambre hay que pasar 55 días sin comer. Puede hacer el ensayo, pero para no poner en demasiado peligro la vida, dejaré allí cerca de usted diez panes y una jarra de agua, y si ve que va desfallecer, come y bebe." Así se hizo. Los primeros 14 días de cuaresma rezó de pie. Los siguientes 14 rezó sentado. Los últimos días de la cuaresma era tanta su debilidad que tenía que rezar acostado en el suelo. El domingo de Resurrección llegó el anciano y lo encontró desmayado y el agua y los panes sin probar. Le mojó los labios con un algodón empañado en agua, le dio un poquito de pan, y recobró las fuerzas. Y así paso todas las demás cuaresmas de su larga vida, como penitencia de sus pecados y para obtener la conversión de los pecadores.
Se fue a una cueva del desierto para no dejarse dominar por la tentación de volverse a la ciudad, llamó a un cerrajero y se hizo atar con una cadena de hierro a una roca y mandó soldar la cadena para no podérsela quitar. Pero varias semanas después pasó por allí el Obispo de Antioquía y le dijo: "Las fieras sí hay que atarlas con cadenas, pero al ser humano le basta su razón y la gracia de Dios para no excederse ni irse a donde no debe". Entonces Simeón, que era humilde y obediente, se mandó quita la cadena.
De todos los países vecinos y aun de países lejanos venían a su cueva a consultarlo y a pedirle consejos y las gentes se le acercaban para tocar su cuerpo con objetos para llevarlos en señal de bendición, y hasta le quitaban pedacitos de su manto para llevarlos como reliquias.
Entonces para evitar que tanta gente viniera a distraerlo en su vida de oración, se ideó un modo de vivir totalmente nuevo y raro: se hizo construir una columna de tres metros para vivir allí al sol, al agua, y al viento. Después mandó hacer una columna de 7 metros, y más tarde, como la gente todavía trataba de subirse hasta allá, hizo levantar una columna de 17 metros, y allí pasó sus últimos 37 años de su vida.
Columna se dice "Stilos" en griego, por eso lo llamaron "Simeón el estilita".
No comía sino una vez por semana. La mayor parte del día y la noche la pasaba rezando. Unos ratos de pie, otros arrodillado y otros tocando el piso de su columna con la frente. Cuando oraba de pie, hacía reverencias continuamente con la cabeza, en señal de respeto hacia Dios. En un día le contaron más de mil inclinaciones de cabeza. Un sacerdote le llevaba cada día la Sagrada Comunión.
Para que nadie vaya a creer que estamos narrando cuentos inventados o leyendas, recordamos que la vida de San Simeón Estilita la escribió Teodoreto, quien era monje en aquel tiempo y fue luego Obispo de Ciro, ciudad cercana al sitio de los hechos. Un siglo más tarde, un famoso abogado llamado Evagrio escribió también la historia de San Simeón y dice que las personas que fueron testigos de la vida de este santo afirmaban que todo lo que cuenta Teodoreto es cierto.
Las gentes acudían por montones a pedir consejos. El les predicaba dos veces por día desde su columna y los corregía de sus malas costumbres. Y entre sermón y sermón oía sus súplicas, oraba por ellos y resolvía pleitos entre los que estaban peleados, para amistarlos otra vez. A muchos ricos los convencía para que perdonaran las deudas a los pobres que no les podían pagar.
Convirtió a miles de paganos. Un famoso asesino, al oírlo predicar, empezó a pedir perdón a Dios a gritos y llorando.
Algunos lo insultaban para probar su paciencia y nunca respondió a los insultos ni demostró disgusto por ellos.
Hasta Obispos venían a consultarlo, y el Emperador Marciano de Constantinopla se disfrazó de peregrino y se fue a escucharlo y se quedó admirado del modo tan santo como vivía y hablaba.
Para saber si la vida que llevaba en la columna era santidad y virtud y no sólo un capricho, los monjes vecinos vivieron y le dieron orden a gritos de que se bajara de la columna y se fuera a vivir con los demás. Simeón, que sabía que sin humildad y obediencia no hay santidad, se dispuso inmediatamente a bajarse de allí, pero los monjes al ver su docilidad le gritaron que se quedara otra vez allá arriba porque esa era la voluntad de Dios.
Murió el 5 de enero del año 459. Estaba arrodillado rezando, con la cabeza inclinada, y así se quedó muerto, como si estuviera dormido. El emperador tuvo que mandar un batallón de ejército porque las gentes querían llevarse el cadáver, cada uno para su ciudad. En su sepulcro se obraron muchos milagros y junto al sitio donde estaba su columna se construyó un gran monasterio para monjes que deseaban hacer penitencia.
• Pantaleão, Santo
Julho 27 - Mártir
Pantaleão, Santo
Mártir
Médico e mártir de Cristo, nascido em Nicomédia de Bitínia, na actual Turquia, filho de Eustóquio, gentio, e de Êubola, cristã. Falecendo a mãe, Pantaleão foi aplicado pelo ,pai aos estudos de retórica, filosofia e medicina. Durante a perseguição, travou amizade com um sacerdote, exemplo de virtude, Hermolau, que o persuadiu de Nosso Senhor Jesus Cristo ser o autor da vida e o senhor da verdadeira saúde. Um dia que se viu diante duma criança morta por uma víbora, disse para consigo: «Agora verei se é verdade o que Hermolau me diz». E, segundo isto, diz ao menino: «Em nome de Jesus Cristo, levanta-te; e tu, animal peçonhento, sofre o mal que fizeste»,. Levantou-se a criança e a víbora ficou morta; em vista disso, Pantaleão converteu-se e recebeu logo o santo baptismo. As milagrosas curas que em nome de Jesus Cristo realizava excitaram a inveja dos outros médicos, que o acusaram de cristão diante do imperador Maximiano (286-305); este mandou aplicar ao santo toda a espécie de tormentos. A glória deste glorioso atleta foi muito celebrada pelos fiéis, que lhe veneraram religiosamente as relíquias e levantaram, em seu nome muitos templos. É um dos Santos Auxiliadores (8 de Agosto). O corpo de S. Pantaleão, segundo se crê, foi trazido para nossa cidade do Porto, no século XV, por cristãos arménios, e conservava-se na catedral. Diz-se que as relíquias do mártir foram roubadas e abandonadas pelos ladrões da arca metálica em que estavam; e acrescenta-se que foram passadas para uma arca de madeira, colocada por trás do altar-mor; mas ninguém as viu, nem mesmo durante as últimas obras de restauro da Sé. Deixou em 1981 de ser o padroeiro da cidade, e celebra-se neste dia. Do livro SANTOS DE CADA DIA, de www.jesuitas.pt. Ver também os outros sites.
• María Madalena Martinengo, Beata
Julho 27 - Clarissa Capuchinha
María Magdalena Martinengo, Beata
Virgem
A nossa Beata nasceu em 1687, dos condes de Barco, em Bréscia, na Lombardia. Nasceu muito fraca, tanto que imediatamente a baptizaram. A mãe morreu cinco meses mais tarde. Passado pouco tempo, o pai casou-se de novo. Aos cinco anos andava ela bem vestida, chamava as atenções e com isso envaidecia-se, mas não gostava de brincar e apreciava o estudo. Aos sete anos já lia o breviário romano, em latim com certeza. Tornara-se piedosa; aparecia com o ofício de Nossa Senhora ou o terço na mão. Aos dez anos entrou como interna na casa das Ursulinas de Santa Maria dos Anjos. «Deixei de boa vontade a casa paterna, escreveu ela nas suas notas autobiográficas, para me dar toda a deus, no santo claustro». Ao receber a primeira comunhão, a hóstia caiu no chão, entre ela e a grade; apanhou-a logo, mas pareceu-lhe que o Senhor não queria vir ao seu coração. Começou bem cedo a oferecer grandes penitências; orações prolongadas de noite, no maior frio; enxergão com pedaços de madeira, pedras e espinhos; caminhar descalça sobre cascalho e urtigas, até deitar sangue. Impressionava-se com as imundícies que às vezes via no mosteiro; para se vencer, tudo isso beijava. Pedia ás companheiras que lhe batessem muito, pois o merecia. Nessa altura, não julgava a obediência necessária. Em matéria de penitência, e sendo pequena a vigilância sobre ela, seguia a inclinação, julgando fazer bem. O crucifixo servia-lhe de modelo, animador e juiz. «Tudo o que ouvia ler na vida dos Santos, propunha-me copiá-lo na minha». Mais tarde, para reproduzir um ponto da paixão dos Santos Crispim e Crispiniano, espetou agulhas entre a carne e as unhas das mãos e dos pés, e conservou estas vinte torturas, durante três horas. Passados dois anos, foi para o convento do Espírito Santo, onde lhe começaram a chamar Santinha (Santarella). Ao cabo de três anos de internato, voltou à casa da família. Os irmãos procuraram-lhe romances e foi obrigada a vestir-se com elegância. Pensava-se em lhe encontrar noivo, mas ela queria conservar-se virgem por amor de Deus, e o pai teve de capitular diante de tal firmeza. Viu um dia Santa Teresa e Santa Clara discutirem, diante de Nossa Senhora, a respeito da sua vocação. Mas o cinzento de santa Clara venceu o branco de Santa Teresa: a nossa donzela tomaria o duro hábito das pobres clarissas. Fez experiências nos fins de 1704 e princípios de 1705; mas era austeridade demasiada. Finalmente, a 8 de Setembro de 1705, tomou em Bréscia o hábito das capuchinhas, ficando a chamar-se irmã Madalena. A saúde mantinha-se fraca, dormia mal; «Levantava-me mais cansada do que me deitava na véspera». Caiu gravemente doente, mas curou-se. Os seus escrúpulos de consciência persistiam. Por fim, viu Nosso Senhor, em vestes pontifícias, que lhe dizia: «Absolvo-te completamente de todos os teus pecados». Fez um tríplice voto: de procurar o mais perfeito, o mais custoso e o mais intensamente «capuchinho». Esta contemplativa não desestimava, por outro lado, rezar cem Ave-Marias com genuflexões, todos os sábados. E mais rezava nas grandes circunstâncias. Não compreendia que se temesse a morte. No caso de vir a falecer dentro de poucas horas, dizia ela: «Pôr-me-ia como criança nos braços do meu Deus e absolutamente nada temeria». Gostava de meditar sobre a sua padroeira Madalena que, segundo a liturgia romana, confundia com a pecadora perdoada, de S. Lucas (cap. 7). Como ela, ardia a beata hoje celebrada. Assim cantava o seu mal: «O martírio do amor é, meu Deus, o que me faz sofrer. Anseio por Te amar, ó meu Deus. Mas o meu amor não iguala o meu desejo… Desejar eu e não poder, por Ti só derreter-me a cada momento, Jesus! Tu não sofreste tal tormento». A esta pena sublime juntou-se durante algum tempo a incompreensão dum confessor. A sua piedade tornava-se cada vez mais profunda. Sofria ao ver um padre celebrar o santo sacrifício apressadamente, atrapalhando as palavras. O Senhor disse-lhe um dia: «Esquece-te, como se realmente não existisse». Era terrivelmente engenhosa para encontrar sofrimentos; mas, desde que religiosa, não prescindia da licença. De noite rezava, por horas a fio, com os braços estendidos. Punha na comida fel de peixe. Tomava a disciplina algumas vezes por uma hora, e o sangue corria. Mergulhava espinhos no corpo, em particular na cabeça. No Inverno, dormia de janela aberta e os dentes batiam-lhe; às vezes passava a noite no jardim. Tinha um cilício de ferro com 500 pontas, e cadeias apertadas nos braços. E usava por vezes outro cilício, menos benigno, de lâminas de ferro branco, que a esfolavam profundamente; espertava agulhas no corpo, etc.. São proezas de faquir, dir-se-á. O que é certo é que ela sofria cruelmente com estas torturas inventadas, como testemunho de amor a Cristo Crucificado. Mas o grande empenho era a obediência, a morte da vontade própria. Dizia que a profissão a decapitara; tinha entrado no mosteiro com a cabeça nas mãos, como se representa S. Dinis. Gostava de obedecer a todas, de se fazer menina (bambina). Quem escolhera ser a humilde Serva da suas Irmãs foi nomeada três vezes mestra das noviças, abadessa em 1732 e de novo em 1736, embora estivesse doente. Exerceu também o cargo de porteira e de vigária. Embora dissesse: «O nada não faz nada», era julgada utilizável! Servia de protecção ao mosteiro;: se era anunciada a peste para breve, vinha-lhe uma dor tremenda de dentes, e a peste afastava-se. Às noviças mandava ler e reler a Regra, as Constituições, o Legendário Franciscano e os Anais dos irmãos menores capuchinhos. Pedia a união de todos os corações, para amarem a Deus: «Amá-lo com um só coração, é pouquíssimo, é pouquíssimo!» Para 15 de Fevereiro (santo Faustino e Jovita, patronos de Bréscia) os «filósofos» do local quiseram inaugurar um casino. Durante a manifestação, o animador da ímpia iniciativa caiu moribundo; converteu-se, porém, antes de expirar. Entretanto, a irmã Maria Madalena orava. De repente parou, com uma alegria radiosa, dizendo: «A graça está concedida!» A graça era a festa sacrílega interrompida e o filósofo reconduzido a Deus. Gostava do «silêncio alegre, afável, bom; das palavras humildes, doces e santas». Antes de falar era preciso, segundo ela, fazer a pergunta se as palavras se podiam escrever, a seguir à letra N do dicionário: «necessidade». Já doente, foi reeleita abadessa, e 15 dias mais tarde faleceu, a 27 de Julho de 1736, aos quarenta e nove anos, e trinta e dois de vida religiosa. Em 1738 apareceu uma dissertação dum médico que lhe tinha examinado o cadáver. É admirável, escrevia ele, que as agulhas no corpo não tenham dado nem inflamação, nem úlceras nem gangrenas. Maria Madalena Martinengo foi beatificada por Leão XIII, a 3 de Junho de 1900. Do livro SANTOS DE CADA DIA, de www.jesuitas.pt. 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• María da Paixão de Nosso Senhor Jesus Cristo, Beata
Julho 27 - Religiosa
María de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo, Beata
Virgem, religiosa da
Congregação das Crucificadas Adoratrizes (ou Adoradoras) da Eucaristía
Martirológio Romano: Em Nápoles, Itália, beata María de la Pasión, virgem (1912).
Nasceu em 23 de Setembro de 1866 em Barra (Nápoles, Itália). Foi baptizada no dia seguinte com o nome de Maria Grazia. Seus pais, Leopoldo Tarallo e Concetta Borriello, tiveram outros seis filhos, dois dos quais morreram muito cedo. Duas das filhas foram também religiosas no instituto em que ingressou a serva de Deus.
Sus padres, que le dieron una sólida formación humana y cristiana, vivían aún cuando murió María de la Pasión y colaboraron como testigos en el proceso canónico. Su madre declaró en dicho proceso:
"Desde muy pequeña se mostraba siempre dócil y tranquila, le gustaba estar apartada. Al ser la primera de mis hijas, con amor y empeño superiores a su edad, me ayudaba en los quehaceres de la casa y se ocupaba también de enseñar a sus hermanas pequeñas lo que ella aprendía en la escuela".
Deseaba ardientemente recibir la Eucaristía. En su autobiografía escribe: "Cuando iba a la santa misa con mi madre, viendo a las personas que se acercaban a la mesa eucarística, me ponía a llorar porque quería recibir también yo la sagrada Comunión, pero no me lo permitían". Por fin pudo hacerlo, a los siete años, el Lunes santo de 1873. Recibió el sacramento de la Confirmación a los diez años, el 28 de julio de 1876.
Terminada la escuela primaria, Maria Grazia aprendió y luego ejerció el oficio de costurera.
Su vida estaba totalmente orientada hacia la perfección cristiana y la vida consagrada. Como Terciaria Franciscana vivía los consejos evangélicos.
A los veintidós años, cuando pensaba que ya pertenecía completamente a Jesús, su padre, que se oponía a esa vocación, trató de disuadirla imponiéndole la aceptación del matrimonio. El joven Raffaelle Aruto le había pedido la mano de María Grazia.
Ante su padre autoritario no se atrevió a negarse, convencida de que a pesar de ello el matrimonio no se realizaría, pues nuestro Señor Jesucristo se lo había asegurado en su interior. Así, el 13 de abril de 1889 se llevó a cabo el matrimonio civil, dejando para más adelante el religioso, como era tradición en aquella región. Pero esa misma tarde, durante el banquete para celebrarlo, Raffaelle se sintió mal por un ataque de hemoptisis y los médicos le aconsejaron que se trasladara a Torre del Greco para respirar aire más salubre. Allí murió nueve meses después del matrimonio civil, el 27 de enero de 1890.
El padre de Maria Grazia quiso imponerle un segundo matrimonio, pero ella le dijo: "Padre, ¿ni siquiera ahora quiere rendirse? Habiendo visto lo que ha sucedido ¿no se convence de que yo debo ser monja?". Por fin su padre la dejó seguir su camino para entregarse sin reservas a Dios en la vida consagrada.
El 1 de junio de 1891, juntamente con su hermana Drusiana, entró en el convento de las religiosas Crucificadas Adoratrices de la Eucaristía, fundada por la sierva de Dios María Pía Notari. Su hermana Giuditta entró en la congregación tres años después.
Durante el proceso canónico, la fundadora, que le había dado el nombre de María de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, dio testimonio de su vida virtuosa y de su fama de santidad.
La maestra de novicias declaró sobre sor María: "Durante su noviciado, bajo mi dirección, cumplió con admirable exactitud todos sus deberes religiosos, distinguiéndose entre sus compañeras especialmente en las virtudes de la santa obediencia y la humildad. No llamaba para nada la atención".
Realizó plenamente su vocación por amor a la Pasión de Jesús crucificado, a la Eucaristía y a la Virgen de los Dolores. Decía: "Me llamo sor María de la Pasión y debo asemejarme al Maestro".
Recibió varios encargos, entre ellos la dirección espiritual de sus hermanas como maestra de novicias, pero también otros más humildes, como cocinera, ropera y portera. Entre todos los trabajos prefería el de fabricar las hostias para la santa misa, pues lo veía como una prolongación de la adoración eucarística y como parte del carisma de su instituto.
Oraba continuamente; pasaba mucho tiempo del día, y a veces durante la noche, orando en el último lugar del coro, y permanecía en íntimo diálogo con Dios. La oración era el alimento de su alma.
Siempre fue ejemplar y edificante en la caridad y en la oración, y toda la comunidad la admiraba.
En uno de sus escritos manifiesta su ardiente celo apostólico con estas palabras: "Mientras en la tristeza de mi corazón consideraba hasta qué punto llega el encendido amor del Corazón del Verbo divino a los hombres, y que estos corresponden a tan gran amor con las más negras ingratitudes, me dije: Ah, Dios mío, ojalá pudiera salir al mundo para gritar por las plazas: Oh mundo ciego, abre los ojos y conoce a este Dios y ámalo. (...) El Amor no es amado, porque no es conocido".
Vivió los últimos días de su vida alimentándose únicamente de la Eucaristía.
Murió el 27 de julio de 1912.
Su fama de santidad se extendió por la heroicidad de las virtudes, por haberse ofrecido como víctima por los pecadores y los sacerdotes, y también por los dones sobrenaturales que coronaron el camino de su espiritualidad, santidad y mística.
Su aspiración era: "Quiero llegar a ser santa, amando a Cristo en la Eucaristía, sufriendo con Cristo crucificado, viendo a Cristo en los demás".
Fue beatificada el 14 de mayo de 2006.
• Felipe Hernández Martínez, Zacarias Abadía Buesa e
Santiago Ortiz Alzueta, Beatos
Julho 27 - Religioso e Mártir
Felipe Hernández Martínez, Beato
Mártir Religioso Salesiano
Martirológio Romano: Em Barcelona, Espanha, beatos Felipe Hernández Martínez, Zacarias Abadía Buesa e Santiago Ortiz Alzueta, religiosos da Sociedade Salesiana e mártires, que sofreram o martírio durante a perseguição contra a fé (1936).
Nació en Villena el 14 de marzo de 1913, en el seno de una familia sencilla de agriculores. Felipe, de carácter inquieto y algo revoltoso, ingresó a los 9 años en el Colegio Salesiano de su ciudad natal. Mientras estudiaba la enseñanza elemental, sintió la llamada de Dios a consagrarse como religiosos salesiano. En el otoño de 1924 ingresa en el Seminario de Campello.
En el año 1929 hizo su noviciado en Gerona, pronunciando los votos el día 1 de agosto de 1930. Terminados los estudios de Filosofía, comenzó su trienio práctico en Ciudadela (Menorca),donde uno de sus alumnos lo describe:
"alegre y expansivo, sabía contagiar a los niños su dinamismo, ponía especial interés en que los niños aprendieran a ayudar debidamente la santa misa. Era el clerigo ideal, que atraía por su piedad, la cual vivía realmente, y que trataba a todos con cariño y con una delicadeza extremada".
En octubre de 1935 marchó a Carabanchel Alto para comenzar sus estudios de Teología, yendo en el verano de 1936 a pasar las vacaciones a la Casa de Sarriá, donde encontró la muerte el 27 de julio por la noche, junto a dos salesianos más, D. Jaime Ortiz y D. Zacarías Abadía, y un sacerdote del Corazón de María, el P. Casals.
Debiendo salir de Sarriá, don Felipe, con el Hermano coadjtutor don Jaime Ortiz y un joven alumno de la Escuela de Mecánica, se dirigieron a una pensión de la calle Diputación, donde estaba hospedado un hermano del referido joven.
Con frecuencia se ponían en contacto con otros salesianos en lugares prefijados, para ayudarse y comunicarse las noticias más importantes. Los ratos que permnecían en la pensión, los dedicaban a la oración. A medida que pasaba el tiempo se iban dando cuenta de la verdadera gravedad de la situación.
Habiendo encontrado la casa de un capellán, acudían con frecuencia para oír la Santa Misa y confesarse. Aconsejados que se abstuvieran de semejantes imprudencias en las circunstancias en que se encontraban, Felipe contestó:
"Si he de morir, prefiero ver la muerte cara a cara y no ser sorprendido en la ratonera"
Un atardecer, mientras los religiosos se encontraban en la pensión, fueron detenidos. Ante el Comité que les juzgó, Jaime, según un testigo, confeso su condición de religioso salesiano, y que su misión era la de educar a la juventud obrera, a la cual por la módica pensión de dos pesetas diarias, el colegio proporcionaba alimentación, educación y una formación profesional que les permitía ganarse honradamente la vida. Murió el 27 de julio.
Fue beatificado por Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001.
• Modesto Vegas Vegas, Beato
Julho 27 - Presbítero e Mártir
Modesto Vegas Vegas, Beato
Presbítero e Mártir
Martirológio Romano: No povo de Llisà, perto de Barcelona, em Espanha, beato Modesto Vegas Vegas, presbítero da Ordem dos Irmãos Menores Conventuais e mártir, que derramou seu sangue por Cristo durante a perseguição contra a fé (1936).
El P. Modesto nació el 24 de febrero de 1912 en La Serna (Palencia). Hizo los estudios primarios en la escuela de su pueblo, e ingresó en el Seminario de Granollers en 1924. Aquí estudió humanidades, teniendo como profesores, entre otros, a los beatos Alfonso López y Dionisio Vicente. Hace allí mismo el noviciado con el P. Alfonso como maestro, y emite la profesión temporal el 27 de octubre de 1929. Comienza la filosofía en Granollers, pero completa los estudios eclesiásticos en Ósimo (Italia). Allí hace la profesión solemne, y es ordenado sacerdote el 29 de junio de 1934.
Regresa a España el 9 de octubre de aquel mismo año. En Granollers ejerce los ministerios de la predicación y de la reconciliación, apostolados que también desempeña en la comarca del Vallés Oriental. El ministerio de la reconciliación le permite ser portador y regalador de la misericordia de Dios Padre a los muchos penitentes que se acercaban a la iglesia conventual de Nuestra Señora de Montserrat y San Antonio de Padua. Su enfermedad y el dolor que le causaba, tanto físico como moral, le permitía ser generoso y acogedor con quienes se acercaban al confesonario y buscaban el perdón de Dios.
El 19 de julio de 1936, el P. Modesto dejó el convento y se refugió en casa de la terciaria franciscana Dolores Artigas Font, casada con José Anglada Artigas, en cuya casa prestaba servicios domésticos Carmen, hermana del religioso. Allí permaneció hasta el 27 de julio. Algunos vecinos debieron de alertar a la señora Dolores sobre los planes que los milicianos tenían de registrar su casa. El P. Modesto, enfermo como se encontraba, hacia las tres de la tarde abandonó dicha casa acompañado por su hermana Carmen, y se dirigió al Hospital-Asilo de Granollers, donde equivocadamente se creía que estaría más seguro. A mitad del camino, en el paso a nivel del tren en la antigua carretera de Cardedeu y a corta distancia del hospital, a pesar de que iba vestido de seglar, un grupo de niños lo reconoció y comenzaron a gritar y a llamarle por su nombre: «¡Padre Modesto! ¡Padre Modesto!» Esto alertó a un grupo de milicianos de la FAI, que se hallaban desparramados por todas las esquinas de Granollers, y lo detuvieron.
Inmediatamente lo condujeron al Comité Revolucionario de Granollers, delante del cual confesó su condición de religioso franciscano y sacerdote. Por este motivo fue víctima de todo género de injurias y vituperios: sólo por ser fraile y sacerdote fue inmediatamente detenido, para horas más tarde ser conducido a la muerte. Le pidieron la documentación, a lo que respondió que no la tenía consigo, pero que se encontraba en casa de su hermana. Cuenta su hermana Carmen, que siempre permaneció al lado de Modesto, que durante el interrogatorio «los del Comité preguntaron a mi hermano si era religioso, lo que no negó ni afirmó. Fui yo la que negué esta condición de mi hermano, con el fin de salvarlo de una muerte que creía segura. Nos invitaron a sentarnos un momento para que nos recordáramos de esto. Durante este tiempo, mi hermano me rogó que no ocultase su condición de religioso, y yo me oponía a ello. Interrogado nuevamente, aun siendo consciente del peligro mortal que implicaba semejante confesión, mi hermano afirmó ser religioso: "Soy un religioso y sacerdote franciscano!" A la confesión de mi hermano, los rojos prorrumpieron en horrendas blasfemias, y en acusaciones contra los curas y los frailes». «Entonces mi hermano, con calma y serenidad, replicó: "¡No es cierto! ¡Los curas y los frailes no hacemos mal a nadie! ¡Por el contrario, hacemos todo cuanto está a nuestro alcance en beneficio de los demás!" Entonces un ex-seminarista, lleno de ira y de rabia, contestó: "¡No seas embustero! ¡Yo he estudiado con curas y frailes y os conozco bien! ¡Todos debéis ser quemados vivos!"»
Acabado el interrogatorio dejaron en libertad a Carmen y no así Modesto, a quien inmediatamente hicieron subir a un camión, con la excusa de llevarlo a la cárcel. El camino no era el de la prisión, sino el del martirio. Lo condujeron al bosque de Can Montcada, término municipal de Lliçà d´Amunt, a unos cuatro kilómetros de Granollers, donde fue fusilado hacia las cinco de la tarde de aquel 27 de julio de 1936. En su vía dolorosa había continuado el diálogo entre el condenado a muerte y los verdugos, por cuanto refiere Dolores Anglada, que dice haberlo oído contar a uno de los asesinos del P. Modesto. Éste les dijo: «¿Me lleváis a la muerte?» «¡No!», le respondieron ellos. Pero el P. Modesto, que estaba seguro que pretendían su muerte, les dijo: «¿No tenéis compasión con un pobre enfermo?» Le respondieron: «¡Si realmente estás enfermo, ya no tienes nada que hacer en esta vida! ¡Nosotros te vamos a llevar a un lugar donde, según tus creencias, estarás mucho mejor!»
Su cuerpo estuvo abandonado tres días, hasta la tarde del 30 de julio. Fue enterrado en el cementerio de Lliçà d´Amunt en una fosa común. El acta de defunción lo describe como «sujeto desconocido, de unos veinticinco a treinta años».
Em 11 de Março de 2001, o papa João Paulo II o beatificou, junto a 233 mártires da perseguição religiosa em Espanha (1936-39).
• Celestino I, Santo
Julho 27 - XLIII Papa
Celestino I, Santo
XLIII Papa
Martirológio Romano: Em Roma, no cemitério de Priscila, na via Salária, são Celestino I, papa, que se preocupou de que a Igreja se mantivesse na verdadeira fé e ampliasse seus limites, instituiu o episcopado na Grã Bretanha e Irlanda e promoveu a celebração do Concilio de Éfeso, em que se condenou a Nestório e se saudou a María como Mãe de Deus (432).
Papa de 10 de Setembro de 422 al 27 de Julho de 432
Nada se conoce de su historia antigua, excepto que fue un romano y que el nombre de su padre fue Priscus. Se dice que vivió durante un tiempo en Milán con San Ambrosio. La primera noticia, sin embargo, que está consignada en un documento de San Inocencio I, en el año 416, indica que Celestino habría sido un diácono.
En 418, San Agustín le escribió de una manera reverencial. El sucedió a San Bonifacio I, como papa, el 10 de septiembre de 422 (de conformidad con Tillemont, aunque los bollandistas indican como fecha el 3 de noviembre). Murió el 26 de julio de 432, habiendo cumplido en el pontificado nueve años, diez meses y dieciséis días. A pesar de los tiempos tumultuosos de Roma, fue electo sin ninguna oposición, tal y como se dice en una carta de San Agustín (Epist., cclxi). La misma fue escrita al pontífice muy poco después de haber sido nombrado como tal. En ella, el gran doctor le pide su asistencia en arreglar las dificultades con Antonio, Obispo de Fessula en Africa.
San Celestino I, sucesor de Bonifacio I, era un hombre de mucha energía y al mismo tiempo de conmovedora liberalidad. Mientras se preocupaba por la restauración de Roma, no perdía de vista los intereses espirituales de toda la cristiandad. Defendía el derecho del Papa y de recibir apelaciones por parte de cualquier fiel, laico o clérigo, y respondía con solicitud.
Al Papa se le pedía sobre todo establecer normas según las cuales todo fiel tenía que conformar su propia conducta. De estas respuestas, que se conocen con el nombre de Decretales, tomó forma el primer embrión del derecho canónico.
Escribió cartas a los obispos para corregir abusos, disipar dudas doctrinales, combatir herejías, o simplemente para prohibir a los obispos llevar el cinturón o el manto propios de los monjes. Tuvo correspondencia con el amigo obispo de Hipona, San Agustín, cuya doctrina, a un año de la muerte, defendió calurosamente en la disputa antipelagiana, con palabras que consagraron definitivamente la autoridad y la santidad.
Los últimos días del pontificado de Celestino se caracterizaron por la lucha en el este en contra de la herejía de Nestorius. Nestorius quien había llegado a ser Obispo de Constantinopla en 428, primero dio una gran satisfacción, tal y como podemos ver en una carta dirigida por él a Celestino. Pronto se levantaron sospechas de su ortodoxia por recibir amablemente a los pelagianos, que habían sido rechazados por el papa en Roma. Poco después, rumores sobre sus enseñanzas acerca de la personalidad dual de Cristo, llegaron a Roma. Celestino comisionó a Cirilo de Alejandría para que investigara e hiciera un reporte.
Cirilo encontró que Nestorius profesaba abiertamente sus herejías y envió un recuento completo de la situación a Celestino. En un Sínodo en Roma (430) el Papa condenó solemnemente los errores de Nestorius, y ordenó a Cirilo que en su nombre, procediera contra el hereje quien fue incomunicado y depuesto, a menos que en diez días hiciera una declaración por escrito mediante la cual se retractara de sus errores.
En cartas escritas en el mismo día a Nestorius, a los clérigos, la gente de Constantinopla, Juan de Antioquia, Juvenal de Jerusalem, Rufus de Thessalonica, y Flavian de Filipi, Celestino anuncia la sentencia contra Nestorius y comisiona a Cirilo para que ejecute la decisión. De manera simultánea, restaura a todos los que habían sido excomunicados o privados de derechos por Nestorius.
Cirilo envía la sentencia papal y su propio anatema a Nestorius. El emperador ahora establece un concilio general que ser reunirá en Efesio. A este concilio Celestino envia como delegados a Arcadius, y Projectus, obispos, y a Filipo, un sacerdote, quienes deben actuar en coordinación con Cirilo. Sin embargo, ellos no estuvieron involucrados en discusiones, sino que debían juzgar las opiniones de otros. Celestino in todas sus cartas aume que su propia decisión es ya la final, y Cirilo y el concilio se manifiesta “compelido por los cánones sagrados y las cartas de Nuestro Más Santo Padre, Celestino, Obispo de la Iglesia Romana.”
El último acto oficial de Celestino, fue enviar a San Patricio a Irlanda, quizá sobrepasando todas las expectativas en esta acción de grandes consencuencias para el bien. Ya había enviado con anterioridad (431) a Palladius como obispo de los “Scots (i.e. irlandeses) creyentes en Cristo.” Pero Palladius abandonó pronto su misión en Irlanda y murió al año siguiente en Bretaña.
El Papa Celestino I murió el 27 de julio del año 432, y fue sepultado en el cementerio de Priscila, en una capilla adornada con frescos que representaban los episodios del reciente Concilio de Éfeso, que había proclamado solemnemente la maternidad divina de María.
En el año 817 las reliquias del Santo Pontífice fueron trasladadas a la basílica de Santa Práxedes, y parte de ellas parece que fueron llevadas a la catedral de Mantua.
fonte: ENCICLOPÉDIA CATÓLICA
94006 > Beato Andrea Jimenez Galera Sacerdote salesiano, martire 27 luglio
92802 > Sant' Antusa dell’Onoriade Vergine, fondatrice 27 luglio MR
90524 > Sant' Arnaldo di Lione Vescovo 27 luglio
91645 > San Bertoldo di Garsten Abate benedettino 27 luglio MR
48700 > San Celestino I Papa 27 luglio MR
91041 > Santi Clemente di Ochrida, Gorazdo, Nahum, Saba e Angelario Apostoli della Bulgaria 27 luglio MR
64560 > San Desiderato di Besancon Vescovo 27 luglio MR
64580 > Sant' Ecclesio Celio Vescovo 27 luglio MR
92245 > Beato Filippo Hernandez Martinez, Zaccaria Abadia Buesa e Giacomo Ortiz Alzueta Religiosi e martiri 27 luglio MR
94254 > San Fronimio di Metz Vescovo 27 luglio
64590 > San Galattorio di Lescar Vescovo 27 luglio MR
90299 > Beato Giacomo Papocchi da Montieri Eremita 27 luglio
64640 > Beato Gioacchino Vilanova Camallonga Sacerdote e martire 27 luglio MR
90396 > Santa Giustina Vergine e martire 27 luglio
64630 > Beato Guglielmo Davies Martire 27 luglio MR
64610 > Beata Lucia Bufalari di Amelia 27 luglio MR
93074 > Beata Maria Clemenza di Gesù Crocifisso (Elena) Staszewska Vergine e martire 27 luglio MR
90840 > Beata Maria della Passione (Maria Grazia Tarallo) Religiosa 27 luglio
90389 > Beata Maria Maddalena (Margherita) Martinengo Religiosa 27 luglio MR
93133 > Beato Modesto Vegas Vegas Sacerdote e martire 27 luglio MR
64550 > Santa Natalia e compagni Martiri a Cordova 27 luglio MR
92041 > Beato Nevolone Eremita 27 luglio MR
64570 > Sant' Orso Abate 27 luglio MR
64575 > San Pantaleone Medico e martire 27 luglio MR
33700 > San Raimondo Zanfogni, detto Palmerio Laico 27 luglio - Comune MR
64620 > Beato Roberto Sutton Martire 27 luglio MR
92466 > Santi Sette Dormienti di Efeso 27 luglio MR
64600 > San Simeone di Egee Diacono e stilita 27 luglio
92842 > San Simeone Stilita il Vecchio 27 luglio MR
91671 > Sant' Ugo di Lincoln Fanciullo martire 27 luglio
sites: www.es.catholic.net/santoral - www.jesuitaqs.pt - www.santiebeati.it
Recolha, transcrição e tradução (só dos primeiros parágrafos) por António Fonseca