quarta-feira, 7 de setembro de 2011

Nº 1035 - (229) - 7 DE SETEMBRO DE 2011 - SANTOS DE CADA DIA - 3º ANO

Nº 1035

BEATO VICENTE DE SANTO ANTÓNIO

Mártir (1590-1629) – (*) Ver também em 28 de Setembro)

Nasceu no Castelo de Albufeira, em 1590, nesse extremo sul onde o nosso litoral se touca de amendoeiras e o mar parecia convidá-lo para novos caminhos e horizontes. Seus pais, António Simões e Catarina Pereira, educaram-no na piedade e bons costumes e, passada a infância, enviaram-no para Lisboa, onde, depois de ter revelado um talento multiforme ao longo duma carreira eclesiástica, se ordenou sacerdote aos 27 anos. Quatro anos depois, em 1621, já estava no México, onde entrou na Ordem de Santo Agostinho. Feita a profissão, cedo sentiu inflamar-se-lhe a alma no fervor das missões, com aspirações ao martírio na perseguição religiosa do Japão;e para lá partiu em 1623. Uma vez chegado, mudou de traje e de nome, fazendo-se caixeiro ambulante pela ruas de Nagasáqui para poder entrar nas casas e introduzir-se nas famílias, onde converte os gentios e consola e encoraja os cristãos perseguidos. E assim infatigavelmente, durante alguns anos, trabalha em contínuas catequeses, pregações e administração dos sacramentos. Descoberto e preso em 1629, procuram fazê-lo renegar da sua fé cristã, religiosa e sacerdotal, sujeitando-o a cinco banhos sucessivos de água a ferver. Mas ele manteve-se invulnerável até ao derradeiro combate, o tormento do fogo. Constância de mártir e perseverança de apóstolo foram, os dois maiores clarões desta ascensão à glória que ficaram ainda mais expressamente estampados nas fervorosas cartas dos seus últimos dias, como nos últimos discursos que, até ao momento do martírio, dirigiu aos circunstantes, cristãos e infiéis. A uma tão nobre como bela figura do nosso cristianismo de antanho e missionação pelo Oriente. Já sua terra natal prestou as suas justas homenagens comemorativas. Ao celebrar-se, em 1967, o primeiro centenário da beatificação dos sete intemeratos portugueses martirizados no Japão, a vila de Albufeira quis comemorar, com, um congresso a propósito, o valor, a santidade e acção missionária do seu emérito filho, o beato Vicente de Santo António. As celebrações realizaram-se nos fins de Agosto e até 3 de Setembro , data do martírio do bem aventurado sacerdote e missionário, ficando, desde esses dias, a atestar a sua vida e acção gloriosa uma estátua na sua terra natal. Do livro SANTOS DE CADA DIA, de www.jesuitas.pt.

SÃO CLODOALDO ou CLOUD

Sacerdote (560)

Ao morrer, Clodomiro, filho de Clóvis e rei de Orleães, deixou três filhos: Teodobaldo, Gontário e Clodoaldo. Os dois primeiros foram assassinados em 533 por seus tios, Childerico, rei de Paris, e Clotário, rei de Soissons, que se apoderaram, dos estados do defunto rei de Orleães. Só escapo Clodoaldo, e é este que os Franceses veneram com o nome de Saint Cloud. Cortou ele o cabelo para mostrar que renunciava ao mundo e se consagrava ao serviço de Deus. Levou durante algum tempo vida de eremita nos arredores de Paris, sob a direcção de S. Severino; a seguir, passou à Provença, onde permaneceu durante alguns anos. Conta-se que, para se subtrair à veneração de que se tornou objecto, decidiu deixar essa região, e regressar a Paris, onde foi ordenado sacerdote, em 551, pelo bispo Eusébio. Não tendo já nada a recear dele, os tios deram-lhe uma pequena propriedade, situada nas margens do Sena, distante duas léguas de Paris. Foi esse o último local do seu recolhimento, onde construiu uma igreja e onde mais tarde surgia a cidade de Saint Cloud. Faleceu ele por 560. Do livro SANTOS DE CADA DIA, de www.jesuitas.pt.

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Regina,Santa
Setembro 7 Mártir,

Regina,Santa

Regina,Santa

Virgen y Mártir

Martirologio Romano: Em Alesia, no território dos eduos, na Gália, santa Regina, mártir (s. inc.). Filha de um ciudadano pagano de Alise, en Borgoña, la santa -cuya madre falleció al dar la luz- fue entregada a una nodriza que era cristiana y que la educó en la fe. Su belleza atrajo las miradas del prefecto Olybrius, quien, al saber que era de noble linaje, quiso casarse con ella, pero ella se negó a aceptarlo y no quiso atender los discursos de su padre, quien trataba de convencerla para que se casara con un hombre tan rico. Ante su obstinación, su padre decidió encerrarla en un calabozo y, como pasaba el tiempo sin que Regina cediese, Olybrius desahogó su cólera haciendo azotar a la joven y sometiéndola a otros tormentos. Una de aquellas noches, recibió en su calabozo el consuelo de una visión de la cruz al tiempo que una voz le decía que su liberación estaba próxima. En el momento de la ejecución (decapitación), apareció una paloma blanquísima que causó la conversión de muchos de los presentes. La devoción a la santa aumentó a partir del siglo VII.

Ralph Corby y Juan Duckett, Beatos
Septiembre 7 Presbíteros y Mártires,

Ralph Corby y Juan Duckett, Beatos

Ralph Corby y Juan Duckett, Beatos

Presbíteros y Mártires

Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, beatos Ralph Corby, jesuíta, y Juan Duckett, presbíteros y mártires, que, siendo rey Carlos I, fueron condenados a muerte en el patíbulo de Tyburn por haber entrado en Inglaterra como sacerdotes, alcanzando así la palma celestial (1644). Fecha de beatificación: 15 de diciembre de 1929 por el Papa Pío XI.  Juan Ducket nació en Inglaterra, en l613, en la región de Yorkshire. Se cree que era sobrino del beato Jaime Ducket, quien también fue mártir. Realizó los primeros estudios en un colegio inglés de la ciudad de Douai (Francia), donde más tarde recibió la ordenación sacerdotal. Anos después concurrió a la universidad de París.  Al confesar que era sacerdote católico, fue enviado a Londres y encarcelado en un presidio de las cercanías. Allí lo acompañó el padre Ralph Corby, sacerdote jesuíta, también apresado cuando celebraba misa en la localidad de Hamsterley Hall. Este último vio la luz en 1598 en Maynooth, Todos los miembros de su familia habían ingresado a la vida consagrada. Su padre y dos de sus hermanos pertenecían a la compañía de Jesús, y dos hermanas eran benedictinas en Bruselas. Ralph Corby se incorporó a la Compañía en Watten (Vlandes). Tenía treinta y cuatro años cuando comenzó su apostolado en Inglaterra, en el condado de Durham, de donde era oriunda su familia. Durante doce años trabajó infatigablemente, sosteniendo con su palabra de fe a los fieles, atemorizados por la persecución de la corona. En el mes de setiembre ambos sacerdotes fueron condenados a morir en el patíbulo. Fuera de Inglaterra, los jesuitas trabajaron para conseguir la libertad del padre Corby, quien al enterarse ofreció su lugar al padre Ducket, cosa que éste no aceptó. Las gestiones emprendidas para liberarlos fracasaron, y el día 7 de setiembre de 1644 fueron llevados a Tyburn. Tranquilos y sonrientes marcharon hacia el lugar del suplicio. El padre Ducket bendecía a todos aquellos que se acercaban. A un pastor protestante que quiso convertirlo, lo atajó diciendo: "No he venido a este lugar para que me enseñen mi fe, sino a morir por ella". Puestos bajo las respectivas horcas, el padre Corby habló a los que allí se hallaban, exaltando la fe católica y su alegría por haber merecido la palma del martirio. La víspera de la ejecución, el beato Juan Ducket escribió una carta al vicario apostólico de Inglaterra, quien en ese entonces se hallaba en París. En ella le expresaba que no temía a la muerte, que la recibiría con júbilo, "porque Cristo es mi vida y la muerte mi victoria". Si usted tiene información relevante para la canonización de los Beatos Juan y Ralph, por favor contacte a: Catholic Bishops Conference of England and Wales 39 Eccleston Square London SW1V 1BX, UNITED KINGDOM ¡Felicidades a quienes lleven estos nombres!

Evorcio o Evodio, Santo
Septiembre 7 Obispo,

Evorcio o Evodio, Santo

Evorcio o Evodio, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Orleans, en la Galia Lugdunense (hoy Francia), san Evorcio, obispo (s. IV). Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa. Viajando en el tiempo, nos encontramos hoy en Orleáns. Resulta que había un concilio y había reunidos muchos obispos para tratar el la condena de las herejías reinantes en aquellos turbulentos años del 358. Estaban trabajando a fondo. Mientras hacía un día la oración acostumbrada, entró un desconocido y todos pusieron cara de sorpresa. Un guardián del templo, picado por la curiosidad, se acercó a él y le preguntó qué hacía allí. "Soy subdiácono de la Iglesia y mi nombre es Evorcio. Mi patria es Benevento y vengo en busca de mis hermanos Eumorcio y Casia. Están cautivos y quiero que le den la libertad". El guaria le llevó a su casa y lo alojó en ella. Al día siguiente se puso en camino. El guardia lo llamó y le dijo: "Amigo de Dios, ¿no sabes lo que pasa aquí? Desde que murió el obispo, no han encontrado a un sucesor.  Hay dos bandos y nadie se entiende. Quédate con nosotros". Se fue a la iglesia y se colocó al lado del guardián. Rezaron juntos. Y en ese momento apareció una blanca paloma sobre Evorcio.
Todos, sin dudarlo, le nombraron obispo, y gobernó la diócesis durante 30 años. Murió el 7 de septiembre del 388. ¡Felicidades a quien lleve este nombre! Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com

Ignacio Klopotowski, Beato
Septiembre 7 Sacerdote y Fundador,

Ignacio Klopotowski, Beato

Ignacio Klopotowski, Beato

Sacerdote y Fundador de la Congregación de las
Religiosas de la Bienaventurada Virgen María de Loreto

Martirologio Romano: En Powazki, Polonia, beato Ignacio Klopotowski, presbítero y fundador (1931) Fecha de beatificación: Fue beatificado el 19 de junio de 2005 en el pontificado de S.S. Benedicto XVI  Nació el 20 de julio de 1866 en Korzeniówka, en la región de Podlasie. Frecuentó el instituto de estudios clásicos de Siedlce. En 1883 entró en el seminario mayor de Lublin. Para completar los estudios, al cuarto año fue enviado a la Academia de teología de San Petersburgo, donde obtuvo la licenciatura en teología. Recibió la ordenación sacerdotal el 5 de julio de 1891 en la catedral de Lublin, de manos de monseñor Franciszek Jaczewski.  Después de la ordenación, fue nombrado vicario parroquial en la parroquia de la Conversión de San Pablo. En 1892 fue designado capellán del hospital de San Vicente y profesor del seminario mayor, donde durante catorce años enseñó, entre otras disciplinas, sagrada Escritura, teología moral y derecho canónico.  En su trabajo pastoral se encontró muchas veces con la miseria moral y material, el desempleo, la ignorancia y el subdesarrollo; estas eran las condiciones en que vivía gran parte de la sociedad de entonces. Para paliar estas situaciones, fundó diversas instituciones de beneficencia: una casa de trabajo retribuido, una escuela profesional, el hospicio de San Antonio para mujeres de la calle, orfanatos, residencias de ancianos, etc.  El padre Klopotowski, que estaba atento a la voz de Dios y la reconocía ante todo en la oración y en las circunstancias concretas de la vida, no se contentó con satisfacer las necesidades básicas de los más pobres, sino que también quiso llevarles ayuda espiritual, preocupándose a la vez por su situación cultural. Su vida se polarizaba en torno a la Eucaristía. El rosario era para él un importante elemento de la piedad mariana. En particular, cuando Polonia se liberó de Rusia, promovió incansablemente la educación cristiana de niños y jóvenes, defendiendo con empeño la figura de la madre en el hogar y su papel insustituible en la educación de los hijos y en la transmisión de las primeras nociones de la fe.  Ya durante los primeros años de su sacerdocio publicó libros de oración y de contenido religioso. En 1905 empezó a publicar el diario "Polaco-Católico", el semanario "La Semilla" y la revista mensual "El Buen Domingo". Su celo por la difusión del rosario lo impulsó a publicar la revista mensual "Círculo del Rosario"; fruto de su amor a la niñez es la publicación "El Ángel Custodio". En uno de sus escritos decía: "Todo niño abrazado contra el corazón, toda existencia humana salvada de la muerte, todo centésimo sumado a una obra buena, son un gran mérito ante la patria".  Con el fin de garantizar la continuidad de la acción apostólica mediante la palabra impresa, el 31 de julio de 1920 fundó la congregación de las Religiosas de la Bienaventurada Virgen María de Loreto. Sabía que la vocación del sacerdote consiste en guiar a las personas a la salvación. Para lograrlo a través de los medios de comunicación más modernos de su tiempo, se inspiraba en las exhortaciones de los Sumos Pontífices León XIII y Pío X a oponer a la prensa negativa la fuerza de la buena. Por lo demás, consideraba la palabra impresa como la prolongación del ambón y un medio muy idóneo para difundir el reino de Dios en la tierra. Murió el 7 de septiembre de 1931, y fue enterrado en el cementerio de Powazki.  Si usted tiene información relevante para la canonización del beato ignacicio, contacte a: ul. Sierakowskiego 6 03-717 Warszawa, POLONIA Reproducido con autorización de Vatican.va

Eugenia Picco, Beata
Septiembre 7 Virgen,

Eugenia Picco, Beata

Eugenia Picco, Beata

Virgen

Martirologio Romano: En Parma, ciudad de la Emilia, en Italia, beata Eugenia Picco, virgen, de la Congregación de las Pequeñas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, que, entregada al cumplimiento de la voluntad de Dios, promovió la dignidad de la mujer y se dedicó a la formación de las religiosas (1921). Fecha de beatificación: Fue beatificada el 7 de octubre de 2001 por S.S. Juan Pablo II.  "Como Jesús ha escogido el pan, algo tan común, así debe ser mi vida, común... accesible a todos y, al mismo tiempo, humilde y escondida, como lo es el pan". Estas palabras de Eugenia Picco brotan de una larga contemplación de Jesús, Pan de vida, entregado por todos. A esta contemplación Eugenia llega tras un largo y doloroso camino. Nace en Crescenzago (Milán) el 8 de noviembre de 1867 de José Picco y Adelaida del Corno. El padre es un excelente músico de «La Scala» de Milán, ciego. La madre es una mujer frívola, que no ama a su marido, sino que prefiere el dinero, el éxito y los viajes. De Eugenia cuidan habitualmente los abuelos y encuentra a sus padres durante las breves pausas que se conceden entre una gira y otra, hasta que un día la madre vuelve sola, sin su marido, dándolo por muerto. Eugenia, no sabrá nunca nada de su padre. Desde este momento la madre obliga a la hija a vivir con ella y con su amante, del que luego tendrá otros dos hijos. Eugenia crece en un ambiente irreligioso y moralmente malsano, teniendo que convivir entre los deseos mundanos de la madre que la quiere cantante famosa y con el amante de la madre que la molesta y la fastidia frecuentemente. «Peligros y ocasiones tanto en casa como afuera» dirá luego Eugenia recordando aquellos años de tribulación y aquel «instintivo» anhelo de orar, de mirar hacia arriba, en el silencio de la austera basílica de S. Ambrosio de Milán, donde cada día va a pedir ayuda a Dios, casi sin conocerlo. Hasta que una tarde de mayo de 1886, Eugenia siente dentro de sí la llamada a la santidad y desde aquel instante caminará, con prontitud y fidelidad indefectibles hacia la perfección. A los veinte años Eugenia decide amar a Jesús y ser santa. Ingresa en la todavía joven Familia Religiosa de las Pequeñas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María huyendo de casa el 31 de agosto de 1887, siendo inmediatamente acogida, comprendida y amada por el Fundador, el venerable Agustín Chieppi. El 26 de agosto de 1888 comienza el noviciado y el 10 de junio de 1891 emite la primera profesión religiosa en manos del mismo Fundador. Hace la profesión perpetua el 1 de junio de 1894.
Simple y humilde, fiel y generosa, se entrega sin reservas a las alumnas del Colegio de las que es maestra de música, canto y francés; a las novicias de las que es madre y maestra; a las hermanas como archivista, Secretaria general y Consejera. En junio de 1911 es elegida Superiora general permaneciendo en el cargo hasta la muerte. Mujer valiente, hace voto de cumplir con perfección serena y tranquila los deberes de Superiora y esto para cumplir la voluntad de Dios. Animadora sabia y prudente de la Congregación de las Pequeñas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, durante su gobierno desarrolla una actividad iluminadora y prudente para una organización definitiva del Instituto, proponiéndose cumplir las directrices transmitidas por el Fundador. Para todos es madre, especialmente para los pobres, para los pequeños y para los marginados, a los que sirve con caridad generosa e incansable. Las necesidades y los dramas de muchos hermanos durante la gran guerra de 1915-1918 le abren aun más el corazón para acoger todo llanto, tanto dolor y toda preocupación social o privada. Su principal apoyo, el eje vital de su vida interior y de toda la obra y trabajo apostólico es para Sor Eugenia la Eucaristía, su gran amor, centro de piedad, alimento, consuelo y gozo de sus jornadas densas de oración y de fatiga. Jesús le infunde su celo por la salvación de las almas, su deseo ferviente de llevar a todos a la Casa del Padre y es en su ardiente amor a Jesús donde se encuentra la explicación de su incesante actividad caritativa. De salud débil, con un cuerpo consumido por la tuberculosis ósea, tiene que someterse, el año 1919, a la amputación de la extremidad inferior derecha. Sor Eugenia se ofrece con toda disponibilidad a cumplir los planes del Padre sobre ella, pronta a cualquier inmolación, mostrándose siempre la amiga sonriente de Jesús, de los hermanos y del mundo. Este dinamismo que concentra todos sus deseos y toda su voluntad en Dios, esta decisión resuelta de caminar hacia la perfección, expresada en una vida de mortificación, de pureza, de obediencia, de heroismo, de obras virtuosas, viviendo lo ordinario y más humilde de la vida de manera extraordinaria, es el clima en el que se desarrolla la existencia de Sor Eugenia Picco. En la enfermedad y en la muerte cumple su total consagración a Dios. Sor Eugenia muere santamente el 7 de septiembre de 1921.
Su fama de santidad pervive e incluso irá en aumento después de su muerte. Por todas partes se oyen expresiones de devota admiración y veneración hacia Sor Eugenia, considerada por todos como ejemplo de extraordinaria virtud y modelo de piedad, celo, prudencia, espíritu de sacrificio y sabiduría. Comenzado el Proceso de beatificación en septiembre de 1945, el 18 de febrero de 1989 fue reconhecido el ejercicio heroico de las virtudes y el 20 de diciembre de 1999 se publicó el Decreto sobre el milagro, atribuido a su intercesión, que reconoce la curación prodigiosa de Camilo Talubingi Kingombe de la diócesis de Uvira (ex Zaire) acaecida el 25 de agosto de 1992. El 7 de octubre del 2001, Juan Pablo II la proclama «beata». La luz que acompañó los pasos de Eugenia niña, contemplada sólo por Dios, la luz que brilló de repente en los días de su juventud, la luz que la condujo a la santidad, la luz a través de la cual ha llegado a la vida de tantos hermanos y hermanas desorientados y confusos, se transforma en mensaje para hoy, cuando tanto se insiste sobre los condicionamientos psicológicos negativos, que pueden provenir de situaciones dificiles, sin tener debidamente en cuenta lo que puede la gracia cuando es acogida y secundada. Si usted tiene información relevante para la canonización de la Beata Eugenia, contacte a: P.le S. Giovanni, 7 43100 Parma, ITALY Reproducido con autorización de Vatican.va

Juan Bautista Mazzucconi, Beato
Septiembre 7 Presbítero y Mártir,

Juan Bautista Mazzucconi, Beato

Juan Bautista Mazzucconi, Beato

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En la isla Woodlark, en Oceanía, beato Juan Bautista Mazzucconi, presbítero del Instituto de Milán para Misiones Extranjeras y mártir, que después de dos años evangelizando, ya exhausto por fiebres y llagas, fue decapitado por odio a la fe (1855). Fecha de beatificación: Juan Pablo II lo beatificó en el año 1984.  Sus padres eran dueños de una hilandería y muy estimados por su generosidad. Tuvieron doce hijos, de los cuales tres se hicieron sacerdotes y cuatro fueron monjas. Juan, el noveno hijo, es ordenado sacerdote en el 1850 y enseguida entra en el Seminario para las misiones extranjeras recientemente fundado (actualmente lo conocemos como PIME: Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras). Con él los aspirantes a misioneros son seis, y empiezan una preparación apasionada, pero incompleta por el lugar en que serán enviados: Oceanía. En el marzo de 1852 se embarcan en Londres con destino a Australia cinco presbíteros: Paolo Reina, Carlo Solerio, Timoleone Raimondi, Ángel Ambrosoli y Juan Mazzucconi, junto con los catequistas Luis Tacchini y José Corti. De Australia parten, en octubre, a su zona misionera, se dividen en grupos sobre las islitas Rook y Woodlark, cerca de Nueva Guinea. Reciben las consignas de los misioneros Maristas, que se retiran totalmente maltrechos.  Mazzucconi, con el Padre Reina, el Padre Ambrosoli y José Corti, se establece en Rook. Pero pronto cai enfermo: y su aspecto doliente le hace recibir con mayor fuerza la hostilidad de los isleños. Mazzucconi descubre pronto que "los padres y las madres matan más que la mitad de sus hijos" apenas nacidos. Todo va mal. Pero él acepta la situación, se empeña en entender a los lugareños y busca medios para ganar la confianza de aquellos, venciendo las dificultades y peligros. Luego da fiebres terribles tiene que ir a recibir tratamiento médico en Australia. Una vez curado, se reenbarca, y cuatro meses después reaparece en Woodlark en una goleta de nombre Gazelle. Aquí se entera que el Corti ha muerto, y que todos los misioneros han tenido que regresar a Australia, sin haber podido comunicarle a él sobre ese retorno. Estaba pues tan solo con la tripulación de la Gazelle. Y es el primero a morir: un notable de la isla, sube al barco aparentando deseos de saludarlo, lo derriba con un golpe de hacha en la cabeza, luego más hombres abordan la nave, todo es matanza y saqueo. Los cuerpos de las víctimas acaban en mar. Después de meses una expedición de Australia llega a la islita, recoge testimonios del crimen, sobre el sitio en que tuvo lugar y sobre como fue su suplicio.  125 años después, el PIME ha vuelto, un miembro de aquél instituto, contemporáneo nuestro, ha escrito sobre Juan Bautista Mazzucconi: "No es un personaje que tenerlo en un nicho... Es un joven moderno y actual, por la sensibilidad y mentalidad que tuvo, por el camino que trazó, por la vocación misionera que realizó" (Piero Gheddo).  Reproducido con autorización de Santiebeati.it

Marco Crisino (Krizevcanin), Santo

Septiembre 7 Presbítero y Mártir,

Esteban (István) Pongracz. SantoMarco Crisino (Krizevcanin), SantoMelchor Grodziecki, Santo

Marco Crisino (Krizevcanin), Santo - Esteban (István) Pongracz. Santo -  Melchor Grodziecki, Santo

santos mártires Marcos Crisino, presbítero de Esztergom, Esteban (István) Pongracz y Melchor Grodziecki

Martirologio Romano: En Kosice, en los montes Cárpatos, santos mártires Marcos Crisino, presbítero de Esztergom, Esteban (István) Pongracz y Melchor Grodziecki, presbíteros jesuitas, a quienes ni el hambre, ni las máquinas, ni los tormentos del fuego les hicieron abjurar de la fe católica (1619). Fecha de canonización: El papa San Pío X los beatifica en 1905. El papa Juan Pablo II los canoniza solemnemente en la ciudad de Kosice, el 2 de julio de 1995.  Antecedentes Entre los años 1618 y 1648 se suceden en Europa Central grandes disputas confesionales, a nivel local y de naciones, entre católicos sostenidos por el Imperio y protestantes que buscan afianzarse. La procesión católica del evangelista San Marcos, realizada en 1606, en la ciudad imperial protestante de Donauwörth es atacada muy duramente por los luteranos. Baviera interviene y, por la fuerza, restablece la paz. Los luteranos responden estableciendo en 1608 la Unión protestante bajo la guía del elector del Palatinado. Los católicos se organizan, al año siguiente, en la Liga católica bajo la dirección de Baviera. La situación, por cierto es tensa, pero en los años inmediatamente posteriores no se producen confrontaciones bélicas.
La chispa incendiaria se produce en Bohemia. Dos iglesias protestantes, en Braunau y Klostergrab, han sido construidas en solares pertenecientes a conventos católicos. El hecho es declarado contra la Carta de soberanía de 1609. Las iglesias son clausuradas y después destruidas. La rebelión protestante de Bohemia comienza con la defenestración de Praga en el año 1618. Se establece un gobierno corporativo y una confederación con los estados de Austria superior y de Transilvania. Los sublevados no reconocen, por cierto, al emperador Fernando II y eligen al calvinista Federico V como rey de Bohemia. Fernando II comprende que su poder está amenazado no sólo en Bohemia, sino también en Hungría y en Austria. Consigue las ayudas de Baviera, España, de la protestante Silesia y del papa Pablo V. Los protestantes se apoyan en el príncipe calvinista Gabor Bethlen que domina en la Transilvania. Los ejércitos se enfrentan con mucho odio. En un comienzo, el triunfo fue de los calvinistas. En 1620 termina por imponerse el emperador. En esta primera etapa de la Guerra de los Treinta años sucede, en la ciudad de Kosice (actualmente en Eslovaquia), la muerte de los santos Melchor Grodziecki, István Pongrácz y Marcos Krizevcanin.  Marco Krisevcanin Marko Stjepan Krizevcanin nace en Korosy, Croacia en el año 1588. A los 12 años sus padres lo envían al Colegio de la Compañía de Jesús en Viena. En los cursos superiores del mismo Colegio está Melchor Grodziecki. Al terminar los estudios clásicos hace un discernimiento vocacional acompañado por los jesuitas. Marcos cree vacilar entre la carrera militar y el estado eclesiástico. También considera el ingreso a la Compañía de Jesús. Los jesuitas le aconsejan esperar un tiempo y entre tanto estudiar una licencia en filosofía. En el Colegio universitario de Gratz, también regentado por la Compañía, Marcos obtiene el grado en filosofía. Termina allí su discernimiento vocacional y decide ser sacerdote diocesano. La paz espiritual que consigue al hacer los Ejercicios espirituales de San Ignacio, lo une para siempre a la gran familia ignaciana. Marcos pasa a Roma. El 17 de noviembre de 1611 ingresa como interno en el Colegio Germánico-hungárico y asiste a clases en el Colegio Romano (actual Universidad Gregoriana), ambos de la Compañía de Jesús. Con profundo consuelo asiste, en la ciudad eterna, a las ceremonias litúrgicas en las que el cardenal jesuita Roberto Belarmino agrega a la Iglesia de Roma al obispo Simeón Vretanja, de quien tiene origen la actual jerarquía católica de rito oriental en Croacia. La estadía romana de cuatro años y la dirección espiritual de los jesuitas asegura en Marcos una profunda adhesión a la fe católica y al romano pontífice. En 1615, ordenado de sacerdote, Marcos regresa a su patria croata. En su ciudad natal, Korosy, ejerce su ministerio. Su principal apostolado consiste en visitar las villas y poblados campesinos fortaleciendo la fe. El arzobispo de Esztergon y Primado de Hungría, Pedro Pazmany, su antiguo profesor jesuita en Gratz, lo nombra rector del Seminario de Trnava y, poco después, canónigo de la catedral. El Capítulo de la diócesis le encarga la administración de los bienes de la Abadía de Széplak, muy cerca de la ciudad de Kosice. Con los jesuitas de Kosice
El cargo de administrador obliga al canónigo Krizevcanin a viajar con frecuencia a Kosice. En la casa del gobernador Andrés Dóczy se encuentra con sus dos antiguos amigos jesuitas, Melchor e István, y reanuda la interrumpida amistad. Juntos, los tres, en el mes de julio de 1619, viajan a la Casa de Ejercicios de Humenné. Hacen los Ejercicios espirituales de ocho días. Los tres se dan los puntos de las meditaciones y juntos comparten las consolaciones del espíritu. No pueden saber que esa experiencia de los Ejercicios es una preparación para un martirio muy cercano. Cuando Marcos regresa a la Abadía de Széplak, se entera de la marcha del ejército calvinista de Jorge Rakoczy contra la ciudad de Kosice. Inmediatamente se traslada allí para estar con sus amigos y compartir sus penas y alegrías. El día 3 de septiembre de 1619, el comandante Jorge Rakoczy y sus terribles hacdouks llegan a la ciudad.  No es mucho lo que puede hacerse. El ejército calvinista de Rakoczy es muy numeroso y los soldados católicos de Kosice son muy inferiores en número. Rakoczy se sabe vencedor. Exige rendición y la entrega del gobernador Andrés Dóczy. Por lo demás, los consejeros calvinistas de la ciudad se inclinan a entregarla. En las conversaciones, Rakoczy dice: "que los calvinistas han tomado las armas y llegado a Kosice, no con intención de hacer daño a los ciudadanos pacíficos, sino sólo para vengar afrentas".  Rakoczy, para vencer la resistencia de los consejeros, agrega: "Si los habitantes no usan la fuerza y entregan al gobernador Andrés Dóczy, él, Jorge Rakoczy, empeña su palabra de que nadie sufrirá violencia, ni en su persona ni en sus bienes". Estas palabras aseguran la integridad de los tres sacerdotes. Así piensan los católicos. Por lo demás, la entrega del gobernador no parece del todo peligrosa, porque su vida podrá ser negociada por el rey. Así ha sido siempre. Los consejeros de la ciudad se resignan a pactar. Varios de ellos se dejan convencer, o fingen hacerlo, ante las palabras del predicador calvinista Alvinczy. Por lo demás la artillería apunta contra el palacio de gobierno. Y parece haber, entre los soldados de Dóczy, un conato de revuelta. El gobernador es entregado. De inmediato es remitido a Transilvania ante el príncipe Gabor Bethlen. Desde entonces, Andrés Dóczy desaparece del escenario de la historia. La creencia general es que pereció envenenado por los calvinistas. Una decisión injusta Consumados los hechos, el predicador calvinista Alvinczy pide al comandante Rakoczy la muerte de los católicos más importantes. No lo consigue, pero sí se ve obligado a poner en prisión a los sacerdotes. Jorge Rakoczy sabe que esta concesión va directamente contra su palabra empeñada. Pero no se atreve a oponerse al poderoso predicador, favorito del príncipe Gabor. Primeramente, los tres sacerdotes quedan confinados en sus habitaciones, con centinelas a la puerta. El P. István Pongrácz exige que se les haga un juicio. Ante jueces idóneos, así lo dice, podrá exponer su causa y la de sus compañeros. Jorge Rakoczy, influenciado por Alvinczy, le hace saber, con sarcasmo, que muy pronto quedará determinado lo que se hará con él y sus amigos. Durante tres días no les dan de comer ni de beber. Cuando ellos solicitan un poco de alimento, los guardias, por burlas a la religión católica, les ofrecen carne. Es un día viernes, día de abstinencia para los católicos.  Los tres sacerdotes saben muy bien que, en la extrema necesidad en que se encuentran, el precepto no los obliga. Pero también se dan cuenta de que si aceptan comer carne, eso puede ser ocasión de escándalo y será presentado como una prueba de haber abandonado la fe romana. De común acuerdo, deciden rechazar el alimento. Un ofrecimiento a Krizevcanin Un enviado de Jorge Rakoczy se presenta ante Marcos y le ofrece en propiedad el beneficio eclesiástico de la Abadía de Széplak, el mismo que él ha administrado para el Cabildo de la diócesis de Esztergon.
La única condición que se impone es la de aceptar las doctrinas de Calvino. Marcos no tiene que hacer grandes demostraciones: Sólo basta su palabra que debe dar al subalterno de Alvinczy allí presente. El P. István Póngracz se indigna al escuchar la oferta. Se encara ante el mensajero y le dice: "Parece que el comandante quiere hacer el papel del demonio, porque busca alejar de Jesucristo a sus fieles. Dígale Ud. que puede ahorrarse el trabajo de inducirnos a dejar la fe católica. Está perdiendo el tiempo inútilmente". El mismo Krizevcanin toma entonces la palabra. "Déjeme, Padre, responder por mí mismo y enviar con este enviado un mensaje al comandante. Diga Ud. a su general que él se ha adueñado contra todo derecho de un beneficio que no le pertenece y que es propiedad del Capítulo de Esztergon. Al general Rakoczy no le asiste ningún derecho para regalar lo que no es suyo. Dígale que podría haberse ahorrado sus ofrecimientos, porque yo no vendo mi fe. Si quiere matarme, puede hacerlo, porque yo estoy dispuesto a dar la vida por la fe católica" Rakoczy se enfurece. Ordena a los guardias quitar al P. István las llaves de la capilla. Destrozan casi todo y se roban el resto. Todo esto con las enérgicas protestas de los tres sacerdotes. El día 6 de septiembre, por la tarde, Jorge Rakoczy hace saber al canónigo Marcos Krizevcanin que es posible obtener su libertad si se aviene a cancelar una fuerte suma como rescate. Marcos acepta, pero pone como condición que el rescate se extienda también a sus dos amigos jesuitas. El se las arreglar para conseguir el dinero que se le pida. Rakoczy rechaza la condición. El beneficio es exclusivo para el canónigo. Si no lo acepta, morirá con los jesuitas. István pregunta: ¿Por qué nos van a matar? "Porque Uds. son católicos papistas", es la respuesta. István contesta por los tres: "Si ése es nuestro delito, moriremos por la fe".
Marcos Krizevcanin se recoge en oración y hace un discernimiento heroico. Es el discernimiento m s importante de su vida. Rechaza la libertad y se une a la suerte de los jesuitas. Miguel Szégedz, el jefe de ese grupo calvinista que ha traído el ofrecimiento de Rakoczy, se enfurece: "Ahora mismo Uds. van a morir. O confiesan la fe calvinista o se acaba todo" Los tres sacerdotes toman entonces conciencia de que ha llegado el momento de ofrecer la vida.  István grita por los tres: "Nadie podrá quitarnos del corazón ni de la boca la fe católica".  Y se adelanta, con paso firme y la cabeza erguida, ante Miguel Szégedz quien tiene la espada desenvainada. Pero los poderes de Szégedz no llegan a tanto. Da media vuelta y se aleja con amenazas. El canónigo y los dos jesuitas se miran y se dan cuentan que la situación parece no tener vuelta. Se confiesan entre sí y se preparan. El martirio del canónigo El martirio de Marcos es también muy duro. Primero lo golpean con palos y con las espadas. No cesan de decirle que debe pasarse al calvinismo.  En un momento los verdugos parecen calmarse. Le dirigen palabras de compasión y hasta en un tono suave. Le piden que se pase al partido que defiende la libertad de su patria en contra de los Habsburgos que son católicos.  "Dios me libre de ser enemigo de los que trabajan por la libertad de mi patria", balbucea a duras penas el canónigo.  István lo escucha desde su taburete y siente miedo. Entonces saca fuerza y grita:  "Marcos, no te pases al bando de los calvinistas. No reniegues de nuestra fe"
El canónigo contesta con toda la voz de que es capaz:  "István, no tengas miedo. Jamás traicionaré la fe. Prefiero morir. Solamente estoy declarando que amo a mi patria y quiero estar con todos los que la aman, pero yo soy católico".  Furiosos los esbirros, lo queman con las antorchas y le cortan la cabeza. Así muere Marcos, con la fe y la patria en el corazón y en los labios. Al amanecer los tres cuerpos son arrojados a un pozo. Los verdugos no se dan cuenta de que István todavía respira. En la cloaca, István Póngracz vive todavía veinte horas. Sólo dice: "Jesús, María, Jesús, María".  El sacristán de la capilla, Miguel Eperjéssy, que se ha acercado a mirar, lo escucha. István, desde el pozo, le suplica avisar al senador Hoffman, católico, para que envíe gente a sacarlo de la cloaca. Miguel le responde que el senador también ha sido muerto por los calvinistas. István contesta: "Que se haga entonces la voluntad de Dios". Poco después muere. La glorificación El príncipe calvinista Gabor Bethlen prohibe escuchar las peticiones, protestantes y católicas, en orden a permitir una honra para los tres mártires. La población de Kosice ve en esto una injusticia. A los seis meses la condesa Katalin Palffy obtiene una sepultura digna. Sus restos están ahora en la iglesia de las Ursulinas, en Trnava. El cardenal Peter Pazmany, que había nombrado al joven Krizevcanin canónigo de Esztergon, pide, pocos años después, al papa Urbano VIII el permiso del culto público. El papa San Pío X los beatifica en 1905. El papa Juan Pablo II los canoniza solemnemente en la ciudad de Kosice, el 2 de julio de 1995.

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António Fonseca

terça-feira, 6 de setembro de 2011

Nº 1034 - (228) - 6 DE SETEMBRO DE 2011 - SANTOS DE CADA DIA - 3º ANO

Nº 1034

SANTO ELEUTÉRIO

Mártir – princípio século VII

Eleuterio, Santo

Santo Eleutério (nome de origem grega que significa «livre», é-nos conhecido pelos Diálogos de S. Gregório Magno, ingénuos e às vezes profundos. O «venerável Pai Eleutério» era homem cuja vida exemplar confirmava as palavras. Este «santíssimo velho…, o abade Eleutério, homem de vida venerável», fez uma visita de edificação a uma religiosa de Espoleto e viu-a expulsar de um aldeão o demónio. Eleutério era «Pai (abade) do mosteiro de S. Marcos Evangelista, junto aos muros de Espoleto». E viveu em Roma muito tempo, no mosteiro em que S. Gregório foi religioso antes do seu pontificado; lá morreu também. Os seus discípulos contavam que ele, com a oração, tinha ressuscitado um morto. Era homem de enorme simplicidade e compunção. Não há dúvida que lágrimas duma alma tão humilde e tão simples podiam obter de Deus Todo-Poderoso… Eis um dos seus milagres, por ele manifestado a Gregório com a maior simplicidade. Ia de terra em terra. Numa tarde, não encontrando lugar onde se acolher, entrou num mosteiro de virgens. Estava lá uma criancinha que o mau espírito atormentava todas as noites. As religiosas disseram, ao homem de Deus: «Não poderia, meu Pai, encarregar-se esta noite do menino?». Ele recebeu-o com bondade e disse-lhe que se deitasse a seu lado. Tudo se passou sem incidente e as religiosas conseguiram que o velho levasse o pequeno para o seu mosteiro. O pequeno ficou lá muito tempo sem o antigo inimigo se aproximar dele. De tal maneira que o velho se deixou levar duma alegria um tanto presunçosa. Disse aos seus irmãos: «Meus irmãos, o diabo fazia pouco destas irmãs; mas agora que se recorreu aos servos de Deus, ele já não se atreve a aproximar-se do menino». Mas imediatamente foi o menino retomado pelo seu demónio. E o velho pôs-se logo a gemer e, procurando os irmãos consolá-lo, disse: «Confiai em mim, jejuemos hoje até o pequeno ser libertado».Então prostrou-se a orar com todos os irmãos e rezou-se até à cura da criança, que foi definitiva. Nesta altura, o cardeal-diácono Pedro, o interlocutor de S. Gregório, intervém: «Julgo que Eleutério teve um bocadinho de soberba; por isso quis Deus que os discípulos concorressem com o abade para esta libertação». E Gregório respondeu: «Sim, é isso. Ele não poderia levar sozinho o poder do milagre; repartiu com os irmãos e levou-o. Mas eu pude experimentar pessoalmente qual a força de oração deste homem. No mosteiro – sofrendo eu muito nos órgãos centrais, com angústias frequentes que me levavam a julgar-me em artigo de morte (os médicos denominam este mal-estar com a palavra grega ««síncope»)se os irmãos não me alimentassem  muitas vezes, teria ficado sem o sopro vital; o dia de Páscoa avizinhava-se, era sábado santo, quando toda a gente jejua, até às crianças, e eu não podia jejuar e pus-me a desfalecer de desgosto mais que da doença». Gregório recorreu a Eleutério, que rogou com lágrimas por sua intenção. «Ouvindo a sua bênção, o meu estômago recebeu tal força que esqueceu totalmente a alimentação e a doença. Fiquei pasmado; como tinha estado!, como estava agora!» E Gregório ocupou-se do seu mosteiro; sentia-se capaz de jejuar um dia completo. Isto dispô-lo a acreditar nas maravilhas que se atribuíam à oração de Eleutério. Do livro SANTOS DE CADA DIA, de www.jesuitas.pt.

SÃO MAGNO

Monge (século VIII)

Magno de Füssen, Santo

Foi ao seu bastão que S. Magno (ou Magnoaldo) deveu ter sido outrora tão popular. Quando o levavam pelos campos, as minhocas, os ratos, os pulgões vorazes e outros parasitas, inimigos das colheitas, morriam ao aproximar-se ele. Ao que se dizia, Magno tinha herdado o bastão de seu mestre, S. Columbano. Como este tinha tido vários durante a vida, numerosas eram as regiões que podiam orgulhar-se de possuir «um bastão de S. Magno». As que o não tinham, fabricavam imitações que, devido à fé dos fiéis e à bondade divina, possuíam as mesmas virtudes que os originais. A celebridade de que S. Magno gozava é testemunhada pelas 12 000 linhas que lhe consagraram os Bolandistas nas Acta Sanctorum; nelas expõem-se indefinidamente as suas viagens, os seus milagres e as inúmeras partilhas e transferências das suas relíquias. Por elas ficamos sabendo que também Magno várias vezes matou o dragão e que morreu com mais de 150 anos. Afinal, nessa abundância nada se encontra que no-lo possa dar a conhecer verdadeiramente. As aparências são de que ele viveu no século VIII e fundou em Fussen (na Suábia bávara) um mosteirozinho em que eram recebidos os peregrinos que iam a Roma ou de lá vinham. Do livro SANTOS DE CADA DIA, de www.jesuitas.pt.

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Eleuterio, Santo
Septiembre 6 Abad,

Eleuterio, Santo

Eleuterio, Santo

Abad

Fue un santo abad del monasterio de San Marcos Evangelista en Espoleto. Debió ser un hombre de grandes y probadas virtudes por los relatos que se conocen de su vida a través del gran Papa Gregorio Magno que fue contemporáneo, conocido personal, amigo y hasta una de las personas que salió beneficiada del trato con el santo abad. De hecho, cuenta San Gregorio de su amigo que, un buen día y con una sola bendición, el abad Eleuterio consiguió curarlo de un vehemente deseo de ingerir alimentos que él sufría. Además, refiere el mismo Papa, su santidad era tan grande que hasta llegó a resucitar un muerto. Pero lo que llama la atención al relator de la vida del santo es un acontecimiento que tiene valor de ejemplaridad y estímulo para los hombres que, llenos de dificultades, limitaciones y pecados, viven soportando sus faltas de virtud y sufriendo los propios fracasos. Por eso la figura de este santo es más cercana, al ser víctima de su propio desmoronamiento. Unas monjas habían confiado al santo abad la custodia de un niño atormentado por el Diablo. Como pasaran varios días sin notarse fenómenos extraños, el abad comentó a sus monjes que Satanás tenía asustadas a las pobres monjas, pero que ahora estaba con miedo y por eso no se manifestaba. Al punto, el mal espíritu se apoderó del niño y de inmediato comenzó a maltratarlo. Eleuterio cayó en la cuenta de que su expresión fue de soberbia y presunción. Lloró dolorido su pecado y pidió a los monjes oraciones y penitencias para que cesaran los embates del Demonio. Una simple frase con un poco de vanidad hizo que Satanás se sintiese en terreno propio y se necesitase la oración y mortificación de todos para expulsarlo.

Bertrán de Garrigue, Santo
Septiembre 6 Presbítero Dominico,

Bertrán de Garrigue, Santo

Bertrán de Garrigue, Santo

Presbítero

Martirologio Romano: En el monasterio cisterciense de Boschette (o Vauluisant), cerca de Orange, en la Provenza en Francia, memoria del beato Bertrán (Bertrando) de Garrigues, presbítero, uno de los primeros discípulos de santo Domingo y siempre fiel a sus consignas (1230). Fecha de beatificación: El 14 de julio de 1881, el Papa León XIII confirmó su culto. Tiempos de crisis y de profunda transformación social. El refinamiento y la frivolidad de costumbres penetraron en Occidente con el botín y las novedades importadas por los cruzados. Por otra parte, se apreció una sensible disminución del espíritu de sumisión y obediencia al Pontífice, como consecuencia natural de los ataques de los emperadores. Estas contiendas y, sobre todo, las Cruzadas agotaron los recursos de la Iglesia, que, sin embargo, sentía las necesidades de una Europa a oscuras, impotente para soportar la avalancha de las diversas invasiones de los pueblos bárbaros y paganos. El espectáculo era realmente desolador. Pero la reacción no se hizo esperar. La vida monástica cobró una vitalidad espléndida, insospechada. Aparte de las dos reformas benedictinas —cistercienses y cartujos—, surgieron otras nuevas Ordenes y Congregaciones. Francisco de Asís ha escuchado la llamada divina apremiante y, desposándose con la pobreza, se ha lanzado por aldeas y ciudades predicando penitencia. La misma llamada oyeron el obispo de Osma, Diego de Acevedo, y Domingo de Guzmán al llegar en embajada de paz a Tolosa. Dice el Beato Jordán de Sajonia, refiriéndose a Domingo de Guzmán, que en cuanto advirtió que los habitantes de aquel país habían caído en la herejía, llenóse de compasión su pecho misericordioso, considerando las innumerables almas que vivían engañadas". Fue entonces cuando, inflamados de caridad, marcharon a Roma y expusieron a Inocencio III un amplio plan de evangelización en tierra de cumanos, al que hubieron de renunciar por indicación del Pontífice, que ordenó al santo obispo el regreso a su diócesis para proseguir allí su gobierno y la reforma del cabildo. Obedientes y dóciles a los deseos del Papa, Diego de Acevedo y Domingo de Guzmán emprendieron su viaje de retorno a España sin sospechar la gran sorpresa que la Providencia les reservaba en Montpellier y que transformaría su retirada en marcha victoriosa. Cuando llegaron a esta ciudad, en la primavera de 1206, coincidieron con una asamblea de obispos y abades cistercienses de la región, presidida por un legado pontificio. Se hallaban reunidos para estudiar la grave situación e iniciar una campaña definitiva contra la herejía. Solicitaron el consejo del santo y prudente obispo de Osma y las palabras de éste fueron una invitación a abrazar la pobreza evangélica, comenzando por renunciar a toda ostentación y aparato. Esta sería el arma más eficaz para combatir y acabar con las críticas propagadas por las sectas. Y dando ejemplo el santo obispo, puso por obra sus recomendaciones, despidiendo a todo su séquito, quedándose en el Lanquedoc con Domingo de Guzmán y un grupo de clérigos. Los abades repitieron la escena y se reservaron tan sólo los libros imprescindibles para el rezo y la controversia. La empresa había comenzado. Apiñados alrededor del buen obispo de Osma, aquella primera expedición de animosos apóstoles inició su ruta, saliendo de Montpellier hacia la capital de la herejía. A pie, sin dinero, en voluntaria pobreza, van predicando la fe católica. A su paso, los herejes se inquietan y arrecian sus ataques. Pero la marcha hasta Tolosa fue triunfal, ya que su presencia, sus discursos y muchas veces sus milagros despertaron la conciencia de muchas pobres gentes. Embarcado en esta colosal obra de predicación y apostolado permaneció el santo obispo de Osma hasta mediado el año 1207. Pero comprendiendo que la ausencia de su diócesis se había prolongado demasiado y temeroso de ser juzgado negligente de su gobierno, decidió regresar a España, dejando al frente de aquella empresa de evangelización a su querido subprior e inseparable compañero Domingo de Guzmán. Los propósitos del obispo eran visitar la diócesis y volver para dedicarse plenamente a esta gran obra, soñando "ordenar en aquella región, con asentimiento del Papa, algunos varones idóneos que se dedicasen a confutar errores y a estar prontos para defender la verdad de la fe". Pero la muerte puso fin a todos sus planes. La Providencia había reservado la realización de aquellos ambiciosos proyectos a Domingo de Guzmán y sus frailes, los hermanos predicadores... La noticia de la muerte del santo obispo se difundió rápidamente y, al conocerla los que con el habían quedado en aquellas tierras de Tolosa, se volvieron a sus casas. "Fray Domingo quedó solo allí en la brega de la predicación. Algunos le siguieron algún tiempo." Pero inaccesible al desaliento, prosiguió incansable su actividad apostólica. Fue en esta época verdaderamente heroica de Domingo de Guzmán cuando se asoció Bertrán de Garriga, apellidado así por el lugar de su nacimiento, en la diócesis de Nimes. Corazón generoso y alma noble, no pudo menos de vibrar y sentirse contagiado por la santidad y elocuencia de fray Domingo. Según afirma uno de sus biógrafos, "fue escogido por la Providencia para llenar en el corazón del bienaventurado Domingo el vacío que don Diego de Acevedo había dejado". Desde entonces le vemos con frecuencia al lado de fray Domingo, gozando de su más pura amistad y apareciendo en las crónicas como compañero inseparable en muchos de sus viajes, haciéndole partícipe en numerosos milagros. Imitador de la santidad de fray Domingo, llegó a ser —en frase de Bernardo Guidón— verdadera imagen de Domingo de Guzmán". La corrupción, las guerras y el desorden seguían estragando las costumbres y minando la autoridad de la Iglesia. Los legados pontificios presentaron a Inocencio III un informe de la situación, ante el cual, viendo el Papa que los medios pacíficos de persuasión eran insuficientes, expidió la Bula de Cruzada contra los herejes del Lanquedoc, confiando así poder acabar con tales males. En un principio el llamamiento del Pontífice no halló eco entre los nobles, pero el asesinato de Pedro de Castelnau, legado pontificio, perpetrado por los herejes, levantó una fuerte indignación y movió a los condes de Tolosa a tomar las armas y emprender la Cruzada, poniendo al frente a Simón de Montfort. Unidos se batían en aquel territorio los dos caudillos de la causa de la Iglesia: Domingo de Guzmán y sus compañeros con la palabra y Simón de Montfort y sus huestes con la espada. Por aquella época fue propuesto fray Domingo para ocupar diversas sedes, pero siempre se resistió a aceptar estas dignidades alegando: "Tengo que ocuparme de mi nueva plantación de predicadores y de las monjas de Prulla, que me pertenecen". Precisamente entonces se habían unido algunos discípulos más y se arregló el problema del alojamiento gracias a la donación de dos grandes casas que entregó a fray Domingo un caballero de Tolosa llamado Pedro de Seila, que más tarde sería prior de Limoges. Desde aquel momento fijaron su residencia en Tolosa, viviendo en aquellas casas juntos, acostumbrándose a una vida más humilde y conforme con las costumbres de los religiosos. Fue aquélla la cuna de la futura Orden de Hermanos Predicadores. Y no habían transcurrido tres meses allí instalados fray Domingo y sus diez compañeros, cuando el obispo Fulco les nombra predicadores contra la herejía en su diócesis. En agosto de 1215 salió el obispo Fulco hacia Roma para asistir al IV Concilio de Letrán, y le acompañó fray Domingo, esperando poder exponer juntos al Papa su proyecto de fundación de una Orden que se llamase y fuese de Predicadores. Pero antes de partir para Roma, fray Domingo escogió a Bertrán de Garriga para superior de aquella incipiente comunidad, que había de constituir el núcleo básico de la nueva Orden. En este período el grupo de predicadores alternaba su apostolado con la asistencia a las lecciones de Teología de un insigne maestro que había traído el obispo Fulco para regentar estas enseñanzas en la catedral de Tolosa. Era deseo expreso de fray Domingo que sus discípulos adquiriesen una sólida preparación científica para luego poder discutir con los herejes. Mientras fray Domingo se encontró ausente, Bertrán de Garriga recibió algunos compañeros más en la comunidad, pues según las crónicas, al regresar Domingo de Roma, la pequeña familia religiosa había aumentado, eran ya dieciséis... En el mes de febrero de 1216 estaba fray Domingo de vuelta en Tolosa con su comunidad. La Cuaresma la consagraron a la predicación y después, durante las fiestas de Pascua —seguramente en el convento de Prulla—, se dedicaron a tratar los problemas de la fundación y las sugerencias hechas a fray Domingo por el Papa y el cardenal Hugolino. En primer lugar eligieron por Regla la de San Agustín. Una vez escogida la Regla y redactadas las Constituciones, urgía la erección del primer convento sobre el que recaería directamente la aprobación del Pontífice. El obispo Fulco, con asentimiento del cabildo, otorgó a fray Domingo y sus frailes la capilla de San Román, junto a la cual levantaron el convento. Pero, estando ocupados en la fundación, llegó la noticia de la muerte de Inocencio III y la designación de Honorio III como sucesor en el Pontificado. No demoró más fray Domingo su viaje a Roma, presentando al nuevo Papa la causa de su Orden. La acogida no pudo ser mejor. Honorio III confirmó la Orden de los Hermanos Predicadores y la tomó bajo su especial protección. Cuando en la primavera de 1217 regresó a Tolosa con las dos encomiásticas bulas de confirmación de la Orden, su pequeña comunidad debió saltar de gozo. Pero una visión profética que tuvo fray Domingo le hizo comprender los peligros que se cernían sobre la ciudad. En la visión II se le mostró —cuenta el Beato Jordán— un árbol de grandes proporciones y agradable aspecto, en cuyas ramas se cobijaban muchas aves. Resquebrajóse el árbol y los pájaros que en él anidaban huyeron". Entendió aquel hombre, lleno del espíritu de Dios, a través de la visión, que el conde de Montfort, príncipe y tutor de muchos desvalidos, iba a morir en breve. Domingo y sus frailes, que se amparaban bajo la singular protección del conde, tomaron el partido de las aves. Pese a lo reducido de su número, había llegado la hora de la dispersión. Así fue como a los pocos días de la visión salieron los dieciséis de Tolosa para refugiarse en el monasterio de Prulla, auténtica cuna de la Orden. Notificó Domingo a los obispos y al mismo conde de Montfort de su propósito decidido de dispersar sus frailes por el mundo. Invocado el Espíritu Santo, una vez reunidos los frailes, les manifestó su resolución y, aunque todos se admirasen de tan prematura dispersión, conocían bien la santidad de fray Domingo y en él habían depositado su fe y esperanza. Domingo reunió a sus hijos en el monasterio de Prulla, para que Nuestra Señora, que había alcanzado del Señor la fundación de la Orden, bendijera la dispersión de los frailes por el mundo. Tuvo lugar precisamente aquel "Pentecostés dominicano" en la fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen del año 1217. Después de la más tierna y patética de las despedidas, marcharon cuatro frailes hacia España y siete a París. Mateo de Francia iba como superior de la nueva comunidad de París y con él salió fray Bertrán de Garriga, a quien el beato Jordán presenta en este momento como "varón de gran santidad y de un rigor inexorable para consigo, acérrimo mortificador de su carne, que había copiado en muchas cosas la vida ejemplar de su maestro Santo Domingo". Con ellos iban otros dos frailes para estudiar en la universidad. Uno de ellos, fray Lorenzo de Inglaterra, antes de entrar en París, tuvo una visión, revelándole el Señor muchas noticias acerca de la fundación, lugar del convento y prosperidad de la comunidad, que pronto se vería favorecida con selectas vocaciones. Los otros tres compañeros designados a París, entre los que se encontraba fray Manés, hermano de Santo Domingo, habían llegado antes. Todos ellos marchaban con el mismo fin; "para estudiar, predicar y fundar un convento". Una vez instalados los frailes en París, fray Bertrán de Garriga regresó a Tolosa. La situación se agravaba por días en la capital del Languedoc, hervía la insurrección, que, al fin, estalló, y en el asalto a las murallas de Tolosa murió Simón de Montfort. Pero el convento de San Román, custodiado por fray Bertrán y la pequeña comunidad, se salvó. Por aquellos días fray Domingo abandona Roma para cursar visita a las distintas fundaciones, Estamos ya avanzado el otoño de 1218. Pudo comprobar al pasar por Prulla, Tolosa y cruzar la región del Lanquedoc que, pese a los acontecimientos, la "Santa Predicación" se había extendido y enraizado. Continuó su viaje a España, donde consolidó la fundación de Madrid y fundó en Segovia, recorriendo muchas ciudades. Regresó a Francia y de nuevo pasó por Prulla y Tolosa, donde tomó por compañero a fray Bertrán de Garriga para reanudar la ruta hacia París. En las Vidas de los Frailes Predicadores, de Gerardo de Frachet, se recoge aquí el milagro que tuvo lugar durante este viaje. Caminando fray Bertrán con el santo fundador hacia París, después de hacer noche en el santuario de Nuestra Señora de Rocamador, se les unieron al paso unos peregrinos alemanes que, oyéndoles cantar salmos y la letanía de la Virgen, no pudieron menos de sentirse edificados. Al llegar a una aldea les invitaron a quedarse y les obsequiaron espléndidamente, y así cuatro días seguidos. Al quinto día el bienaventurado Domingo manifestó a fray Bertrán, enternecido: "Fray Bertrán, tengo por cierto que cosecharemos cosas carnales de estos peregrinos, si no sembramos en ellos bienes espirituales. Por tanto, si te parece, arrodillémonos y pidamos al Señor nos otorgue entender y hablar su idioma para que podamos predicarles a Jesucristo". Así lo hicieron y, con gran asombro de los peregrinos, comenzaron a hablar alemán, caminando juntos aún otros cuatro días, hablándoles de Jesucristo, hasta llegar a Orleáns, donde los alemanes, que deseaban ir a Chartres, se despidieron de ellos, encomendándose a sus oraciones. Al día siguiente dijo el bienaventurado Domingo a fray Bertrán: "Hermano, he aquí que estamos ya para entrar en París, y si supieran los frailes el milagro que el Señor ha realizado con nosotros, nos tendrían por santos, siendo, en verdad, pecadores..., así es que por obediencia te prohibo que digas algo mientras yo viva. Y así lo hizo fray Bertrán. Pero después de la muerte del bienaventurado Domingo contó estas cosas a los frailes". También el Beato Jordán relata otro milagro que le contó fray Bertrán. En cierta ocasión, viajando con el bienaventurado Domingo, estalló una gran tormenta y la lluvia inundaba los caminos. Entonces el maestro Domingo hizo la señal de la cruz y pudieron proseguir la marcha sin que el agua les tocase, formándose una especie de cortina protectora a tres codos de distancia según andaban. Este hecho tuvo lugar entre Montreal y Carcasona. La devoción popular para perpetuar este suceso levantó una ermita, que la Revolución Francesa destruyó, erigiendo el pasado siglo un monumento con la siguiente inscripción: "Aquí, en el siglo XIII fueron milagrosamente preservados de la lluvia torrencial el glorioso Santo Domingo y su compañero San Bertrán de Garriga. Santo Domingo y San Bertrán, rogad por nosotros y libradnos de las tormentas". Los últimos años de Santo Domingo fueron de una fecundidad sorprendente. Viajes, fundaciones, visitas a monasterios, negociaciones con el Papa, con los prelados y con los príncipes, envíos de misioneros a las regiones más remotas y un celo infatigable en la predicación, que se traducía en nuevas y escogidas vocaciones. Preocupado por la organización de la Orden, aún pudo celebrar los dos primeros Capítulos Generales. En el segundo, el año 1221, celebrado también en Bolonia, se dividió la Orden en ocho provincias, siendo nombrado fray Bertrán de Garriga prior provincial de la región meridional francesa, llamada Provenza. Uno de sus principales cuidados, sobre todo al morir el santo fundador, fue el sostenimiento y aliento de las monjas de Prulla, procurando conservar el espíritu que Santo Domingo les había infundido. Y fiel discípulo suyo, recorrió a pie el Languedoc predicando y atrayendo a las gentes con su ejemplo, levantando muchos conventos... Su fundación predilecta era Montpellier. Allí tuvo lugar un notable episodio que nos cuenta Gerardo de Frachet en la Vida de los Frailes: "...casi todos los días celebraba la misa por sus pecados. Y advirtiendo esto fray Benito, varón bueno y prudente, le preguntó por que tan pocas veces ofrecía la misa por los difuntos y, en cambio, con tanta frecuencia por sus pecados. A lo cual respondió fray Bertrán: "Porque los difuntos, por quienes ora la lglesia, ya están seguros y es cierto que llegarán a la gloria. Mas nosotros pecadores nos vemos en muchos peligros y azares". Díjole fray Benito: "Decidme, carísimo prior, si aquí hubiera dos mendigos igualmente pobres, pero uno de ellos tuviera los miembros sanos, ¿a quién auxiliarías primero?". "A aquel que se pudiera valer menos", respondió fray Bertrán. Entonces añadió fray Benito: "Así son los difuntos, los cuales no tienen boca para confesar, ni oídos para oír, ni ojos para llorar, ni manos para trabajar, ni pies para caminar, sino que sólo esperan y desean nuestra ayuda; mas los pecadores, además de sufragios, se pueden valer de los demás miembros". Mas como ni por esas razones se convenciese fray Bertrán, se le apareció la noche siguiente un difunto terrible, que le golpeó duramente con un féretro de madera, el cual le despertó, espantó y atormentó más de diez veces aquella noche. En cuanto amaneció, fray Bertrán se levantó, llamó a fray Benito y, acercándose devotamente llorando al altar, ofreció desde entonces la misa por los difuntos".
El año 1230, siendo todavía provincial, difundida su fama de santidad por la región, estando predicando a las monjas cistercienses de Botichet, una rápida enfermedad le condujo a la muerte. Su cuerpo, que recibió sepultura en el cementerio de las monjas, fue hallado incorrupto después de veintitrés años. Durante el Cisma de Occidente los dominicos le trasladaron al convento de Orange, donde recibió culto público por privilegio de Martín V. Pero en el siglo XVI, asaltada y saqueada la iglesia, pereció en el incendio llevado a cabo por los herejes. León XIII ratificó sus méritos y confirmó su culto, fijando la fecha del 6 de septiembre para conmemorar su fiesta. Los cronistas e historiadores de su época son unánimes en los elogios de sus singulares virtudes, resaltando su humildad, espíritu de penitencia y oración.

Onesiforo y Porfirio, Santos
Septiembre 6 Mártires,

Onesiforo y Porfirio, Santos

Onesiforo y Porfirio, Santos

Mártires

Martirologio Romano: Conmemoración también de san Onesíforo, que sirvió muchas veces a san Pablo en Efeso y, sin sentir vergüenza por sus cadenas, llegado a Roma, se interesó solícitamente por su suerte (s. I). Estos dos mártires, murieron en el año 80. El primero fue un fiel discípulo y colaborador de san Pablo. Lo nombra en su carta a Timoteo: "Quiera el Señor darte la gracia al bueno de Onesíforo porque a menudo me animaba ; nunca se avergonzó de verme encadenado, pero cuando llegó a Roma, me buscó por todos sitios con gran valentía y, gracias a mí, quiso el Señor concederle la gracia de encontrar misericordia". Y en otro versículo dice de él así: "Saluda a Prisca y Aquila y al inestimable Onesíforo". La tradición añade que Onesíforo siguió los pasos de san Pablo a España y volvió al Este, en donde fue martirizado durante el reinado de Domiciano en Helesponto, atado a caballos salvajes. Porfirio, un fiel amigo del primero, compartió su trabajo y el mismo martirio. El Señor estuvo cerca de ellos para darles el valor de anunciar su Evangelio y ser colaboradores de un gran apóstol del Evangelio. ¡Felicidades a quienes lleven estos nombres! Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com

Zacarías, Santo
Septiembre 6 Profeta,

Zacarías, Santo

Zacarías, Santo

Profeta del Antiguo Testamento

Martirologio Romano: Conmemoración de san Zacarías, profeta, vaticinador de la vuelta del pueblo desterrado a la tierra de promisión, anunciando al mismo tiempo que un rey pacífico, Cristo el Señor, entraría triunfante en la Ciudad Santa de Jerusalén, lo que se llevó a cumplimiento. Zacarías es uno de los profetas menores, a quien se atribuye el libro que lleva su nombre. Su nombre significa Yaveh Ha Recordado. Zacarías se llama a sí mismo hijo de Berekías hijo de Idó (Zac 1:1,7) pero en otros pasajes se omite el nombre de Berekías. Probablemente nació en algún lugar de Babilonia, puesto que su actividad profética empezó tan solo diecisiete años después del regreso del exilio, y es razonable pensar que para entonces tenía más de diecisiete años, aunque todavía se le consideraba joven. Yahveh se valió de Zacarías y Ageo para animar a Zorobabel, al sumo sacerdote Jesúa y a los exiliados que habían regresado a terminar la reconstrucción del templo de Yaveh, aun cuando todavía estaba en vigor una prohibición del gobierno persa. La profecía de Zacarías contiene mensajes que pronunció con ese fin durante un período de dos años y un mes. Una de las profecías que recoge el libro de Zacarías en el capitulo 11 y versículos 12 y 13 hace referencia directa al precio (treinta piezas de plata) que los principales de los sacerdotes ofrecieron a Judas por entregarles a Jesús. Ver el evangelio de San Mateo en el capítulo 26 y versículo 15.

Magno de Füssen, Santo
Septiembre 6 Abad,

Magno de Füssen, Santo

Magno de Füssen, Santo

Abad

Martirologio Romano: En el monasterio de Füssen, en Baviera (Alemania), san Magno, abad (s. VIII). Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.  SAN MAGNO DE FÜSSEN nació cerca de St. Gallen, en la actual Suiza, aunque son pocos los datos biográficos que se conocen de este santo. Las referencias que tenemos de la vida de San Magno provienen primordialmente de comentarios de sus compañeros San Columbano y San Galo. Junto con ellos, San Magno fue designado por Witkerp, el obispo de Augsburgo, para evangelizar rincones de Alemania que todavía eran paganos. Hacia 746 San Magno estuvo activo en la región de Algovia, o Allgäu, en el sur de Baviera, donde fundó el monasterio de Füssen. Según la tradición, San Magno habría recibido el bastón de San Columbano cuando falleció. En el camino de vuelta se le habría aparecido un dragón, pero por medio del bastón lo habría derrotado fácilmente. También se narra que con el mismo bastón San Magno sometió a un oso que había invadido su huerto, y que con el bastón era capaz de ahuyentar víboras y alimañas. Durante su vida, San Magno, abad de Füssen, presenció las pugnas que concluyeron con la victoria de los francos sobre los alamanes. A pesar de la actividad política de Witkerp, obispo y superior suyo, San Magno siempre prefirió fomentar actividades que beneficiaran a la población local, como la minería. A San Magno de Füssen se le ha considerado tradicionalmente el “Apóstol de Algovia”. Se le venera todavía en el sur de Baviera y Suavia, en el Tirol y en Suiza, se le invoca en la labranza como protector contra insectos y animales perniciosos.

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94032 > Beato Anastasio Garzon Gonzalez Coadiutore salesiano, martire 6 settembre


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António Fonseca

Igreja da Comunidade de São Paulo do Viso

Nº 5 801 - SÉRIE DE 2024 - Nº (277) - SANTOS DE CADA DIA - 2 DE OUTUBRO DE 2024

   Caros Amigos 17º ano com início na edição  Nº 5 469  OBSERVAÇÃO: Hoje inicia-se nova numeração anual Este é, portanto, o 277º  Número da ...