En Troyes, en Neustria, en Francia, san Winebaldo, abad del monasterio de San Lupo, preclaro por su austeridad. († c.620)
Guilherme nasceu em Saint Germaine, França, e foi educado na Igreja Colegial de Santa Genoveva em Paris, onde foi nomeado para servir como cónego. Em 1148, o Papa Eugénio III apresentou diretivas para melhorar a disciplina monástica e foram promulgadas regras novas e mais rigorosas em relação à conduta dos monges. Guilherme adaptou-se perfeitamente ás novas regras, dando um bom exemplo aos outros monges. Ele conquistou uma excelente reputação por promover a disciplina, a tal ponto que se tornou conhecido em lugares tão distantes como a Dinamarca, onde a disciplina monástica se tinha tornado um problema sério. Em 1179, o Bispo Axel de Rothskilde, na Dinamarca, convidou Guilherme ao mosteiro de Eskill, para que servisse como abade e ajudasse a restabelecer e manter a ordem. O santo aceitou de bom grado o que seria um grande desafio.
Problemas nas fileiras – Os problemas disciplinares em Eskill eram realmente sérios. Num determinado momento, Guilherme viu-se obrigado a expulsar dois monges do mosteiro. Não obstante, por fim, ele conseguiu estabelecer a ordem com sucesso, ensinando aos monges a seguirem as regras de boa vontade. Depois de servir em Eskill durante muitos anos, Guilherme viajou para Seeland, na Dinamarca, onde fundou o mosteiro de São Tomás. No entanto, surgiram mais problemas disciplinares noutros mosteiros da Dinamarca e o Bispo Axel que entretanto se tinha tornado Arcebispo, chamou Guilherme para pôr as coisas nos eixos ali também. Mais uma vez, ele realizou o seu trabalho com êxito. O santo conseguiu manter as regras estabelecidas pela Igreja sem provocar ressentimentos entre os monges que supervisionava. Por fim, Guilherme regressou a Eskill, onde morreu em 1203. Foi canonizado em 1224.
Ceferino Agostini, Beato
Abril 6 Presbítero y Fundador, 6 de abril
Ceferino Agostini, Beato
Presbítero y Fundador de la
Congregación de Ursulinas Hijas de María Inmaculada
Martirologio Romano: En Verona, en Italia, beato Ceferino Agostini, presbítero, que se dedicó al ministerio de la predicación, catequesis e instrucción cristiana, y trabajó para ayudar a la juventud, a los pobres y a los enfermos, instituyendo la Congregación de Ursulinas Hijas de María Inmaculada († 1896). Etimológicamente: Ceferino = Viento suave, es de origen latino. Fecha de beatificación: 25 de octubre de 1998 por el Papa Juan Pablo II. Ceferino Agostini nació en Verona el 24 de setiembre de 1813. Fue el mayor de los dos hijos del matrimonio formado por Antonio Agostini y Angela Frattini. Su padre era un buen cristiano, médico de profesión. Ceferino fue bautizado el 28 de septiembre de 1813. Llamado al sacerdocio, se distinguió en el Seminario por la piedad y el buen éxito en los estudios. Ordenado Sacerdote el 11 de marzo de 1837, se dedicó enseguida al ministerio como cooperador en su Parroquia de los Santos Nazario y Celso, fue nombrado Párroco de la misma el 29 de junio de 1845 y permaneció allí hasta la muerte. Grabando en si mismo la imagen del Buen Pastor, dirigió su empeño hacia las personas más pobres y descuidadas, en particular hacia la juventud de su Parroquia, ayudado en esto por sus dos primeras colaboradoras, nombradas luego por él, en el año 1869, Ursulinas Hijas de María Inmaculada. Fundador de la Compañía de Santa Úrsula en Verona, les indicó a sus hijas como madre y modelo de Santa educadora a Santa Ángela Merici; las quiso atentas y fieles herederas de su espíritu acerca de la educación humana y cristiana de la juventud. Rico de virtudes murió el 6 de abril de 1896, a la edad de 83 años. El 25 de octubre de 1998, en la Basílica de San Pedro, Juan Pablo II lo proclamaba "Beato" y establecía el 24 de setiembre día de su fiesta litúrgica.
San Filarete, monje
En el monasterio de San Elías de Aulina, cerca de Palmi, en Calabria, Italia, san Filarete, monje, célebre por su vida entregada a la oración. († 1070)
Gala de Roma, Santa
Viuda
Martirologio Romano: En Roma, santa Gala, hija del cónsul Símaco, la cual, al fallecer su cónyuge, vivió cerca de la iglesia de San Pedro durante muchos años, entregada a la oración, limosnas, ayunos y otras obras santas, y cuyo felicísimo tránsito fue descrito por el papa san Gregorio I Magno († s. VI). Etimológicamente: Gala = Aquella que procede de la Galia (región francesa), es de origen latino. Santa Gala de Roma, era hija de Q. Aurelio Memmio Simmaco, miembro del senado, durante muchos años consejero del Rey Teodorico, que, sin embargo lo mandó matar en Ravenna (525) por sospechas infundadas de traición. Santa Gala fue entregada como esposa a un joven patricio del que no se conoce el nombre. al año del casamiento enviudó, y pese a que querían casarla nuevamente, prefirió consagrarse a Dios, primero en el ejercicio de las obras de misericordia y más tarde retirándose a un monasterio cerca de la Basílica vaticana. Afirma San Gregorio que vivió muchos años "en la simplicidad del corazón, dedicada a la oración, distribuyendo grandes limosnas a los pobres". La decisión de la joven viuda causó gran impresión en Roma, y sus ecos llegaron lejos. Desde Cerdeña, en donde por segunda vez se encontraba en el exilio, San Fulgencio de Ruspe (que a su paso por Roma había tenido ocasión de conocer a la familia de la santa), le escribió una bellísima carta, casi un pequeño tratado de veintiún capítulos en los que la confirma en la decisión tomada y le imparte consejos ascéticos. Antes de morir la santa tuvo una visión del Apóstol San Pedro invitándola al cielo. Por esta razón San Gregorio en sus Diálogos, en el libro IV, dice que puede demostrarse la inmortalidad del alma, a través de las apariciones y visiones que tuvieron algunas almas selectas. Según la tradición, mientras la santa llevaba a cabo una de sus obras de caridad se le apareció la Virgen. La milagrosa aparición se recuerda en una pintura del siglo XI que se encuentra en la iglesia de Santa María en Portico en Campitelli. La fiesta conmemorando tales apariciones, por concesión de la Congregación de Ritos se celebra en Roma el 17 julio, mientras que en el Martirologio Romano se conmemora el 5 de octubre. Hacia la mitad del siglo XVII, por obra de M. A. Anastasio Odescalchi, con el permiso de Inocencio XI, se funda en Roma un hospicio bajo el patrocinio de la Santa. Es allí en donde Juan B. De Rossi desenvolvió durante muchos años su actividad. En 1940, se le dedicó a la Santa una iglesia parroquial.
San Ireneo de Sirmio, obispo y mártir
En la región de Sirmio, en Panonia, hoy en Serbia, pasión de san Ireneo, obispo y mártir, que en tiempo del emperador Maximiano, y bajo el prefecto Probo, fue primero atormentado, después encarcelado y finalmente decapitado. († s. IV)
Miguel Rúa, Beato
Presbítero Salesiano
Martirologio Romano: En Turín, en Italia, beato Miguel Rua, presbítero, propagador eximio de la Sociedad Salesiana († 1910). Fecha de beatificación: 29 de octubre de 1972 por el Papa Pablo VI. San Juan Bosco, en 1852, se encontró en la calle con unos jóvenes que le pedían alguna medalla. A cada uno le obsequió su medalla, menos a uno pálido y delgaducho, de noble mirada, al cual el santo le dijo: "A ti sólo te doy esto", al mismo tiempo el santo hacía un gesto con su mano derecha como si partiera su propio brazo izquierdo en la mitad. El joven no entendió ni se atrevió a preguntar, pero 30 años más tarde, le preguntará a Don Bosco: "¿Qué me quiso decir en mi niñez cuando me ofreció regalarme la mitad de su brazo?", y el santo le responderá: "Te quise decir que los dos obraríamos siempre ayudándonos el uno al otro y que tú serías mi mejor colaborador". San Juan Bosco una vez mas probó ser un gran profeta pues así fue en verdad. Miguel Rúa nació en Turín (Italia) de una modesta familia. Hizo sus estudios de primaria con los Hermanos Cristianos que lo apreciaron mucho porque era sin duda el alumno de mejor conducta que tenían en su escuela. Y resultó que al Instituto de los Hermanos iba San Juan Bosco a confesar y los alumnos se encariñaron de tal manera con este amable santo que ya no aceptaban confesarse con ningún sacerdote que no fuera él. Rúa fue uno de los que se dejaron ganar totalmente por la impresionante simpatía y santidad del gran apóstol. Al quedar huérfano de padre, empezó a frecuentar el Oratorio de Don Bosco, donde los muchachos pobres de la ciudad iban a pasar alegre y santamente los días festivos. Allí oyó un día que el santo le preguntaba: "Miguelín: ¿nunca has deseado ser sacerdote?". Al jovencito le brillaron los ojos de emoción y le respondió: "Si, lo he deseado mucho, pero no tengo cómo hacer los estudios". "Pues te vienes cada día a mi casa y yo te daré clases de latín", le dijo Don Bosco. Y así empezó el joven sus clases de secundaria. Más tarde Don Bosco lo envió a que recibiera clases de un excelente profesor de la ciudad, y cuando le pidió informes acerca de su alumno, el profesor respondió: "Es el mejor de la clase en todo: en aplicación, en conducta y en buenos modales". San Juan Bosco deseaba mucho fundar una comunidad religiosa para educar a los jóvenes, y se propuso formar a sus futuros religiosos de entre sus propios alumnos. Al primero que eligió para ello fue al joven Rúa. Le impuso la sotana y se interesó porque fuera haciendo sus estudios lo más completamente posible. En 1856 Don Bosco hizo una votación entre los centenares de alumnos de su Oratoria de Turín (en el cual había muchos internos). Las preguntas eran estas: 1ª. ¿Cuál es el más santo y piadoso de los oratorianos? 2ª. ¿Cuál es el más simpático y buen compañero de todo el Oratorio? La segunda pregunta la ganó Santo Domingo Savio. La primera la ganó por amplia votación el joven Rúa. La votación de aquellos jóvenes resultó ser muy acertada pues ambos llegaron a ser formalmente reconocidos por la Iglesia por su santidad. Rúa fue el primer alumno de Don Bosco que, ordenado de sacerdote, se quedó a colaborarle en su obra. Fue también el primer director de colegio salesiano y el hombre de confianza que acompañó durante 37 años al gran apóstol en todas sus empresas apostólicas. En él depositaba San Juan Bosco toda su confianza y era en todo como su mano derecha. Del beato Miguel Rúa hizo San Juan Bosco el siguiente elogio: "Si Dios me dijera: hágame la lista de las mejores cualidades que desea para sus religiosos, yo no sé qué cualidades me atrevería a decir, que ya no las tenga el Padre Miguel Rúa". Cuando el Padre Rúa fue nombrado para ser director del primer colegio salesiano que se fundaba fuera de Turín, le pidió a su maestro Don Bosco que le trazara un plan de comportamiento, y el santo le escribió lo siguiente: "Ante todo trate de hacerse querer, más que de hacerse temer. Recuerde lo que decía San Vicente de Paúl: ‘Yo tenía un carácter demasiado serio y un temperamento amargo, y me di cuenta de que si no hay amabilidad, se hace más mal que bien en el apostolado. Y me propuse adquirir un modo de ser amable y bondadoso’. Este sea su plan de comportamiento". Miguel Rúa conservó toda su vida estos consejos y llegó a practicarlos de manera admirable. San Juan Bosco decía al final de su vida: "Si el Padre Rúa quisiera hacer milagros, los haría, porque tiene la virtud suficiente para conseguirlos". El era humilde y no hablaba de sus logros. Pero un día, ya ancianito, le preguntaron los religiosos jóvenes: "Padre, ¿nunca le ha sucedido algún hecho extraordinario?". Y él, por bromear, les dijo: "Sí, un día me dijeron: ya que está reemplazando a Don Bosco que era tan milagroso, por favor coloque sus manos sobre una enferma que está moribunda. Yo lo hice, y tan pronto como le coloqué las manos sobre la cabeza, en ese mismo instante... ¡la pobre mujer se murió!". San Juan Bosco era ya muy ancianito, el Santo Padre León XIII le dijo: "Dígame cuál es su sacerdote de mayor reemplazo". El santo le dijo que era Miguel Rúa y este recibió el encargo Pontificio de reemplazar a Don Bosco cuando muriera. Y así lo hizo en 1888 al morir el santo. Quedó Rúa elegido como Superior General de los salesianos y en los 22 años que dirigió la Congregación Salesiana, esta multiplicó por cinco el número de sus religiosos y abrió casas y obras sociales en gran cantidad de países. Los salesianos decían: "Si alguna vez se perdiera nuestra Regla o nuestros Reglamentos, bastaría observar cómo se porta el Padre Rúa, para saber ya qué es lo que los demás debemos hacer". Su exactitud era admirable. Siempre amable y bondadoso, comprensivo con todos y lleno de paciencia, pero exactísimo en el cumplimiento de todos sus deberes. Cuando Rúa tenía apenas unos 25 años, un día se enfermó muy gravemente y mandó llamar a San Juan Bosco para que le impusiera los santos óleos y le llevaran el viático. El santo respondió: "Miguel no se muere ahora, ni aunque lo lances de un quinto piso". Y después explicó el por qué decía esto. Es que en sueños había visto que todavía en el año 1906 (40 años después) estaría Miguel Rúa extendiendo la comunidad salesiana por muchos países del mundo. Y a él personalmente le dijo después: "Miguel: cuando ya seas muy anciano y al llegar a una casa alguien te diga: ‘Ay padre, ¿por qué se ha envejecido tan exageradamete?’, prepárate porque ya habrá llegado la hora de partir para la eternidad". Y así sucedió. Al principio del año 1910, el Padre Rúa fue a Sicilia a visitar un colegio salesiano y un antiguo discípulo suyo, al verlo le dijo: "Ay padre, ¿por qué se ha envejecido tan exageradamente?". El santo sacerdote palideció y se preparó para bien morir. El 6 de abril de 1910, después de exclamar: "Salvar el alma, eso es lo más importante", expiró santamente. Había dedicado su vida con todo su corazón a comunicar el amor de Dios según el carisma que recibió de San Juan Bosco.