“Ó Santíssima Trindade, eu Vos adoro, Meu Deus, meu Deus.
Eu vos amo no Santíssimo Sacramento”
- (Lúcia, 2006: 174)
FÁTIMA E OS PAPAS
AS APARIÇÕES
3ª APARIÇÃO – 13 DE JULHO DE 1917
Naquela manhã, os Pastorinhos ao chegarem à Cova da Iria ficaram surpreendidos com a multidão.
Foi nesta visita que a Virgem transmitiu aos três Pastorinhos um Segredo dividido em três partes, que se revelou essencial na Mensagem de Fátima.
Mas pediu para que não contassem a ninguém.
A primeira parte do Segredo centrou-se na visão do inferno; a segunda na devoção ao Imaculado Coração de Maria e conversão da Rússia; e a terceira foi escrita por Lúcia em 1944, em Tui.
Foi revelada em 2000 e centrou-se na luta dos ateus contra a Igreja e no sofrimento dos cristãos do século XX.
(Contínua amanhã – se Deus quiser…)
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SANTO EUSTÁQUIO,
SANTA TEOPISTA sua Esposa e
SANTOS AGAPETO e TEOPISTO, seus filhos
Eustáquio, Santo
Mártires (entre 98 e 117) – 20 de Setembro
Eustáquio (ou Eustátio) era general reformado, tido pelo maior homem de guerra do seu tempo. Foi na caça que ele mudou de religião. O veado, que perseguia, voltou-se para ele, com uma cruz levantada entre as hastes. Palavras que dela vieram, converteram-no. Ao mesmo tempo, a sua mulher Teopista recebia a visita de um anjo e também ela abraçava o Cristianismo. Na noite seguinte, seguiram-nos os dois filhos, Agapeto e Teopisto, e no outro dia receberam todos o baptismo. Dez dias mais tarde, o veado voltou para avisar Eustáquio que rezasse muito, porque o demónio ia lançar-se contra ele. Na verdade, dentro de uma semana todos os seus escravos morreram de peste os rebanhos pereceram vitimados por uma epidemia misteriosa; vieram bandidos incendiar-lhe o castelo, levando todo o dinheiro que nele se encontrava; ele mesmo foi tomado por piratas, assim como a mulher e os filhos, quando estavam a embarcar em fuga para o Egipto. Foram vendidos a um negociante de escravos que deles tirou o maior rendimento; foi assim que Eustáquio se tornou criado duma quinta, Teopista criada de estalagem, os dois filhos marçanos, enquanto esperavam para entrar no exército. Passaram assim dez anos. Os Partos invadiram o Império. O Imperador Trajano, vendo-se em grandes dificuldades, mandou procurar o general Eustáquio. Encontraram-no e ele repeliu o inimigo para longe das fronteiras. Levar-nos-ia demasiado longe contar como Teopisto e Agapeto, tendo reconhecido o pai no chefe do exército em que se batiam, e a mãe na criada da estalagem onde tinham ido almoçar, toda a família se encontrou reunida para assistir às festas da vitória. Deviam estas começar por um sacrifício aos ídolos. Mas recusando todos tal coisa, foram os quatro encerrados num touro de bronze aquecido ao rubro; mas eles nada sofreram porque, até ao momento em que partiram para o céu, foram ouvidos a conversar alegremente, rezar juntos e executar cânticos de acção de graças. Difícil é explicar como se originaram este culto e esta narrativa. Santo Eustáquio é um dos Santos Auxiliadores (8 de Agosto).
Do livro SANTOS DE CADA DIA, de www.jesuitas.pt. Ver também, www.es.catholic e www.santiebeati.it
BEATO FRANCISCO MARIA DE CAMPOROSSO
Religioso (1804-1886)
Francisco María de Camporosso, Santo
Religioso Capuchinho
Martirológio Romano: Em Génova, da região da Ligúria, são Francisco María de Camporosso, religioso da Orden de Irmãos Menores Capuchinhos, que foi exímio por sua caridade para com os pobres e por sua entrega ao bem e salvação de seus vizinhos enfermos, fazendo-se oferta como vítima da peste arrasadora (1866).
En 1804 en Camporoso, una localidad que se encuentra apenas se cruza la frontera francesa-italiana, nació en el seno de una familia humilde un niño a quien pusieron por nombre Juan, quien al igual que sus hermanos, recibió una educación religiosa muy simple, pero eso si, sin descuidar nunca a la Misa y la oración. Como hacia falta manos para el trabajo en campo, apenas tuvo edad para hacer faenas, el padre lo puso a guardar el ganado.
A los 18 años el santo conoció a un hermano del convento de los monjes menores, y despertó en él el deseo de consagrarse al servicio de Dios. Fue admitido como terciario en el convento franciscano de Sestri Ponente y queriendo tener una vida de mayor austeridad, solicitó su ingreso entre los frailes menores capuchinos. Al año siguiente hizo su profesión en Génova, cambiando su nombre a Francisco María, y se le envió a trabajar en la enfermería para el cargo de gestor, cuyo oficio consistía en pedir limosna de puerta en puerta.
En numerosas ocasiones, San Francisco recibió rotundas negativas por parte de los genoveses que no estaban muy dispuestos a ayudar a los religiosos, pero preservó con inagotable paciencia durante 10 años y llegó ser el mejor limosnero conocido en la ciudad donde ninguno de sus habitantes lo trataba mal o le negaba algo. Se le atribuyeron numerosos milagros y curaciones de enfermos, y toda Génova lo llamaba Padre Santo pues él era un verdadero padre para todos los pobres y afligidos que acudían a él. (Esta biografia já foi publicada em 17 de Setembro, através de www.es.catholic.net)
•BEATO JOSÉ MARIA DE YERMO PARRES
Setembro 19 Biografia,
José María de Yermo y Parres, Santo
El sacerdote José María de Yermo y Parres nació en la Hacienda de Jalmolonga, municipio de Malinalco, Edo. de México el 10 de noviembre de 1851, hijo del abogado Manuel de Yermo y Soviñas y de María Josefa Parres. De nobles orígenes, fue educado cristianamente por el papá y la tía Carmen ya que su madre murió a los 50 días de su nacimiento. Muy pronto descubrió su vocación al sacerdocio.
A la edad de 16 años deja la casa paterna para ingresar en la Congregación de la Misión en la Ciudad de México. Después de una fuerte crisis vocacional deja la familia religiosa de los Paúles y continúa su camino al sacerdocio en la Diócesis de León, Gto. y allí fue ordenado el 24 de agosto de 1879. Sus primeros años de sacerdocio fueron fecundos de actividad y celo apostólico.
Fue un elocuente orador, promovió la catequesis juvenil y desempeñó con esmero algunos cargos de importancia en la curia, a los cuales por motivo de enfermedad tuvo que renunciar. El nuevo obispo le confía el cuidado de dos iglesitas situadas en la perifería de la ciudad: El Calvario y el Santo Niño. Este nombramiento fue un duro golpe en la vida del joven sacerdote. Le sacudió profundamente en su orgullo, sin embargo decidió seguir a Cristo en la obediencia sufriendo esta humillación silenciosamente.
Un día, mientras se dirigía a la Iglesia del Calvario, se halla de improviso ante una escena terrible: unos puercos estaban devorándose a dos niños recién nacidos. Estremecido por aquella tremenda escena, se siente interpelado por Dios, y en su corazón ardiente de amor proyecta la fundación de una casa de acogida para los abandonados y necesitados. Obtenida la autorización de su obispo pone mano a la obra y el 13 de diciembre 1885, seguido por cuatro valientes jóvenes, inaugura el Asilo del Sagrado Corazón en la cima de la colina del Calvario. Este día es también el inicio de la nueva familia religiosa de las “Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres”.
Desde ese día el Padre Yermo pone el pie sobre el primer peldaño de una larga y constante escalada de entrega al Señor y a los hermanos, que sabe de sacrificio y abnegación, de gozo y sufrimiento, de paz y de desconciertos, de pobrezas y miserias, de apreciaciones y de calumnias, de amistades y traiciones, de obediencias y humillaciones. Su vida fue muy atribulada, pero aunque las tribulaciones y dificultades se alternaban a ritmo casi vertiginoso, no lograron nunca abatir el ánimo ardiente del apóstol de la caridad evangélica.
En su vida no tan larga (1851-1904) fundó escuelas, hospitales, casas de descanso para ancianos, orfanatos, una casa muy organizada para la regeneración de la mujer, y poco antes de su santa muerte, acontecida el 20 de septiembre de 1904 en la ciudad de Puebla de los Ángeles, llevó a su familia religiosa a la difícil misión entre los indígenas tarahumaras del norte de México. Su fama de santidad se extendió rápidamente en el pueblo de Dios que se dirigía a él pidiendo su intercesión. Fue beatificado por Su Santidad JuanPablo II el 6 de mayo 1990 en la Basílica de Ntra. Sra. de Guadalupe en la Ciudad de México. Fue canonizado el 21 de mayo de 2000 en la Plaza de San Pedro. (esta biografia foi também publicada ontem dia 19/SETEMBRO, através de www.es.catholic.net
• Andrés Kim, Pablo Chong e companheiros, Santos
Setembro 20 Mártires Coreanos,
Andrés Kim, Pablo Chong y companheiros, Santos
Santos Mártires Coreanos
Andrés Kim Tae-Gon e Pablo Chong Ha-Sang
Martirológio Romano: Memória dos santos Andrés Kim Tae-gön, presbítero, Pablo Chöng Hasang e companheiros, mártires na Coreia. Se veneram este dia em comum celebração todos os cento e três mártires que naquele país testemunharam intrepidamente a fé cristã, introduzida fervorosamente por alguns laicos e depois alimentada e reafirmada pela pregação e celebração dos sacramentos por meio dos missionários. Todos estes atletas de Cristo — três bispos, oito presbíteros, e os restantes laicos, casados ou não, anciãos, jovens e crianças — unidos no suplício, consagraram com seu sangue precioso as primícias da Igreja na Coreia (1839-1867).
Data de canonização: Os 103 mártires foram canonizados por S.S. João Paulo II em 6 de Maio de 1984, em Seul, Coreia.
Integram o grupo: santos Simeón Berneux, Antonio Daveluy, Lorenzo Imbert, bispos; Justo Ranfer de Bretenières, Ludovico Beaulieu, Pedro Enrique Dorie, Padro Maubant, Jacobo Chastan, Pedro Aumaître, Martín Lucas Huin, presbíteros; Juan Yi Yunil, Andrés Chong Hwa-gyong, Esteban Min Kuk-ka, Pablo Ho Hyob, Agustín Pak Chong-won, Pedro Hong Pyong-ju, Pablo Hong Yong-ju, José Chang Chu-gi, Tomás Son Cha-son, Lucas Hwang Sok-tu, Damián Nam Myong-hyog, Francisco Ch’oe Kyong-hwan, Carlos Hyon Song-mun, Lorenzo Han I-hyong, Pedro Nam Kyong-mun, Agustín Yu Chin-gil, Pedro Yi Ho-yong, Pedro Son Son-ji, Benedicta Hyon Kyongnyon, Pedro Ch’oe Ch’ang-hub, catequistas; Agueda Yi, María Yi In-dog, Bárbara Yi, María Won Kwi-im, Teresa Kim Im-i, Columba Kim Hyo-im, Magdalena Cho, Isabel Chong Chong-hye, virgens; Teresa Kim, Bárbara Kim, Susana U Sur-im, Agueda Yi Kan-nan, Magdalena Pak Pong-son, Perpetua Hong Kum-ju, Catalina Yi, Cecília Yu Sosa, Bárbara Cho Chung-i, Magdalena Han Yong-i, viúvas; Magdalena Son So-byog, Agueda Yi Kyong-i, Agueda Kwon Chin-i, Juan Yi Mun-u, Bárbara Ch’oe Yong-i, Pedro Yu Chong-nyul, Juan Bautista Nam Chong-sam, Juan Bautista Chon Chang-un, Pedro Ch’oe Hyong, Marcos Chong Ui-bae, Alejo U Se-yong, Antonio Kim Song-u, Protasio Chong Kuk-bo, Agustín Yi Kwang-hon, Agueda Kim A-gi, Magdalena Kim O-bi, Bárbara Han Agi, Ana Pak Ag-i, Agueda Yi So-sa, Lucía Pak Hui-sun, Pedro Kwon Tu-gin, José Chang Song-jib, Magdalena Yi Yong-hui, Teresa Yi Mae-im, Marta Kim Song-im, Lucía Kim, Rosa Kim, Ana Kim Chang-gum, Juan Bautista Yi Kwang-nyol, Juan Pak Hu-jae, María Pak Kuna- gi Hui-sun, Bárbara Kwon-hui, Bárbara Yi Chong-hui, María Yi Yon-hui, Inés Kim Hyo-ju, Catalina Chong Ch’or-yom, José Im Ch’i-baeg, Sebastião Nam I-gwan, Ignacio Kim Che-jun, Carlos Cho Shin-ch’ol, Julita Kim, Águeda Chong Kyong-hyob, Magdalena Ho Kye-im, Lucía Kim, Pedro Yu Taech’ol, Pedro Cho Hwa-so, Pedro Yi Myong-so, Bartolomé Chong Mun-ho, José Pedro Han Chae-kwon, Pedro Chong Won-ji, José Cho Yun-ho, Bárbara Ko Sun-i e Magdalena Yi Yong-dog.
Andrés Kim Tae-Gon
Andrés Kim Tae-Gon
Andrés Kim Tae-Gon, nasceu em 21 de Agosto de 1821 em Solmoe (Coreia). Seus pais eram Ignacio Kim Chejun e Ursula Ko. Era criança quando a família se mudou para Kolbaemasil para fugir das perseguições. Seu pai morreu mártir em 26 de Setembro de 1839. Também seu bisavô Pío Kim Chunhu havia morrido mártir no ano 1814, depois de dez anos de prisão. Tinha quinze anos de idade quando o padre Maubant o convidou a ingressar no seminário.
Fue enviado al seminario de Macao. Hacia el año 1843 intentó regresar a Corea con el obispo Ferréol, pero en la frontera fueron rechazados.
Se ordenó diácono en China en el año 1844. Volvió a Corea el 15 de enero de 1845. Por su seguridad sólo saludó unos cuantos catequistas; ni siquiera vio a su madre quien, pobre y sola, tenía que mendigar la comida. En una pequeña embarcación de madera guió, a los misioneros franceses hasta Shangai, a la que arribaron soportanto peligrosas tormentas.
En Shangai recibió la ordenación sacerdotal de manos de monseñor Ferréol el 17 de agosto de 1845, convirtiéndose en el primer sacerdote coreano. Hacia fines del mismo mes emprendió el regreso a Corea con el obispo y el padre Daveluy. Llegaron a la Isla Cheju y, en octubre del mismo año, arribaron a Kanggyong donde pudo ver a su madre.
El 5 de junio de 1846 fue arrestado en la isla Yonpyong mientras trataba con los pescadores la forma de llevar a Corea a los misioneros franceses que estaban en China. Inmediatamente fue enviado a la prisión central de Seúl. El rey y algunos de ministros no lo querían condenar por sus vastos conocimientos y dominar varios idiomas. Otros ministros insistieron en que se le aplicara la pena de muerte. Después de tres meses de cárcel fue decapitado en Saenamt´õ el 16 de septiembre de 1846, a la edad de veintiséis años.
Antes de morir dijo: ¡Ahora comienza la eternidad! y con serenidad y valentía se acercó al martirio.
Pablo Chong Ha-Sang
Pablo Chong Ha-Sang
Pablo Chong Ha-Sang nasceu no ano 1795 em Mahyon (Coreia) sendo membro de uma nobre família tradicional. Depois do martírio de seu pai, Agustín Chong Yakjong, e de seu irmão mais velho Carlos, ocorridos no ano 1801, a família sofreu muito. Paulo tinha sete anos. Sua mãe, Cecília Yu So-sa, viu como confiscavam seus bens e os deixavam em extrema pobreza. Se educó bajo los cuidados de su devota madre.
A los veinte años dejó su familia para reorganizar la iglesia católica en Seúl y pensó en traer misioneros. En el año 1816 viajó a Pekín para solicitar al obispo algunos misioneros; se le concedió uno que falleció antes de llegar a Corea. Él y sus compañeros escribieron al papa para que enviara misioneros. Finalmente gracias a los ruegos de los católicos, el 9 de septiembre de 1831 se estableció el vicariato apostólico de Corea y se nombró su primer obispo encargando a la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París la evangelización de Corea.
Pablo introdujo al obispo Ímbert en Corea, lo recibió en su casa y lo ayudó durante su ministerio. Monseñor Ímbert pensó que Pablo podía ser sacerdote y comenzó a enseñarle teología... Mientras tanto brotó una nueva persecución. El obispo pudo escapar a Suwon. Pablo, su mamá y su hermana Isabel fueron arrestados en el año 1839.
Aguantó las torturas hasta que fue decapitado a las afueras de Seúl el 22 de septiembre. Poco después también su madre y su hermana sufrieron el martirio.
Os dois formam parte de 103 mártires canonizados por S.S. João Paulo II em 6 de Maio de 1984, em Seul, Coreia.
SÃO PEDRO DE ARBUÉS
Religioso (1440-1485)
Pedro de Arbués nasceu pelo ano de 1440, em Epila, perto de Saragoça. seus pais eram bons cristãos e nobres; aprendeu, em casa, as primeiras noções, depois estudou em Huesca. Como se distinguia, foi mandado aperfeiçoar-se em Bolonha, o grande centro universitário de Itália, onde o cardeal Gil Albérnez fundara, em 1365, um colégio de Espanha para 24 estudantes do seu país. Uma vez doutorado em teologia e direito, Saragoça reclamou esta jovem glória e assenhoreou-se dela definitivamente, como cónego regular de Santo Agostinho na igreja metropolitana, É preciso ver Saragoça interpretada por Velásquez no seu quadro do Prado, em Madrid: capital briosa e áspera, que parece entrincheirada e longínqua por trás do seu rio, como se fosse para se manter isolada no seu nobre sonho, longe das personagens do primeiro plano, à frente do espectador. Saragoça é um dos lugares santos de Espanha, com a sua Seo e o seu Pilar, a sua fé, e o seu célebre santuário de Nossa Senhora. Pedro fez profissão solene entre os cónegos em 1476. O seu zelo sacerdotal pelas almas tinha muitas formas: confessava, pregava e ensinava. Ao mesmo tempo, observante, cuidadoso de viver segundo a Sagrada Escritura e cheio de desprezo pelo que é temporal e vil. Fernando, o Católico (1479-1516), esse rei que tanto fez para libertar a Espanha das forças antinacionais e anticristãs, insistiu demoradamente junto dos papas Sisto V (1471-1484) e Inocêncio VII (1484-1492) para estabelecer na Espanha a Inquisição. Obteve-o em 1480, e o primeiro inquisidor da fé para a Aragão foi, em 1484, Pedro de Arbués. Não tardou que Pedro se tornasse odioso a alguns Judeus. Só por causa da sua integridade, do seu zelo? Ou mostrou-se duro e cruel? Nenhum documento afirma que ele tenha pronunciado uma sentença de morte ou de tortura. Talvez tenham desaparecido esses documentos acusadores. Mas afinal o caso de um inquisidor honesto, morto vítima do dever, é assim tão impossível? Formou-se uma conspiração contra ele. Acautelaram-no para que tivesse cuidado. Respondeu que, de mau padre que ele era, teria muito gosto de fazer um bom mártir. E uma noite, quando ia para o coro cantar matinas, ajoelhou-se ao passar diante do altar-mor; foi então esganado por alguns judeus. Estava-se no princípio do ofício; o cântico do salmo 94, «invitatório», ia terminar com a ideia terrível da misericórdia divina desgostada por causa da dureza do povo de coração rijo, do povo hebraico. Os cónegos correram para ele; era demasiado tarde, Pedro jazia sobre as lajes ensanguentadas. «Louvado seja Jesus Cristo, disse ele, morro pela sua santa fé». Tinha no pescoço uma ferida mortal. Levaram-no para casa entre lágrimas. Sobreviveu por dois dias; pedia pelos seus inimigos , consolava os amigos e louvava a Deus. Morreu a 17 de Setembro de 1485. Sem dúvida, o ofício de inquisidor era perigoso. Pedro não foi o primeiro a morrer assassinado. Pedro foi enterrado onde tinha caído. É evidente, para reconciliar a igreja manchada pelo crime, tinha-se lavado cuidadosamente o sangue. Mas, diante da multidão, ele reapareceu nas lajes, no sítio do martírio; foi possível embeber com ele vários panos. Este prodígio contribuiu notavelmente para engrandecer o morto na estima dos fiéis. O papa Inocêncio X, em 1652, reconheceu o culto que era prestado ao «mestre de Epila». Alexandre VII beatificou-o em 1664. E, por último, Pio IX canonizou-o em 1867. Com Bento XIV entrou ele na edição do martirológio romano de 1748. S. Pedro de Arbués foi também bastante venerado em Portugal. Do livro SANTOS DE CADA DIA, de www.jesuitas.pt. ESTA BIOGRAFIA FOI PUBLICADA NESTE BLOGUE, JÁ EM 17 DE SETEMBRO
• Paloma, Santa
Setembro 20 Mártir,
(Ver COLUMBA DE CÓRDOVA, em 17 de Setembro)
Etimologicamente significa “ pomba”. Vem da língua latina.
A mão do Senhor estava com os que anunciavam a Cristo e muitos foram os que creram e converteram seus corações ao Senhor.
Uma das chaves da força cristã ao longo dos séculos tem sido, sem dúvida, que após o anúncio da Palavra de Deus, há gente que se sente atraída em maior ou menor força pelo impacto da palavra divina.
Paloma foi uma mártir do século IX. Se venerava em Córdoba esta grande figura do cristianismo durante a perseguição árabe.
Córdoba era la capital del reino que llegó a todo su esplendor en el campo cultural durante toda aquella época.
El cristianismo florecía cada día más en los tiempos de paz.
Paloma era una joven de esta ciudad califal. Dicen que era de una gran belleza.
Ya había rechazado a varios pretendientes. Esto le disgustó mucho a su madre.
Al morir ésta, Paloma se fue a un monasterio de la Sierra, con el nombre de Isabelita.
Se contaba que era capaz de estar rezando horas y horas en silencio y sin cansarse. Muchas veces lloraba dulcemente durante la oración.
Lloraba por sus hermanos en la fe, y a los que estaban persiguiendo los musulmanes.
A causa de estas persecuciones, las monjas tenían que abandonar sus conventos y monasterios para bajarse a la ciudad, en la cual era más fácil pasar desapercibidos.
En Córdoba, Paloma oía los cánticos de la iglesia, ya que estaba cerca de una de ellas.
La descubrieron y, llevada al juicio, la condenaron a muerte. Le acompañó en el martirio la joven Pomposa.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
• Eusébia, Beata
Setembro 20 Mártir,
Etimologicamente significa “piedosa”. Vem da língua grega.
Paulo escreve: “Do mesmo modo que temos levado a imagem do homem terreno, levaremos também a imagem do celestial”.
Hoje te encontras com outra mártir do mesmo século nono.
O nome grego de Eusébio aparece frequentemente nos calendários e é o do glorioso mártir Eusébio de Vercelli, de onde foi bispo.
É muito pouco frequente a forma feminina. É, sem embargo, muito conhecida esta santa na França meridional e, mais concretamente, na grande cidade de Marselha.
La vida espiritual y cristiana se alimentaba , en parte, por la irradiación de santidad que salía del monasterio en el que ella ejercía el cargo de abadesa.
Los Sarracenos, por ese tiempo, - lo vimos ayer en Córdoba con santa Paloma – hacían verdaderos estragos en la población cristiana.
Más que combatir los fundamentos de la fe, lo que buscaban, era el robo y el pillaje por donde pasaban sus piratas y terroristas.
Muchas veces, como ocurrió hace pocos años en el Congo entre el presidente y una monja a la que quería violar – intentaban eso, poseer sexualmente a las monjas.
Ellas luchaban, más por defender su virtud de la castidad, que por las cuatro cosas que podían robarles.
Es curioso a donde llega la imaginación: se cortaron la nariz para evitar males mayores.
Gracias a esto, los sarracenos huían de ellas y no atacaban su virtud. Sin embargo, en el caso de Eusebia, antes de abandonar el monasterio, le dieron muerte. De esta forma logró santa Eusebia que sus hermanas salvaran su virtud. En Marsella se les conoce con el nombre de “las monjas con la nariz en la mano”.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
• Francisco de Posadas, Beato
Setembro 20 Sacerdote,
Francisco de Posadas, Beato
Presbítero
Martirológio Romano: Em Córdoba, em Espanha, beato Francisco de Posadas, presbítero da Ordem de Pregadores, que durante quarenta anos pregou a Cristo na sua região, sobressaindo por sua humildade e caridade (1713).
Data de beatificação: Pío VII o beatificou solenemente em 20 de Setembro de 1818.
Del padre Posadas se ha dicho que tenía la pobreza de San Francisco de Asís, la austeridad y poder taumatúrgico de San Francisco de Paula, la dulzura y sabiduría de San Francisco de Sales, el celo por la fe de San Francisco de Regis, la obediencia y temple de San Francisco Javier.
El padre presentado, fray Francisco de Posadas, es un personaje relativamente moderno: dejó esta vida cuando el siglo XVIII iba a cumplir tres lustros. Su biografía es simple, casi esquemática, aunque colmada de peripecias vocacionales y éxitos apostólicos. Por fortuna, su mismo confesor, el padre maestro fray Pedro de Alcalá, más tarde provincial de los dominicos de Andalucía, escribió al detalle la vida y milagros del nuevo "San Vicente Ferrer" —como le llamaba la gente— en un libro de tomo, lomo y más de 800 páginas; ésa es la fuente auténtica y gozosa de todos los biógrafos posteriores. Y en ella se ha inspirado directamente la semblanza que aquí pergeñamos.
Oriundos de Galicia, estirpe hidalga de sangre y de casa solariega con renombre —capitanes (un bisabuelo suyo conquistó Cheves y Monforte, rindiendo a fuerza de coraje las dos villas lusas), canónigos e inquisidores, eran honra y prez de la familia—, Esteban Martín Losada y María Fernández-Pardo y Posadas, tuvieron una luna de miel amarga: los vasallos de Juan de Braganza arrasaron Lama de Arcos y, como desquite, cebaron el deseo de venganza contra viejas derrotas en la casa infanzona del joven matrimonio, que huyó, en busca de clima y economía más propicios, a Córdoba. Allí montaron una tienda de panería. Ni les fue bien en el negocio ni en el matrimonio; aquél se arruinó; éste vio malograrse reiteradamente las esperanzas de sucesión. Don Esteban Martín abre una nueva tienda de naranjas y limones y especiería en la plaza del Salvador, en una casa contigua a la puerta principal del convento de San Pablo, según se sale a mano derecha; María Fernández-Pardo y Posadas acude a la Virgen de la Fuensanta implorando fecundidad y ofreciendo de antemano el primer fruto de sus entrañas a la celestial Señora. Y el día 25 de noviembre de 1644 nace, en la casatienda, un niño a quien, el 4 de diciembre, en la parroquial de San Andrés, pusieron por nombre Francisco.
Cinco años más tarde, otra vez la desgracia vino a rondar el humilde hogar. Falleció don Esteban Martín Losada. Francisco saboreó el pan de la temprana orfandad. La pobreza había obscurecido totalmente el esplendor de la sangre hidalga; pero empezaba a florecer, en la tierra árida de la miseria, la hidalguía de la gracia. Madre e hijo forman un bloque natural y sobrenaturalmente irrompible; ella, fiel al voto; él, piadoso, bien dispuesto siempre a la obediencia y al amor. La viuda casó en segundas nupcias con Juan Pérez Cerezo; fue un padrastro con Francisco. No consintió que el niño fuese al colegio de la Compañía de Jesús; era un gran sacrificio, y el egoísmo del nuevo jefe de familia triunfó sobre el ideal —sangre y promesa— de la madre; cuatro años de oficial aprendiz de cordonero pasó el joven en un taller sito en las Casillas, en el campo de San Antón; cuatro años de galeras bajo el rigor de un hombre de "indigesta condición" que más parecía un cómitre que un maestro artesano. Francisco aprendió lo que es ganar el pan con el sudor de la frente y del alma. Impávido y fervoroso aguantó el rudo noviciado de la vida pobre, acrisolándosele el espíritu. Su madre seguía soñando. El maestro o cómitre se convenció que el camino vocacional del aprendiz no iba por allí; era un hombre de Dios. Lo había demostrado hasta el heroísmo. Pero el padrastro no cede. Dios vino en ayuda de la madre y del hijo. El padre maestro fray Miguel de Villalón le buscó acomodo en San Pablo y le dio clases de latín. El "hijo de la vendedera", con dieciséis años al hombro, empezó a rumiar declinaciones y conjugaciones,
En este tiempo muere el padrastro, fracasa la tienda y Francisco retorna al hogar. La madre se dedica a recovera, es decir, a revender huevos por las calles; sacar el hijo adelante, ofrecérselo a la Virgen. No piensa en otra cosa. Francisco siente también la ineludible llamada de la gracia. Pide el hábito; pero el convento dominicano de San Pablo de Córdoba es nido de águilas, fragua de sabios y crisol de sangre. La flor y nata de las familias cordobesas se glorían de tener allí hijos que son ya obispos o maestros en teología. Los estatutos de limpieza de sangre y el orgullo aristocrático velan por la ejecutoria del convento. No le faltaban a Francisco nobleza de sangre y nobleza de alma, pero era notoria su calidad de hijo de la "vendedera". Estaban cerradas las puertas de San Pablo para él; la madre apuró el contratiempo; buscó otro monasterio y fue admitido. Estaba todo a punto para la toma de hábito; Francisco acudió a despedirse de la Virgen del Rosario, en su capilla de San Pablo, como quien se ve obligado a decir adiós a una Madre celestial; rompió en llanto y regresó al lado de la madre terrena que le había preparado ya el modesto hatillo para su nueva vida. Francisco estaba inconsolable; a pesar de todo, quería ser "fraile de la Virgen". El protector, padre Villalón, lo envió a Escalaceli, extramuros de la ciudad, convento dominicano pobre, donde San Alvaro de Córdoba empezó la reforma de la Orden a raíz de la Claustra, donde se santificó y escribió fray Luis de Granada; Escalaceli era una cuna de santos, mientras San Pablo era forja de sabios. Para Dios no hay racismos; fray Andrés Mellado, prior a la sazón, lo recibió de buen grado. Y el 23 de noviembre de 1672 le dio el hábito. Se enfureció el prior de San Pablo; ya era tarde: el novicio había salido muy de madrugada hacia Jaén, donde haría el noviciado. En el ínterin vacó el provincialato y el cargo recayó, por derecho, en el prior de San Pablo; dio órdenes de expulsión del novicio, pero los frailes de Jaén se opusieron con razones y con ruegos. Por prudencia tuvo que acceder a que el novicio profesase, pero le prohibió que, de regreso a Escalaceli, entrase en Córdoba, ni siquiera a dar un abrazo a su madre, "Ia vendedora"...
El nuevo provincial lo destinó a San Pablo para hacer los cursos de artes, filosofía y teología. Ante la oposición del padre prior, enconado enemigo de fray Francisco, optó por enviarlo a Sanlúcar de Barrameda. Allí se granjeó una no común estima por su talento y virtud. El padre Tirso González, andando el tiempo prepósito general de la Compañía de Jesús, conoció y admiró al joven dominico, cuando aquél estuvo en Sanlúcar predicando. Fray Francisco era su más entusiasta oyente, Por fin, a finales de 1678, se fue a Guadix; el obispo, fray Diego de Silva y Pacheco, le ordenó de sacerdote el 22 de diciembre. Pocos días después cantó su primera misa en el altar de la Virgen de la Fuensanta, apadrinado por el padre Villalón y don Andrés Fernández de Córdoba, señor de Zuheros.
Retornó a Sanlúcar y empezó a predicar, Santidad y sabiduría brillaban en el joven predicador tanto que el padre Enrique de Guzmán, nombrado regente de la Minerva de Roma y luego vicario general de la Orden, quiso llevárselo consigo. No accedió al honor; era impiedad dejar para siempre a su anciana y bendita madre; era infidelidad a la vocación buscar cátedra en lugar de púlpito. La fama pregonaba maravillas de sus sermones; el prior de San Pablo, que no era ya el que le persiguió con tan malévola constancia, le invitó a predicar en la iglesia del convento; pero los aristócratas maestros en teología amenazaron con quemar el púlpito si ponía en él los pies el hijo de la "vendedora". Pero la gracia acabó por vencer al pecado; la humildad, a la obstinación. El padre Posadas fue destinado al hospicio u hospedería. que en Córdoba tenía el convento de Escalaceli; un ángel lo recibió al llegar, diciéndole: "Esta será tu cruz". Se dedicó a predicar con gran fruto. Una calumnia fue motivo para que le quitasen de allí y lo mandasen reintegrarse al convento de la sierra; falló, por grave enfermedad, un maestro de San Pablo encargado de dar unas misiones cuaresmales en Almadén y Chillón; el padre Posadas lo reemplazó en última instancia, pero con ventaja. Al regresar, el calumniador estaba arrepentido. Y el prior de Escalaceli pidió perdón al padre Posadas y volvió a encomendarle el hospicio, que en adelante será conocido con el nombre de "Hospitalico del padre Posadas".
Y aquí empieza la "vida pública", la vida del profeta en su patria, la vida del milagro y del sacrificio total. La hora de la acción apostólica. El mensaje misionero y espiritual del padre Posadas tiene dos facetas entrelazadas por un fin común: la del predicador y la del escritor.
1. Predicador. Predicaba en las iglesias, en las calles y en las plazas. En plan de misionero infatigable. Cantaba el pueblo con él coplas devotas; recitaban la doctrina cristiana; rezaban en alta voz el rosario. Un crucifijo presidía siempre la procesión. Entraba en las cárceles, en los monasterios. "Poníase sobre una pequeña mesa, donde la piedad del que pasa a vista de la cárcel pone la limosna a los presos, y como no podía sobresalir para dominar a tanto auditorio, sacaron el púlpito de la inmediata iglesia de Nuestra Señora del Socorro"; oíanle muchedumbres; también los maestros en teología, incluso el anciano prior que tanto le persiguió, se había rendido, y no faltaba nunca a sus sermones, mezclándose entre la gente; "aseguraban muchos el lugar desde por la mañana... sin cuidar del alimento del cuerpo"; inquisidores, obispos y cardenales lo escuchaban atónitos lo mismo que las masas enfervorizadas. Treinta años pasó predicando en Córdoba, salvo algunas temporadas breves en que misionaba por la provincia. Realmente, era un caso excepcional, extraordinario. Nadie se acordaba ya de su humilde origen; él, sí; lo repetía con exquisita humildad para acallar los elogios, para ahuyentar la tentación de los honores: prioratos y mitras, ambición de tantos humanos, fueron quedándose a sus pies. Renunciaba a todo lo que no fuese humildad: santidad. Ningún predicador había arrastrado las muchedumbres así desde tiempos de San Vicente Ferrer. Como ejemplo de la eficacia de su predicación, hay uno muy significativo: se empeñó en desterrar las comedias y cerrar el teatro y lo consiguió. Como es lógico, era una tarea difícil. Pero ahí está, después de una lucha de resistencias y tiras y aflojas, el decreto del ayuntamiento de Córdoba que decide suprimir y demoler el teatro público a 11 de octubre de 1694. Córdoba vio y vivió los mejores tiempos de su cristianismo con el padre Posadas.
El 20 de septiembre de 1713 celebró misa muy tempranico; se sentó luego en el confesonario; se despidió de sus confesandos; a las diez treinta se retiró diciendo adiós a todos; a las once treinta le dio un ataque de apoplejía, que muchos confundieron con uno de sus frecuentes raptos; a las siete treinta de la tarde expiró. Tenía sesenta y nueve años; lo trasladaron aquella misma noche al convento de San Pablo; no lo habían querido recibir vivo y lo recibieron —y con grandes honores—muerto. Repicaron todas las campanas de la ciudad; el pueblo acudió en masa a venerarlo y se retrasó dos días el entierro; el Ayuntamiento le costeó una lujosa sepultura en el capítulo, revestida de seda, teniendo que sacar los restos de los dos padres maestros que más le habían perseguido para depositar en su lugar los restos mortales del padre Posadas; sobre su tumba se grabó un epitafio historiado.
Sobre su tumba siguen los cordobeses desgranando súplicas y lágrimas. Y el padre Posadas los escucha con la bondad de siempre. Desde el cielo.
2. Escritor. El padre Posadas, extraordinario representante de la oratoria sagrada española en los últimos tiempos, fue también un gran maestro y escritor espiritual. Su biógrafo, padre Alcalá, se admiraba cómo podía tener tiempo para escribir un hombre que pasaba todo el día predicando, confesando y orando. Pero ahí están sus obras, que revelan un digno continuador de la gran escuela mística del siglo XVI. Cultivó el género biográfico, dejándonos tres biografías: una de Santo Domingo, muy alabada y reeditada; y otra del extremeño padre Cristóbal de Santa Catalina, presbítero y fundador del Hospital de Jesús Nazareno, dirigido espiritual suyo; y una tercera de la madre Leonor María de Cristo, monja dominica de Santa María de los Angeles, de Jaén; cultivó, además, el género didáctico, escribiendo un bello libro contra Molinos, el maestro espiritual condenado; también ensayó el género poético en más de una ocasión, aunque sin insistencia; sólo algunos versos suyos vieron la luz, quedando inéditos otros muchos, como el que empieza:
En las aras de mi amor
peno y gozo a un mismo tiempo...
Pero, sobre todo, escribió muchos tratados espirituales en forma de sermones; cinco tomos de estos escritos publicó su confesor con el título de Obras póstumas.
"Crióle Dios naturalmente retórico." El alcance de este juicio, hecho por quien lo trató tantos años, puede descentrarse si se prescinde de la época en que actúa, de la constante dedicación a la predicación y de las dotes psicofísicas de que estaba adornado. Cuerpo robusto, carácter sanguíneo, incendiado en el amor de Dios y de la Virgen, incendiador de almas. Su estilo literario es barroco, viril, vital; pese a las metáforas —siempre apropiadas, rebuscadas en las fuentes bíblicas las más de las veces, finas a lo Góngora siempre—, su estilo logra un contacto directo con la realidad cotidiana; es plástico, como conviene a un misionero; florido, para rendir tributo al gusto del tiempo; docto, como convenía a un ingenio doblemente feliz: por don de naturaleza y del arte. En el Llanto de las virtudes —sus tratados llevan siempre epígrafes metafóricos: Silbos, Ladridos, Voces, La mano que abre la puerta del cielo, La mejor Rosa de Jericó, Místicas espigas de la mejor Ruth, Las casas del olvido, Horas de un reloj cristiano que despierta al alma del pecador dormido, Caminos para la conversión del alma, Devoto peregrino del cielo, Colirio, El sueño de la culpa, Las tradiciones del Alcorán del mundo, etcétera— finge que encuentra "unas doncellas ricamente vestidas y con honestidad adornadas": "Estaba la una hincada de rodillas, el semblante devoto, y los ojos en el cielo; la otra tenía un compás en la mano, con que parece que medía o ajustaba; otra sustentaba un peso, con que repartía las cosas que pesaba a los circunstantes; otra estaba de pie en una columna, sin ladearse..." A todas les va preguntando por los motivos de su llanto; y ellas responden que son las virtudes y que los motivos del llanto puede preguntárselos al profeta Jeremías... El diálogo, cabalgando en la metáfora, es encantador; los sermones sobre el pozo y la fuente de Samaria rezuman una frescura y un gracejo humanísimos, pero al mismo tiempo revelar ansias espirituales de la mejor ley. Análogos ejemplos nos ofrecen los Silbos o llamadas de Cristo a las ovejas, o la descripción de "las tradiciones" del Alcorán del mundo, donde analiza los principios o decires falsos por los que se rigen los hombres.
Escritor espiritual de talla, amén de predicador infatigable, docto y digno, enamorado de la Virgen, el padre Posadas dejó tras sí una estela de luz y de verdad que no se eclipsan.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
• Agapito I, Santo
Setembro 20 LVII Papa,
Agapito I, Santo
LVII Papa
Reinou de 535-536.
Sua data de nascimento é incerta; morreu em 22 de Abril del 536.
Fue hijo de Gordianus, un sacerdote Romano que había sido liquidado durante los disturbios en los días del Papa Symmachus.
Su primer acto oficial fue quemar en presencia de la asamblea del clero, el anatema que Bonifacio II había pronunciado en contra de Dioscurus, su último rival, ordenando fuera preservado en los archivos Romanos.
El confirmó el decreto del concilio sostenido en Cartago, después de la liberación de África, de la yunta de Vándalo, según los convertidos del Arrianismo, fueron declarados inelegibles a las Santas Ordenes y aquellos ya ordenados, fueron admitidos meramente para dar la comunión.
Aceptó una apelación de Contumeliosus, Obispo de Riez, a quien un concilio en Marsella había condenado por inmoralidad, ordenando a San Caesarius de Aries otorgar al acusado un nuevo juicio ante los delegados papales. Mientras tanto, Belisarius, después de la sencilla conquista de Sicilia, se preparaba para una invasión de Italia.
El rey Gótico, Theodehad, como último recurso, mendigó al viejo pontífice proceder a Constantinopla y traer su influencia para lidiar con el Emperador Justiniano.
Para pagar los costos de la embajada, Agapito se vio obligado a prometer las naves sagradas de la Iglesia de Roma.
Se embarcó en pleno invierno con cinco obispos y un séquito imponente. En febrero del 536, apareció en la capital del Este y fue recibido con todos los honores que convienen a la cabeza de la Iglesia Católica.
Como él había previsto sin duda, el objeto aparente de su visita fue condenado al fracaso. Justiniano no podría ser desviado de su resolución para restablecer los derechos del Imperio en Italia. Pero desde el punto de vista eclesiástico, la visita del Papa a Constantinopla marcó un triunfo escasamente menos memorable que las campañas de Belisario.
El entonces ocupante de la Sede Bizantino era un cierto Anthimus, quien sin la autoridad de los cánones había dejado su sede episcopal en Trebizond, para unir el cripto-Monophysites que, en unión con la Emperatriz Teodora, intrigaban para socavar la autoridad del Concilio de Calcedonia.
Contra las protestas del ortodoxo, la Emperatriz finalmente sentó a Anthimus en la silla patriarcal.
No bien hubo llegado el Papa, la mayoría prominente del clero mostró cargos en contra del nuevo patriarca, como un intruso y un herético. Agapito le ordenó hacer una profesión escrita de la fe y volver a su sede abandonada; sobre su negativa, rechazó tener cualquier relación con él.
Esto enfadó al Emperador, que había sido engañado por su esposa en cuanto a la ortodoxia de su favorito, llegando al punto de amenazar al Papa con el destierro. Agapito contestó con el espíritu: "Con anhelo ansioso vengo a mirar hacia el Emperador Cristiano Justiniano. En su lugar encuentro a un Dioclesiano, cuyas amenazas, sin embargo, no me aterrorizan." Este atrevido idioma hizo que Justiniano tomara una pausa; siendo convencido finalmente de que Anthimus era poco sólido en la fe, no hizo ninguna objeción al Papa en ejercitar la plenitud de sus poderes a deponer y suspender al intruso, y, por primera vez en la historia de la Iglesia, consagrar personalmente a su sucesor legalmente elegido, Mennas.
Este memorable ejercicio de la prerrogativa papal no se olvidó pronto por los Orientales, que, junto con los Latinos, lo veneran como un santo.
Para purificarlo de cualquier sospecha de ayudar a la herejía, Justiniano entregó al Papa una confesión escrita de la fe, que el último aceptó con la juiciosa cláusula, "aunque no pudiera admitir en un laico el derecho de enseñar la religión, observaron con placer que el afán del Emperador estaba en perfecto acuerdo con las decisiones de los Padres".
Poco después Agapito cayó enfermo y murió, después de un glorioso reinado de diez meses. Sus restos fueron introducidos en un ataúd y dirigidos a Roma, siendo depositados en San Pedro.
Su memoria se mantiene el 20 de septiembre, el día de su deposición. Los griegos lo conmemoran el 22 abril, día de su muerte.
• María Teresa de San José, Beata
Setembro 20 Fundadora,
María Teresa de San José, Beata
Virgem, Fundadora das
Religiosas Carmelitas do Divino Coração de Jesus
Nació en Sandow (Brandenburgo, hoy Polonia), el 19 de junio de 1855. Su padre era pastor luterano, y su madre, aunque era luterana, sentía un gran amor por la santísima Virgen, por lo cual, el 24 de julio, cuando su hija fue bautizada, le puso el nombre de Ana María. Administró el bautismo su abuelo paterno, también él pastor luterano.
Su infancia transcurrió de modo feliz y despreocupado, con su madre, a quien amaba tiernamente, y con su padre, que le dedicaba los ratos libres de su ministerio.
En mayo de 1862 su padre fue nombrado superintendente en Arnswalde, a donde se mudó con la familia, que mientras tanto había aumentado con el nacimiento de otras dos niñas: Lisa y Magdalena.
En aquel ambiente tan diverso, Ana María comenzó una vida nueva, ya no en la soledad del campo, sino en el movimiento de una gran casa parroquial, donde su padre y su madre se dedicaban con gran empeño a las diversas actividades pastorales y caritativas. En efecto, su madre, acompañada por ella, reunía a los niños para el catecismo y visitaba a los pobres y a los enfermos. Así se suscitó en Ana María un gran amor al prójimo, especialmente a los más necesitados.
En 1865 su padre fue trasladado a Berlín. Allí Ana María comenzó a sentirse mal, por lo cual tuvo que dejar la escuela, a la que volvió después con mucho esfuerzo. A causa de su delicada salud y con vistas a los estudios, en 1870 sus padres decidieron enviarla, con su hermana Lisa, a un colegio para niñas de los Hermanos Moravos, situado en el campo. Entre ellos había personas muy devotas y en Ana María surgió el deseo de hacerse "monja".
El aire sano la ayudó a restablecerse pronto, y en contacto con la naturaleza su temperamento tímido fue abriéndose más. Sin embargo, se opuso a todo tipo de lisonjas y vanidades, manteniendo su estilo de vida serio, leal y lleno de bondad, siempre dispuesta a intervenir con generosidad ante cualquier necesidad o petición.
Durante la Pascua de 1872 su padre la hizo volver a casa para que recibiera la Confirmación. Fue para ella una gran prueba, porque se sentía cada vez más alejada del luteranismo. En algunas ocasiones, incluso en el colegio para niñas, no había querido decir a qué religión pertenecía, declarando que seguía una suya propia. En discusiones con pastores protestantes que frecuentaban a su familia, se comentó que su manera de razonar era más católica que protestante.
Pasó el verano de 1873 en casa de sus abuelos. En esa circunstancia recibió una propuesta de matrimonio, que rechazó inmediatamente, afrontando con firmeza la ira de su abuelo, al que, por lo demás, amaba mucho.
En 1874 murió su madre, que sólo tenía 45 años de edad, y Ana María, quebrantada por el dolor, tuvo que hacerse cargo de la familia. Cinco años después, su padre volvió a casarse, y la eximió de esa responsabilidad. Así, pudo finalmente realizar el deseo que cultivaba desde hacía mucho tiempo: constituir una asociación de señoritas que se dedicaran a diversas labores manuales, para después venderlas y así ayudar a las misiones.
Para ofrecer a Dios un gran sacrificio, aceptó en Colonia el cargo de directora del manicomio de la ciudad. En medio de las duras pruebas derivadas del contacto con los enfermos mentales, recibió la gracia de Dios de adherirse a la fe católica. Fue acogida oficialmente en la Iglesia católica el 30 de octubre de 1888.
Cada vez sentía más intensamente el deseo de consagrarse completamente a Dios. Después de leer el libro de la autobiografía de santa Teresa de Jesús, se orientó hacia el Carmelo, pero su confesor le dijo que no era ese su camino. Con el tiempo vio claramente que Dios la llamaba a fundar una congregación que, impregnada del espíritu carmelitano de oración y reparación, se dedicara a la asistencia a los niños huérfanos, pobres y abandonados: las Carmelitas del Divino Corazón de Jesús.
En su autobiografía narra los grandes sufrimientos que afrontó al inicio de la Congregación.
Expulsada de la casa paterna, así como de Alemania, donde el cardenal Kopp le negó la autorización de llevar el hábito religioso, anduvo errante de un país a otro, hasta que llegó a Rocca di Papa, cerca de Roma, donde en junio de 1904 el cardenal Satolli le dio permiso de conseguir una vieja casa, que llamó: el Carmelo del Divino Corazón de Jesús. Allí, el 3 de enero de 1906, la madre y sus primeras compañeras emitieron los primeros votos religiosos válidos según el derecho canónico.
Pasada la tribulación, le fue permitido volver a Alemania, donde se habían multiplicado sus obras, llamadas "Casas de San José". En 1912 partió para América para fundar allí el Carmelo del Divino Corazón de Jesús. Mientras se ocupaba de las nuevas fundaciones, estalló en Europa la primera guerra mundial y la casa madre de Rocca di Papa fue expropiada por el Gobierno italiano por ser "propiedad alemana".
Cuando volvió de América, en 1920, tuvo que buscar una nueva casa madre. La encontró en Sittard, Holanda. Allí pasó los últimos años de su vida. A causa de su deteriorada salud ya no podía viajar. Se dedicaba a la formación espiritual de sus religiosas y a la consolidación de la Congregación, elaborando las Constituciones.
Murió santamente el 20 de septiembre de 1938.
Fue beatificada el 13 de mayo de 2006, en Roermond (Países Bajos).
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70850 > Santi Martiri Coreani (Andrea Kim Taegon, Paolo Chong Hasang e 101 compagni) 20 settembre - Memoria MR
90215 > Beato Adelpreto di Trento Vescovo e martire 20 settembre MR
71050 > Santa Candida Martire a Cartagine 20 settembre
71100 > Beata Candida da Como 20 settembre
70860 > San Dorimedonte Martire 20 settembre MR
71000 > Sant' Eustachio Placido Martire 20 settembre MR
70900 > Santa Fausta di Narni Martire 20 settembre
90803 > Beato Francesco de Posadas Domenicano 20 settembre MR
70950 > San Giancarlo Cornay Sacerdote e martire 20 settembre MR
90019 > San Giuseppe Maria de Yermo y Parres Sacerdote 20 settembre MR
70870 > Santi Ipazio, Asiano e Andrea Martiri 20 settembre MR
70880 > Santi Lorenzo Han I-hyong e compagni Martiri 20 settembre MR
92644 > Beata Maria Teresa di San Giuseppe (Anna Maria Tauscher van den Bosch) Fondatrice 20 settembre
70850 > Santi Martiri Coreani (Andrea Kim Taegon, Paolo Chong Hasang e 101 compagni) 20 settembre - Memoria MR
71150 > Santa Susanna di Eleuteropoli Monaca e martire 20 settembre
90266 > Santi Teopista ed Agapio Martiri 20 settembre
93336 > Beato Tommaso Johnson Sacerdote certosino, martire 20 settembre MR
http: www.es.catholic.net/santoral - www.santiebeati.it – www.jesuitas.pt (livro SANTOS DE CADA DIA)
António Fonseca
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