Nº 1049
SÃO MATEUS
Apóstolo e Evangelista
S. Mateus é um dos apóstolos. homem decidido e generoso desde o primeiro momento da sua vocação. É também evangelista, o primeiro que opor inspiração divina pôs por escrito a mensagem messiânica de Jesus. Foi ainda fervoroso pregador da boa nova, que veio a selar com o seu sangue, como testemunha da verdade e divindade de Cristo. S. Mateus foi judeu, como indica o nome de seu pai, Alfeu, e mesmo o seu, que na nossa língua é o mesmo que «dom de Deus», como Teodoro ou Adeodato. Exercia em Cafarnaum, lugar fronteiriço e porto de grande movimento, o ofício de cobrador dos direitos de portagem, como chefe subalterno, ao serviço de Herodes Antipas. Um dia em que Jesus saía da cidade de Cafarnaum em direção ao lago, fixou-se em Mateus, sentado no seu mocho diante da mesa da contribuição. Foi um fixar-se próprio de Jesus: olhou para ele com atenção e sobretudo com amor. O olhar equivalia já a um convite carinhoso. Seguiu.-se logo a palavra, que fala ao ouvido e ao coração: «Mateus, segue-me». Não foi preciso mais. Mateus devia saber quem era aquele Mestre, que seguiam muito de perto outros discípulos e muita gente. Levantou-se sem hesitar um instante, obedeceu ao convite, ao chamamento de Jesus, à vocação; deixou o serviço do rei Herodes, o negócio terreno, e pôs-se às ordens de Jesus, ao serviço do Reino dos Céus. Não se sabe que admirar mais na vocação de S. Mateus, se a bondade do Mestre que se fixa num publicano, homem de negócios e pecador – segundo a voz do vulgo – para o fazer coluna da sua Igreja; a autoridade e energia doce com que o chama; ou a generosidade pronta e decidida do agraciado. A voz da graça é forte e misericordiosa, e a correspondência humana um mistério também. S. Mateus foi generoso em seguir o chamamento e agradecido ao mesmo tempo. Deu-se conta desde o primeiro instante de que tinha recebido um benefício e quis corresponder a agradecê-lo. Deu um banquete em sua casa, para o qual convidou Jesus e os seus discípulos, e muitos colegas seus, «publicanos e pecadores», como disseram os Escribas e fariseus. O Novo Testamento não torna a falar de S. Mateus, a não ser na lista dos doze Apóstolos. Como todos eles, acompanhou o Salvador durante o ministério público; foi testemunha da ressurreição e de diversas aparições; e por último assistiu à Ascensão e recebeu o Espírito Santo no dia de Pentecostes, para tomar parte na fundação da Igreja-Mãe de Jerusalém. Os dados que acrescenta a tradição não nos fornecem plena segurança sobre o apostolado concreto de S. Mateus e sobre o seu fim glorioso. É certo que a sua primeira pregação foi na Palestina, aos judeus. Clemente de Alexandria diz-nos, no século III, que o seu apostolado palestinense durou quinze anos. As outras regiões evangelizadas pelo primeiro evangelista já não podemos determiná-las com certeza, porque os testemunhos são já tardios e não concordam plenamente entre si. S. Gregório Magno fala-nos da Etiópia e Santo Isidoro da Macedónia. Parece certo que morreu mártir, pois assim o acreditou sempre a Igreja do Oriente e Ocidente, mas não podemos determinar nem o ano, nem o lugar, nem a espécie de martírio. A glória principal e importantíssima de S. Mateus é o seu Evangelho, escrito primeiro em aramaico para os judeus convertidos e traduzido pouco depois para o grego. O seu livro é conhecido e utilizado por todos os autores cristãos do século I e nomeado expressamente como obra do Apóstolo pelos principais historiadores dos séculos II e III. Nele revela-se S. Mateus como grande organizador de materiais dispersos, profundo conhecedor da riqueza da doutrina cristã e dos livros sagrados dos Judeus. S. Mateus, como toda a alma grande e generosa, possui profunda humildade e desprezo por si mesmo. Possuía dois nomes, o de Levi e o de Mateus, tal como Simão e Pedro ou Paulo e Saulo designaram em cada um dos dois casos a mesma pessoa. Entre os cristãos, era conhecido por Mateus. Ora, enquanto Marcos e Lucas, ao contarem a vocação dos Apóstolos, o mencionam, simplesmente com o nome de Levi, e ao colocá-lo na lista dos Doze, pelo de Mateus, ele próprio dá-se invariavelmente o nome de Mateus e acrescenta-lhe o qualificativo de «publicano», como se dissesse: Mateus, o publicano, isto é, o pecador , indigno de figurar entre os apóstolos e escolhidos de Jesus. Este espírito de humildade e desprezo próprio é genuinamente cristão, que aprenderam e ensinaram com o seu exemplo e a sua palavra os que estiveram mais perto do nosso Divino Fundador. Do livro SANTOS DE CADA DIA, DE www.jesuitas.pt.
Mateo, Apóstol.
Septiembre 21 Apóstol y Evangelista,
Mateo, Apóstol.
Martirologio Romano: Fiesta de san Mateo, apóstol y evangelista, llamado antes Leví, que al ser invitado por Jesús para seguirle, dejó su oficio de publicano o recaudador de impuestos y, elegido entre los apóstoles, escribió un evangelio en que se proclama principalmente que Jesucristo es hijo de David, hijo de Abrahán, dando plenitud al Antiguo Testamento. Mateo significa: "regalo de Dios". Se llamaba también Leví, y era hijo de Alfeo. Su oficio era el de recaudador de impuestos, un cargo muy odiado por los judíos, porque esos impuestos se recolectaban para una nación extranjera. Los publicanos o recaudadores de impuestos se enriquecían fácilmente. Y quizás a Mateo le atraía la idea de hacerse rico prontamente, pero una vez que se encontró con Jesucristo ya dejó para siempre su ambición de dinero y se dedicó por completo a buscar la salvación de las almas y el Reino de Dios. Como ejercía su oficio en Cafarnaum, y en esa ciudad pasaba Jesús muchos días y obraba milagros maravillosos, ya seguramente Mateo lo había escuchado varias veces y le había impresionado el modo de ser y de hablar de este Maestro formidable. Y un día, estando él en su oficina de cobranzas, quizás pensando acerca de lo que debería hacer en el futuro, vio aparecer frente a él nada menos que al Divino Maestro el cual le hizo una propuesta totalmente inesperada: "Ven y sígueme".
Mateo aceptó sin más la invitación de Jesús y renunciando a su empleo tan productivo, se fue con El, no ya a ganar dinero, sino almas. No ya a conseguir altos empleos en la tierra, sino un puesto de primera clase en el cielo. San Jerónimo dice que la llamada de Jesús a Mateo es una lección para que todos los pecadores del mundo sepan que, sea cual fuere la vida que han llevado hasta el momento, en cualquier día y en cualquier hora pueden dedicarse a servir a Cristo, y El los acepta con gusto. Mateo dispuso despedirse de su vida de empleado público dando un gran almuerzo a todos sus amigos, y el invitado de honor era nada menos que Jesús. Y con Él, sus apóstoles. Y como allí se reunió la flor y nata de los pecadores y publicanos, los fariseos se escandalizaron horriblemente y llamaron a varios de los apóstoles para protestarles por semejante actuación de su jefe. "¿Cómo es que su maestro se atreve a comer con publicanos y pecadores?" Jesús respondió a estas protestas de los fariseos con una noticia que a todos nos debe llenar de alegría: "No necesitan médico los que están sanos, sino los que están enfermos. Yo no he venido a buscar santos sino pecadores. Y a salvar lo que estaba perdido". Probablemente mientras decía estas bellas palabras estaba pensando en varios de nosotros. Desde entonces Mateo va siempre al lado de Jesús. Presencia sus milagros, oye sus sabios sermones y le colabora predicando y catequizando por los pueblos y organizando las multitudes cuando siguen ansiosas de oír al gran profeta de Nazaret. Jesús lo nombra como uno de sus 12 preferidos, a los cuales llamó apóstoles (o enviados, o embajadores) y en Pentecostés recibe el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego. Los judíos le dieron 39 azotes por predicar que Jesús sí había resucitado (y lo mismo hicieron con los otros apóstoles) y cuando estalló la terrible persecución contra los cristianos en Jerusalén, Mateo se fue al extranjero a evangelizar, y dicen que predicó en Etiopía y que allá murió martirizado. En todo el mundo es conocido este santo, y lo será por siempre, a causa del maravilloso librito que él escribió: "El evangelio según San Mateo". Este corto escrito de sólo 28 capítulos y 50 páginas, ha sido la delicia de predicadores y catequistas durante 20 siglos en todos los continentes. San Mateo en su evangelio (palabra que significa: "Buenas Noticias") copia sermones muy famosos de Jesús, como por ej. El Sermón de la Montaña (el sermón más bello pronunciado en esta tierra), el sermón de las Parábolas, y el que les dijo a sus apóstoles cuando los iba mandar a su primera predicación. Narra milagros muy interesantes, y describe de manera impresionante la Pasión y Muerte de Jesús. Termina contando su resurrección gloriosa. El fin del evangelio de San Mateo es probar que Jesucristo sí es el Mesías o Salvador anunciado por los profetas y por el Antiguo Testamento. Este evangelio fue escrito especialmente para los judíos que se convertían al cristianismo, y por eso fue redactado en el idioma de ellos, el arameo. Quizás no haya en el mundo otro libro que haya convertido más pecadores y que haya entusiasmado a más personas por Jesucristo y su doctrina, que el evangelio según San Mateo. No dejemos de leerlo y meditarlo. A cada uno de los 4 evangelistas se les representa por medio de uno de los 4 seres vivientes que, según el profeta, acompañan al Hijo del hombre (un león: el valor. El toro: la fuerza. El águila: los altos vuelos. Y el hombre: la inteligencia). A San Marcos se le representa con un león. A San Lucas con un toro (porque empieza su evangelio narrando el sacrifico de una res que estaban ofreciendo en el templo). A San Juan por medio del águila, porque este evangelio es el que más alto se ha elevado en sus pensamientos y escritos. Y a San Mateo lo pintan teniendo al lado a un ángel en forma de hombre, porque su evangelio comienza haciendo la lista de los antepasados de Jesús como hombre, y narrando la aparición de un ángel a San José. Que San Mateo, gran evangelizador, le pida a Jesús que nos conceda un gran entusiasmo por leer, meditar y practicar siempre su santo evangelio. Decía Jesús "Convertíos y creed en el evangelio" (Mc. 1, 15).
21550 > San Matteo Apostolo ed evangelista 21 settembre - Festa MR
Áudio da RadioVaticana: da RadioRai: e da RadioMaria:
SÃO CASTOR
Bispo (provavelmente em 426)
S. Castor é o primeiro bispo de Apt, junto de Avinhão, embora o fundar-se a sé episcopal venha com certeza de mais longe, uma vez que a Igreja de Apt estava representada no Concílio de Arles de 314 por um sacerdote e por um exorcista. Segundo testemunhos tardios e suspeitos, Castor nasceu duma família importante de Nimes e fundou, perto de Cavaillon, um mosteiro de S. Faustino ou de Mananque. Foi eleito bispo de Apt antes de 13 de Junho de 419, data duma carta do papa S. Bonifácio I, que mandava aos bispos da Gália e das sete províncias que julgassem o bispo de Valence, Máximo; Castor é um dos catorze bispos nomeados. É sobretudo pelas relações que teve com João Cassiano que nos é conhecido Castor. O bispo de Apt era fiel amigo da vida monástica. Escreveu a Cassiano a pedir-lhe desde conselhos. depois de expor que todos precisam dum guia que os dirija, convidou-o a tornar-lhe conhecidos os exercícios que lhe tinham elevado as alma e também os usos monásticos da Tebaida no Egipto, e do oriente, que ele também conhecia. Castor queria levar a que aproveitasse destes ensinamentos uma nova comunidade, situada sem dúvida perto da cidade episcopal. Cassiano, em vista disso, descreveu em doze livros as Instituições cenobíticas e dedicou a obra a Castor, desculpando-se das suas limitações e prestando discreta homenagem às virtudes do amigo. Castor não ficou satisfeito e expressou o desejo de possuir num só volume as mais célebres conferências dos Padres do deserto, mas faleceu antes de Cassiano acabar de escrever as suas dez primeiras conferências, provavelmente em 426. Foram elas dirigidas pelo autor ao bispo de Fréjus, Leôncio, parente próximo (talvez irmão) de Castor, e ao monge Heládio. O culto de S. Castor é antigo e, antes da revolução francesa, a diocese de Apt honrava-o como um dos seus padroeiros. Do livro SANTOS DE CADA DIA, DE www.jesuitas.pt.
71260 > San Castore di Apt Vescovo 21 settembre MR
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• Lorenzo Imbert y compañeros, Santos
Septiembre 21 Presbíteros y Mártires,
Lorenzo Imbert y compañeros, Santos
Martirologio Romano: En Sai-Nam-Hte, en Corea, pasión de los santos mártires Lorenzo Imbert, obispo, Pedro Maubant y Jacobo Chastan, presbíteros de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París, los cuales, por salvar la vida de sus cristianos, se ofrecieron a los soldados de guardia hasta ser asesinados a espada (1839). Fecha de canonización: Los tres forman parte de 103 mártires canonizados por S.S. Juan Pablo II el 6 de mayo de 1984, en Seúl, Corea. Lorenzo José Mario Imbert. Su nombre es el primero y el más destacado de la larga relación de mártires cuya fiesta se celebra hoy. Había nacido en la diócesis de Aix-en-Provence. Su familia residía en Calas, y era harto pobre. Es conmovedor saber cómo aprendió a leer: un día encontró un centimillo en la calle, con el compró un alfabeto y rogó a una vecina que le enseñara las letras. Así, a fuerza de perseverancia, consiguió la preparación suficiente para poder ingresar, en 1818, en el seminario de Misiones Extranjeras. Después de dos años de estudios se embarca en Burdeos y marcha a trabajar a China. En plena tarea apostólica le sorprende el nombramiento de vicario apostólico de Corea y su elevación al episcopado. En mayo de 1837 es consagrado en Seu-Tchouen, y al terminar el año llega a Corea. No era el primero en llegar. Le habían precedido ya otros dos misioneros, llamados a compartir el martirio con él. Los dos franceses: Pedro Filiberto Maubant, nacido en la diócesis de Bayeux, y Santiago Honorato Castán, nacido en la diócesis de Digne. El primero había venido directamente de Francia. El segundo había trabajado anteriormente en Siam. Inmediatamente pusieron manos a la obra. Ante todo fue necesario aprender la lengua coreana, tributaria del chino, pero con muchas analogías con los dialectos siberianos. Después pudieron ya ponerse de lleno al trabajo apostólico. Escuchemos a monseñor Imbert lo que era su vida: "No permanezco mas que dos días en cada casa que reúno los cristianos, y antes de que amanezca el tercer día paso a otra casa. Me toca sufrir mucha hambre, porque después de haberme levantado a las dos y media de la madrugada, esperar hasta el mediodía y recibir entonces una comida mala y floja, bajo un clima bajo y seco, no es cosa fácil. Después de comer reposo un poco, y a continuación doy clase de teología a mis seminaristas; después oigo confesiones hasta la noche. Me acuesto a las nueve sobre la tierra cubierta de una lona y un tapiz de lana de Tartaria, porque en Corea no hay ni camas ni mantas. He tenido, siempre un cuerpo débil y enfermizo, y a pesar de todo he llevado adelante una vida laboriosa y bien ocupada; pero aquí pienso haber llegado a lo superlativo y al nec plus ultra de trabajo. Ya os imaginaréis que con una vida tan penosa no tengamos miedo al golpe de sable que debe terminarla." Todo esto había que hacerlo con el mayor secreto. Las quince o veinte personas a las que había atendido cada día: confesiones, bautismos, confirmaciones, matrimonios, etcétera, tenían que retirarse antes de la aurora. Aun así, aquella vida no pudo prolongarse mucho tiempo. Dos años después de su llegada, el 11 de agosto de 1839, monseñor Imbert era detenido por los perseguidores. Comprendió bien que había llegado el final de su vida. Y creyó un deber, para evitar apostasías a los fieles seguidores, invitar a sus dos compañeros a entregarse. La tarjeta enviada por el obispo, que era una invitación al martirio, llegó primero al padre Maubant, quien la transmitió a su compañero el padre Castán. Ambos obedecieron sin vacilar. Cada uno redactó una instrucción para uso de sus fieles y luego en común unas líneas dirigidas a toda la cristiandad coreana. Escribieron una breve memoria para el Cardenal Prefecto de Propaganda Fide y una carta a sus hermanos de las Misiones Extranjeras para encomendarles a sus neófitos. En esta carta es donde alegremente, como si quisieran aliviarles la pena, dicen que "el primer ministro Ni, actualmente gran perseguidor, ha hecho fabricar tres grandes sables para cortar cabezas". Todo esto llevaba la fecha del 6 de septiembre. Y una vez terminados los preparativos, los dos misioneros se unieron a su obispo. Los tres europeos comparecieron ante el prefecto y confesaron noblemente su fe: "Por salvar las almas de muchos, no hemos vacilado ante una distancia de diez millares de lys. Denunciar a nuestras gentes, y hacerles daño, olvidando los diez mandamientos, no lo haremos jamás, preferimos morir." Aquel mismo día 15 de septiembre recibieron la primera paliza, con bastones. Otra nueva les esperaba, después de un interrogatorio similar, el día 16. Por fin, el día 21 tuvo lugar el suplicio final. Les desnudaron hasta la cintura, y les asaetearon cruelmente, de arriba a abajo, a través de las orejas, les colmaron de heridas y, por fin, los rociaron de cal viva. Después de obligarles a dar por tres veces la vuelta a la plaza, mostrándose al público que se burlaba de ellos, se les hizo arrodillarse. Los soldados empezaron a correr en su derredor y al pasar les golpeaban con su sable. El padre Castán se puso instintivamente de pie al recibir el primer golpe. Después se arrodilló junto a sus dos compañeros, que estaban inmóviles. Al poco tiempo, los tres habían muerto. Pero no eran ellos solos. Antes y después iban a perecer en aquella misma persecución otros muchos cristianos. El primer lugar, un sacerdote nativo: el padre Andrés Kim. De acuerdo con las mejores tradiciones del seminario de Misiones Extranjeras, los misioneros se habían preocupado de ir preparando, en lo posible, un clero nativo. Cuando ellos murieron, el padre Kim se esforzó por conseguir que vinieran nuevos misioneros. En estos afanes le sorprendieron los perseguidores. Después de larga estancia en la cárcel, fue decapitado en 1846. En la misma persecución murieron también diez catequistas y una muchedumbre de fieles. De entre ellos se escogieron unos cuantos, a quienes hoy veneramos en los altares: setenta y cinco héroes "nobles y plebeyos, jóvenes y viejos, mujeres ya maduras y jóvenes en la más florida edad, que prefirieron las cárceles, los tormentos, el fuego, el hierro, las cosas más extremas a trueque de no apartarse de la religión santísima. Para tentar su fe, los bárbaros verdugos recurrieron a los tormentos más refinados. Unos fueron ahorcados, a otros les rompieron las piernas, otros fueron azotados hasta la muerte, otros quemados con planchas ardientes, otros enterrados vivos en nichos para que murieran de hambre, y así todos cambiaron esta vida por otra inmortal y feliz. Tantos y tan crueles suplicios los sufrieron todos con invicta fortaleza". Tales son las palabras del Decreto de beatificación expedido por el papa Pío XI. Porque, como ya anteriormente se había escrito en el Decreto de tuto, aquella muchedumbre, en la que había incluso niños de quince y trece años, "mostró tanta constancia en profesar la fe, que en manera alguna pudo la rabia de los perseguidores llegar a vencerla. Ni las cárceles largas y horribles, ni los tormentos crudelísimos, ni el hambre y la sed, con la que ellos eran probados, ni otros horrendos suplicios, ni el terror y los halagos de los jueces impíos, ni la edad juvenil o provecta, ni el amor materno, ni la piedad filial, ni el dulce yugo del matrimonio, fueron capaces de superar la fortaleza y firmeza de aquellos mártires". No es extraño que muy pronto se extendiera por todo el mundo la fama de su admirable ejemplo. Por eso, el papa Pío XI, superando las dificultades de tipo jurídico que se oponían a su beatificación, pues resultaba muy difícil recoger las pruebas exigidas con todo el rigor canónico, teniendo en cuenta que había certeza absoluta de la realidad del martirio, los beatificó solemnemente en 1925. Su sangre, como siempre ha ocurrido, fue semilla de nuevos cristianos, y hoy Corea, al menos en su parte Sur, libre del comunismo, es una de las cristiandades más florecientes y esperanzadoras de todo el Extremo Oriente.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
93415 > Santi Lorenzo Imbert, Pietro Maubant e Giacomo Chastan Martiri 21 settembre MR
• Maura de Troyes, Santa
Septiembre 21 Virgen,
Maura de Troyes, Santa
Martirologio Romano: En Troyes, a orillas del Sena, en la Galia Lugdunense (hoy Francia), santa Maura, virgen, dedicada a obras de piedad y caridad (c. 850). Etimología: Maura = oscura. Viene de la lengua latina. Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa. Estamos hoy ante la historia de una virgen del siglo IX. Era hija de un noble llamado Mariano y de la rica Sedulia, y hermana de Eutropioo, el eminente prelado de Troyes. Fue aquí en donde ella vivió. Su padre llevaba una vida disipada. Gracias a las advertencias de su hija, cambió de vida y se convirtió en un padre honrado y virtuoso. Su hermano, que era sacerdote, había renunciado ya a su herencia. De esta manera, Maura disponía de una dote increíble. Prefirió entregarse al Señor antes que un hombre. Decía tener cuatro novios: san Pedro, san Pablo, san Gervasio y san Protasio. Les rezaba a menudo. Mantenía y sostenía las iglesias a ellos dedicadas. Socorría a los monjes y monjas en la diversas misiones que llevaban a cabo. Iba los martes y los viernes descalza y de rodillas a sus iglesias. Y esos días tomaba solamente agua. Prudencio, obispo y biógrafo de Maura, afirma que era muy querida porque hacía muchas curaciones de la vista. ¡Felicidades a quien lleve este nombre! Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com
91890 > Santa Maura Troyes 21 de setembro Sr.
71230 > Sant' Alessandro di Roma Martire 21 settembre MR
71270 > San Cadoc di Llancarfan Abate 21 settembre MR
71260 > San Castore di Apt Vescovo 21 settembre MR
94107 > Beata Caterina Aliprandi da Asti Clarissa 21 settembre
71250 > Sant' Eusebio Martire in Fenicia 21 settembre
71240 > Santi Eusebio, Nestabo e Zenone Martiri 21 settembre MR
93409 > Santi Francesco Jaccard e Tommaso Tran Van Thien Martiri 21 settembre MR
71290 > San Gerulfo (Gerolfo) di Tronchiennes Martire 21 settembre MR
71200 > San Giona Monaco in Palestina 21 settembre
92447 > San Giona Profeta 21 settembre MR
71280 > San Landelino di Ettenheim 21 settembre MR
93415 > Santi Lorenzo Imbert, Pietro Maubant e Giacomo Chastan Martiri 21 settembre MR
90805 > Beato Marco da Modena Domenicano 21 settembre MR
21550 > San Matteo Apostolo ed evangelista 21 settembre - Festa MR
91890 > Santa Maura Troyes 21 de setembro Sr.
71220 > San Pânfilo de Roma mártir 21 de setembro Senhor
71210 > San Quadrato di magnési 21 de setembro Senhor
94599 > Beato Tristão de Salazar Mecedario 21 De setembro
93418 > Beati Vincenzo Galbis Girones e Emanuele seu Garcia mártires 21 de setembro Senhor
Sites utilizados: Primeiramente os textos completos são recolhidos através do livro SANTOS DE CADA DIA, de www.jesuitas.pt. Seguem-se depois http://es.catholic.net/santoral, são recolhidos os textos sem tradução e imagens, e por último (também sem tradução) os nomes e imagens de HTTP://santiebeati.it.
NOTA INFORMATIVA: Sucede por vezes estarem repetidas ou as imagens ou os textos, em algumas biografias, motivadas pelo facto de inclusão das mesmas imagens (ou dos mesmos textos) nos sites consultados, pelo que até servirá para fazer comparações entre os textos em português e os outros – se assim o desejarem – os meus eventuais leitores.
Responsabilidade exclusiva de ANTÓNIO FONSECA
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