quarta-feira, 19 de agosto de 2009

JOÃO EUDES, Santo (e outros) – 19 de Agosto

 

 

João Eudes, Santo
Fundador, Agosto 19

 

Presbítero e Fundador

Martirológio Romano: São Juan Eudes, presbítero, que durante muitos anos se dedicou à pregação nas paróquias e depois fundou a Congregação de Jesus e Maria, para a formação dos sacerdotes nos seminários, e outra de religiosas de Nossa Senhora da Caridade, para fortalecer na vida cristã às mulheres arrependidas. Fomentou de uma maneira especial a devoção aos Sagrados Corações de Jesus e de Maria, até que em Caen, da régião de Normandía, em França, descansou piedosamente no Senhor (1680).
Etimologia Juan = Deus é misericórdia. Vem da língua hebraica.


Na segunda metade do século XVI, vivia em Ri, Normandía (França), um fazendeiro chamado Isaac Eudes, casado com Marta Corbin. Como não tivessem filhos ao cabo de dois anos de matrimónio, ambos os esposos foram em peregrinação a um santuário de Nossa Senhora. Nove meses depois tiveram um filho, a que se seguiram outros cinco. O mais velho recebeu o nome de Juan e, desde criança, deu mostras de grande inclinação ao amor de Deus. Se conta que, quando tinha nove anos, um companheiro de jogos o esbofeteou; em vez de responder na mesma forma, Juan seguiu o conselho evangélico e lhe apresentou a outra face.
Aos catorze anos, Juan ingressou no colégio dos jesuítas de Caén. Seus pais desejavam que se casasse e seguisse trabalhando na granja da família. Mas Juan, que havia feito voto de virgindade, recebeu as ordens menores em 1621 e estudou a teologia em Caén com a intenção de consagrar-se aos ministérios paroquiais. Sin embargo, poco después determinó ingresar en la congregación del oratorio, que había sido fundada en 1611 por el futuro cardenal Pedro de Bérulle. Tras de recabar con gran dificultad el permiso paterno, fue recibido en París por el superior general en 1623. Juan había sido hasta entonces un joven ejemplar: su conducta en la congregación no lo fue menos, de suerte que el P. Bérulle le dio permiso de predicar, aunque sólo había recibido las órdenes menores. Al cabo de un año en París, Juan fue enviado a Aubervilliers a estudiar bajo la dirección del P. Carlos de Condren, el cual, según la expresión de Santa Juana Francisca de Chantal, "estaba hecho para educar ángeles". El fin de la congregación del oratorio consistía en promover la perfección sacerdotal y Juan Eudes tuvo la suerte de ser introducido en ella por dos hombres de la talla de Condren y Bérulle.
Ao serviço dos enfermos
Dos años más tarde, se desató en Normandía una violenta epidemia de peste, y Juan se ofreció para asistir a sus compatriotas. Bérulle le envió al obispo de Séez con una carta de presentación, en la que decía: "La caridad exige que emplee sus grandes dones al servicio de la provincia en la que recibió la vida, la gracia y las órdenes sagradas, y que su diócesis sea la primera en gozar de los frutos que se pueden esperar de su habilidad, bondad, prudencia, energía y vida". El P. Eudes pasó dos meses en la asistencia a los enfermos en lo espiritual y en lo material. Después fue enviado al oratorio de Caén, donde permaneció hasta que una nueva epidemia se desató en esa ciudad, en 1631. Para evitar el peligro de contagiar a sus hermanos, Juan se apartó de ellos y vivió en el campo, donde recibía la comida del convento.
Pregador ungido
Pasó los diez años siguientes en la prédica de misiones al pueblo, preparándose así para la tarea a la que Dios le tenía destinado. En aquella época empezaron a organizarse las misiones populares en su forma actual. San Juan Eudes se distinguió entre todos los misioneros. En cuanto acababa de predicar, se sentaba a oír confesiones, ya que, según él, "el predicador agita las ramas, pero el confesor es el que caza los pájaros". Mons. Le Camus, amigo de San Francisco de Sales, dijo refiriéndose al P. Eudes: "Yo he oído a los mejores predicadores de Italia y Francia y os aseguro que ninguno de ellos mueve tanto a las gentes como este buen padre". San Juan Eudes predicó en su vida unas ciento diez misiones.
Confessor: As gentes diziam dele: "Na pregação é um leão, e na confissão um cordeiro".
As mulheres metidas na má vida
Una de las experiencias que adquirió durante sus años de misionero, fue que las mujeres de mala vida que intentaban convertirse, se encontraban en una situación particularmente difícil. Durante algún tiempo, trató de resolver la dificultad alojándolas provisionalmente en las casas de las familias piadosas, pero cayó en la cuenta de que el remedio no era del todo adecuado. Magdalena Lamy, una mujer de humilde origen, que había dado albergue a varias convertidas, dijo un día al santo: "Ahora os vais tranquilamente a una iglesia a rezar con devoción ante las imágenes y con ello creéis cumplir con vuestro deber. No os engañéis, vuestro deber es alojar decentemente a estas pobres mujeres que se pierden porque nadie les tiende la mano".
Estas palabras produjeron profunda impresión en San Juan Eudes, quien alquiló en 1671, una casa para las mujeres arrepentidas; en la que podían albergarse en tanto que encontraban un empleo decente. Viendo que la obra necesitaba la atención de religiosas, el santo la ofreció a las visitandinas, quienes se apresuraron a aceptarla.
Formação do clero
San Juan Eudes se dio cuenta de que para que el pueblo sea ferviente y llevarlo a la santidad era necesario proveerlo de muy buenos y santos sacerdotes y que para formarlos se necesitaban seminarios donde los jóvenes recibieran muy esmerada preparación. Por eso se propuso fundar seminarios en los cuales los futuros sacerdotes fueran esmeradamente preparados para su sagrado ministerio.
Después de mucho orar, reflexionar y consultar, San Juan Eudes abandonó la congregación del oratorio en 1643. La experiencia le enseñó que el clero necesitaba reformarse antes que los fieles y que la congregación sólo podría conseguir su fin mediante la fundación de seminarios. El P. Condren, que había sido nombrado superior general, estaba de acuerdo con el santo; pero su su-
cesor, el P. Bourgoing, se negó a aprobar el proyecto de la fundación de un seminario en Caén.
Entonces el P. Eudes decidió formar una asociación de sacerdotes diocesanos, cuyo fin principal sería la creación de seminarios con miras a la formación de un clero parroquial celoso. La nueva asociación quedó fundada el día de la Anunciación de 1643, en Caén, con el nombre de "Congregación de Jesús y María". Sus miembros, como los del oratorio, eran sacerdotes diocesanos y no estaban obligados por ningún voto. San Juan Eudes y sus cinco primeros compañeros se consagraron a "la Santísima Trinidad, que es el primer principio y el último fin de la santidad del sacerdocio". El distintivo de la congregación era el Corazón de Jesús, en el que estaba incluido místicamente el de María; como símbolo del amor eterno de Jesús por los hombres.
La congregación encontró gran oposición, sobre todo por parte de los jansenistas y de los padres del oratorio. En 1646, el P. Eudes envió a Roma al P. Manoury para que recabase la aprobación pontificia para la congregación, pero la oposición era tan fuerte, que la empresa fracasó.
En 1650, el obispo de Coutances pidió a San Juan que fundase un seminario en dicha ciudad. El año siguiente, M. Oliver, que consideraba al santo como "la maravilla de su época", Ie invitó a predicar una misión de diez semanas en la iglesia de, San Sulpicio de París. Mientras se hallaba en esa misión, el P. Eudes recibió la noticia de que el obispo de Bayeux acababa de aprobar la congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio, formada por las religiosas que atendían a las mujeres arrepentidas de Caén. En 1653, San Juan fundó en Lisieux un seminario, al que siguió otro en Rouen en 1659. ¡En seguida, el santo se dirigió a Roma a tratar de conseguir la aprobación pontificia para su congregación; pero los santos no siempre tienen éxito, y San Juan Eudes fracasó en Roma.
Un año después, una bula de Alejandro VII aprobó la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio. Ese fue el coronamiento de la obra que el P. Eudes y Magdalena Larny habían emprendido treinta años antes en favor de las pecadoras arrepentidas. San Juan siguió predicando misiones con gran éxito; en 1666, fundó un seminario en Evreux y, en 1670, otro en Rennes.
Al afro siguiente, publicó un libro titulado "La Devoción al Adorable Corazón de Jesús". Ya antes, el santo había instituido en su congregación una fiesta del Santísimo Corazón de María. En su libro incluyó el propio de una misa y un oficio del Sagrado Corazón de Jesús. El 31 de agosto de 1670, se celebró por primera vez dicha fiesta en la capilla del seminario de Rennes y pronto se extendió a otras diócesis. Así pues, aunque San Juan Eudes no haya sido el primer apóstol de la devoción al Sagrado Corazón en su forma actual, fue sin embargo él "quien introdujo el culto del Sagrado Corazón de Jesús y del Santo Corazón de María"´, como lo dijo León XIII en 1903. El decreto de beatificación añadía: "El fue el primero que, por divina inspiración les tributó un culto litúrgico."
Clemente X publicó seis breves por los que concedía indulgencias a las cofradías de los Sagrados Corazones de Jesús y María, instituidas en los seminarios de San Juan Eudes.

Juan Eudes, Santo

João Eudes, Santo

lDurante los últimos años de su vida, el santo escribió su tratado sobre "el Admirable Corazón de la Santísima Madre de Dios"; trabajó enobra mucho tiempo y la terminó un mes antes de morir. Su última misión fue la que predicó en Sain-Lö, en 1675, en plena plaza pública, con un frío glacial. La misión duró nueve semanas. El esfuerzo enorme acabó con su salud y a partir de entonces se retiró prácticamente de la vida activa.

Sua morte ocorreu em 19 de agosto de 1680.
Foi canonizado em 1925 e sua festa foi incluída no calendário da Igreja de ocidente em 1928.

 

Sixto III, Santo
XLIV Papa, Agosto 19

XLIV Papa

Martirológio Romano: Em Roma, na via Tiburtina, junto a S. Lorenzo, sepultura de S. Sixto III, papa, que restabeleceu a concórdia entre o Patriarcado de Antioquia e o de Alexandria, e na Cidade eterna erigiu para o povo de Deus a basílica de Santa María, no monte Esquilino (440).

Foi eleito papa à morte de S. Celestino I, no ano 432, e ocupou a sede de Pedro por oito anos que foram muito cheios de exigências.
Durante sua vida se viu envolto quase de modo permanente na luta doutrinal contra os pelagianos, sendo um dos que primeiramente detectou o mal e combateu a heresia que havia de condenar ao papa Zósimo. De facto, Sixto escreveu duas cartas sobre este assunto enviando-as a Aurélio, bispo que condenou a Celestino no concílio de Cartago, e a santo Agostinho. Se livrava na Igreja a grande controvérsia sobre a Graça sobrenatural e sua necessidade tanto para realizar boas obras como para conseguir a salvação.
Pelagio fue un monje procedente de las islas Británicas. Vivió en Roma varios años ganándose el respeto y la admiración de muchos por su vida ascética y por su doctrina de tipo estoico, según la cual el hombre es capaz de alcanzar la perfección por el propio esfuerzo, con la ayuda de Dios solamente extrínseca -buenos ejemplos, orientaciones y normas disciplinares, etc.,- ¡era un voluntarista! Además, la doctrina llevaba anexa la negación del pecado original. Y consecuentemente rechaza la necesidad de la redención de Jesucristo. De ahí se deriva a la ineficacia sacramentaria. Todo un monumental lío teológico basado en principios falsos que naturalmente Roma no podía permitir.
Y no fue sólo esto. El Nestorianismo acaba de ser condenado en el concilio de Éfeso, en el 431, un año antes de ser elegido papa Sixto III; pero aquella doctrina equivocada sobre Jesucristo había sido sembrada y las consecuencias no desaparecerían con las resoluciones conciliares. Nestorio procedía de Antioquía y fue obispo de Constantinopla. Mantuvo una cristología imprecisa en la terminología y errónea en lo conceptual, afirmando que en Cristo hay dos personas y negando la maternidad divina de la Virgen María; fue condenada su enseñanza por contradecir la fe cristiana; depuesto de su sede, recluido o desterrado al monasterio de san Eutropio, en Antioquía, muriendo  impenitente fuera de la comunión de la Iglesia.
 

Sixto III, Santo

Sixto III, Santo

El papa Sixto III intentó con notable esfuerzo reducirlo a la fé sin conseguirlo y a pesar de sus inútiles esfuerzos tergiversaron los nestorianos sus palabras afirmando que el papa no les era contrario.
Llovieron al papa las calumnias de sus detractores. El propio emperador Valentiniano y su madre Plácida impulsaron un concilio para devolverle la fama y el honor que estaba en entredicho. Baso -uno de los principales promotores del alboroto que privaba injustamente de la fama al Sumo Pontífice- muere arrepentido y tan perdonado que el propio Sixto le atiende espiritualmente al final de su vida y le reconforta con los sacramentos.
Como todo santo há-de ser piedoso, também se ocupou antes de sua morte -no ano 440 e em Roma-, de reparar e enobrecer a antiga basílica de Santa María a Maior que mandou construir o papa Libério, a de São Pedro e a de São Lorenzo.

 

Ezequiel Moreno e Díaz, Santo
Bispo, Agosto 19

Bispo

Martirológio Romano: Em Monteagudo, de Navarra, em Espanha, trânsito de Santo Ezequiel Moreno Díaz, bispo de Pasto, em Colombia, da Ordem dos Recoletos de Santo Agostinho, que trabalhou e, por anunciar o Evangelho, deu sua vida tanto nas Ilhas Filipinas como na América do Sul (1906).
Ezequiel Moreno nasceu em Alfaro (La Rioja, Espanha), em 9 de Abril de 1848. Seguindo o exemplo de seu irmão Eustáquio, em 21 de Setembro de 1864 vestiu o hábito no convento dos agostinhos recoletos de Monteagudo (Navarra) e tomou o nome de frei Ezequiel da Virgem do Rosário.
Em 1869, depois de seus estudos de teologia, foi enviado às ilhas Filipinas, terras de seus sonhos, com 17 irmãos. Chegou a Manila em 10 de Fevereiro de 1870. Recebeu a ordenação sacerdotal em 3 de Junho de 1871 e foi destinado em seguida à ilha de Mindoro, com seu irmão Eustáquio. Como capelão demonstrou seu zelo apostólico na colónia militar e seus anseios missionários  na busca de povos que não conheciam a Deus. As febres o obrigaram a voltar a Manila. Pouco depois foi nomeado pároco de Calapan e vigário provincial dos agostinhos recoletos da ilha de Mindoro; de 1876 a 1880 ocupou os cargos de pároco de Las Piñas e de Santo Tomás em Batangas e de 1880 a 1885 exerceu os ofícios de pregador do convento de Manila, pároco de Santa Cruz e administrador da casa fazenda de Imus.
El capítulo provincial de 1885 nombró a fray Ezequiel prior del convento de Monteagudo, donde se modelaban les conciencias de los futuros misioneros. Terminado su mandato de superior de ese convento, se ofreció como voluntario para restaurar la orden en Colombia. Nombrado jefe de una expedición, partió de España a finales de 1888 con otros seis religiosos voluntarios, llegando a Bogotá el 2 de enero de 1889. Su primer objetivo fue restablecer la observancia religiosa en las comunidades.
En 1893 fray Ezequiel fue nombrado obispo titular de Pinara y vicario apostólico de Casanare; recibió la ordenación episcopal en mayo de 1894. Habría preferido acabar sus días en medio de sufrimientos y privaciones—como manifiesta en una de sus cartas—, pero Dios lo había destinado a una misión más ardua y delicada. En 1895 fue nombrado obispo de Pasto. Cuando se le comunicó la noticia, le vino a la mente una pregunta angustiante: “¿Me habré hecho indigno de sufrir por Dios, mi Señor?”. En su nueva misión le esperaban situaciones mucho más difíciles y amargas: humillaciones, burlas, calumnias, persecuciones e incluso el abandono de parte de sus superiores inmediatos.
En 1905 se vio afectado por una grave enfermedad—cáncer en la nariz—, que le hizo saborear hasta la última gota el cáliz del dolor. Los médicos le animaron a volver a Europa para operarle, pero él se negaba a abandonar su grey. Aconsejado por los fieles y los sacerdotes, en diciembre de aquel mismo año regresó a España para someterse a varias operaciones. Con el fin de conformarse más con Cristo, rechazó la anestesia. Soportó las dolorosas operaciones sin un lamento y con una fortaleza tan heroica que conmovió al quirurgo y a sus asistentes.
Sabiendo que estaba herido de muerte, quiso pasar los últimos días de su vida en el convento de Monteagudo, junto a la Virgen. El 19 de agosto de 1906, después de de haber padecido acérrimos dolores, con los ojos clavados en el crucifijo, entregó su alma al Señor. Fue beatificado por Pablo VI el 1 de noviembre de 1975.
Juan Pablo II lo canonizó en la ciudad de Santo Domingo el 11 de octubre de 1992, presentándolo al mundo como ejemplo de pastor y de misionero en el V Centenario de la evangelización de América.

Luís (Ludovico) de Anjou, Santo
Bispo, Agosto 19

Bispo

Martirológio Romano: Em Brignoles, na Provenza, de França, morte de S. Luis, bispo. Sobrinho do rei S. Luis, preferiu a pobreza evangélica aos louvores e honras do mundo, e jovem em anos, mas maduro em virtude, foi elevado à sede de Tolosa. Devido à sua delicada saúde, descansou piedosamente no Senhor (1297).


San Luis de Anjou-Sicilia, que morreu sendo bispo de Toulouse aos vinte e três anos, nasceu no ano 1274 em Brignoles, formosa vila de Provenza. Sua mãe, María de Hungria, era sobrinha de Santa Isabel e irmã de três príncipes que também chegaram a ser reis e santos: Esteban, Ladislau e Enrique. Seu pai, Carlos II de Anjou, rei de Nápoles, Sicília, Jerusalém e Hungría, era o próprio sobrinho de São Luis de França. O príncipe D. Luis brilhou desde sua infância pela segurança de seu juízo, sua piedade sólida, o desprezo das honras do século e uma gravidade que conciliavam o amor e o respeito de todos. Desde logo, Deus o chamava para mais alto destino que o que a história política de seu tempo parecia reservar-lhe.
Fue testigo, en sus primeros años, de las sangrientas luchas que oponían su familia a los reyes de Aragón. Su abuelo Carlos, al que el papa Inocencio IV había adjudicado el reino de Nápoles, había soñado con reinar en Italia entera. Fue víctima del odio de los sicilianos, sublevados contra su tiranía en las terribles matanzas ocurridas en Palermo conocidas en la historia por Vísperas Sicilianas, el 31 de marzo de 1282. Fracasados los planes de conquista de su abuelo, dos años más tarde, cuando don Luis no tenía más que diez años, su padre, que trataba de resistir en Nápoles, era hecho prisionero. Durante tres años iba a permanecer en Barcelona encarcelado en el castillo Siurana por orden del rey Don Pedro III. Cuando fue puesto en libertad le llegaba a don Luis la hora de los trabajos y sufrimientos más duros: Don Alfonso III de Aragón consentía en libertar a su padre, pero a condición de que sus tres hijos fuesen mandados a Barcelona como rehenes.
El cautiverio de los tres príncipes, don Luis, don Roberto y don Raimundo, hubo de durar siete años. El príncipe don Luis, el mayor de los hermanos, tenía entonces trece años; fue tratado con aspereza, tanto más cuanto que tuvo que pagar el rencor que animaba al rey de Aragón contra la política del Papa, que se negaba a revocar la donación e investidura de los reinos de Aragón, Valencia y condado de Barcelona a Carlos de Valois, el hijo segundo del rey de Francia, y acabó coronando al padre de los príncipes encarcelados como rey de Sicilia, absolviéndole de todas las garantías que había dado al rey de Aragón cuando le puso en libertad. El príncipe don Luis aguantó los sufrimientos de su larga prisión con admirable paciencia. Estaba acostumbrado desde hacía años a una vida penitente. La reina Doña María, su madre, declaró que desde la edad de siete años se salía de noche de su cama para echarse a dormir en el suelo de su habitación.
En los años transcurridos en Barcelona se acrisoló la santidad del joven príncipe. Sus guardianes le trataban duramente, pero él se estimaba feliz sobremanera en padecer algo a imitación de Jesucristo, su Señor. Les solía decir a sus hermanos que, según el espíritu del Evangelio, la adversa fortuna valía más que la próspera, y que tenían que amar su prisión y alegrarse de que Dios les proporcionara el medio de darle prueba del amor que le tenían sufriendo algo por Él. Palabras éstas de verdadero amor iluminado por el divino sentido de la cruz. Aprovechó su cautiverio para dedicarse también al estudio, aconsejándose con dos varones sabios y piadosos de la Orden de San Francisco, especialmente con el padre Jacques Deuze, que había de ser más tarde Papa bajo el nombre de Juan XXII. Frecuentaba la meditación de las cosas de Dios y los misterios de Cristo Nuestro Señor. Confesaba casi todos los días antes de oír misa y no dejaba de rezar el oficio divino. Era especialmente devoto de la cruz y de la Virgen Santísima. Cuando le concedían libertad la empleaba en visitar a los pobres enfermos de la Ciudad Condal. Cierto día reunió a los leprosos para lavarles los pies y servirles la comida; dicen que uno de éstos estaba tan llagado que a su vista se desmayaron los otros príncipes. Al día siguiente, queriendo volverle a ver, resultó imposible encontrarle en toda la ciudad, de donde se creyó que el mismo Señor se les había aparecido para recibir los amorosos servicios del joven don Luis, su fiel discípulo. Entre estas obras de misericordia se deslizaban los años de su adolescencia, dedicada al estudio y a la meditación divina, hasta que cayó gravemente enfermo. Entendió que el Señor le llamaba y le quería todo para sí en el momento en que se aproximaba el fin de su cautividad. Entonces hizo voto de ingresar en la seráfica Orden de San Francisco si se reponía.
Pronto Dios iba a permitir que realizara su voto. Después de una larga enfermedad curó como de milagro. Seguidamente llegó la hora de su liberación: Don Jaime II de Aragón, hijo y sucesor de Don Alfonso III, buscando la paz con el Papa y con las casas de Francia y Nápoles decidió poner en libertad a los hijos de Carlos II, a condición de que la hija de éste, doña Blanca, casase con él. Se habló igualmente en estas conversaciones de Anagni (junio de 1295) de casar al príncipe don Luis con la princesa Violante, hermana del aragonés. Pero Luis, deseoso de realizar su promesa de entrar en religión, se negó, a pesar de las instancias de su padre y de las dos cortes interesadas en que se cumpliera el enlace que robusteciera la unión y la paz entre los dos Estados. Entonces fue cuando pronunció estas palabras en las que se retrata su alma santa: «Jesucristo –dijo– es mi reino. Poseyéndole a Él, lo tengo todo. Desposeído de Él, lo pierdo todo».
De vuelta a Italia con su padre, renunció a la corona de Nápoles a favor de su hermano Roberto (enero de 1296), con ganas de realizar cuanto antes sus deseos de vida retirada, después de recibir las sagradas órdenes. Pensaba vivir escondido en un convento de la Orden franciscana en Alemania. Pero la Providencia divina le tenía preparada otra prueba. Pronunció, efectivamente, sus votos en el convento de Ara Coeli, de los padres franciscanos de Roma, recibiendo seguidamente las sagradas órdenes en Nápoles (20 de mayo de 1296). Pero cuando volvió a Roma, el papa Bonifacio VIII le había designado para ocupar el obispado de Toulouse. El día de Santa Águeda, habiendo revestido el hábito de su Orden, atravesó las calles de Roma descalzo desde el Capitolio hasta San Pedro, donde predicó y fue consagrado. En Toulouse su administración fue cortísima, pero muy provechosa: reformó el clero, poniendo todo su cuidado en examinar con esmero a sus sacerdotes; predicaba a menudo dos veces al día y su palabra encendida, que convertía las almas, era acompañada de prodigios que curaban los cuerpos; llevaba una vida austera de ayunos y disciplinas; visitaba, por fin, a los pobres enfermos, recibiendo a diario veinticinco de ellos en su casa. A pesar de su santo celo apostólico, al joven obispo le atemorizaba la dignidad de su cargo. Llevado de su profunda humildad parece que pensó pedir su dimisión e implorar del Papa que le diera permiso para llevar una vida retirada lejos de los hombres. Otra vez tenían que cumplirse sus anhelos de perfección de manera impensada, por divina disposición de la Providencia.
Camino de Roma, donde iba a presenciar los solemnes actos de la canonización de su pariente San Luis de Francia, cayó enfermo en Brignoles, donde había nacido veintitrés años antes. Tuvo pronto la revelación de que allí mismo se le iban a abrir las puertas del cielo. Veía aproximarse la muerte sin temor, preparándose a rendir su alma al Señor, como suelen hacerlo los varones santos, por una profunda meditación de los misterios sagrados y un abandono total y confiado a la divina voluntad: «Voy a morir –decía a su compañero de viaje–, voy a morir, y me alegro como el marinero que vuelve a divisar la tierra y se prepara a abordar al puerto después de una larga navegación. Ya voy a dejar un cargo demasiado pesado para mis hombros, que no me permitía consagrarme a mí mismo y a Dios». El día de la Asunción recibió los santos óleos y, a pesar de que estaba muy débil por la enfermedad y las austeridades, cuando vio a su Señor que entraba a visitarle se levantó de su lecho y, adelantándose a él, puesto de rodillas, recibió por última vez al huésped amado que le tenía preparada una unión eterna en los cielos. Sus labios repetían sin parar: «Te adoramos, Jesucristo Señor nuestro, y te damos gracias por haber querido rescatar el mundo por tu santa cruz». Pronunciaba también las palabras de la salutación angélica, y contestaba a su compañero que le preguntaba por qué: «No tardaré en morir; la Virgen Santísima acudirá a mi amparo».
Murió el 19 de agosto de 1297. Su santidad, su pureza heroica fueron puestas de manifiesto por los milagros que acompañaron su tránsito: uno de los religiosos que le asistían vio a su alma subir al cielo en medio de los espíritus bienaventurados que cantaban: «Así suele tratar el Señor a los que han vivido con tanta inocencia y pureza». El prodigio más sonado fue el de la rosa que se le apareció en la boca para pública manifestación de su pureza y encendida caridad. Fue sepultado en el coro de la iglesia de los padres franciscanos de Marsella, multiplicándose los milagros en su sepulcro. Fueron tantos los enfermos curados por su intercesión, que el papa Juan XXII no tardó en canonizarle (1317). El día 11 de noviembre del año siguiente, los padres del convento de Marsella levantaron el cuerpo del Santo del coro de la iglesia, y lo depositaron en un relicario de plata puesto en el altar mayor. Presenciaba el acto el rey de Nápoles y Sicilia, su hermano menor Roberto, al que había cedido sus derechos a la corona. La devoción que el pueblo cristiano tributaba al santo príncipe se extendió a los mismos reinos de la casa de Aragón, secularmente enemistada con la suya. En 1443, don Alfonso V, que acababa de conquistar el reino de Nápoles, tomaba la ciudad de Marsella. Dicen que en ella no hizo ningún botín, contentándose con llevar en su galera las preciosas reliquias del Santo. Depositó su tesoro en Valencia, donde la memoria de San Luis de Anjou fue objeto de gran veneración. Por fin, el año 1862, el arzobispo de Valencia concedió a la Iglesia de Toulouse una reliquia del que había sido su obispo.

Luis Flores e companheiros, Beatos
Mártires, Agosto 19

Mártires

Martirológio Romano: Em Nagasaki, no Japão, beatos mártires Luis Flores, presbítero da Ordem de Pregadores, Pedro de Zúñiga, presbítero da Ordem dos Eremitas de Santo Agostinho, e treze companheiros, marinheiros japoneses, que, levados a porto e detidos ao ponto, sofreram juntos um mesmo martírio, entre variadas torturas, pela fé cristã (1622). Seus nomes: Beatos Joaquim Hirayama, León Sukeyemon, Miguel Diaz, António Yamada, Marcos Takenoshima Shinyemon, Tomás Koyanagi, Jacobo Matsuo Denshi, Lorenzo Rokuemon, Pablo Sankichi, Juan Yago, Juan Nagata Matakichi e Bartolomé Mohioye.
Nasceu em Amberes e recebeu a primeira educação em Gante (Bélgica), mas ainda criança veio com seus pais a Espanha e logo passaram a México.
É filho do convento de Santo Domingo de México onde fez profissão em 1592.
Em 1598 passa a Filipinas onde trabalha muitos anos com eficácia e grande virtude. Quando em 1620 pede para ir como missionário a Japão, viajando com o agostinho B. Pedro de Zúñiga, foram presos no mar por piratas, de que sofreram grandes tormentos e finalmente padeceram o martírio a fogo lento pela fé católica em Nagasaki em 17 de agosto de 1622.
Era modelo de grande piedade e afabilidade.
Foi beatificado por Pio IX em 7 de Julho de 1867.

Jordán de Pisa, Beato
Dominicano, Agosto 19

Presbítero Dominicano

Martirológio Romano: Em Piacenza, na Emília, beato Jordán de Pisa, presbítero da Ordem de Pregadores, que em linguagem popular expôs ao povo a mais alta doutrina com a máxima simplicidade (c. 1311).
Jordán de Pisa passou à história como um dos criadores do italiano moderno.
Era um pregador de grande eloquência e saber, contemporâneo de Dante e um dos primeiros em usar o dialecto toscano em vez do latim. Sua contribuição ao enriquecimento e consolidação do italiano falado pode comparar-se com a de Dante e Petrarca com respeito ao italiano escrito.
No sabemos nada sobre el nacimiento y los primeros años del beato. De un pasaje de sus sermones parece desprenderse que, en 1276, se hallaba estudiando en París. "Imaginad a un hombre -dijo-, que se haya ganado el favor del rey de Francia. ¿No recibirá acaso grandes honores? Yo tuve la ocasión de ver, con mis propios ojos, a un hombre así, a un hombre de humilde origen que había llegado a ganarse el favor del rey. Toda la corte y los barones se inclinaban ante él y le honraban desmensuradamente, sólo porque era amigo del rey." Esta frase se refiere ciertamente a Pedro de la Brosse, barbero y cirujano de San Luis de Francia, que fue más tarde íntimo amigo de su hijo, el rey Felipe.
El primer dato cierto que poseemos sobre Jordán es que tomó el hábito de Santo Domingo, en Pisa, en 1280 y que más tarde fue a la Universidad de París a completar sus estudios.
El capítulo de la Orden de Santo Domingo, que tuvo lugar en Rietti en 1305, le nombró profesor en Florencia. Durante los tres años que desempeñó ese cargo, el alto nivel de su enseñanza hizo famoso en toda Italia el convento de Santa María Novella. Puesto que pertenecía a la Orden de Predicadores Jordán encontraba tiempo para predicar e impartir la enseñanza.
Pronto se convirtió en uno de los más grandes oradores de su época; en ocasiones llegó a predicar cincuenta veces al día. A veces empezaba a predicar sobre un tema, por la mañana, en una iglesia y continuaba a mediodía en otra, para terminar por la noche en una tercera iglesia. Los florentinos le seguían de una a otra, ávidos de escucharle. Muchos de sus oyentes tomaban notas, algunas de las cuales han llegado hasta nosotros y constituyen verdaderos tesoros lingüísticos. La predicación del beato era tan sencilla como avasalladora: hablaba de Cristo crucificado e ilustraba la doctrina con ejemplos tomados de la Sagrada Escritura y de las vidas de los santos.
Con frecuencia se refería a la necesidad e importancia de la predicación y del valor de la obra de Santo Domingo, antes del cual, según las palabras del beato, "apenas si había escuelas de Teología; en cambio, ahora abundan en toda la Cristiandad y todas las comunidades importantes tienen su propia cátedra, lo cual es muy útil. Antes de Santo Domingo, sólo los obispos predicaban la Palabra de Dios; éste era su oficio distintivo; los sacerdotes, los monjes y los ermitaños sólo predicaban con el ejemplo".
El efecto de la predicación del beato, sobre todo en Florencia, fue extraordinario y elevó el nivel de la moral en la ciudad. Jordán trataba de asegurar la perseverancia de sus penitentes, aconsejándoles, como principales medios, la asistencia diaria a la misa, el uso frecuente de los sacramentos, las oraciones de la mañana y de la noche, el recuerdo de la presencia de Dios, la lectura espiritual y la meditación sobre la vanidad de este mundo y la eternidad del venidero.
El beato acababa exhausto, después de dos o tres horas de predicación; su discípulo Ventura, que más tarde sería conocido con el nombre de Beato Silvestre de Valdevise, le esperaba, algunas veces, al pie de la escalera del púlpito para darle un poco de vino. Ambos siervos de Dios eran muy amigos y Ventura ingresó, algo más tarde, como hermano lego en el convento de los camaldulenses de Florencia. Muchos otros penitentes de Jordán llegaron también a ser famosos por su santidad. La crónica del convento de Santo Domingo de Pisa afirma que el beato conocía de memoria "el breviario, el misal, la mayor parte de la Biblia con las notas marginales, la segunda parte de la Suma de Santo Tomás y muchos otros libros. La Cofradía del Divino Redentor, una de las que el beato fundó en Pisa, conserva todavía las constituciones primitivas. En 1311, Jordán fue profesor de Teología del convento de San Jacques, en París; pero en el camino le sorprendió una enfermedad de la que murió en Piacenza.
Su culto fue confirmado en 1833.

Elvira da Natividade de Nossa Senhora e companheiras, Beatas
Mártires, Agosto 19

 

Mártires Carmelitas

Martirológio Romano: No lugar chamado El Saler, na região valenciana (Espanha), beatas Elvira de la Natividade de Nuestra Señora Torrentallé Paraire e suas companheiras, virgens do Instituto das Irmãs Carmelitas da Caridade e mártires, que na prova da fé por Cristo, seu Esposo, obtiveram o fruto eterno (1936). Seus nomes: María de Nuestra Señora de la Providencia Calaf Miracle, Francisca de Santa Teresa de Amezúa Ibaibarriaga, María de los Abandonados del Santíssimo Sacramento Giner Líster, Teresa de la Madre del Divino Pastor Chambó Palés, Águeda de Nuestra Señora de las Virtudes Hernández Amorós, María de los Dolores de San Francisco Javier Vidal Cervera, María de las Nieves de la Santísima Trinidad Crespo López e Rosa de Nuestra Señora del Buen Consejo Pedret Rull.
Elvira Torrentallé Paraire nasceu em Balsareny (Barcelona) no dia 29 de Junho de 1883. Aos 23 anos ingressou no noviciado de Vic (Barcelona)
Em 1908 foi destinada à Casa — Asilo de Cullera, onde fez a profissão perpétua e em Abril de 1925 foi destinada ao Colégio do Sagrado Coração de Valência.
Em 13 de Janeiro de 1933 volta ao seu primeiro destino: Cullera mas nesta ocasião como Superiora da Comunidade. Em 1936, apesar das pressões da família para que marchasse com eles, não consentiu em deixar nem as Irmãs, nem às crianças órfãs. Morreu em el Saler na madrugada de 19 de agosto de 1936.
O traço fundamental de sua espiritualidade era uma caridade sem limites. O amor a Deus manifestado no amor aos irmãos.
Foi beatificada junto a outros
232 mártires, (*) por S.S. João Paulo II em 11 de Março de 2001.

(*) Ver

José Aparicio Sanz e 232 companheiros mártires, Beatos

Mártires durante a perseguição religiosa em Espanha, 22 de Setembro

 

http://es.catholic.net/Santoral

  • Recolha, transcrição e tradução incompleta (pela sua extensão…) por António Fonseca

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