terça-feira, 8 de dezembro de 2009

SOFRÓNIO DE CHIPRE, Santo (e outros) – 8 de Dezembro

Sofrónio de Chipre, Santo
Bispo, Dezembro 8

Sofronio de Chipre, Santo

Sofrónio de Chipre, Santo

Bispo de Chipre

Etimologia: Sofrónio = prudente. Vem da língua grega.
Este nome te parece raro. E o é de facto, mas se recordas a história, saberás que foi um dos sete sábios de Grécia na antiguidade.
Ele foi um estudioso escritor que nasceu em Siracusa e viveu no século VI antes de Cristo.
No calendário cristão aparecem dois santos com este nome. Um deles celebra sua festa em Março, Sofrónio o “sofista”, quer dizer, o sábio pelo conhecimento que tinha da filosofia grega.
Nasceu em Damasco. Passou vinte anos com um ermitão para aprender a arte de ser santo.
O mesmo patriarca de Alexandria lhe pediu que fosse a seu lado para que o ajudasse a lutar contra os hereges orientais, sobretudo contra os Monotelitas.
Passado algum tempo, se converteu no patriarca de Jerusalém. Sentiu pena ao ver a cidade dos cristãos em mãos dos muçulmanos. Era o ano 638.
Seu zelo pastoral o levou a ajudar, consolar e viver pelos fieis cristãos.
Cria que algum dia poderia ser mártir, ainda que não teve ocasião, apesar de seu difícil trabalho.
O Sofrónio de 8 de Dezembro viveu também num ambiente grego. Foi bispo de Chipre e sucessor de são Damião.
O martirológio romano dedica-lhe estas palavras:"Ele foi, num mundo admirável, o protector dos pobres, dos órfãos e das viúvas. Aliviou aos pobres e aos oprimidos".
¡Felicidades a quem leve este nome!
Comentários ao P. Felipe Santos: al Santoral">fsantossdb@hotmail.com

Narcisa de Jesús Martillo Morán, Santa
Virgem Laica Equatoriana, Dezembro 8

Narcisa de Jesús Martillo Morán, Santa

Narcisa de Jesús Martillo Morán, Santa

"A Violeta de Nobol"

Martirológio Romano: Em Lima, cidade de Peru, beata Narcisa de Jesús Martillo Morán, virgem nascida em Equador, que, privada de pais e desprovida de sustento, depois de muitos trabalhos foi recebida na hospedaria de um cenóbio, onde se deu à oração continua e à áspera penitência.
Etimologia: Narcisa = aquela que produz sonolência, em referência à flor do mesmo nome; é de origem grega.
Nasceu em 29 de Outubro 1832, em Nobol, arquidiocese de Guayaquil (Equador) o dia de São Narciso.
Seus pais eram agricultores e bons cristãos. A data de seu baptismo é desconhecida.
Contava com 7 anos quando recebeu o sacramento da Confirmação de mãos de Mons. Francisco Javier de Garaicoa, primeiro Bispo de Guayaquil, em 16 de Setembro de 1839, dentro das festas patronais do Senhor dos Milagres de Daule.
Aos 15 anos aprendeu o ofício de costureira que exerceu a domicílio e nas famílias vizinhas. Desde muito jovem recebeu como dom do Espírito Santo, um grande amor à Oração: deixava a miúdo os jogos e os amigos para se retirar para seu quarto ou junto de uma árvore de goiaba na fazenda familiar, para orar.
Pasó su vida en familia, dedicada a las tareas domésticas y a la costura, creando una admósfera de caridad, alegría y paz entre sus cuatro hermanos y sus cuatro hermanas.
Siendo niña perdió a su madre. Así, ella tuvo que encargarse de la crianza y educación de sus hermanos menores. En esos años conoció la vida de
Santa Marianita de Jesús, quien apenas había sido beatificada poco tiempo antes, y a quien imitará con su vida, hasta tal punto que uno de sus directores espirituales escribió “basta leer la vida de Santa Marianita para conocer las virtudes de Narcisa”.
De esa época de su vida se recuerda su caridad, su alegría, su gran amor por la oración y la gran importancia que le daba a la dirección espiritual.
Cuando tenía 18 años muere su padre, y ella emigra a Guayaquil. Allí trabaja como costurera y comienza a dirigirse con Luis Tola, quien después será obispo de Portoviejo.
En la catedral de Guayaquil, y antes en la parroquia de Daule, dedicó mucho tiempo al apostolado, especialmente a los niños, a quienes les enseñaba catecismo. También trabajó con jóvenes abandonadas y refugiadas en la “Casa de las Recogidas” y visitaba a los enfermos y moribundos. Después se trasladó algún tiempo a Cuenca para atender a Monseñor Amadeo Millán, quien era su director espiritual, y que había contraído tuberculosis.
En 1867, cuando fallece monseñor Millán, regresa a Guayaquil, a la “Casa de las Recogidas”, donde, junto con la Beata Mercedes de Jesús Molina, enseña costura a las niñas huérfanas.
Algunos de sus directores han destacado el amor que ella tenía a Jesús en la Eucaristía y a la Santísima Virgen. Cuando vivía en Guayaquil perteneció a la Asociación Piadosa de Hijas de María, cuyo programa consistía en la práctica de las virtudes cristianas a imitación de María y en las obras de apostolado y de caridad.
En 1868 se trasladó a Lima (Perú) para continuar la dirección espiritual con el sacerdote franciscano Pedro Gual, quien poco después partió para Roma. Por esto tuvo que comenzar a dirigirse con el p. Manuel Medina, de quienes son la mayoría de los escritos que nos han llegado sobre ella. Este sacerdote, previendo un posible proceso de beatificación, los hizo corroborar con la firma de un Notario Público.
En Lima vivió en el Convento del Patrocinio como huésped o como pensionista, nunca como religiosa, ganándose el sustento con las labores de su propia mano.
En Septiembre de 1869 se inicia su última enfermedad. En los últimos momentos de su vida los dolores de su enfermedad se hicieron muy intensos, pero ellas los soportó heroicamente, abandonándose a la voluntad de Dios, y ofreciéndose como víctima por la conversión de los pecadores. Falleció el 8 de Diciembre después de haber comulgado.
Fue beatificada por Juan Pablo II el 25 de Octubre de 1992, y en la actualidad el Ecuador está de fiesta por que el Vaticano ya a anunciado su próxima canonización.
Su canonización se realizó el 12 de octubre de 2008 por S.S. Benedicto XVI.

Suas milagrosas intercessões

Para sua beatificação
Juan Pesántez Peñaranda es un hombre solitario. Nunca se casó y tampoco conoce sus orígenes familiares porque a los nueve meses fue regalado a una pareja en Gualaceo, la que a los 10 años abandonó para ir a trabajar en las bananeras de Pasaje, en El Oro.
Allá fue donde se golpeó la frente con un tallo de plátano, lo que le originó varios tumores, que luego se comprobaron eran cancerosos. Pero en 1967, tras repetidas intervenciones quirúrgicas que no le ayudaron a superar el mal que padecía, recibió “la sanación de Narcisita”, dice, mientras limpia los pasillos del colegio La Inmaculada, de Guayaquil, donde trabaja por más de tres décadas.
Tenía algo más de 20 años y muchos le decían que pida un milagro.
Pero él no creía. “Solo tenía fe en un Dios lejano”, dice, y cuenta que un día, mientras estaba en el hospital Luis Vernaza, se le acercó un policía quien le sugirió que le escriba a “Narcisita, que era milagrosa, pero le dije que no creía en eso y me quedé dormido”.
Sin embargo, mientras descansaba tuvo un sueño. Ahí habló con ella y le dijo: ‘Narcisita, si es de curarme, ¡cúrame!, sino ¡llévame!’. “Y me respondió ‘te vas a curar. Anda ponle una velita a la Virgen’. Cuando me desperté conté a todos que me iba a sanar, pero la mayoría pensaban que la enfermedad me había vuelto loco”
Para sorpresa de todos, la curación fue real, una comisión médica del Vaticano revisó el caso de Pesántez y en 1991 lo calificó como “un milagro de curación de Narcisa de Jesús”.
Cuenta que tras la sanación, su fe en Dios creció. Llegó a ser de la corriente carismática, actualmente no participa ya de ese grupo pero su fe no a claudicado, va regularmente a misa y visita con frecuencia la iglesia San José, en Guayaquil, donde estaban los restos de Narcisa cuando él superó el cáncer.
>Para su canonización
Edermina Victoria Arellano Plúas, que para el 2008 tenía 20 años, y estaba por terminar sus estudios de colegio, Luego desea trabajar como secretaria.
Ella vive en Nobol, donde aprendió el oficio de corte y confección, pero no se imagina vivir dedicada a la costura como lo hiciera Santa Narcisa de Jesús Martillo, a quien, dice, debe la vida.
La joven que, según la Iglesia, recibió un milagro de la sierva, tras la reconstrucción de sus genitales externos, se considera una devota de la Beata, aunque no intenta seguir sus pasos.
Edermina se imagina en una oficina contestando llamadas y manejando el computador, y no descarta casarse y tener hijos.

Eutiquiano, Santo
Papa e Mártir, Dezembro 8

Eutiquiano, Santo

Eutiquiano, Santo

XXVII Papa

Martirológio Romano: Em Roma, no cemitério de Calixto, na via Ápia, sepultura de santo Eutiquiano, papa (283).
Santo Eutiquiano nasceu em Luni, em Etrúria, em 275 e morreu em 283. Se sabe muito pouco dele. Seu pontificado foi sob  o império de Probo. Durante seu pontificado a Igreja foi objecto de muitas perseguições e os mártires foram muitíssimos.
Homem simples e misericordioso, se deu à tarefa de dar cristã sepultura à multidão de cristãos que morreram martirizados por não negar sua fé, percorrendo diversos sítios; num mesmo dia deu sepultura a mais de 300. Dispôs que seus corpos fossem envoltos não num simples lençol banco, como era costume, mas sim cobertos com uma túnica vermelha, rica túnica reservada ao imperador. Na liturgia actual a levam os diáconos nas funções solenes.
Instituiu a bênção da colheita nos campos.
Morreu mártir em Roma, vítima da perseguição pagã. Foi enterrado nas catacumbas de São Calixto, sendo o último Papa ali sepultado.

José María Zabal Blasco, Beato
Pai de Família e Mártir, Dezembro 8

José María Zabal Blaco, Beato

José María Zabal Blaco, Beato

Mártir Laico

Martirológio Romano: No povo Picadero de Paterna, da região de Valência, beato José María Zabal Blasco, mártir, o qual, sendo pai de família, na perseguição contra a fé superou os tormentos de sua paixão com a fortaleza de Cristo (1936).
(Valência, 20-III-1898 + Picadero de Paterna 8-XII-1936)
Casado, padre de três filhos.
Empregado da Estação do Norte de Valência.
Homem de fé profunda, destacou-se por seu apostolado social desenvolvido em seu difícil âmbito laboral com alegria, jovialidade e autêntico sentido cristão.
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Luís Aloísio Liguda, Beato
Presbítero e Mártir, Dezembro 8

Luis Aloisio Liguda, Beato

Luís Aloísio Liguda, Beato

Presbítero e Mártir

Martirológio Romano: No campo de concentração de Dachau, perto de Munich, na Baviera, de Alemanha, beato Luís Liguda, presbítero da Sociedade do Verbo Divino e mártir, que, encarcerado ao ser invadida Polónia durante a guerra, foi cruelmente assassinado pelos guardas da prisão, confessando a Cristo até à morte (1942).
O P. Aloísio Liguda nasceu em 23 de Janeiro de 1898.
Ingressou na Sociedade do Verbo Divino no ano 1913.
Foi ordenado sacerdote em 26 de Maio de 1927.
Obteve o título em literatura polaca e história e publicou vários livros sobre a homilética.
Durante a Segunda Guerra Mundial, o P. Aloísio foi Reitor de Gorna Grupa.
Preso, foi primeiro enviado a Stutthof, logo a Sachsenhausen e finalmente o campo de concentração de Dachau.
Foi conduzido ao terrível bloco 29, reservado aos prisioneiros com tuberculose.
Junto com seus companheiros, não foi condenado a morrer nas câmaras de gás mas sim que em 9 de Dezembro de 1942 foi afogado no tanque de água do campo.
Para ver mais sobre os 108 mártires Polacos durante a segunda guerra mundial faz "click" AQUI

Natal (Nadal) Chabanel, Santo
Mártir Jesuíta, Dezembro 8

Natal (Nadal) Chabanel, Santo

Natal (Nadal) Chabanel, Santo

Presbítero y Mártir

Martirológio Romano: Na região de Ontário, no Canadá, paixão de são Nadal Chabanel, presbítero da Companhia de Jesus e mártir, o qual, havendo feito voto ante Deus de permanecer até à morte em sua querida missão do território Hurón, caminhando pelo bosque com um certo apóstata foi morto por ele em ódio da fé. Sua memória se celebra em dezanove de Outubro, junto com seus companheiros (1649).
São Natal Chabanel é o padroeiro de todas as Casas jesuítas onde seus missionários aprendem os idiomas de missão. É quase uma subtil ironia dos superiores da Companhia. A determinação se deve à extraordinária dificuldade que teve o santo em aprender a língua hurona. O voto de permanecer firme na missão é um bom desafio.
Essas Casas recebem o nome de Maison Chabanel para os jesuítas de língua francesa e de Chabanel House para os de idioma inglês.
Nacimiento y formación jesuita
Escasos datos existen de la vida de Natal Chabanel. Sabemos que nace en la diócesis de Mendé, Francia, el 2 de febrero de 1613.
El 9 de febrero de 1630, a los 17 años de edad, entra en la Compañía de Jesús, en el Noviciado de Toulouse.
Después de los votos, hace los estudios de filosofía en la misma ciudad de Toulouse, entre los años 1632 a 1634. El magisterio lo ejerce también en Toulouse, en el Colegio, desde 1634 hasta 1637. Con éxito, enseña en las clases de retórica y filosofía.
En octubre de 1637, da comienzo a los estudios de teología. Su ordenación sacerdotal tiene lugar en Toulouse en 1640. Al terminar la teología es destinado a enseñar en el Colegio de Rhodez.
La Tercera probación la cumple desde el mes de octubre de 1642 al mes de julio de 1643.
Las noticias desde Nueva Francia
Desde su ingreso al Noviciado y durante toda la formación jesuita, Natal ha devorado las Relaciones que los misioneros franceses escriben desde el lejano Canadá. Un deseo generoso nace en su alma. Dios lo está llamando.
Al finalizar la Tercera probación, pone fin a su discernimiento misionero. Él irá al Canadá y se ofrece. Quiere seguir las huellas de Juan Brébeuf, Isaac Jogues y sus compañeros. No tiene dudas. No le asustan los peligros. Más bien le ayudan. Conoce ya el martirio de René Goupil en manos iroquesas. Sabe también que Isaac Jogues está prisionero, que ha sido torturado y vive como esclavo.
En la Misión del Canadá
Inmediatamente después de la Tercera probación, Natal es destinado al Canadá, pues se ha ofrecido con insistencia.
No sabemos nada de su partida. Tampoco del viaje, si fue duro o fácil. A Quebec llega el 15 de agosto de 1643. Después de un año en la ciudad, se embarca por fin para su meta tanto tiempo deseada, la Misión de Santa María, en el país de los hurones.
En la Misión de los hurones
Su primer destino es ser compañero del P. Juan Brébeuf, quien ha regresado a la Misión hurona después de tres años de ausencia. La tarea principal es aprender el idioma. Y para ello tiene al mejor de los maestros. Brébeuf es el que ha iniciado a casi todos los misioneros.
Pero Natal sufre. Todo le parece muy difícil. No puede con el idioma. Siente una profunda repugnancia a todas las costumbres de los hurones. No soporta sus olores, sus comidas, ni siquiera sus tiendas llenas de humo. La desolación está en todas partes. El fracaso le parece insuperable. Lucha, pero no puede. ¿Quiere el Señor que él vuelva a Francia?
Juan Brébeuf lo acompaña en su tristeza. Lo anima y lo ayuda a discernir. Es un amigo que sufre.
Una carta del Superior
El P. Pablo Raguenau es el Superior de los misioneros en Huronia. Con paz y cariño, sigue cada una de las etapas tristes de Natal. Queda una carta de él al Provincial de Francia:
"Aquí Natal, después de tres y cuatro años dedicado al estudio de la lengua hurona, ha progresado muy poco. Ni siquiera puede darse a entender en las cosas más sencillas. No le falta memoria ni inteligencia y tiene el deseo de darse a la misión.
Su manera de ser está lejos de las costumbres de los hurones. No es capaz de aceptar de ellos casi nada. La presencia de los hurones no la soporta. No tolera sus conversaciones ni su modo de vivir. Hasta la habitación de los Padres, hecha a la manera hurona, le parece repugnante. No puede dormir en el suelo ni pasar, de la mañana hasta la tarde, en una tienda llena de humo. Le molesta la nieve que cubre todos los caminos. Los insectos son su mayor tormento, de día y de noche. No soporta la pobre comida de los indígenas. Con ansias, busca un espacio, un rincón donde refugiarse. Desea estudiar en paz, pero los niños entran y gritan. Sufre mucho. Parece que Dios le ha quitado toda consolación sensible. Es algo heroico.
Me ha hablado de su deseo de volver a Francia. Con lágrimas, me ha dicho: ¿No sería mejor regresar? Tal vez allí podría ser más útil. En Francia encontraré un modo de vivir más conforme a mi manera de ser. Tendré trabajos que podré desempeñar con éxito. Podría sentir las consolaciones que tuve en otro tiempo. Viviré como tantos jesuitas santos que han dado la vida por la perfección del prójimo
".
Una decisión heroica
El 20 de junio de 1647, Natal decide permanecer en la misión hasta la muerte.
Su discernimiento, tan doloroso, termina con la gracia que viene de Dios. También lo mueven el ejemplo de sus amigos y el sacrificio de ellos por la misión. Isaac Jogues ha vuelto al Canadá. Él lo ha visto y abrazado. De sus labios y de los de Juan Brébeuf, ha conocido los detalles de la muerte de René Goupil, la esclavitud y las torturas de Isaac, la huida a Francia, el recibimiento triunfal en la patria y ha admirado su regreso. También ha seguido los pasos de Jogues en la nueva misión de los iroqueses. Ha llorado su muerte y la de Juan de La Lande. Él, Natal, no puede ser cobarde.
Ese día 20 de junio, fiesta del Corpus Christi, sella su decisión con un voto solemne:
"Jesús, por tu disposición admirable, has querido llamarme para ser ayudante de tus apóstoles en este país de los hurones. No me he mostrado digno, pero tengo el deseo de responderte. Yo, Natal Chabanel, en presencia del Santísimo Sacramento, hago mi voto de perpetua permanencia en esta misión de los hurones, comprendiendo todo, tal como los Superiores de la Compañía lo dispongan. Te ruego aceptarme como esclavo perpetuo de esta misión y de hacerme digno de este sublime oficio".
Es heroico agradecer a Dios la cruz, y con un voto remachar los clavos para siempre.
A la Misión de los petuns
Un año después, es destinado por el P. Pablo Raguenau a las misiones de los petuns, como compañero de San Carlos Garnier. En este destino puede verse la mano cariñosa del Superior. Carlos es un misionero experimentado, su optimismo puede ser contagioso.
Poco antes de marcharse a la tierra de los petuns, Natal se abre a su confesor, el P. Pedro Chastellain:
"Ignoro lo que me pasa, o lo que Dios quiere de mí. Me siento muy cambiado. Por naturaleza soy un cobarde. Pero ahora que voy a una misión mucho más peligrosa y en que la muerte no parece estar lejana, no tengo miedo. Esto no es mío. Que Dios me lleve totalmente a Él".
Con Carlos Garnier, vive algunos meses. Es el único tiempo feliz de Natal. Dios parece haberlo aceptado y la consolación va entrando con fuerza en el corazón. Con su compañero, recorre las chozas y empieza a sentir la dicha del éxito.
La terrible guerra de los iroqueses
Entretanto, en la tierra de los hurones la guerra recrudece terriblemente. Los iroqueses se ensañan contra sus tradicionales enemigos. Y la muerte también llega a los misioneros.
El día 16 de marzo de 1649, en Santa María, el P. Pablo Raguenau observa el humo que se eleva desde los bosques. Es la misión de San Luis la que arde. Unas horas después llegan mujeres despavoridas y los niños de los hurones. Los iroqueses han atacado y Juan Brébeuf y Gabriel Lalement han decidido quedarse con su pueblo.
El P. Raguenau siente que la sangre se hiela en sus venas. Ambos, sin duda, están en las manos de los iroqueses. El P. Raguenau organiza la defensa de Santa María. Si llegan los iroqueses, todo puede perecer.
Al día siguiente, llegan a Santa María 300 hurones desde la nación del Oso. Ellos anuncian que otros también vienen en ayuda. De inmediato entonces, sigilosamente, salen los hurones hacia San Luis y San Ignacio. Primero tienen un revés; después, con los socorros, viene la victoria. Santa María parece estar a salvo.
El 19 de marzo, llegan los hurones que, con el desastre iroqués, se han liberado. El jefe Esteban Annaotaha narra a los horrorizados jesuitas los detalles del martirio de Juan Brébeuf y de Gabriel Lalement. En las aldeas, dicen, sólo hay cenizas.
El día 20, los jesuitas y la mitad de los guerreros viajan a San Luis y a San Ignacio. Sólo encuentran ruinas, silencio y muerte. Sollozando, recogen el cuerpo ennegrecido de Juan Brébeuf y el cadáver del torturado Gabriel Lalement. Los envuelven en sábanas y mantas y con veneración los llevan a Santa María.
El abandono de la Misión hurona
Los sachems se reúnen. Deciden abandonar todas las aldeas. No es posible luchar, con flechas, contra los iroqueses armados con mosquetes. En una semana, comienza el gran éxodo. Algunos buscan refugio en la nación de los neutrales. Otros se dirigen al norte, hacia los algonquines. Centenares parten hacia la tierra de los petuns. La nación hurona está deshecha.
Los jesuitas deciden entonces acompañarlos. Determinan dejar la Misión de Santa María y reconstruirla en otro sitio. Con doce hurones cristianos, celebran consejo. Es necesario trasladarse a la isla Ahoendoe.
El P. Raguenau organiza los trabajos para la partida. Los hurones construyen una barcaza de 16 metros y una balsa de troncos. Con prisa empaquetan y enfardan todo: ropa, maíz, provisiones, semillas y pescado ahumado. Con especial cuidado, envuelven los vasos sagrados, ornamentos, imágenes y libros. Las reliquias de sus mártires las ponen en una caja, con fuertes cerraduras.
El 14 de junio de 1649, después de asegurarse de que no hay iroqueses en la cercanía, se embarcan todos, aun los animales. Los hurones los siguen en sus canoas entonando tristes canciones de muerte. Santa María es destruida a fuego.
Desembarcan en Ahoendoe y aprisa comienzan las construcciones. Es el verano y es necesario estar preparados para un invierno que puede ser muy crudo. Los hurones, hambrientos, empiezan a llegar desde todas partes. Los problemas de alimentación son la mayor de las preocupaciones de los misioneros.
La guerra amenaza a los petuns
En noviembre, algunos hurones regresan desde la tierra de los petuns. Traen la peor de las noticias. Los iroqueses han levantado también sus hachas de guerra contra la tribu del Tabaco.
El P. Raguenau queda aterrado. En Etarita viven los PP. Carlos Garnier y Natal Chabanel y, a 15 kilómetros más lejos, los PP. Adrián Grélon y Leonardo Garreau.
Con la mayor de las angustias, el P. Pablo escribe al superior de los cuatro, Carlos Garnier, una larga carta. Él desea, y así lo ordena por obediencia, que él y los otros tres se dirijan a la nueva Santa María de Ahoendoe, de inmediato. Garnier debe discernir y sólo una poderosa razón puede hacerlos obrar en contrario.
El discernimiento
En Etarita, a principios de diciembre, Carlos y Natal Chabanel reciben la carta. La leen silenciosamente y con tristeza se miran ambos. Sí, el peligro existe. Pero ése no puede ser un motivo para abandonar a los cristianos.
Conversan, discuten, rezan y disciernen. Al fin y al cabo el P. Raguenau ha dejado a ellos la última decisión. Carlos Garnier toma la decisión del heroísmo. Partirá Natal Chabanel y él se quedará con los petuns. En carta que escribe al P. Pablo Raguenau, explica:
"No tengo temor alguno por mi vida. Lo que más sentiría sería abandonar a mis cristianos. Ellos me necesitan en su hambre, miseria y en el terror de la guerra. Dejaría de utilizar la oportunidad que Dios me da, de morir por Él. Pero en todo momento estoy dispuesto a dejarlo todo y morir en la obediencia".
El martirio
Bajo el doble mandato de la obediencia, Natal Chabanel sale de Etarita el 5 de diciembre de 1649. El sendero pasa por la aldea de San Matías. Ahí debe pasar la noche. Con sus amigos, se confiesa y celebra la Misa, la última de su vida.
Al día siguiente, cuando se despide, le dice al P. Leonardo:
"Voy a donde me llama la obediencia. No sé si voy a llegar. Si llego, rogaré al Superior que me devuelva a la misión. Siento necesidad de servir a Dios hasta la muerte".
En la madrugada del día 7 de diciembre, emprende su viaje. Es un sendero difícil. Son seis leguas que deben ser recorridas a través del bosque y de la nieve. Hace mucho frío. Al anochecer, los ocho hurones cristianos que lo acompañan se duermen junto al fuego. Natal permanece en vigilia y empieza a rezar.
A medianoche oye el alarido y los cantos de los iroqueses que pasan. Son los que regresan de la aldea de San Juan y que han dado muerte a Carlos Garnier. Los hurones huyen de inmediato, aterrorizados. Ninguno socorre a Natal. Este también huye. Pretende seguir a sus cristianos. No le es posible alcanzarlos. Agotado cae y de rodillas dice su oración:
"No importa que yo muera. Esta vida vale muy poco. La gloria del cielo no pueden quitármela los iroqueses".
Esto narraron, en San Matías, los hurones que lograron huir.
Una búsqueda incesante
Los jesuitas deciden buscar a Natal. Se niegan a aceptar su muerte. Con los hurones, recorren todos los sitios imaginables. Si está muerto, quieren llevarse sus restos. Si está vivo, ansían socorrerlo. Pero no encuentran ni la menor huella.
Un mes más tarde, tropiezan con un hurón apóstata de nombre Homareenhaket que lleva el sombrero y la manta de Natal. Interrogado, responde que él ha encontrado al Padre en el bosque, desmayado, encima de su bolso de libros. Él había querido ayudarlo y transportarlo en su canoa, pero no fue posible. No dijo más. La sospecha de la traición quedó clavada en el corazón de los jesuitas.
Dos años después supieron la verdad. El hurón apóstata confesó su crimen. Él lo había encontrado junto a la orilla. Con su hacha le había dado muerte. Lo había despojado y echado el cuerpo al río. El hurón dijo que lo había matado por odio a la fe. Desde que su familia se había hecho cristiana, los suyos no habían experimentado sino desdichas y calamidades.
Ese día fue el 8 de diciembre de 1649, la fiesta de la Inmaculada.
La glorificación
San Natal Chabanel fue canonizado el 26 de junio de 1930, conjuntamente con Juan Brébeuf, Isaac Jogues, René Goupil, Juan de La Lande, Antonio Daniel, Gabriel Lalement y Carlos Garnier. Un grupo de "amigos en el Señor", en la tierra y en el cielo.
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Patápio, Santo
Eremita, Dezembro 8

Patapio, Santo

Patápio, Santo

Eremita

Martirológio Romano: Comemoração de são Patápio, solitário, o qual, oriundo da Tebaida, viveu em Constantinopla, em Blaquernas, e foi sepultado no mosteiro dos egípcios (s. V/VI).
Nasceu em Tebas, Egipto, de jovem deixou a seus piedosos pais, sua herança e a seus conhecidos para viver no deserto egípcio, devoto da oração incessante. Depois de muitos anos, apesar de seu desejo pela solidão, muitíssimos peregrinos lhe pediam suas orações e conselho. Para livrar-se das atenções dos homens, fez uma coisa surpreendente: abandonou o deserto e se mudou para Constantinopla, instalando-se em Blachernae, onde, pelo alvoroço da cidade, podia passar inadvertido.
Quando cresceu na obediência aos mandamentos de Cristo, a graça de obrar milagres cresceu nele, e outra vez se fez muito conhecido. Uma vez um homem cego se lançou ante Patápios na rua, e o santo o curou num instante invocando o nome de Cristo. Uma vez sarou a um homem inchado pela hidropisia, ungindo-o com o azeite de um candeeiro.
Depois de haver sido uma bênção para a igreja por anos com suas oracões e milagres, São Patápios adormeceu em paz, e foi enterrado na igreja do Mosteiro dos Egípcios perto de Constantinopla. Em 1904 suas relíquias preciosas e incorruptas foram descobertas numa construção de um mosteiro pequeno perto de Corinto. Desde esse momento o mosteiro tem estado dedicado a São Patápios, e muitos milagres são ali operados.

 

Otros Santos y Beatos

Outros Santos e Beatos

São Macário, mártir


Em Alexandria, no Egipto, comemoração de são Macário, mártir, o qual, em tempo do imperador Décio, ao aconselhar-lhe o juiz com muitas razões que renegasse de Cristo, ele professou com maior constância a fé, por cujo motivo finalmente foi queimado vivo (250).

Santo Eucário, bispo

Em Tréveris, da Gália Bélgica, santo Eucário, considerado o primeiro bispo desta cidade ( séc. III).

São Romarico, abade

 
No monte Vósego (hoje Remiremont), em Burgundia, são Romarico, abade, o qual, sendo nobre do rei Teudeberto, se retirou ao mosteiro de Luxueil e depois fundou um cenóbio numa propriedade sua, que ele mesmo dirigiu (653).

SAN TEOBALDO

São Teobaldo de Marliaco, abade

 
No mosteiro de Vaux-de-Cernay, na região de Paris, são Teobaldo de Marliaco, abade da Ordem Cisterciense, que prestava os mais humildes serviços a seus irmãos (1247).

http://es.catholic.net/santoral

Recolha, transcrição e tradução incompleta (pela grande extensão de duas das biografias, pelo menos) por António Fonseca

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