Cornélio e Cipriano, Santos
Mártires, Setembro 16
Cornélio e Cipriano, Santos
Mártires
Martirológio Romano: Memória dos santos Cornélio, papa, e Cipriano, bispo, mártires, acerca dos quais em catorze de Setembro se relata a sepultura do primeiro e a paixão do segundo. Juntos são celebrados nesta memória pelo orbe cristão, porque ambos testemunharam, em dias de perseguição, seu amor pela verdade indefectível ante Deus e o mundo (252, 258).
Vítimas ilustres da perseguição de Valeriano, respectivamente em Junho de 253 e em 14 de Setembro de 258, são o Papa Cornélio e Cipriano o bispo de Cartago, cujas memórias aparecem unidas nos antigos livros litúrgicos de Roma desde meados do século IV. Sua história, com efeito, se entrelaça, ainda que sobressai mais a imagem do grande bispo africano.
São Cipriano
Nascido no ano 200 em Cartago (África), se converteu ao cristianismo quando era maior de 40 anos. Sua maior inspiração foi um sacerdote chamado Cecilio. Uma vez baptizado descobriu a força do Espírito Santo capacitando-o para ser um homem novo. Se consagrou ao celibato.
Teve um grande amor ao estudo das Sagradas Escrituras pelo que renunciou a livros mundanos que antes lhe eram de grande agrado.
É famoso seu comentário do Pai Nosso.
Fue ordenado obispo por aclamación popular, el año 248, al morir el obispo de Cartago. Quiso resistir pero reconoció que Dios le llamaba. "Me parece que Dios ha expresado su voluntad por medio del clamor del pueblo y de la aclamación de los sacerdotes". Fue gran maestro y predicador.
En el año 251, el emperador Decio decreta una persecución contra los cristianos, sobre todo contra los obispos y libros sagrados. Muchos cristianos, para evitar la muerte, ofrecen incienso a los dioses, lo cual representa caer en apostasía.
Cipriano se esconde pero no deja de gobernar, enviando frecuentes cartas a los creyentes, exhortándoles a no apostatar. Cuando cesó la persecución y volvió a la ciudad se opuso a que permitieran regresar a la Iglesia a los que habían apostatado sin exigirles penitencia. Todo apóstata debía hacer un tiempo de penitencia antes de volver a los sacramentos. Esta práctica no era para el bien del penitente que de esta forma profundizaba su arrepentimiento y fortalecía su propósito de mantenerse fiel en futuras pruebas. Esto ayudó mucho a fortalecer la fe y prepararse ya que pronto comenzaron de nuevo las persecuciones.
El año 252, Cartago sufre la peste de tifo y mueren centenares de cristianos. El obispo Cipriano organiza la ayuda a los sobrevivientes. Vende sus posesiones y predica con gran unción la importancia de la limosna.
El año 257 el emperador Valeriano decreta otra persecución aun mas intensa. Todo creyente que asistiera a la Santa Misa corre peligro de destierro. Los obispos y sacerdotes tienen pena de muerte celebrar una ceremonia religiosa. El año 157 decretan el destierro de Cipriano pero el sigue celebrando la misa, por lo que en el año 258 lo condenan a muerte.
Actas del juicio:
Juez: "El emperador Valeriano ha dado órdenes de que no se permite celebrar ningún otro culto, sino el de nuestros dioses. ¿Ud. Qué responde?"
Cipriano: "Yo soy cristiano y soy obispo. No reconozco a ningún otro Dios, sino al único y verdadero Dios que hizo el cielo y la tierra. A El rezamos cada día los cristianos".
El 14 de septiembre una gran multitud de cristianos se reunió frente a la casa del juez. Este le preguntó a Cipriano: "¿Es usted el responsable de toda esta gente?"
Cipriano: "Si, lo soy".
El juez: "El emperador le ordena que ofrezca sacrificios a los dioses".
Cipriano: "No lo haré nunca".
El juez: "Píenselo bien".
Cipriano: "Lo que le han ordenado hacer, hágalo pronto. Que en estas cosas tan importantes mi decisión es irrevocable, y no va a cambiar".
El juez Valerio consultó a sus consejeros y luego de mala gana dictó esta sentencia: "Ya que se niega a obedecer las órdenes del emperador Valeriano y no quiere adorar a nuestros dioses, y es responsable de que todo este gentío siga sus creencias religiosas, Cipriano: queda condenado a muerte. Le cortarán la cabeza con una espada".
Al oír la sentencia, Cipriano exclamó: "¡Gracias sean dadas a Dios!"
Toda la inmensa multitud gritaba: "Que nos maten también a nosotros, junto con él", y lo siguieron en gran tumulto hacia el sitio del martirio.
Al llegar al lugar donde lo iban a matar Cipriano mandó regalarle 25 monedas de oro al verdugo que le iba a cortar la cabeza. Los fieles colocaron sábanas blancas en el suelo para recoger su sangre y llevarla como reliquias.
El santo obispo se vendó él mismo los ojos y se arrodilló. El verdugo le cortó la cabeza con un golpe de espada. Esa noche los fieles llevaron en solemne procesión, con antorchas y cantos, el cuerpo del glorioso mártir para darle honrosa sepultura.
A los pocos días murió de repente el juez Valerio. Pocas semanas después, el emperador Valeriano fue hecho prisionero por sus enemigos en una guerra en Persia y esclavo prisionero estuvo hasta su muerte.
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Cornelio havia sido eleito Papa em 251, depois de um largo período de sede vacante, por causa da terrível perseguição de Décio. Sua eleição não foi aceite por Novaciano, que acusava o Papa de ser um liberático. Cipriano, e com ele os bispos africanos, se pôs do lado de Cornélio.
O imperador Galo confinou o Papa em Civitavecchia, onde morreu.
Cornelio e Cipriano, Santos
Fue enterrado en las catacumbas de Calixto. Cipriano, a su vez, fue relegado en Capo Bon, pero cuando supo que habia sido condenado a la pena capital, regresó a Cartago, porque quería dar su testimonio de amor a Cristo frente a toda su grey. Fue decapitado el 14 de septiembre del 258. Los cristianos de Cartago pusieron pañuelos blancos sobre su cabeza para conservarlos, así manchados de sangre, como reliquias preciosas. El emperador Valeriano, al hacer decapitar al obispo Cipriano y al Papa Esteban, inconscientemente puso fin a una disputa entre los dos sobre la validez del bautismo administrado por herejes, no aceptada por Cipriano y afirmada por el pontífice.
Juan Macías, San
Dominicano, Setembro 16
O pai dos pobres
Martirológio Romano: Em Lima, no Peru, S. Juan Macías, religioso dominicano, que, dedicado por muito tempo a ofícios humildes, atendeu com diligência a pobres e enfermos e rezou assiduamente o Rosário pelas almas dos defuntos (1645).
Etimologia: Juan = Deus é misericórdia. Vem da língua hebraica.
Llegó primero a Cartagena y de ahí decidió dirigirse al interior del Reino de Nueva Granada, visitó Pasto y Quito, para llegar finalmente al Perú donde se instalaría por el resto de su vida. Recién llegado obtuvo trabajo en una hacienda ganadera en las afueras de la capital y en estas circunstancias descubrió su vocación a la vida religiosa. Después de dos años ahorró un poco de dinero y se instaló definitivamente en Lima.
Repartió todo lo que tenía entre los pobres y se preparó para entrar a la Orden de Predicadores como hermano lego en el convento de dominicos de Santa María Magdalena donde había sido admitido. El 23 de enero de 1622 tomó los hábitos.
Su vida en el convento estuvo marcada por la profunda oración, la penitencia y la caridad. Por las austeridades a las que se sometía sufrió una grave enfermedad por la cual tuvo que ser intervenido en una peligrosa operación. Ocupó el cargo de portero y este fue el lugar de su santificación. El portón del monasterio era el centro de reunión de los mendigos, los enfermos y los desamparados de toda Lima que acudían buscando consuelo. El propio Virrey y la nobleza de Lima acudían a él en busca de consejos.
Andaba por la ciudad en busca de limosna para repartir entre los pobres. No se limitaba a saciar el hambre de pan, sino que completaba su ayuda con buenos consejos y exhortaciones en favor de la vida cristiana y el amor a Dios.
Murió el 16 de setiembre de 1645 y fue canonizado el 28 de setiembre de 1975 por Pablo VI.
Cipriano, Santo
Bispo e Mártir, 16 de Setembro
Bispo e Mártir
Martirológio Romano: Em Cartago, da África romana, paixão de S. Cipriano, bispo muito esclarecido em santidade e doutrina, que governou sabiamente a Igreja em tempos difíceis, consolidando a fé dos cristãos no meio de tribulações, e imperando Galieno, depois de sofrer um penoso exílio, consumou sua fé no martírio, decapitado por ordem do procônsul, ante grande concorrência de povo.
Memória dos santos Cornelio, papa, e Cipriano, bispo, mártires, acerca dos quais em catorze de Setembro se relata a sepultura do primeiro e a paixão do segundo. Juntos são celebrados nesta memória pelo orbe cristão, porque ambos testemunharam, em dias de perseguição, seu amor pela verdade indefectível ante Deus e o mundo (252, 258).
Se cuenta que en el año 258 salió un decreto del emperador en que ordenaba perseguir y matar a los cristianos. Vino también la orden expresa de juzgar al obispo Cipriano.
Algunos cristianos le aconsejaron huir, pero él respondió:
- Conviene que un obispo confiese al Señor en su ciudad, y deje al pueblo el recuerdo de su testimonio.
Fue condenado a muerte por la espada. Inmediatamente después de la sentencia, el condenado fue conducido al lugar del suplicio. Se despojó de su manto, y se arrodilló y rezó.
Él mismo, se vendó los ojos y ofreció las manos para ser atadas. Después pronunció como últimas palabras:
- ¡Gracias a Dios!
Eufémia de Calcedónia, Santa
Mártir, Setembro 16
Eufémia de Calcedónia, Santa
Mártir
Martirológio Romano: Em Calcedónia, de Bitinia (hoje Turquia), santa Eufémia, mártir; que, segundo tradição, depois de sofrer várias torturas sob o imperador Diocleciano e o procônsul Prisco, no final de seu combate alcançou a coroa da glória (c. 303).
Etimologia: Eufémia = de boa palavra. Vem da língua grega.
Cristianos devotos recogieron su cuerpo y lo llevaron a Constantinopla, donde el Emperador Constantino hizo edificar una iglesia en su honor. Su sarcófago permaneció allí hasta que llegaron los iconoclastas, en el 800. De acuerdo a la tradición, una noche de tormenta, el sarcófago desapareció de Constantinopla, y el 13 de Julio de 800 llegó a la costa de Rovinj. Fue recogido por un joven, que, arrastrándolo con la ayuda de dos caballos, lo llevó hasta la iglesia de San Francisco. La aparición del sarcófago se consideró milagrosa, de modo que los habitantes empezaron a venerar a la santa como su Patrona.
El sarcófago data del siglo III, es de mármol, pero está sin terminar. Tiene más o menos 208 cm. de largo, 195 cm. de altura y 95 cm de ancho. Dentro se guardan los huesos de la santa, envueltos en fina tela dorada.
Santa Eufemia fue martirizada en Calcedonia. La fecha exacta de su martirio parece haber sido el 16 de septiembre del 303. El concilio de Calcedonia tuvo gran influencia en la difusión del culto de datos sobre esta santa. Desde entonces, su fiesta se fue extendiendo gradualmente por toda la cristiandad y le fueron dedicadas muchas iglesias.
Se la declaró protectora de la ortodoxia
Esta fiesta figura en Occidente en el Martirologio Geronimiano (cf. Comm. Martyr. Hieron., pp. 368, 380) en el Calendario marmoreo de Nápoles (ed. D. Mallardo, Roma 1947, pp. 23, 162), y en Oriente, aparece en todos los calendarios. El Sinasario Costantinopolitano (coll, 811 - 13) cuenta un milagro muy particular, que se recuerda en esta fiesta: las dos profesiones de fe, la ortodoxa y la euquiana, fueron colocadas sobre el pecho de la santa, en su tumba. Después de algunos días, reabierta la tumba que había sido debidamente sellada, se encontró el texto herético en los pies de la mártir, mientras que el ortodoxo estaba en sus manos.
No faltan textos sobre la Santa, anteriores al concilio, que pueden gozar de un mayor crédito, no solamente por ser más antiguos, sino también por no encontrarse marcados por la entusiasta devoción que el triunfo de la ortodoxia de Calcedonia arrojó sobre la mártir.
Las reliquias de la Santa Eufemia se conservan en el Duomo de Rovigno d´Istria (Croazia).
Victor III, Beato
CLVIII Papa, Setembro 16
CLVIII Papa
Martirológio Romano: Em Montecassino, trânsito de beato Victor III, papa, que, depois de reger sabiamente durante trinta anos o célebre mosteiro e enriquecê-lo magnificamente, foi eleito para governar a Igreja romana (1087).
El joven que habría de llegar a Papa con el nombre de Víctor III, era conocido en la vida secular como Daufar y pertenecía a la familia lombarda de los duques de Benevento.
Como era el hijo único, su padre se mostraba ansioso para que contrajera matrimonio y le diera nietos, pero Daufar, cuya "nobleza de alma era mayor que la de su nacimiento", sentía en su fuero interno la certeza de que estaba llamado para servir a Dios como monje.
En el año de 1047, su padre perdió la vida en el campo de batalla y Daufar, que por entonces tendría unos veinte años, aprovechó la oportunidad para desligarse de la familia e irse a vivir con un ermitaño. Pero sus parientes le encontraron, forcejearon con él hasta el extremo de desgarrarle el hábito que vestía y, a fin de cuentas, le obligaron a volver con ellos a su casa de Benevento. Ahí se le mantuvo bajo estrecha vigilancia, pero al cabo de doce meses de encierro, consiguió escapar y huyó para refugiarse en el monasterio de La Cava. Por fin, su familia aceptó el hecho irrefutable de su vocación y le permitió que realizara sus deseos, con la única condición de abandonar el monasterio de La Cava para ingresar en la abadía de Santa Sofía, en Benevento.
Daufar accedió y, al entrar en el convento, su nuevo abad le dio el nombre de Desiderio. Transcurrieron algunos años sin que el joven monje encontrara el camino que buscaba: estuvo en un monasterio de una isla en el Adriático, estudió medicina en Salerno y fue ermitaño en los Abruzos.
Sin embargo, ya para entonces había atraído la atención favorable del Papa San León IX y, alrededor del año 1054, lo hizo ir a Roma. Ahí se quedó durante el reinado del papa Víctor II y ahí conoció a los monjes de Monte Cassino que le impresionaron de tal manera, que no tardó en hacer una peregrinación a la cuna de la orden de los benedictinos y acabó por unirse a la comunidad. En el año de 1057, el Papa Esteban llamó a Daufar a Roma, con la intención de enviarle como delegado a Constantinopla.
El Papa Esteban había sido abad en Monte Cassino y había retenido el cargo al ser elegido como Pontífice; pero, por aquel entonces estaba enfermo y, como creía que no iba a tardar mucho en llegar su muerte, decidió que se realizara sin tardanza la elección de su sucesor. La votación favoreció por unanimidad a Daufar, es decir al monje Desiderio. Este partió de todas maneras hacia el oriente para ocupar su puesto de delegado pontificio en Constantinopla, pero apenas había llegado a la ciudad de Bari, cuando le notificaron la muerte del Papa Esteban y tuvo que regresar. En Roma surgió una disputa en cuanto a la sucesión al trono de San Pedro y, durante la misma, Desiderio apoyó la elección de Nicolás II, que asumió el cargo, pero antes de autorizar a Desiderio para que se reintegrara a su monasterio de Monte Cassino, le consagró cardenal.
Desiderio fue uno de los grandes abades de Monte Cassino y, durante su gobierno, el famoso monasterio alcanzó el pináculo de su gloria. Primero, hizo reconstruir la iglesia y, después, todo el conjunto de edificios que dispuso en una escala más amplia y conveniente de la que había adoptado San Petronax y el abad Aligerno al restaurar la abadía después de los saqueos y destrucciones de los lombardos y los sarracenos. Embelleció de manera muy especial la basílica; "recurrió a las influencias y al dinero" y, no sólo hizo traer los mejores materiales de Roma, sino que contrató a los más diestros trabajadores de Lombardía, Amalfi y la misma Constantinopla. Gracias a esa combinación de las escuelas arquitectónicas de Lombardía y de Bizancio, surgieron en Monte Cassino nuevas formas y motivos de decoración, en la construcción, los mosaicos, los ornamentos, las pinturas y la iluminación; los mismos monjes de la abadía pusieron sus conocimientos y sus habilidades al servicio de la magna obra. Toda aquella magnificencia no era un vano exhibicionismo ni se había hecho para hospedar a "devotos hipócritas de fervor externo." La virtud entre los monjes de Monte Cassino se arraigó todavía más, y su número aumentó a doscientos y el abad Desiderio insistió y cuidó de que todos se sometieran a la más estricta observancia de la regla. Entre los que se sintieron atraídos hacia el monasterio figuraba Constantino Africano, el más notable de los médicos de la antigua escuela de Salerno y amigo personal de Desiderio.
Por otra parte, las construcciones y decoraciones dieron un trabajo material continuo y bien remunerado a numerosos trabajadores, artistas y artesanos. Desde entonces, el scriptorium de Cassino fue famoso por los libros que ahí se copiaban y por las iluminaciones e ilustraciones. Además de abad y cardenal, Desiderio era vicario papal para Campania, Apulia, Calabria y Capua, y la Santa Sede tenía tanta consideración y confianza hacia él, que le autorizó a nombrar prelados para los obispados vacantes y las abadías sin superior.
El Papa San Gregorio VII utilizó con mucha frecuencia a Desiderio corno su intermediario ante los normandos en Italia. No obstante que era de un tipo opuesto al de Gregorio, por la dulzura de su carácter, se mostró siempre corno un decidido y aun enérgico defensor del papado contra las ambiciones del emperador; es muy posible que su nombre haya sido uno de los que pronunció San Gregorio en su lecho de muerte, como posible sucesor. Cuando el Pontífice murió, Desiderio huyó de prisa de Roma y se refugió en Monte Cassino para evitar su elección, pero, en el mes de mayo de 1086, fue elegido por aclamación y se le impuso la roja capa pluvial pontificia en la iglesia de Santa Lucía para que reinara con el nombre de Víctor. Cuatro días más tarde, surgió una oposición que le brindó la oportunidad para huir de nuevo a Monte Cassino, donde dejó de lado las insignias pontificias y no se dejó convencer para ocupar el cargo hasta la Pascua del año siguiente. La sede de Roma se hallaba ocupada por entonces por el antipapa impuesto por el emperador, Guiberto de Ravena ("Clemente III"). Pero las fuerzas normandas consiguieron sacarlo de San Pedro durante el tiempo suficiente para que Víctor fuese consagrado ahí. Inmediatamente después de su consagración, partió al monasterio.
Pocas semanas más tarde, volvió a Roma, por última vez, cuando la condesa Matilde de Toscana se esforzaba por desalojar a Guiberto. Aquel Papa, tan amante de la paz y tan enfermo que rara vez podía celebrar la misa, no estaba capacitado para ver a su ciudad apostólica convertida en un campo de batalla y, hacia fines del verano, la abandonó para siempre. Después de un sínodo que él presidió en Benevento, fue llevado agonizante a su monasterio. Tendido en un camastro en la casa capitular, dio las últimas instrucciones a sus monjes y recomendó a Eudes, el cardenal obispo de Ostia, para que ocupase la sede apostólica. Murió dos días después, el 16 de septiembre de 1087. Había sido Papa durante cuatro meses. El culto al Beato Víctor III fue aprobado por el Papa León XIII, quien agregó su nombre al Martirologio Romano
http://es.catholic.net/santoral
Recolha, transcrição e tradução incompleta de António Fonseca
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