quinta-feira, 12 de novembro de 2009

JOSAFAT KUNSEVICH, Santo (e outros) - 12 de Novembro

Josafat Kunsevich, Santo
Bispo e mártir, 12 Novembro

Josafat Kunsevich, Santo

Josafat Kunsevich, Santo

Em Outubro de 1595, o metropolita dos ortodoxos dissidentes de Kiev e outros cinco bispos, que representavam a milhões de ruténios (hoje chamados ucranianos), achando-se reunidos en Brest-Litovsk, ciudad de Lituania, decidieron someterse al Papa y estar en comunión con la Iglesia católica. Se trata de la histórica Unión de Brest. Esta unificación dio lugar a grandes controversias llegándose hasta la violencia. San Josafat por aquel tiempo era muy jovencito, pero aquellos eventos tendrían un profundo impacto en su vida ya que el mismo daría su vida por la unidad de la Iglesia.
Su nombre de bautismo era Juan Kunsevich. Su padre, que era un católico de buena familia, puso a su hijo en la escuela de su pueblo natal. Después Juan entró a trabajar como aprendiz en una tienda de Vilna, pero en vista de que el comercio no estaba en su corazón, empleaba sus tiempos libres aprendiendo el eslavo eclesiástico para comprender mejor los divinos oficios y poder recitar diariamente el oficio bizantino. Juan conoció por entones a Pedro Arcudius, rector del colegio oriental de Vilna, así como a los jesuitas Valentín Fabricio y Gregorio Gruzevsky, quienes se interesaron por él y le alentaron a seguir adelante. Al principio, el amo de Juan no veía con muy buenos ojos sus inquietudes religiosas, pero el joven supo cumplir tan bien con sus obligaciones, que el comerciante acabó por ofrecerle que se asociase con él y tomase por esposa a una de sus hijas. Juan rehusó ambas proposiciones, pues estaba decidido a hacerse monje.
En 1601 ingresó en el monasterio de la Santísima Trinidad de Vilna. El santo indujo también a seguir su ejemplo a José Benjamín Rutsky, un hombre muy culto, convertido del calvinismo. Los dos jóvenes monjes empezaron juntos a trazar planes para promover la unión y reformar la observancia en los monasterios rutenos. Desde entonces se llamó Josafat, recibió el diaconado, después el sacerdocio y pronto adquirió fama por sus sermones sobre la unión con Roma.
Su vida personal era muy austera, ya que añadía a las penitencias acostumbradas en las reglas monásticas del oriente, otras mortificaciones tan severas, que en más de una ocasión le criticaron los mismos monjes. En el proceso de beatificación el burgomaestre de Vilna declaró que "no había en el pueblo ningún religioso más bueno que el P. Josafat."
Josafat, al notar que su superior, Samuel, el abad del monasterio de la Santísima Trinidad, manifestaba tendencia a separarse de Roma, se lo advirtió a sus superiores. El arzobispo de Kiev sustituyó a Samuel por Josafat. Bajo su gobierno, el monasterio se repobló. Ello movió a sus superiores a retirarle del estudio de los Padres orientales para que fundase otros monasterios en Polonia.
En 1614, Rutsky fue elegido metropolitano de Kiev y Josafat Ie sucedió en el cargo de abad de Vilna. Cuando el nuevo metropolitano fue a tomar posesión de su catedral, Juan le acompañó en el viaje y aprovechó la ocasión para visitar el famoso monasterio de las Cuevas de Kiev. Pero la comunidad de dicho monasterio, que se componía de más de 200 monjes, estaba relajada y el reformador católico estuvo a punto de ser arrojado al río Dnieper. Aunque sus esfuerzos por hacer volver a la unidad a la comunidad fracasaron, su ejemplo y sus exhortaciones consiguieron hacer cambiar un tanto la actitud de los monjes.
Obispo ejemplar
En 1617, el P. Josafat fue consagrado obispo de Vitebsk con derecho de sucesión a la sede de Polotsk. Pocos meses después murió el anciano arzobispo de esa sede y Josafat se halló al frente de una eparquía extensa pero poco fervorosa. Muchos se inclinaban al cisma porque temían que Roma interfiriese en sus ritos y costumbres. Las iglesias estaban en ruinas y se hallaban manos de los laicos. Muchos miembros del clero secular habían contraído matrimonio, algunos varias veces. La vida monástica estaba en decadencia. Josafat pidió ayuda a algunos de sus hermanos de Vilna y emprendió la tarea: reunió sínodos en las ciudades principales, publicó e impuso un texto de catecismo, redactó una serie de ordenaciones sobre la conducta del clero y combatió la interferencia de los "señores" en los asuntos de las iglesias locales. A todo ello añadió el ejemplo de su vida, su celo en la instrucción, la predicación, la administración de sacramentos y la visita a los pobres, a los enfermos, a los prisioneros y a las aldeas más remotas.
Hacia 1620, prácticamente toda la eparquía era ya sólidamente católica, el orden estaba restaurado y el ejemplo de aquel puñado de hombres buenos había producido un renacimiento de la vida cristiana. Pero en ese mismo año, disidentes en la región que se había unido a Roma, establecieron obispos paralelos, contrarios a Roma. Así, un tal Melecio Smotritsky fue nombrado arzobispo de Polotsk, sede de San Josafat, y se dedicó enérgicamente a destruir la obra del arzobispo católico, diciendo que Josafat se había "convertido al latinismo", que iba a obligar a sus fieles a seguir su ejemplo y que el catolicismo no era la forma tradicional del cristianismo ruteno. La nobleza y la mayoría del pueblo estaban por la unión, pero habían zonas disidentes. Un monje llamado Silvestre Smotritsky recorrió las poblaciones de Vitebsk, Mogilev y Orcha sublevando a la gente contra el catolicismo. Cuando el rey de Polonia proclamó un decreto afirmando que Josafat era el único arzobispo legítimo de Polotsk, se produjeron desórdenes no sólo en Vitebsk, sino en la misma Vilna. El decreto fue leído públicamente en presencia del santo y éste estuvo a punto de perder la vida.
El canciller de Lituania, León Sapieha, que era católico, temeroso de los resultados políticos de la inquietud general, prestó oídos a los rumores esparcidos por los disidentes que, fuera de Polonia, acusaban a San Josafat de haber sido el causante de los desórdenes con su política. Así pues, en 1622, Sapieha escribió al santo acusándole de emplear la violencia para mantener la unión, de exponer el reino al peligro de una invasión de los cosacos, de sembrar la discordia entre el pueblo, de haber clausurado por la fuerza ciertas iglesias no católicas y de otras cosas por el estilo. Tan solo era cierto que Josafat había pedido el auxilio del gobierno para recobrar la iglesia de Mogilev, de la que se habían apoderado los disidentes. El arzobispo tuvo que hacer frente también a la oposición, las críticas y la falta de comprensión de algunos católicos. Una de las razones por la que que una parte del pueblo fácilmente se dejó llevar por las falsas acusaciones era para evitar la disciplina y las exigencias morales del renacimiento católico.
En octubre de 1623, sabedor de que Vitebsk era todavía el centro de la oposición, decidió ir allá personalmente. Sus amigos no lograron disuadirle ni convencerle de que llevase una escolta militar. "Si Dios me juzga digno de merecer el martirio, no temo morir´", respondió San Josafat. Así pues, durante dos semanas predicó en las iglesias de Vitebsk y visitó a los fieles sin distinción alguna. Sus enemigos le amenazaban continuamente y provocaban a sus acompañantes para poder asesinarle aprovechando el desorden. El día de la fiesta de San Demetrio, una turba enfurecida rodeó al mártir, el cual les dijo:
"Sé que queréis matarme y que me acecháis en todas partes: en las calles, en los puentes, en los caminos, en la plaza central. Pero yo estoy entre vosotros como vuestro pastor y quiero que sepáis que me consideraría muy feliz de dar la vida por vosotros. Estoy pronto a morir por la sagrada unión, por la
supremacía de San Pedro y del Romano Pontífice."
Martirio
Smotritsky, fomentador de la agitación, probablemente solo pretendía obligar al santo a salir de la ciudad. Pero sus partidarios empezaron a tramar una conspiración para asesinar a Josafat el 12 de noviembre, a no ser que se excusase ante ellos por haber empleado la violencia. Un sacerdote llamado Elías fue el encargado de penetrar en el patio de la casa del arzobispo e insultar a sus criados por su religión y al amo
a quien servían. Como la escena se repitiese varias veces, San Josafat dio permiso a sus criados de arrestar al sacerdote, si volvía a presentarse. En la mañana del 12 de noviembre, cuando el arzobispo se dirigía a la iglesia para el rezo del oficio de la aurora, Elías le salió al encuentro y comenzó a insultarle. El santo dio entonces permiso a su diácono para que mandase encerrar al agresor en un aposento de la casa. Eso era precisamente lo que deseaban sus enemigos que buscaban pretexto para atacarle. Al punto, echaron a vuelo las campanas, y la multitud empezó a clamar que se pusiese en libertad a Elías y se castigase al arzobispo. Después del oficio, San Josafat volvió a su casa y devolvió la libertad a Elías, no sin antes haberle amonestado. A pesar de ello, el pueblo penetró en la casa, exigiendo la muerte de Josafat y golpeando a sus criados. El santo salió al encuentro de la turba y preguntó: "¿Por qué golpeáis a mis criados, hijos míos? Si tenéis algo contra mí, aquí estoy; dejadlos a ellos en paz." (Palabras muy parecidas a las de Santo Tomás Becket en ocasión semejante). La turba comenzó entonces a gritar: "¡Muera el Papista!", y San Josafat cayó atravesado por una alabarda y herido por una bala. Su cuerpo fue arrastrado por las calles y arrojado al río Divna.
El martirio del santo produjo como resultado inmediato un movimiento en favor de la unidad católica. Desgraciadamente, la controversia se prolongó con violencia y los disidentes tuvieron también un mártir, el abad Anastasio de Brest, quien fue ejecutado en 1648. Por otra parte, el arzobispo Melecio Smotritsky se reconcilió más tarde con la Santa Sede.
La gran reunión rutena existió, con altos y bajos, hasta que, después de la repartición de Polonia, los soberanos rusos obligaron por la fuerza a los rutenos católicos a unirse con la Iglesia Ortodoxa de Rusia. El comunismo favoreció la opresión de la fe católica. Hoy como ayer es necesaria la intercesión y el ejemplo de San Josafat a favor de la unión en la verdad y el amor.
San Josafat Kunsevich fue canonizado en 1867 por el Papa Pío IX. Fue el primer santo de la Iglesia de oriente canonizado con proceso formal de la Sagrada Congregación de Ritos. Quince años más tarde, León XIII fijó el 14 de noviembre como fecha de la celebración de su fiesta en toda la Iglesia de occidente. La reforma litúrgica movió la fiesta al 12 de noviembre.
El Papa Pío XI declaró a San Josafat Patrón de la Reunión entre Ortodoxos y Católicos el 12 de noviembre de 1923, III centenario de su martirio.
El 25 de Noviembre de 1963, durante el Concilio Vaticano II y por petición del Papa Juan XXIII, quién estaba muy interesado en la unidad, el cuerpo de San Josafat finalmente encontró su descanso en el altar de San Basilio en la Basílica de San Pedro.

Teodoro el Estudita, Santo
Abad, 11 Noviembre

Teodoro el Estudita, Santo

Teodoro el Estudita, Santo

NOTA: Este Santo já estava descrito na mensagem de ontem, 11 de Novembro, mas como hoje é celebrado pela Ordem Beneditina - conforme indicação do Directório Litúrgico-2008 - resolvi transcrever novamente a sua biografia.

San Platón, Abad del monasterio de Simbóleon en el Monte Olimpo, en Bitinia, tenía un cuñado cuyos tres hijos fueron a establecerse en sus posesiones de Sakkoudion, cerca del Monte Olimpo, para llevar ahí vida eremítica.
El más fervoroso de los tres hermanos era el mayor de ellos, Teodoro, quien iba cumplir veintidós años. Los jóvenes persuadieron a San Platón para que renunciase al gobierno de su abadía y se encargase de gobernar a los ermitaños de Sakkoudion. Más tarde, San Teodoro fue enviado a Constantinopla para recibir la ordenación sacerdotal. El joven hizo tales progresos en la virtud y el saber, que su tío Platón le confió la dirección de la comunidad con el consentimiento unánime.
El joven emperador Constantino IV se divorció de su esposa y se casó Teódota, que era pariente de San Platón y San Teodoro. Ambos protestaron contra ese abuso. Constantino, que deseaba ganarse a Teodoro, le hizo promesas y trató especialmente bien a sus parientes. Como no obtuvo ningún resultado, Constantino fue entonces a los baños de Brusa, cerca Sakkoudion, con la esperanza de que San Teodoro fuese a hacerle una visita de cumplimiento; pero ni el abad, ni ninguno de sus monjes se presentaron a recibirle.
El emperador regresó furioso a su palacio e inmediatamente envió pelotón de soldados con órdenes de desterrar a Teodoro y a sus demás seguidores. Todos fueron desterrados a Tesalónica, donde se publicó un edicto que prohibía a los habitantes darles asilo y ayudarlos, de suerte que ni los monjes de la región se atrevieron a tenderles la mano.
San Platón, ya muy anciano, fue encerrado en una celda en Constantinopla. San Teodoro le escribió desde Tesalónica un relato del viaje, en el que le contaba las vicisitudes por las que habían atravesado él y sus compañeros y expresaba su admiración por su antiguo maestro.
El exilio sólo duró algunos meses. La forma en que terminó, es un ejemplo característico de la ambición brutal que reinaba ahí en aquélla época. En efecto, el año 797, Irene, la madre del emperador, destronó a su hijo y mandó sacarle los ojos. Irene, que reinó seis años, llamó del destierro a Teodoro y sus compañeros.
El santo regresó a Sakkoudion y reorganizó el monasterio, pero el año 799, como el monasterio era una presa fácil para los árabes, los monjes se refugiaron dentro las murallas de la ciudad.
Entonces, se confió a San Teodoro la dirección del célebre monasterio de Studios, que el cónsul Studius había construido el año 463, en un viaje que hizo de Roma a Constantinopla. Constantino Coprónimo había expulsado a los monjes, de suerte que cuando llegó San Teodoro apenas había una docena.
Bajo su gobierno, el monasterio llegó a tener un millar de habitantes, entre monjes y criados. En materia de legislación monástica, Teodoro fue quien más contribuyó a desarrollar la tradición procedente San Basilio. San Atanasio el Lauriota aplicó la legislación de San Teodoro en el Monte Athos y de ahí se extendió a Rusia, Bulgaria y Servia, donde todavía es la base de la vida monástica.
San Teodoro fomentó los estudios y las artes; la escuela de caligrafía que fundó fue famosa durante largo tiempo. Los escritos del santo constituyen una serie de sermones, instrucciones, himnos litúrgicos y tratados de ascética monástica, en los que se muestra muy moderado, si se le compara con otros orientales.
El santo dijo en cierta ocasión a un ermitaño: "No practiquéis la austeridad para satisfacer vuestro amor propio. Comed pan, bebed alguna vez, usad zapatos en invierno y comed carne cuanto os haga falta." Teodoro gobernó apaciblemente el monasterio durante ocho años, en medio del remolino de la política imperial, hasta que la cuestión del adulterio de Constantino volvió a surgir.
El emperador Nicéforo I eligió al futuro San Nicéforo, que era entonces laico, para ocupar la sede patriarcal de Constantinopla. Como San Nicéforo no había recibido las órdenes, San Teodoro, San Platón y otros monjes se opusieron al nombramiento. El emperador los tuvo presos durante veinticuatro días, al cabo de los cuales, a instancias de Nicéforo y de un reducido grupo de obispos, restituyó la jurisdicción al sacerdote José, que había sido degrado por haber bendecido el matrimonio de Constantino IV con Teódota. San Teodoro y otros se negaron a mantener la comunión con José y a aceptar la decisión de que el matrimonio había sido válido. Así pues, San Teodoro, San Platón y José (que era hermano de San Teodoro y arzobispo de Tesalónica) , fueron aprisionados en la Isla de la Princesa. Teodoro explicó el asunto por carta al Papa, y San León III le, contestó alabando su prudencia y su constancia. Los enemigos de Teodoro habían hecho correr en Roma el rumor de que este había caído en la herejía y estaba despechado por no haber sido nombrado patriarca, de suerte que San León III prefirió abstenerse de un juicio definitivo. Los monjes estuditas fueron dispersados en diferentes monasterios y muy matratados. El destierro de San Teodoro y sus compañeros duró dos años, hasta la muerte del emperador Nicéforo, ocurrida el año 811
Teodoro y el patriarca Nicéforo se reconciliaron, ya que su actitud en el doloroso problema de la veneración de las imágenes era idéntica. En nuestro artículo sobre San Nicéforo (13 de marzo) hemos dado ya ciertos detalles sobre la segunda persecución iconoclastaque tuvo lugar durante el reinado de Leo V, el Armenio. San Teodoro negó abiertamente que el emperador tuviera derecho a inmiscuirse en los asuntos eclesiásticos y, el Domingo de Ramos cuando San Nicéforo había sido ya expulsado, ordenó a sus monjes que saliesen a la calle en solemne Procesión con las sagradas imágenes, cantando un himno que comienza así: "Reverenciamos tu sagrada imagen, bendito santo." Desde ese momento, San Teodoro se convirtió en el jefe del movimiento ortodoxo. Como continuase en la defensa del culto a las imágenes, el emperador le desterró a Misia, desde donde continuó exhortando a los fieles por cartas de las que se conservan algunas. Cuando se descubrió su correspondencia, el emperador le desterró a Bonita, en la Anatolia, y mandó decir al carcelero, Nicetas, que flagelase a su víctima. Aquél vio conmovido la alegría con que San Teodoro se despojaba de su túnica y ofrecía al látigo su cuerpo consumido por los ayunos y, lleno de compasión, hizo salir de la mazmorra a todos los presentes, colocó una zalea de borrego sobre el lecho del santo y descargó sobre ella los golpes para que los oyesen los que se hallaban afuera. Finalmente, Nicetas se rasguñó los brazos para manchar con su sangre el látigo y salió a mostrarlo a los otros. San Teodoro pudo escribir más cartas a los fieles, a los patriarcas y una al Papa Pascual, a quien decía: "Escucha, obispo apostólico, pastor que Dios ha puesto para guiar el rebaño de Jesucristo: tú has recibido las llaves del Reino de los Cielos, tú eres la piedra sobre la que ha sido edificada la Iglesia, tú eres Pedro, puesto que ocupas su sede. Ven en ayuda nuestra". El Pontifice escribió a Constantinopla algunas cartas, que resultaron infructuosas.
Entonces, San Teodoro le escribió para agradecerle con estas palabras: "Tú has sido desde el principio la fuente pura de la ortodoxia, tú eres el puerto seguro de la Iglesia universal, su amparo contra las acometidas de los herejes y la ciudad de refugio que Dios nos ha dado".
San Teodoro y su fiel discípulo Nicolás, estuvieron presos en Bonita du :rante tres años. Sus sufrimientos eran indecibles: en el invierno, el frío era muy intenso; en el verano, se ahogaban de calor y padecían hambre y sed, pues los guardias sólo les echaban por una claraboya un trozo de pan cada tercer día. San Teodoro afirma que muchas veces creyó morir de hambre y añade: Pero Dios es todavía demasiado misericordioso con nosotros." Probablemente hubiesen muerto de hambre, si un oficial de la corte que visitó la cárcel por casualidad, no hubiese ordenado que se les diese bien de comer. El emperador interceptó una carta en la que el santo exhortaba a los fieles a desafiar a la infame secta de los iconoclastas, ordenó al prefecto del oriente que castigase al autor. El prefecto no se dejó ganar por la compasión, como el carcelero Nicetas y mandó azotar al monje Nicolás, a quien Teodoro había dictado la carta, y a éste le condenó a sufrir cien azotes. Después de la tortura, los verdugos dejaron al santo tirado en el suelo durante largo tiempo, expuesto a los rigores del frío de febrero. San Teodoro no pudo comer ni dormir durante muchos días y, si escapó con vida, fue gracias a Nicolás que olvidó sus propios sufrimientos, le alimentó gota a gota con una cucharita y le vendó sus heridas, no sin antes cortarle los trozos de carne infectada en las llagas. San Teodoro sufrió lo indecible durante tres meses. Antes de que estuviese totalmente restablecido, se presentó un oficial imperial con el encargado de conducirle a Esmirna, junto con Nicolás. Durante el día caminaban a marchas forzadas y, por la noche, se los encadenaba.
El arzobispo de Esmirna, que era un iconoclasta furibundo, mandó vigilar estrechamente al santo y llegó a decirle que iba a pedir que el emperador le mandase decapitar o, por lo menos, cortarle la lengua. Pero la persecución terminó el año 820 con el asesinato de quien la había provocado. El sucesor de Leo, Miguel el Tartamudo, fingió al principio suma moderación y levantó las sentencias de destierro. San Teodoro el Estudita regresó al cabo de siete años de prisión y escribió una carta de agradecimiento al emperador, exhortándole permanecer unido a Roma -la primera de las Iglesias- y a permitir el culto de las imágenes. Pero Miguel se negó a permitir el culto de las imágenes y a devolver sus cargos al patriarca, al abad de Studios y a todos los prelados ortodoxos que no estuviesen de acuerdo con esa medida. San Teodoro, después de hacer vanos intentos por convencer al emperador, partió de Constantinopla (en realidad era una forma de destierro) e hizo un recorrido por los monasterios de Bitinia para alentar y reconfortar a sus partidarios, "El invierno ha pasado ya -les decía-, pero aún no ha llegado la primavera. El cielo se despeja hay buenas esperanzas. El fuego está ya apagado, pero las cenizas humean todavía." La influencia de San Teodoro llegó a ser tan grande, que los monjes en general y los estuditas en particular se convirtieron en el baluarte de la ortodoxia. Algunos de los discípulos del santo fueron a reunirse con él en monasterio de la península de Akrita. A principios de noviembre de 826, San Teodoro enfermó ahí. Al cuarto día de su enfermedad, pudo ir hasta la iglesia a celebrar el santo sacrificio, pero el mal fue en aumento, y el santo dictó a su secretario sus últimas instrucciones. Dios le llamó a Sí el siguiente domingo 11 de noviembre. Sus restos fueron transportados al monasterio de Studios dieciocho años más tarde.
En el oriente hay gran veneración por San Teodoro el Estudita. El Matirologio Romano dice que es "famoso en toda la Iglesia". El santo merece elogio como legislador monástico, como defensor de la suprema autoridad Roma y como valiente propugnador del culto de las imágenes, por el que sufrió. San Teodoro hizo la guerra a los iconoclastas por motivos teológicos no porque considerara las imágenes como un adorno esencial de las iglesias, ya que desaprobaba absolutamente la representación pictórica de los vicios, de las virtudes y otros "excesos injustificados de la fantasía religiosa". Por otra parite, no creía que la devoción a las imágenes fuese absolutamente necesaria (él mismo parece haberla practicado muy poco), sino sólo una ayuda para los "hermanos más débiles". En sus instrucciones sobre la oración habla de la unión de mente y el corazón con Dios sin la ayuda exterior de las imágenes. Pero comprendía claramente que negar la validez del culto a las imágenes, equivalía negar la validez de ciertos principios teológicos esenciales. Se conservan muchos escritos de San Teodoro, entre los que hay cartas, tratados sobre la vida monástica y el culto de las imágenes, sermones y cierto número de himnos. Dichos escritos reflejan su integridad y despego del mundo, que rayan en ese puritanismo que caracterizó a muchos de sus discípulos y que en algunos de sus sucesores llegó a extremos que turbaron la paz de la Iglesia.
En PG., vol. XCIX, hay dos biografías de San Teodoro y otros documentos relerentes a él, así como sus escritos. Su vida estuvo tan íntimamente relacionada con las controversias de la época que, para comprenderla, hay que referirse a las obras de historia general de Iglesia. Véase Pargoire, L´Eglise Byzantine de 527 a 874 (1923); Hefele-Leclercq, Histoire des Concites, particularmente lib. 18, vol. III, pte. 2; Mons. Mann, Lives of the Popes vol. II, pp. 795-858; y Bréhier, La Querelle des lmages (1904). Entre las obras más directamente relacionadas con San Teodoro, mencionaremos a J. Hausherr, St Théodore.,. d´apres ses catécheses (1926), en la colección Orientalia Christiana, n. 22; Alice Gardner Teodore of Studium (1905); H. Martin, St Théodore (1906); Dobschütz, Methodius una Studiten, en Byzantinische Zeitschrilt, vol. XVIII (1909), pp. 41-105; y G. A. Schn´ Der hl. Theodor van Studion (1900). En Analecta Bollandiana hay varios artículos San Teodoro. El P. C. Van de Vorst publicó por primera vez el elogio del santo Teófanes (vol. XXXI, 1912) y otro texto griego sobre la traslación de sus reliquias ( XXXII), así como un estudio de sus relaciones con Roma y otro sobre el "catecismo breve de San Teodoro (vol. XXXIlI). Véase también en DAR., el artículo sobre la actitud del santo en la controversia iconoclasta (vol. VII, cc. 272-284). El príncipe Max de Sajonia publicó una excelente semblanza de tipo popular, titulada Der hl. Theodor (1929); y cf. N. H. Baynes y C. L. B. Moss, Brzantium (1948).

Emiliano de la Cogolla, Santo
Monje, 12 de noviembre

Monje
Noviembre 12

Etimológicamente significa “amable”. Viene de la lengua latina.
Jesús, tomando consigo a Juan, santiago y Pedro, subió a la montaña para orar. Y ocurrió mientras oraba que el aspecto de su rostro cambió. Se formó una nube que los cubría, y de ella salió una voz que proclamaba: Este es mi Hijo, mi elegido. Escuchadlo”.
Emiliano fue monje en el siglo VI.
El santo que hoy veneramos y recordamos se llamaba Emiliano de la Cogolla o Cocola.
Nació en Castilla, en la provincia de Logroño – hoy la comunidad autónoma de la Rioja - cerca del monte llamado Cocola.
La vida de este santo español nos la cuenta otro monje, Braulio, que después sería obispo de Zaragoza.
Por ese tiempo la península ibérica estaba dominada por los Visigodos.
Su familia era pobre. Cuando cumplió los 20 años, se marchó de anacoreta.
Cuando su santidad llegó a oídos de la gente, no cesaba de hacerle visitas.
Entonces tomó la decisión de irse a otra parte que fuera inaccesible, en lo alto de una montaña.
Aquí se pasó la friolera de 40 años. El obispo de Tarazona, enterado de su virtud, lo ordenó de sacerdote.
Fue un apóstol entre la gente del campo, de donde él provenía. Su caridad era tan grande que se quedaba sin comer con tal de ver feliz al pobre.
Acusado injustamente de que robaba en la parroquia, se fue a la soledad hasta que murió en el año 574.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!

Gabriel Ferretti, Beato
Franciscano, 12 Noviembre

Gabriel Ferretti, Beato

Gabriel Ferretti, Beato

Gabriel Ferretti nació en Ancona hacia el año 1385, hijo de los condes Liberotto y Alvisa Sacchetti. A los 18 años contra la voluntad de sus padres tomó el hábito de los hermanos Menores en el convento anconitano de San Francisco ad Alto, donde se consagró totalmente a Dios emitiendo los votos de pobreza, castidad y obediencia.
En el silencio de su eremitorio, todo concentrado en Dios en el ejercicio de la vida religiosa profundizó en el estudio de las ciencias teológicas. Ordenado sacerdote se dedicó al apostolado entre pobres y enfermos y pronto fue considerado el Padre de Ancona.
Las virtudes y dotes de Gabriel llamaron la atención de los superiores, que en 1425 lo eligieron guardián del convento de San Francesco ad Alto. No sólo restauró y engrandeció el convento, sino que se distinguió en la heroica asistencia a los apestados en los años 1425 y 1427.
Los Hermanos Menores de la Provincia Seráfica de las Marcas, reunidos en capítulo, en 1434 lo eligieron Ministro Provincial. Contribuyó eficazmente a propagar la fiel observancia de la regla franciscana en las Marcas. El Pontífice Eugenio IV le concedió amplias facultades para abrir nuevos conventos, como en Santa María de las Gracias en San Severino Marcas, San Nicolás en Ascoli Piceno y la Anunciación en Osimo. Además, a pesar de las múltiples y pesadas ocupaciones, continuó interesándose por el convento de San Francisco ad Alto y sus conciudadanos de Ancona.
En 1438, por sugerencia de su íntimo amigo San Jaime de la Marca, fue llamado por el Ministro general Padre Guillermo de Casale a predicar en Bosnia, donde ya anunciaban la divina palabra el mismo San Jaime de la Marca y otros religiosos.
El consejo comunal de Ancona, temiendo verse privado de la amorosa asistencia de su santo fraile, suplicó que se le volviera a dejar en Ancona, petición que fue acogida. Así el Beato Gabriel permaneció en las Marcas continuando su asistencia a los pobres y enfermos de su ciudad.
Alma eminentemente mariana, tenía una tierna devoción a la Sma. Virgen y difundió ampliamente la corona franciscana de las siete alegrías de la Bienaventurada Virgen María. La Virgen recompensó el amor filial de su siervo con apariciones y dulces coloquios.
También Dios mismo quiso premiar las virtudes de su siervo con el don de la profecía y de los prodigios. Una sobrina suya de nombre Casandra, imposibilitada para caminar, se dirigió a su santo tío. Este oró, luego trazó un signo de la cruz sobre la articulación afectada y la enferma quedó curada.
Gabriel terminó su virtuosa y laboriosa existencia a los 71 años en el convento de Ancona el 12 de noviembre de 1456, asistido por San Jaime de la Marca, quien en el funeral exaltó las virtudes del santo cohermano.
Benedicto XIV Aprobó su culto el 19 de septiembre de 1753

Margarito Flores García, Santo
Mártir, 12 Noviembre

Margarito Flores García, Santo

Margarito Flores García, Santo

Nació en Taxco, Gro. (Diócesis de Chilapa), el 22 de febrero del 1899.
Párroco de Atenango del Río, Guerrero., (Diócesis de Chilapa). Tres años de ministerio fueron suficientes para conocer la entrega sacerdotal del Padre Margarito.
Se encontraba fuera de la Diócesis a causa de la persecución, cuando supo de la muerte heroica del Sr. Cura David Uribe, exclamó: «Me hierve el alma, yo también me voy a dar la vida por Cristo; voy a pedir permiso al Superior y también voy a emprender el vuelo al martirio».
El Vicario general de la Diócesis le nombró vicario con funciones de párroco de Atenango del Rio, Guerrero. El Padre Margarito se puso luego en camino.
Fue descubierto como sacerdote al llegar a su destino; apresado y conducido a Tulimán, Guerrero., donde se dio la orden de fusilarlo.
El Padre Margarito pidió permiso para orar, se arrodilló unos momentos, besó el suelo y luego, de pie, recibió las balas que le destrozaron la cabeza y le unieron para siempre a Cristo Sacerdote, el 12 de noviembre de 1927.
Es uno de los mártires mexicanos canonizados por Juan Pablo II el 21 de mayo del año 2000.

http://es.catholic.net/santoral

Recolha, transcrição e tradução não efectuada (por motivos técnicos) por António Fonseca

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