Antónia Mesina, Beata | Virgem e Mártir, Maio 17 |
| | Antonia Mesina, Beata | Mártir da purezaAntónia Mesina nasceu em Sardenha, em 21 de Junho de 1919, a segunda de uma família de dez filhos. Era prima do famoso bandoleiro sardo dos anos 60, Graziano Mesina.
Era muito devota de María Goretti. Dada a débil saúde de sua mãe doente, ela tinha que multiplicar-se para atender a todos seus irmãos.
Pouco viveu Antónia, pois em 17 de Maio de 1935, faltando pouco para cumprir os 16 anos, depois de haver ido a Missa, como todos os dias, foi a recolher lenha ao campo. Um homem a agrediu para violá-la. Ela resistiu, e o agressor irou-se com ela. Com uma pedra enorme despedaçou ferozmente o corpo da jovem virgem. Foi um crime atroz, que causou um grande impacto em toda a ilha.
O assassino foi fuzilado. O processo de beatificação foi uma das escassas decisões que pôde autorizar em seu breve pontificado o Papa João Paulo I.
Destacava João Paulo II na homília de beatificação que os três novos Beatos se haviam santificado "sem ir ao convento", através do trabalho em casa e na fábrica, em seu ambiente normal, na família, nas associações eclesiais. São laicos, são jóvens, são mártires, dizia o Papa. Filhos de nosso século, difícil, mas apaixonado.
Hão sabido cumprir seu dever como cristãos, tanto na vida como na morte. Nos mostran que a santidade não é um monopólio de bispos e sacerdotes, de fundadores e fundadoras, de religiosos e religiosas, nem de reis ou nobres do passado. Sua vida nos recorda que mais além da vocação específica de cada um, há uma vocação comum a todos, a vocação à santidade. É a vocação que tem a primazia sobre todas.
Na cerimónia estavam presentes a mãe e os irmanos de Pierina, como sucedeu quando María Goretti. Também havia muitos parentes de Antónia. Um caso curioso há sido o de seu primo Graziano Mesina. Condenado a cadeia perpétua, há declarado que estava orgulhoso de sua parente, e que lhe havia gostado assistir à cerimónia de beatificação.
Marcelo Marcelo Callo, Beato | Mártir Laico, Março 19 |
| | Marcel o Marcelo Callo, Beato | MártirMartirologio Romano: En el lugar de Mauthausen, en Austria, beato Marcelo Callo, mártir, que siendo un joven oriundo de la región de Rennes, en Francia, durante la guerra confortaba en la fe, con cristiano ardor, a los compañeros de cautiverio, que se hallaban agotados por los duros trabajos, y por este motivo se le hizo morir en un campo de exterminio (1945).
Etimológicamente: Marcelo = Nacido en Marzo, relativo al dios Marte, es de origen latino.El Beato Marcel Callo nació en Rennes, Francia, el 6 de Diciembre de 1921, es el segundo de nueve hijos, fue bautizado dos días después en la Iglesia de Nuestra Señora de la Buena Nueva.
Cuando tenía 12 años, se convirtió en aprendiz de imprenta y tomó el rol de hijo mayor cuando su hermano mayor entró al seminario.
Era miembro de la Cruzada Eucarísica, que enseñaba a los jóvenes a vivir una oración ininterrumpida poniendo a la Eucaristía en el corazón de su vida. También era un Scout.
Se convirtió en militante del movimiento Juventud de Obreros Católicos, ya que buscaba vivir su fe en el mundo secular del trabajo. Con la ocupación nazi de Francia, la vida cambió radicalmente para todos, especialmente para los católicos practicantes. Por ejemplo, se prohibieron oficialmente las actividades de las asociaciones cristianas, y las ramas del movimiento de Juventud de Obreros Católicos tuvo que pasar a la clandestinidad. La gente se refería a ellos como los Juventud de Obreros Católicos de las Catacumbas.
En 1943, una de las hermanas de Marcel murió durante el bombardeo. En ese momento, también se vio obligado a realizar servicios de trabajos forzados. Estaba comprometido para casarse en ese tiempo; sin embargo, aceptó realizar los trabajos forzados porque temía por lo que le podía pasar a su familia si se negaba. También veía el servicio de trabajo como una oportunidad para evangelizar.
En Zelha-Melhis, a donde lo enviaron a trabajar, experimentó períodos de angustia y desaliento. Sin embargo, encontró la fuerza para organizar de manera clandestina la vida cristiana de los trabajadores.
El 19 de abril de 1944 lo arrestaron por ser "demasiado católico". Primero, lo enviaron a la prisión en Gotha y luego a los campos de concentración en Flossenburg y Mauthausen.
Marcel y los otros detenidos sufrieron de manera terrible con el régimen de los nazis.
Testigos supervivientes declararon, que aunque en el cautiverio, Callo siguió encabezando a los prisioneros en las oraciones y la instrucción religiosa. Igual que a los otros, lo obligaron a trabajar y a alimentarse con papas podridas y agua arenosa. Durante los seis meses últimos de su vida, se encontraba tan débil que lo dejaban en una cama, que compartía con varios cadáveres. Finalmente murió el 19 de marzo de 1945, después de fuertes dolores de estómago.
En su viaje de fe y en el camino a la santidad, no estaba solo. De hecho, la familia de Marcel, la Diócesis de Rennes, el movimiento de Juventud de Obreros Católicos todos tuvieron un rol en el camino a la santidad de este joven.
El 4 de octubre de 1987, el Papa Juan Pablo II beatificó a Marcel Callo.
"Marcel no se convirtió en un hombre del Evangelio por si solo", dijo el Papa cuando beatificó a Marcel. "Lleno de talento y buena voluntad, también luchó contra este mundo, él mismo, y contra las presiones de los demás. Abierto por completo a la gracia, dejó que el Señor lo guiara, incluso hasta el martirio.
"Las pruebas hicieron madurar su amor a Cristo. Desde la prisión escribió a su hermano, quien hacía poco tiempo había sido ordenado sacerdote: ´Afortunadamente, Él es un amigo que nunca me abandona y sabe cómo consolarme. Con Él, siempre puedo superar los peores momentos. Cuánto agradezco a Cristo por haberme conducido al lugar donde me encuentro ahora.
"Sí, Marcel encontró la Cruz. Separado de su familia y de su novia, a quien amaba tierna y castamente, se fue a Alemania, donde restableció el Movimiento de la Juventud de Obreros Católicos. Muchos de sus amigos del movimiento también murieron como testigos fieles de Jesucristo. Perseguido por la Gestapo, Marcel fue un testigo hasta el final. Como el Señor, amó a su prójimo hasta el extremo y toda su vida se convirtió en la Eucaristía...
"Nos recuerda a todos, laicos, religiosos, sacerdotes, obispos, el llamado universal a la santidad y a la espiritualidad juvenil que nuestro mundo tanto necesita para poder continuar proclamando el Evangelio."
Beato Marcel Callo, danos el coraje para seguir tu ejemplo de santidad.
Pierina Morosini, Beata | Virgen y Mártir, Abril 6 |
| | Pierina Morosini, Beata | Virgen y MártirMartirologio Romano: En el lugar Fiobbio di Albino, cerca de Bérgamo, en Italia, beata Pierina Morosini, virgen y mártir, que a los veintiséis años, regresando a casa desde su trabajo, por defender frente a un joven la virginidad que había prometido a Dios, fue herida en la cabeza hasta la muerte (1957).
Etimológicamente: Pierina = En Italiano es una variante femenina de Pedro = Piedra
(1931•1957)Beatificada por Juan Pablo II el 4 de octubre de 1987.
Hija mayor de los esposos Roque Morosini y Sara Noris, nació en Fiobbio, diócesis y provincia de Bérgamo, el 7 de enero de 1931. Educada cristianamente por sus padres, y en especial por su madre. Hizo sus estudios primarios con buenos resultados, pero, debido a la pobreza de la familia, que necesitaba de su trabajo, aprendió el oficio de la costura, y a la edad de quince años se colocó a trabajar en la fábrica de confecciones Honeger de Albino.
Allí iba todos los días a pie, con la alegría de ser útil a los suyos. En el ambiente de trabajo se distinguió siempre por su diligencia y cortesía, su espíritu reservado, su fe y caridad, de modo que se ganó la estima y el respeto de los directivos y de sus compañeros de trabajo, a quienes edificaba con su ejemplo.
Inscrita en la Juventud Femenina de la Acción Católica participó en la peregrinación a Roma para la beatificación de María Goretti (27.04.1947); fue el único viaje que realizó en su vida.
Se empeñó activamente en todas las obras parroquiales, especialmente como celadora del seminario y de las Misiones. Cada mañana antes de ir al trabajo se acercaba a la mesa eucarística y mientras iba al trabajo o regresaba del mismo, rezaba siempre el Rosario.
Como de costumbre, el 4 de abril de 1957 había comenzado oportunamente su actividad acostumbrada. En las primeras horas de la tarde, mientras regresaba de Albino a su casa, en un lugar solitario fue abordada por un joven que no le ocultó sus torpes propósitos. Pierina trató de hacerle entender la gravedad de sus intenciones y le opuso una fuerte resistencia. Fue inútil. Agredida, se defendió con todas sus fuerzas. Herida mortalmente en la nuca con una piedra repetidas veces, siguió pronunciando palabras de fe y de heroico perdón, hasta que entró en un coma irreversible.
Hallada más tarde en el lugar de su martirio, fue llevada al hospital de Bérgamo, donde, sin volver en sí, falleció el 6 de abril siguiente. Tenía 26 años de edad.
El cirujano que la visitó en el hospital, inmediatamente exclamó: «Tenemos una nueva María Goretti» y cuantos conocían su bondad yrectitud, de inmediato la consideraron mártir.
Beatificada por el Papa Juan Pablo II el 4 deoctubre de 1987. La Beata Pierina ofrece un sendero luminoso para todos los que sienten la fascinación de los retos del evangelio.
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El martirio de Pierina Morosini | Ejemplo de sencillez, convicción, amor a la pureza, a la oración y al servicio |
| | El martirio de Pierina Morosini | El 27 de abril de 1947 era beatificada, en la basílica de San Pedro, María Goretti. Entre los muchos peregrinos que asistieron a la ceremonia se encontraba una chica de 16 años, Pierina Morosini. Como tantos otros jóvenes, sentía una emoción especial: María Goretti había muerto por conservar su pureza, por ser fiel a Cristo. Quizá se preguntó: ¿y si me tocase a mí? Pierina no podía sospechar que un día ella iba a pasar por una prueba parecida...
Pierina Morosini nace el 7 de enero de 1931. Su familia, muy pobre, vive en un caserío cerca del Monte Misma, en la provincia de Bérgamo (zona norte de Italia). Es la primogénita de lo que pronto será una familia numerosa: a los Morosini les nacerán 8 entre hijos e hijas.
Su padre trabaja como guardián de noche en una fábrica de la zona, y también dedica algo de tiempo a faenas agrícolas. Su madre, Sara Neris, será la catequista de la familia, la maestra de la fe de los hijos que Dios les ha concedido.
Pierina se convierte muy pronto en el brazo derecho de la madre. Ayuda en las tareas de la casa, cuida a los hermanos pequeños, va al pueblo que se encuentra a media hora de camino del caserío donde viven. Aprende el arte de la sastrería para hacer milagros con la poca ropa que pueden tener en casa.
A pesar de tanto trabajo, no deja de integrarse en la vida de la parroquia. Todos los días, muy temprano, baja para asistir a misa, comulga y dedica un buen rato a la oración. Viste con mucha modestia, como preparándose para ser, si Dios se lo permite, religiosa. Ahora los trabajos en casa le impiden este sueño, pero quizá un día...
Para profundizar en su vida cristiana, se hace miembro de la Acción católica. Participa en encuentros de estudio y en ejercicios espirituales. En 1942, la Acción católica hace una campaña en favor de la virtud de la pureza. El lema escogido es sencillo y exigente: “Eucaristía, castidad, apostolado”. Muchos jóvenes como Pierina vibran ante el reto y lo acogen con entusiasmo.
Con 15 años, en 1946, empieza a trabajar como obrera en una fábrica de algodón, a 4 kilómetros de donde vive. Cada día, a pie, va a su trabajo, la mayoría de las veces sola entre los bosques y los prados de aquellos lugares medio abandonados.
El camino se convierte en un momento de oración: el rosario, algunas jaculatorias, un diálogo espontáneo con Dios y con la Virgen. Cuando el horario de la fábrica se lo permite, va a la parroquia para escuchar parte de la misa y recibir la comunión, o se detiene en un santuario de la Virgen para habla un rato con María.
En la fábrica es un ejemplo de oración y de integridad de vida. Las colegas ven en Pierina convicción y sencillez, no devociones mecánicas o miedos al mundo. Por eso la respetan y la admiran sinceramente.
Durante estos años de adolescencia y primera juventud transcribe y modifica frases que lee o escucha aquí y allá, para convertirlas en luz y norma de su vida espiritual. Podemos leer algunos de los textos escritos por Pierina: “La virginidad es un silencio profundo de todas las cosas de la tierra”. “Mi amor, un Dios crucificado; mi fuerza, la santa comunión; la hora favorita, la de la Misa; mi divisa, ser nada; mi meta, el cielo”. “Mi vocación: me dejaré guiar como una niña de un día”. “Poseo a Dios, y esto me basta”.
En otro escrito podemos leer este pequeño programa de vida: “Realizaré cada acto en unión con María y, en las contrariedades, me abandonaré, como una niña, sobre su corazón materno, invocando su ayuda y la ayuda de mi querido ángel de la guarda”.
En este clima espiritual llega el mes de abril de 1947. Pierina participa, como ya dijimos, en la peregrinación a Roma que organiza la Acción católica con motivo de la beatificación de María Goretti. Durante esos días sus compañeras le escuchan decir: “¡Cómo me gustaría que me tocase la muerte de María Goretti!”
Faltan 10 años para que le llegue la hora. Esos años los dedica a un apostolado incansable, alegre: pide por las vocaciones y por las misiones, se convierte en maestra de doctrina cristiana, asiste a los enfermos, anima las asociaciones católicas, llega a ser dirigente de la Acción católica.
Llega el 4 de abril de 1957. Son las 3 ó las 3.30 de la tarde. Pierina regresa a casa, entre los bosques y los prados, después de haber terminado su trabajo en la fábrica. Como de costumbre, reza el rosario.
Alguien, tal vez escondido, la está esperando. Le cierra el paso, le pide una relación deshonesta. Ella se niega, intenta defenderse. El agresor pierde los estribos, pasa a la violencia, la golpea, la tira al suelo. Ella ha cogido una piedra para defenderse, pero esa piedra es arrebatada de su mano y usada contra su cabeza. Herida por los golpes, pierde las fuerzas y el agresor consigue violentarla.
En casa la esperan y no llega. Uno de sus hermanos sale en su busca. La encuentra en estado de inconsciencia, en un charco de sangre, con el rosario entre las manos. La llevan al hospital, a donde llega en coma profundo. No es posible hacer nada para salvarla. Muere a los dos días, el 6 de abril.
El culpable será descubierto después de muchas investigaciones, y condenado en 1960 a varios años de cárcel. No indicamos su nombre. Las biografías guardan sobre él un extraño silencio, quizá porque vive todavía, quizá porque aún sufre con esa herida tan profunda que lleva todo hombre que ha sido víctima de su propio pecado, pero que puede recibir, en cualquier momento, el bálsamo del perdón, el consuelo que sólo Dios (nadie más puede perdonar un crimen tan horrendo) puede dar.
Pronto algunos piden que el ejemplo de Pierina no se pierda en el olvido. Se inicia la causa de beatificación por martirio. La Iglesia reconoce la acción de Dios en Pierina, y la respuesta de un ser humano, débil en lo físico, pero fuerte en el corazón. Por fin, es beatificada por Juan Pablo II el 4 de octubre de 1987.
Pierina Morosini ha volado al cielo. En la tierra nos ha dejado un ejemplo de sencillez, convicción, amor a la pureza, a la oración y al servicio, que es caridad. Sus restos residen ahora en la parroquia de Fiobbio, cerca de la que había sido su casa. Allí la visitan tantas personas que quieren pensar que vale mucho vivir para los demás, caer en el surco, morir quizá como derrotados ante el mundo, pero con esa victoria particular que tienen los cristianos convencidos y que transmite a quienes los conocen esa alegría que sólo tienen los que viven cerca de Dios.
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