  |     | Dionisio de Corinto, Santo |     Bispo de CorintoOs menologios gregos dão notícia de sua condição  episcopal quando o incluem nas listas de bispos, mencionando  seu óbito ao redor do ano 180. Também Eusébio de Cesarea  nos relata algo de sua actividade ao recolher na  História Eclesiástica como um dos grandes homens que contribuiram  a estender pelo mundo o Evangelho.
 Pertence às primeiras  gerações de cristãos. É um dos primitivos eslavos da larga cadeia que só terá fim quando acabe o  tempo. Pelo momento em que viveu, resulta que con ele entramos em contacto com a antiquíssima etapa em que a Igreja está ainda, como aprendendo a andar, dando seus  primeiros passos; sua expressão em palavras só se sente na terra como um balbuciar e a gente que conhece e segue a Cristo são pouco mais que um punhado  de homens e mulheres deitados ao mundo,  pea mão do semeador e espalhados por todo o lado.
Dionisio foi um bispo que destaca por seu zelo apostólico e se aprecia nele a preocupação ordinária de um  homem de governo. Refaz os límites geográficos do terreno onde vivem seus fieis e se vuelca allá donde hay  una necesidad que él puede aliviar o encauzar. En su  vida resuena el eco paulino de sentir la preocupación por  todas las iglesias. Aún la organización eclesiástica -distinta de la  de hoy- no entiende de intromisiones; la acción pastoral es  aceptada como buena en cualquier terreno en donde hay cristianos.
Posiblemente el obispo Dionisio pensaba que si se puede hacer  el bien, es pecado no hacerlo. Todas las energías se  aprovechan, porque son pocos los brazos, es extenso el campo  de labranza... y corto el tiempo. Siendo la labor tan  amplia, el estilo que impera es prestar atención espiritual a  los fieles cristianos donde quiera que se encuentren sin sentirse  coartado por el espacio; la jurisdicción territorial vino después. Él  se siente responsable de todos porque todos sirven al mismo  Señor y tienen el mismo Dueño.
Los discípulos -pocos para lo  que es el mundo- se tratan mucho entre ellos, todo  lo que pueden; traen y llevan noticias de unos y  de otros; todos se encuentran inquietos, ocupados por la suerte  del "misterio" y dispuestos siempre a darlo a conocer. Las  dificultades para el contacto son muchas, lentas y hasta peligrosas  algunas veces, pero por las vías van los carros y  por los mares los veleros; lo que sirve a los  hombres para la guerra, las conquistas, la cultura o el  dinero, el cristiano lo usa —como uno más— para extender  también el Reino. Se saben familia numerosa esparcida por el  universo; tienen intereses, dificultades, proyectos y anhelos comunes ¡lógico que  se sientan unidos en un entorno adverso en tantas ocasiones!
Y en este sentido tuvo mucho que ver Corinto, —junto  al istmo y al golfo del mismo nombre— que en  este tiempo es la ciudad más rica y próspera de  Grecia, aunque no llega al prestigio intelectual de Atenas. Corinto  es la sede de Dionisio; fue, no hace mucho, aquella  iglesia que fundó Pablo con la predicación de los primeros  tiempos y que luego atendió, vigiló sus pasos, guió su  vida y alentó su caminar. Tiene una situación privilegiada: es  una ciudad con dos puertos, un importante nudo de comunicaciones  en donde se mezcla el sabio griego con el comerciante  latino y el rico oriental; allí viven hermanadas la grandeza  y el vicio, la avaricia, la trampa, la insidia y  el desconcierto; todas las razas tienen sitio y también los  colores y los esclavos y los dueños. El barullo de  los mercados es trajín en los puertos. Hay intercambio de  culturas, de pensamiento.
Entre los miles que van vienen, de  vez en cuando un cristiano se acerca, contacta, trae noticias  y lleva nuevas a otro sitio del Imperio. ¡Cómo aprovechó  Dionisio sus posibilidades! Porque resalta su condición de escritor. Que  se tengan noticias, mandó cartas a los cristianos Lacedemonios, instruyéndoles  en la fe y exhortándoles a la concordia y la  paz; a los Atenienses, estimulándoles para que no decaiga su  fe; a los cristianos de Nicomedia para impugnar muy eruditamente  la herejía de Marción; a la iglesia de Creta a  la que da pistas para que sus cristianos aprendan a  descubrir la estrategia que emplean los herejes cuando difunden el  error. En la carta que mandó al Ponto expone a  los bautizados enseñanzas sobre las Sagradas Escrituras, les aclara la  doctrina sobre la castidad y la grandeza del matrimonio; también  los anima para que sean generosos con aquellos pecadores que,  arrepentidos, quieran volver desde el pecado. Igualmente escribió carta a  los fieles de Roma en tiempos del papa Sotero; en  ella, elogia los notables gestos de caridad que tienen los  romanos con los pobres y testifica su personal veneración a  los Vicarios de Cristo.
La vida de este obispo griego —incansable  articulista— terminó en el último tercio del siglo II.
Sin  moverse de Corinto, ejerció un fecundo apostolado epistolar que no  conoció fronteras; el papel, la pluma y el mar Mediterráneo  fueron sus cómplices generosos en la difusión de la fe.
| María Rosa Julia Billiart, Santa |                                                                                                                          | Fundadora, Abril 8 |                                                                                                                          | 
 |                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           |     | María Rosa Julia Billiart, Santa |     Fundadora del Instituto de Nuestra Señora
(1752-1816)María Rosa Julia Billiart nasceu  em 12 de Julho de 1752 em Cuvilly (Bélgica), no seio de uma família de agricultores acomodados proprietários também  um pequeno comércio. Havendo aprendido o catecismo de memória, o  pároco lhe permitiu fazer a primeira comunhão aos nove  anos.
 Ainda que Julia tivesse que trabalhar, pois então na  família havia necessidades económicas, sempre buscava tempo para visitar aos enfermos, ajudar aos demais e fazer oração. Um  día em que se falava sentada junto a seu pai,  alguém disparou uma pistola contra este; o atentado a impressionou  tanto que perdeu o movimento das pernas. Com frequência a gente a ouvia dizer: ¡Que bom é Deus!
En  1790, durante la revolución francesa y la época napoleónica, tuvo  que huir a Compregne, perseguida por las autoridades, debiendo cambiar  de residencia constantemente. Las penalidades agravaron de tal suerte su  enfermedad que perdió el habla durante varios meses. Al fin  del tiempo del Terror se trasladó a Amiens a la  casa del vizconde Blin de Borbón. Ahí recobró el habla  y conoció a Francisca Blin de Borbón, mujer inteligente y  culta, vizcondesa de Gézaincourt, que sería su amiga íntima y  colaboradora. La persecución estalló nuevamente y Julia debió refugiarse en  casa de la familia Doria, en Bettencourt, donde conoció al  padre José Varin.
En Amiens, Julia y Francisca fundaron el  Instituto de Nuestra Señora con apoyo del padre Varin. El  fin del instituto era el cuidado espiritual de los niños  y la formación de catequistas. Fue la primera congregación religiosa  moderna sin distinciones entre las religiosas. Pronto ingresaron al instituto  algunas candidatas, se abrió un orfanato y se inauguraron clases  nocturnas de catecismo. Julia decía: “Pensad cuán pocos sacerdotes hay  actualmente y cuántos niños necesitados se debaten en la ignorancia.  Tenemos que luchar para ganarlos para Cristo”.
En 1804, al  final de una misión popular, sucedió un hecho extraordinario. El  padre Enfantin pidió a la madre Julia se uniera a  él en una novena por una intención particular. Al quinto  día de la novena, que era día del Sagrado Corazón,  el padre se acercó a la madre, que llevaba veintidós  años paralítica, y le dijo: “Madre, si tiene fe, dé  un paso en honor al Sagrado Corazón de Jesús”. La  madre se levantó y comenzó a caminar.
La salud le  permitió consolidar y extender su obra: se inauguraron los conventos  de Namur, Gante y Tournai. El padre Varin fue sustituido  por otro sacerdote. El nuevo confesor sembró la discordia y  logró alejar de la madre Julia a muchas personas que  hasta entonces habían visto con buenos ojos la fundación. El  obispo de Amiens exigió que la madre saliera de su  diócesis y se retiró con las religiosas al convento de  Namur donde el obispo las recibió cordialmente.
La madre Julia  pasó los siete últimos años de su vida formando a  las religiosas y fundando nuevas casas. Inicios Desde 1816 la  salud de la madre decayó rápidamente. Murió el 8 de  abril de ese mismo año mientras recitaba el Magnificat; el  cardenal Sterckx calificó la obra de la madre como explosión  del espíritu apostólico en el corazón de una mujer que  supo creer y amar. Fue beatificada por san Pío X  en 1906. Pablo VI la canonizó el 22 de julio  de 1969.  |    |  
 | 
Augusto Czartoryski, Beato |                                                                                                                          | Sacerdote e principe, Abril 8 |                                                                                                                          | 
 |                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           |     | Augusto Czartoryski, Beato |     Sacerdote SalesianoPríncipe polaco do século XIX, presbítero e religioso da Sociedade Salesiana de São João Bosco (data de beatificação:  25 de abril de 2004).
 Nasceu em París em 2 de  agosto de 1858, no exilio. Havia uns trinta  anos sua nobre estirpe, vinculada à história e aos  interesses dinásticos de Polónia, havia emigrado a França. O príncipe  Adán Czartoryski havia cedido a sucessão da estirpe, assim  como da actividade patriótica, ao príncipe Ladislao, unido em  matrimónio com a princesa María Amparo (filha da rainha  de Espanha María Cristina e do duque Rianzárez). São estes os pais de Augusto, primogénito da familia.
Cuando tenía seis  años murió su madre, enferma de tuberculosis, que transmitirá a  su hijo. Cuando el mal manifestó en él sus primeros  síntomas, comenzó para Augusto una larga peregrinación en busca de  la salud, que nunca recuperaría: Italia, Suiza, Egipto, España... Pero  no era la salud el principal objetivo de su búsqueda:  coexistía en su alma juvenil otra búsqueda mucho más preciosa,  la de su vocación.
Era consciente de que no estaba hecho  para la vida de la corte. A los veinte años,  en una carta a su padre le decía, entre otras  cosas, aludiendo a las fiestas mundanas, en las que se  veía obligado a participar: «Le confieso que estoy cansado de  todo esto. Son diversiones inútiles, que me angustian».
San José Kalinowski  —canonizado por Juan Pablo II en 1991—, que había sufrido  diez años de trabajos forzados en Siberia, y después se  hizo carmelita, fue preceptor de Augusto sólo durante tres años  (1874-1877), pero dejó en él una profunda huella. Por él  sabemos que quienes orientaron al príncipe en su búsqueda vocacional  fueron sobre todo las figuras de san Luis Gonzaga y  de san Estanislao de Kostka. Le entusiasmaba el lema de  este último: «Ad maiora natus sum». «La vida de san  Luis, del padre Cepari, que me mandaron de Italia —escribe  Kalinowski— influyó mucho en el progreso espiritual de Augusto y  le abrió el camino a una unión más fácil con  Dios».
Pero el acontecimiento decisivo de su vida fue el encuentro  con don Bosco. Augusto tenía 25 años. Sucedió en París,  precisamente en el palacio Lambert, donde el fundador de los  salesianos celebró la misa en el oratorio de la familia.  Los acólitos fueron el príncipe Ladislao y Augusto. Desde aquel  día Augusto vio en el santo educador al padre de  su alma y al árbitro de su porvenir.
En el joven  la vocación a la vida religiosa se había ido afirmando  cada vez más. A pesar de ser el primer heredero,  no sentía inclinación a formar una familia. Después del encuentro  con don Bosco, Augusto no sólo sintió que se reforzaba  su vocación al estado religioso, sino que tuvo la clara  convicción de que estaba llamado a ser salesiano. Desde entonces,  en cuanto su padre se lo permitía, iba a Turín  para encontrarse con don Bosco y recibir sus consejos. Hizo  también varias veces ejercicios espirituales bajo la dirección del santo.
Don  Bosco tuvo siempre una actitud de gran cautela sobre la  aceptación del príncipe en su congregación. Fue el Papa León  XIII, en persona, quien disipó toda duda. Reconociendo la voluntad  de Augusto, el Papa concluyó: «Decid a don Bosco que  es voluntad del Papa que os reciba entre los salesianos».  «Muy bien, amigo mío», respondió inmediatamente don Bosco, «yo lo  acepto. Desde este instante, usted forma parte de nuestra Sociedad  y deseo que pertenezca a ella hasta la muerte».
A finales  de junio de 1887, tras renunciar a todos sus derechos  en favor de sus hermanos, fue enviado a San Benigno  Canavese para un breve aspirantado, antes del noviciado, que comenzó  en ese mismo año. Tuvo que luchar contra los intentos  de su familia, que no se resignaba a esa elección.  Su padre iba a visitarlo y trataba de disuadirlo. Emitió  los votos el 24 de noviembre de 1887 en la  basílica de María Auxiliadora ante don Bosco. «Ánimo, mi príncipe  —le susurró el santo—. Hoy hemos alcanzado una magnífica victoria.  Pero puedo también decirle, con gran alegría, que llegará un  día en el que usted será sacerdote y por voluntad  de Dios hará mucho bien a su patria». Don Bosco  murió dos meses después.
A causa de su enfermedad lo enviaron  a estudiar la teología a la costa de Liguria. El  decurso de su enfermedad hizo que su familia renovara con  mayor insistencia sus intentos de alejarlo de la vocación. Al  cardenal Parocchi, a quien pidieron que influyera para apartarlo de  la vida salesiana, él le escribe: «En plena libertad he  querido emitir los votos, y lo hice con gran alegría  de mi corazón. Desde aquel día, viviendo en la Congregación,  disfruto de una gran paz de espíritu, y doy gracias  al Señor que me ha permitido conocer la Sociedad Salesiana  y me ha llamado a vivir en ella».
Fue ordenado sacerdote  el 2 de abril de 1892 en San Remo por  mons. Tommaso Reggio, obispo de Ventimiglia. Su padre, el príncipe  Ladislao, y su tía Isa no asistieron a la ordenación,  aunque poco después toda la familia aceptó plenamente su vocación.
La  vida sacerdotal de don Augusto duró sólo un año, que  pasó en Alassio, en una habitación que daba al patio  de los muchachos. El cardenal Cagliero resume así este último  período de su vida: «Ya no era de este mundo.  Su unión con Dios, la conformidad perfecta con la divina  voluntad en la enfermedad agravada, el deseo de configurarse con  Jesucristo en los sufrimientos y en las aflicciones lo hacían  heroico en la paciencia, sereno en el espíritu, e invencible,  más que en el dolor, en el amor de Dios».
Murió  en Alassio la tarde del sábado 8 de abril de  1893, en la octava de Pascua, sentado en el sillón  que había usado don Bosco. «¡Qué hermosa Pascua!», había dicho  el lunes al hermano que lo asistía, sin imaginar que  el último día de la octava lo habría celebrado en  el paraíso.
Tenía treinta y cinco años de edad y cinco  de vida salesiana. En su recordatorio de primera misa había  escrito: «Para mí un día en tus atrios vale más  que mil fuera. Bienaventurado quien vive en tu casa: siempre  canta tus alabanzas» (Salmo 83).
Sus restos fueron trasladados a Polonia  y sepultados en la cripta parroquial de Sieniawa, junto a  la tumba de familia. Sucesivamente fueron trasladados a la iglesia  salesiana de Przemysl.
(Texto: L’Osservatore romano, edición en lengua española, 23  de abril de 2004).
| Perpetuo de Tours, Santo |                                                                                                                          | Bispo, Abril 8 |                                                                                                                          | 
 |                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           |     | Perpetuo de Tours, Santo |     Bispo de ToursEtimológicamente  significa “ duradouro”. Vem da  língua latina.
Perpétuo era de familia senatorial. Uma vez que o  nomearam bispo de Tours, deixou tudo quanto tinha – que  era muito – para o consolo dos pobres. Os  pobres são meus herdeiros. Lhes deixou campos, casas, jardins, pastagens,  vinhas e até a própria roupa.
Sem dúvida alguma foi um  dos bispos mais sobressalientes de seu tempo.
Tenía siempre presente  a su predecesor, san Martín, el soldado que rompió su  capa en dos para entregar una parte a un mendigo.
Perpetuo  agrandó la basílica dedicada a san Martín e hizo una  casa grande a su lado para albergue de peregrinos.
Desde el  primer año de su episcopado, convocó un concilio provincial en  Tours.
Decretó que los fieles observaran algunos días de la semana  con especial atención a las cosas del espíritu.
La influencia de  san Perpetuo fue enorme. Trece siglos después de su muerte  , alguien escribió estas palabras atribuidas al santo: “Vosotros, mis  queridos hermanos, mi corona, mi alegría, es decir, el pobre  de Cristo, necesitados, mendigos, enfermos, viudas y huérfanos...A todos vosotros  os declaro mis herederos”.
Tenía una primavera en el corazón, porque  sabía perdonar a todo el mundo y, además, entregaba su   propio ser para el bien de los demás.
Catorce años  antes de morir, escribió su testamento, un  documento perfecto  de cómo debían ser los obispos de aquellos tiempos.
Los últimos  años de su vida fueron malos, debido a la invasión  de lo Godos y a la doctrina arriana.
Murió en  el año 494.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!  |    |  
 | 
Julián de San Agustín, Beato |                                                                                                                          | Religioso Franciscano, Abril 8 |                                                                                                                          | 
 |                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           |     | Julián de San Agustín, Beato |     Religioso professo da Primeira Ordem franciscana, que nasceu em  1553 e morreu em 1606. Foi beatificado por León XII  em 23 de Mayo de 1825.
 Julián Martinet, nuestro beato, nació  en Medinaceli (Soria), en Castilla la Vieja, España, hijo de  Andrés Martinet, francés fugitivo de Toulouse a causa de los  calvinistas, y de Catalina Gutiérrez, joven obrera de Aguaviva.
Ya  enteramente educado, en edad juvenil vistió el hábito de los  Hermanos Menores en el Convento-Retiro de La Salceda. Desde un  principio se dio a tan exageradas penitencias, que sus hermanos  de religión lo juzgaron loco y le aconsejaron retirarse.
Después  de mucha insistencia, fue recibido nuevamente, pero luego fue despedido  por los mismos motivos. Entonces se pasó a vivir cerca  del convento llevando una vida eremítica; cada día pedía a  los frailes un trozo de pan, y éstos, conmovidos por  su vida santa, lo aceptaron por tercera vez en el  convento y así finalmente pudo emitir la profesión en la  Orden franciscana en calidad de religioso laico.
Después de una  breve permanencia en los conventos de Alcalá y de Ocaña,  regresó de nuevo al convento de San Diego de Alcalá.
Al encomendársele el oficio de limosnero se distinguió por la  rigurosa mortificación, la pobreza y la humildad. Favorecido con el  don de profecía y de ciencia infusa, mereció una gran  veneración de parte del pueblo, al que edificó con sus  virtudes y en el que logró muchas conversiones.
El amor hacia  Dios le inspiraba comprensión para con el prójimo. La miseria  de los pobres despertaba en él una tierna compasión. Se  interesaba por sus necesidades, los consolaba hablándoles de la felicidad  del cielo; exhortaba a los ricos a ayudar a los  pobres y a darles trabajo. Dividía su alimento con los  hambrientos.
Era maravilloso su apostolado cuando de puerta en puerta pedía  la limosna. Por muchos años ejercitó este apostolado con humildad  y paciencia; tenía para todos una palabra de aliento, para  llevar almas a Dios, quien glorificaba la humildad de su  siervo con prodigios: muchos enfermos fueron curados, multiplicaba los alimentos;  profesores de la universidad de Alcalá a menudo iban a  consultarle sobre difíciles asuntos y volvían maravillados de sus respuestas,  convencidos de que Dios le había infundido la ciencia.
Después de  una vida pura, inocente, mortificada, plena de obras buenas, Fray  Julián vio llegar finalmente la hora de la recompensa. Recibió  los últimos sacramentos con gran fervor y luego, con el  rostro iluminado por una luz divina, abandonó el destierro para  llegar a la patria del cielo. Era el 8 de  abril de 1606. Tenía 53 años de edad.
A la  noticia de su muerte el clero, los profesores de la  universidad, los nobles y sobre todo el pueblo que él  había amado tanto, acudieron al convento de los Hermanos Menores  para venerar al siervo de Dios, cuyo cuerpo permaneció expuesto  por dieciocho días. Numerosos milagros sucedieron en su tumba, que  fue colocada en una capilla que el pueblo de inmediato  llamó de San Julián. En Alcalá le dedicaron una calle:  Calle San Julián
| Clemente Ósimo, Beato |                                                                                                                          | Agostinho, Abril 8 |                                                                                                                          | 
 |                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           |     | Clemente Ósimo, Beato |     Nasceu em princípios do século XIII na região italiana  das Marcas (Italia), muito provavelmente em San Elpidio, se  bem os primeiros historiadores o façam natural de Osimo.
 De  adolescente entró a formar parte de la Congregación eremítica de  Bréttino, llegará a ser agustino en 1256.. En 1269 era  provincial de la provincia anconitana.
A partir del 1271 gobernó la  Orden por tres años. Después de haber renunciado a su  oficio, llevo una vida retirada. Aun así, tuvo el cargo  de visitador de la Provincia Romana. Por segunda vez es  elegido General, ahora por unanimidad, en el Capítulo de 1284.  Luego, en el Capítulo celebrado en Florencia en 1287 sería  confirmado por otros tres años, y obligado a aceptar nuevamente  el cargo de General en el Capítulo de Ratisbona de  1290. La muerte le sorprendió en la primavera del año  siguiente.
Clemente desarrolló en su generalato una gran labor en beneficio  de la Orden: interviene en algunas Provincias, potencia los estudios,  insiste en la observancia religiosa, consigue ayudas económicas, dispensas pontificias,  como por ejemplo la exención de la jurisdicción de los  obispos, funda conventos femeninos, fomenta la creación de bibliotecas y  archivos provinciales, etc.
Su gobierno destaca por haber comenzado en  la Orden la tradición mariana (1284) cuando habla de Benedicta  tu y Vigiliae B. M. Virginis en honor de Nuestra  Señora de Gracia; por la formulación y promulgación de leyes  estables o Constituciones para toda la Orden, conocidas por Constituciones  de Ratisbona (1290), que permanecieron en vigor, salvo ciertos retoques,  hasta 1551; y por apostar firmemente por la cultura, creando  cuatro Estudios Generales en Italia – Roma, Bolonia, Padua y  Nápoles – y otro más en París, centro de la  cultura europea del tiempo.
Cuatro veces General, gobernó la Orden de  forma admirable, labor que le fue reconocida por los Papas  Honorio IV y Nicolás IV. Visitó los conventos de Francia,  Alemania e Italia, y fue confesor del cardenal Gaetani, futuro  Bonifacio VIII.
Murió con fama de taumaturgo y de santo en  Orvieto el 8 de abril de 1291, siendo enterrado en  el convento agustino de la ciudad. En épocas sucesivas sus  restos fueron repartidos entre Orvieto, Ósimo y San Elpidio. A  principios del siglo XIX gran parte de sus reliquias fueron  trasladadas a la iglesia de San Agustín de Roma, donde  permanecieron hasta que en 1970 pasaron a la capilla de  la Curia General de la Orden.
Clemente XIII confirmó el culto  ab immemorabili en 1761.
  |    |  
 | Domingo del Santísimo Sacramento (Iturrate Zubero), Beato |                                                                                                                          | Sacerdote Trinitário, Abril 8 |                                                                                                                          |  
 |                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           |     | Domingo del Santísimo Sacramento (Iturrate Zubero), Beato |     Nasceu em Dima, Vizcaya, em 26 de Maio de 1901 e morreu de tuberculose no mosteiro trinitário de Belmonte,  Murcia, em 7 de abril de 1927.
 En su infancia define  su vocación e ingresa al seminario (1914). tomando el nombre  religioso de Domingo del Santísmo Sacramento, fue ordenado sacerdote en  1918.
A pesar de su juventud, Dios permitió que su entrega  fuese definitiva. Destacó por su extraordinaria devoción a Cristo en  la Eucaristía. En Roma obtuvo el grado de doctor en  Filosofía y Teología.
Para Domingo lo importante fue: "...no hacer  muchas cosas sino hacer bien todo lo que es del  agrado de Dios". Quienes lo rodeaban atestiguaron que: "Cuando celebraba  la Eucaristía, se identificaba con la persona de Cristo".
El concepto  de santidad que adquirió en su vida, lo asistió en  su enfermedad, ya que una tuberculosis aceleró su entrada a  la patria celestial.
No solo se destacó por su amor  a Cristo, la Virgen María, y la Eucaristía, también por  su piedad y por su erudición teológica, como también por  su amór a los enfermos abandonados.
Beatificado por S.S. Juan Pablo  II el 30 de Octubre de 1983, quien afirmó: "Todo  lo orientaba hacia la Trinidad y todo lo contemplaba desde  ese inefable misterio".
As minhas desculpas por não haver feito a tradução destas biografias. Obrigado.
http://es-catholic.net/santoral
António Fonseca
  |    |  
   |    |  
   |    |  
   |    | 
Sem comentários:
Enviar um comentário
Gostei.
Muito interessante.
Medianamente interessante.
Pouco interessante.
Nada interessante.