sexta-feira, 5 de outubro de 2012

Nº 1429-1 – (279-12) - SANTOS DE CADA DIA - 5 de Outubro de 2012 - 4º ano


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Nº 1429-1 - (279-12)
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Nº 1429-1 – (279-12)

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BEATO BARTOLOMEU LONGO

Leigo (1841-1926)

Bartolo Longo, Beato

 

 

Bartolo Longo, Beato

Laico, Fundador
de la Congregación de las Hijas del Rosario de Pompeya

Martirologio Romano: En Pompeia, cerca de Nápoles, en Italia, beato Bartolo (o Bartolomé) Longo, que, hombre de leyes, preocupado por el culto a María y la formación cristiana de los campesinos y de los niños, fundó el santuario del Rosario, en el valle de Pompeya, y también una congregación de Hermanas con el mismo título, con los bienes que, generosamente, le dio su piadosa esposa (1926). Fecha de beatificación: 26 de octubre de 1980 por el Papa Juan Pablo II.  Graduado en leyes. Edificó el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya en 1876  Fue Beatificado por Juan Pablo II el 26 de Octubre de 1980.  El Papa Juan Pablo II lo cita muchas veces en su Encíclica sobre el Rosario: Rosarium Virginis Mariae  Bartolo Longo nació en Latiano, en las cercanías de Brindisi, ubicada en el tacón de Italia, el 10 de Febrero de 1841. Sus padres fueron Bartolomé (médico) y Antonia Luparelli (hija de un magistrado). Desde niño se manifiesta muy ingenioso, vivo y de carácter ardiente. A los seis años fue llevado a un internado de los Padres Escolapios, en Francavilla Fontana. Allí hizo toda su primaria y secundaria (11 años). El resto de sus estudios lo realizó en Lecce y Nápoles. Aquí termina sus estudios de derecho en 1864, a los 23 años. Era de temperamento apasionado, su estructura o lo conducía al cielo o al infierno; jamás a un lugar intermedio. Era elegante, buen mozo e inteligente.  En la Universidad se enreda en la moda anticristiana de la época y se dedica a la política, a las supersticiones y al espiritismo: llegó a ser “medium” de primer rango y sacerdote espiritista. Fue su tiempo de alienación juvenil, de búsqueda desenfrenada. El estudio, las diversiones, la música (tocaba piano) y los amigos llenaban su días. No sobraba tiempo para la oración. Y Dios fue desapareciendo de día en día. Por otro lado, la filosofía de Hegel y el racionalismo de Renán lo tenían totalmente atrapado. Empezó a odiar a la Iglesia, organizando conferencias contra ella y alabando a los que criticaban al clero.  Esta experiencia paradójicamente le sirvió de peldaño para redescubrir la fe definitivamente. En este proceso, fueron instrumentos de Dios especialmente dos personas: un profesor amigo (Vincenzo Pepe) y un sacerdote dominico (el Padre Alberto Radente).  Su conversión, acaecida el día del Sagrado Corazón de Jesús de 1865, en la Iglesia del Rosario de Nápoles, le llevó a tomar decisiones radicales: abandonó la vida forense y se dedicó a obras de caridad y al estudio de la religión. Incluso renunció a propuestas muy ventajosas para la vida matrimonial.  Dios quiso elegir a este hombre pecador como instrumento para propagar su gloria con la construcción de un santuario dedicado a la Santísima Virgen María, que más tarde se llamaría Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya. Allí, otros pecadores irían a encontrar perdón y paz.  En 1872 se radica en Pompeya por motivos profesionales: la condesa De Fusco le confió la administración de sus propiedades. Le impactó profundamente la miseria humana y religiosa de los pobres campesinos. A raíz de una inspiración especial decide dedicarse al catecismo y a la difusión del Santo Rosario.
En 1876, bajo sugerencia del Obispo de Nola, inicia la “campaña de un ´sueldo mensual´” para construir un templo en Pompeya. Como resultado de la cooperación humana y la intercesión prodigiosa de María surge un hermoso Santuario. Y en torno a esta construcción nace una ciudad mariana, enriquecida con numerosos institutos de caridad.  El “milagro de Pompeya” es producto de cincuenta años de trabajo incansable, ardiente e inteligente. Miles de niños abandonados recibieron ayuda, un hogar. Miles de personas se dieron a la oración, gracias a los escritos de San Bartolo Longo. Millones de peregrinos visitaron a la Virgen en su nuevo Santuario.  En 1885, siguiendo los consejos de amigos y superiores, San Bartolo Longo contrae matrimonio con la condesa De Fusco, que así se convierte en su colaboradora fiel y generosa. El 9 de Febrero de 1924 muere Mariana De Fusco a los 88 años de edad, siguiéndola el santo italiano, dos años después, el 5 Octubre de 1926.  En 1934 se inicia el proceso canónico para la beatificación; en 1947 Roma emite el decreto de introducción de la causa del Siervo de Dios; y el 26 de Octubre de 1980 Juan Pablo II lo proclama Beato. “Sobre todo puede decirse de él sin exagerar –afirma el Papa en esa oportunidad– que toda su vida fue un servicio permanente a la Iglesia, en nombre de María y por amor a Ella... El Rosario en sus manos, nos dice también a nosotros cristianos del S. XX: "¡Ojalá vuelva a despertarse tu confianza en la Santísima. Virgen del Rosario... Santa, venerada Madre, te traigo todas mis preocupaciones, en ti deposito toda mi confianza, toda mi esperanza!”.
Su espíritu
Gabriel de Rosa, Profesor de la Universidad de Roma y Director del Centro de estudios de historia del “Mezzogiorno”, considera que San Bartolo Longo fue un verdadero precursor de la influencia de los laicos en la Iglesia. “Su construcción –Santuario, Confraternidad, nueva ciudad– fue la respuesta más robusta y solemne que un laico católico podía dar a la cultura filantrópico de la época ...”. “Figura indudablemente excepcional de laico católico, que no se dejó distraer por la grandiosidad de sus empresas, por el clamor, el consenso y el disenso que éstas suscitaban; y cuyas resistencias a las insidias y a los ricos del mundo alimentó constantemente con ejemplos nacidos de su propia espiritualidad”.  Un rasgo resaltante de su personalidad fue su profundo amor filial a la Madre de Dios. Quizá pueda considerarse este aspecto como punto de partida y fuente de su fecundidad apostólica. Por las innumerables gracias recibidas, que él atribuye todas a María, siente el irresistible deseo de corresponder “amándola y alabándola, y hacer que otros la amen y alaben”.  Consagró toda su vida a su servicio y a la difusión de su culto, especialmente el Santo Rosario. Empezó fundando una Confraternidad del Rosario, erigiendo un simple altar donde reunía a los campesinos, los instruía y les habituaba al rezo del Rosario. Como vio que Dios bendecía el lugar en abundancia, le surgió la idea de construir allí un templo a la Santísima Virgen, que atrajera a muchos fieles. "Ni yo podía obstaculizar los designios del Señor, cuando me ví en medio de tantos prodigios insólitos, que no sabía ni podía explicar racionalmente... No vi mejor camino que seguir y secundar lo que la Providencia por sí sola estaba obrando".  El santo italiano llega a Pompeya el 10 de Octubre de 1872. Ese mismo mes tuvo una experiencia espiritual extraordinaria: salió a pasear por los alrededores, y en un lugar denominado Arpaia (donde actualmente existe un pequeño monolito recordatorio), envuelto en una profunda quietud, absolutamente solo, recuerda las palabras de su confesor, el P. Alberto Radente: “Si quieres salvarte, propaga el Rosario. Es promesa de María”.  San Bartolo Longo, transportado interiormente, levanta el rostro y las manos hacia el cielo y grita a María: "Si es verdad que tú has prometido a Santo Domingo que quien propaga el Rosario se salva, yo me salvaré, porque no saldré de esta tierra de Pompeya sin haber propagado aquí tu Rosario”. En ese momento sonó a lo lejos una campana, era la hora del Angelus del medio día. El santo se postró, oró y lloró. Ese saludo fue para él la respuesta esperada.  Pompeya era entonces un lugar abandonado e ignorado. Aún no se habían hecho excavaciones realmente científicas de las ruinas de la Pompeya pagana. La zona era temida por los viandantes, dado que allí se guarecían ladrones y malvivientes.  Cuando San Bartolo llegó por primera vez, fue escoltado desde la estación hasta la casa por dos hombres armados con fusil. No había comisaría en el lugar. Lo único importante era una pequeña iglesia parroquial en muy mal estado. Conociendo lo que posteriormente surgió allí, cabe la frase latina “Opera Dei ex nihilo”. Dios crea siempre de la nada. El simple altar se iría a convertir posteriormente en un Santuario célebre, que pronto adquirió carácter internacional; puesto bajo la inmediata jurisdicción del Papa, se torna Basílica Pontificia (a fines del S. XIX).  San Bartolo Longo organiza la primera fiesta del Rosario en el Valle de Pompeya, al año siguiente de su llegada a esas tierras (Oct. 1873). Había visto la pobreza en que vivían los pobladores de la zona y quiso hacer algo por ellos. Por eso, empezó a visitarlos, así se percató de su profunda piedad y respeto a los muertos (su fe en la inmortalidad), vio que éstos eran enterrados sin oraciones y miserablemente. Entonces, pensó que debía comenzar por allí y se le ocurrió hacer una gran rifa de ochocientos premios: rosarios, medallas, estampas de la Virgen del Rosario y centenares de crucifijos. A través de estos premios entraron María y Jesús en esas pobres casas.  Además, con una Confraternidad del Rosario, se ocuparía de prestar asistencia y medicina a los enfermos, ayudar a casarse a jóvenes pobres y dar sepultura a los muertos, acompañándolos y recitando el Rosario. Se consiguió en Nápoles todo lo necesario (de unas damas pías), preparó fuegos artificiales, juegos y una banda de músicos; elementos muy típicos de una fiesta patronal.  Lo central debía ser una misa cantada por el Párroco, y una prédica sobre el Santo Rosario, a cargo de su amigo y confesor, el dominico Padre Alberto Radente.  Como en el pueblo no se veneraba ninguna imagen, expuso una de la Virgen del Rosario a la veneración pública y así esperó la mañana del 3er. domingo de Octubre.  Llegó el domingo tan anhelado, pero cargado de una lluvia torrencial. No hubo fiesta. “Comenzamos mal –pensó san Bartolo–, parece no le agrada a la Señora lo que hago”. Pero luego recapacitó: “De parte mía no debo hacer otra cosa que propagar el Rosario. Veremos si la Señora de parte suya mantiene la promesa hecha a Santo Domingo...”.  Es sabido que el santo italiano no escribió ningún tratado sistemático de mariología. No existe una “mariología de B. Longo”, pero sí toda una catequesis, una devoción y espiritualidad de índole popular. Allí María es presentada no como un simple personaje del pasado, sino como una persona actualmente activa, viva, dotada de sentimientos, fuerte y maternal a la vez: “La Súplica le dice ´augusta, bendita, buena, querida, coronada, omnipotente por gracia´ y la invoca como “Reina de la paz y del perdón, Madre de los pecadores, nuestra abogada y nuestra esperanza...”. María es para B. Longo lo que él ha experimentado en su vida: una fuerza salvífica, una protagonista en el plan de Dios, una realidad que obra en la historia. En sintonía con la piedad popular, san Bartolo exprime esta realidad viviente de María describiendo los miembros de su cuerpo... las manos, los ojos, los brazos, el corazón... Como persona “viva María actúa, salva, ilumina, perdona”.  Con extraordinaria visión pastoral, san Bartolo se percató al año siguiente (la fiesta había resultado) que, fiesta, prédica, rifa, etc. eran como humareda que pasaba... Pero, ¿cómo inducir a la gente al amor y a la fraternidad? Se le ocurrió hacer una misión. Y la misión se hizo a fines de 1875: “todos se reconciliaron con Dios y entre sí, y se adhirieron a la Confraternidad del Rosario” (fundada propiamente el 13.11. 1876).  En una página de “I Quindici Sabati” (Quince Sábados) exprime san Bartolo Longo con simplicidad un método de pastoral popular, de la llamada mariología tipológica: “... como dos amigos que andan juntos frecuentemente llegan a asemejarse incluso en sus costumbres, así nosotros, conversando familiarmente con Jesucristo y con la Virgen, al meditar los misterios del Rosario y formando juntos una misma vida en la comunión, podemos llegar a asemejarnos a ellos, en cuanto la bajeza humana nos permita, y aprender... el vivir humilde, pobre,... paciente y perfecto”. El pueblo imita a la persona que ama.  Ese mismo año llega a Pompeya por primera vez el Obispo de Nola, para suministrar la Confirmación al término de la misión. B. Longo le expresa su deseo de construir un pequeño altar en honor de la Virgen del Rosario, a lo que el Obispo respondió: “Yo propongo que hagamos, en vez de un altar, una iglesia”. Y desde un balcón del primer piso de la casa de la Condesa de Fusco, señaló: “Aquél es el lugar donde debe ser edificando el templo en Pompeya”. Quince años después el templo estaba construido, inconcluso aún, pero ya consagrado. Posteriormente el Papa León XIII lo declara patrimonio pontificio (1894).  Longo afirma que Pompeya es obra de Dios y no del hombre. El personalmente jamás hubiera edificado tal Santuario sin la palabra autorizada del Obispo y el apoyo incesante de María Santísima.
¿Y la imagen de gracia?
Fue un obsequio del Padre Alberto Radente, que se la compró a un revendedor callejero por sólo 3,40 Liras. Estaba abandonada en un convento de monjas de la Tercera Orden de Santo Domingo, en Nápoles. Cuando Bartolo Longo llegó en la mañana del 13 de Noviembre de 1875 casi desesperado (porque al día siguiente concluía la misión y debía presentarse la imagen al pueblo), en busca de un cuadro pintado al óleo, la Providencia le salió al paso: estaba a punto de comprar un pequeño por 400 Liras, cuando inesperadamente se topa con el Padre Radente en la plaza, que al enterarse de la búsqueda, le ofrece el suyo.  A pesar de no ser del gusto de San Bartolo Longo, pero presionado por las circunstancias y por insistencia de la religiosa que lo guardaba, sin saber qué hacer con él, lo puso en un carro de abono y lo envió a Pompeya (esto nos recuerda muchas de las historias y leyendas sudamericanas de imágenes de María transportadas en carros a sus actuales centros de veneración).
La sencillez de este comienzo humilde contrasta con la magnitud de los frutos sobrenaturales del lugar santo, habiendo atravesado inmensas dificultades hasta llegar a su desarrollo pleno.  Esto puede ser signo de una correcta interpretación de la voluntad de Dios, que de esa manera quiso “besar esa tierra” para consagrarla al servicio de los hombres. Dios renueva así originalmente su pacto salvifico con los hombres en un lugar y en un tiempo determinado, a través de instrumentos simples escogidos por El. Ya en época de Bartolo Longo esta imagen atrajo a miles de peregrinos de todas partes: Madrid, Liverpool, Coblenza, Bruselas, Varsovia, Viena, Suiza, Africa, Oceanía, y toda Italia.  La primera gracia sucede en Nápoles, en el palacio de la calle Tribunali n° 62. Una joven sufría de epilepsia central con fortísimas convulsiones, que se repetían cada tres o cuatro días. A través de la Condesa de Fusco llegaron a enterarse los familiares de la iglesia en construcción, dedicada a la Virgen del Rosario y de lo que Dios ya venía obrando en el Valle. La tía de la joven promete una peregrinación a Pompeya y su colaboración en la obra, si sanaba la sobrina. La niña sanó totalmente y quedó libre para siempre del mal que la aquejaba, a partir del 13 de Febrero de 1876. Dos médicos, que asistían a la joven, fueron testigos del hecho.  A este primer acontecimiento de gracia sucedieron varios otros con el correr del tiempo. El 18 Julio de 1914 acontece en Alemania un hecho, que sumado a otros, daría origen a un gran Movimiento Internacional Schönstatt. Su Fundador, el P. José Kentenich (1885-1968) lee ese día un artículo de Cyprian Froehlich publicado en Die allgemeine Rundschau (núm. 19, 521 ss) sobre san Bartolo Longo y su creación predilecta: el Santuario de Pompeya. J. Kentenich interpretó este hecho como una señal de la Providencia y meditó largamente sobre él: ¿No podría suceder algo semejante también en Schönstatt (Vallendar)? El quería depositar toda la responsabilidad de la formación de los jóvenes seminaristas en manos de María. Era entonces Director Espiritual del Seminario Menor de los PP. Palotinos. Los signos del tiempo, especialmente la segunda guerra mundial, exigían de ellos (seminaristas y superiores) el máximo: la santidad. ¿No estaría en los planes de Dios –se preguntaba– que María, tal como había sucedido en Pompeya, fuese atraída a la pequeña capilla abandonada de San Miguel, del valle de Schönstatt, para establecer allí su trono de gracia y mostrarse como educadora, obrando milagros de transformación interior? Tres meses después nace Schönstatt, hoy difundido en Europa, Asia, África, América y Australia. Es norma de la Providencia Divina valerse de lo pequeño e insignificante para realizar grandes obras en la historia de la salvación. La experiencia de Pompeya sirvió de inspiración y una capilla abandonada llegaría luego a convertirse en un lugar de peregrinación.  El 15 de Agosto de 1877 sale a luz el primer devocionario “I Quindici Sabati” (Los Quince Sábados). A un siglo de distancia (1981) se publica la 75a. edición, con 745.000 ejemplares. Bartolo Longo no se imaginaba que esta obra suya tendría tanta penetración popular.  La “devoción de los Quince Sábados” consiste en prometerle a Dios un rezo por 15 sábados consecutivos, en memoria de los 15 misterios del Rosario, con el fin de honrar a la Santísima Virgen y obtener por su mediación alguna gracia especial.  Esta devoción se basa en una experiencia francesa semejante; tiene una dinámica propia muy acertada: a) la perfecta devoción a María es la imitación de sus virtudes; b) para ello se medita su vida, por orden, un misterio cada sábado; c) se procura conformar la propia acción al contenido de cada misterio, y así; d) se busca santificar todo el día. Con esta práctica san Bartolo buscó unir contemplación con acción. El punto clave radica en la meditación de los misterios. Se pretende evitar así la repetición mecánica de las Avemarías. Puede rezarse en cualquier tiempo, pero especialmente antes de la fiesta del Rosario (1er. domingo de Oct.) y antes del 8 de Mayo, fiesta de la Virgen de Pompeya.
Se aplica el siguiente esquema: una meditación (que siempre consta de tres partes) sobre el misterio correspondiente (ej. primer misterio gozoso, la Anunciación a María, Lc 1,26-55); se resalta una virtud de María (ej. la humildad); se recomienda un propósito en la misma línea; sigue luego una jaculatoria para repetirla durante el día y poder así recordar el propósito. Luego se proponen algunas oraciones a la Virgen de Pompeya y a Jesús, para antes y después de la comunión. Se incluyen algunos ejemplos de santos que encarnaban especialmente la virtud meditada en el día. Finalmente se narran breves historias de gracias concedidas por la Virgen del Rosario de Pompeya.  El devocionario “Los quince sábados” contiene además un apéndice con varias oraciones (Misa con María Santísima, el Rosario en forma breve, Novena a la V. del Rosario, oraciones a Santo Domingo y a Santa Catalina de Siena, Súplica a la Reina del Santo Rosario de Pompeya y una oración final dedicada a san Bartolo Longo).  Como todos los fundadores de la Iglesia, Bartolo Longo no pudo eximirse de las pruebas, que Dios quiso enviarle para forjar en él un verdadero espíritu de fundador y para purificarlo de criterios muy humanos en su actuar.
En una primera época de la construcción del templo, dada la necesidad material para cubrir los costos, B. Longo se vio obligado a recurrir a la nobleza napolitana. La dependencia era considerable, por ser prácticamente la única fuente de entrada.
En Mayo de 1877 se dio un primer hecho purificador, que le ocasionó muchos dolores de cabeza: aparece en el escenario de Pompeya un fenómeno, la “Virgen Liberadora de las plagas” (Madonna liberatrice dai flagelli), simplemente conocida por “Madonna dei Flagelli”, abandonada en una capillita de un villorrio denominado Boscoreale, de la Diócesis de Nola, a 4 Km. de Pompeya. Supuestamente esta Madonna, según comentarios del pueblo, habría hecho un estrepitoso milagro. La noticia corrió de boca en boca, come es costumbre a nivel popular. Y pronto empezaron a caer miles y miles de peregrinos portando velas y dinero para la “Madonna dei Flagelli”. Estas caravanas de peregrinos pasaban por Pompeya sin interesarse del nuevo templo en construcción y ante los ojos de Bartolo Longo, completamente confundido.  Como si esto fuera poco, cuando iba a hacer su colecta acostumbrada golpeando las puertas de los nobles de Nápoles, algunos le preguntaban: ¿Va Ud. ahora a Pompeya? Llévese por favor esto (y se sacaban sus joyas: pendientes, brazaletes, anillos, etc.) a la “Madonna dei Flagelli”; me ha hecho una gracia especial.  Como si esto aún fuera poco todavía, el Obispo de Nola (Mons. Formisano) protestó que hubiera más salidas que entradas en la construcción, se desentendió de la obra dejando solo a san Bartolo, y... para colmo, escribe una carta pastoral al clero y al pueblo de su Diócesis para motivarlos a hacer donaciones para una nueva iglesia dedicada a la “Madonna dei Flagelli” de Boscoreale.  Estocada profunda en el corazón de Bartolo Longo, que no decae en su espíritu de fundador. Como hombre de Dios saca provecho de esas pruebas. Años después escribe estas recomendaciones a todas aquellas personas llamadas por Dios a salvar almas, a construir iglesias, a fundar órdenes, comunidades religiosas y obras de beneficencia: “No se desanimen ante las primeras contradicciones y no dejen la obra de Dios a causa de mortificaciones y contrariedades que, con toda certeza, vendrán de parte de los hombres y del demonio. Continúen mas bien confiando siempre en el socorro divino, teniendo como lema, que cuanto más aceptada sea la obra de Dios, tanto mayor serán las oposiciones y las tentaciones que han de soportarse, pero que al final el Señor triunfará”.
Las obras de Pompeya
Los institutos pompeyanos son, por así decir, la corona del Santuario de Pompeya. El amor a María se expresa en amor a los hombres. La fe se proyecta en obras. “La Virgen no quiere en ustedes, la fe sin la obra de caridad... En este sentido pensamos completar cada acto de fe nuestra con una obra de caridad... Es esto, podemos decir, el pálpito más íntimo de nuestro corazón”.
Fe y caridad se integran y se iluminan; son para Bartolo Longo un binomio indisoluble: “Las obras de la fe han sido siempre una inspiración para obras de caridad, y las obras de caridad, a su vez, han sido siempre preludio de nuevas manifestaciones de religión y de culto”.  El objeto predilecto de las obras de Pompeya son los niños y jóvenes, huérfanos e hijos de encarcelados. No hay límite de permanencia en los Institutos. Una administración central que distribuye equitativamente las ofrendas del Santuario (única fuente de entrada) se encarga del mantenimiento.  Antes de entrar a enumerar las obras de Pompeya, sintetizamos los puntos resaltantes del proyecto de promoción humana de Bartolo Longo:
§ La fuente: “La caridad de Cristo, que es fuego vivo, busca expandirse sobre la tierra y no tiene horizontes”.
§ La Mediadora: “La Reina de la Misericordia... que introdujo en mi corazón la santa resolución de unir al culto la beneficencia”.
§ Humilde realismo: “Un voto secreto del alma, que hacía tiempo guardábamos celosamente en el corazón con una perplejidad, a veces dolorosa, la cual nace del deseo ardiente de realizarlo, y de la evidente insuficiencia, y, diría casi, imposibilidad de los medios ...”.
§ Los destinatarios: “Los niños más abandonados (hijos de encarcelados)... que viven en condiciones peores que los huérfanos... que llevan sin culpa la marca de la infamia... sin educación y sin freno... que de a poco se darán al vicio y luego al delito”.
§ La finalidad: “La educación moral y civil de los hijos de encarcelados”.
§ La idea central: Los positivistas afirman que estos niños nacen y están fatalmente destinados a recorrer (como sus padres) el camino de la delincuencia, que ninguna prevención, ninguna educación puede sustraerles de ese trágico fin. A esto contesta san Bartolo Longo: “Nosotros no creíamos en la omnipotencia del mal; creíamos más bien en la fuerza redentora del bien y en la eficacia renovadora de la educación”.
§ La novedad: “Esta es una obra cristiana totalmente nueva... que no existe en Francia, ni en Bélgica ni en otras naciones católicas. Italia sería la primera en poseerla”.
San Bartolo Longo resalta cuatro medios pedagógicos en la formación de la niñez y la juventud, que se encuadran hacia un fin moral y espiritual:
§ El trabajo: “El trabajo, según nuestra escuela, es esencialmente educador: refrena el instinto del bagabundeo, educa a la paciencia, a la obediencia, al respeto a los superiores y a la autoridad; emancipa al hombre de la esclavitud y del servilismo; hace que el hombre sea verdaderamente libre”. “Concuerdo con que el mero trabajo no es medio que pueda educar: yo asocio el trabajo con la oración; elevo el trabajo a oración”. “Además, el trabajo es fuente de bienestar social: suprime la plaga social de la mendicidad; la familia del hombre que trabaja es honesta; en cambio el hombre que no trabaja se apoltrona en el ocio, y el ocio es el padre de los vicios. El trabajo es causa de economía doméstica; es fuente de paz y de unión en el hogar. El trabajo ennoblece al hombre”.
§ El estudio: no tanto como adorno intelectual, “para instruir mentalmente, sino para armonizar la cultura de la mente con la del corazón, el sentimiento del deber y la ley del trabajo; todo sostenido y vivificado por la religión ...”.
§ La música: “En mi método educativo es momento muy importante coordinar la fatiga..., o el ejercicio del arte mecánica con el estudio de la música, o con el aprendizaje de instrumentos musicales... En general la música es para mí un elemento de los más relevantes para la educación de esta clase de niños”.
§ La educación física: coordinada con las otras actividades.
Esto constituye el núcleo de toda su concepción educativa. Pero como elemento esencial de su pedagogía permanece la caridad, el amor noble, puro, divino. Como en toda la tradición cristiana, insiste en el encuentro de dos voluntades libres, unidad en un amor recíproco y en un amor común a Cristo: "Ama a tu educador, porque al educarte te ama, y porque representa a la persona de Jesucristo. Ama, instruye y salva al pobre y al abandonado, porque representa la persona de Jesucristo ".
Bajo esta perspectiva han de ser contempladas las obras de Pompeya, que pasamos a enumerarlas en orden de aparición.
1 - La revista “Il Rosario e la Nuova Pompei”, fundada por B. Longo en 1884. En la primera página se afirma lo siguiente: Es un obsequio de B. Longo a los devotos de la Virgen del Rosario de Pompeya, a los amigos y sostenedores de sus obras. Es el órgano formativo e informativo del Santuario.
2 - El Orfanato Femenino. Es el primero de los institutos de beneficencia surgido a la sombra del Santuario. Su fecha de fundación (8.V.1887) coincide con la primera coronación de la Virgen del Rosario. Por una inspiración sobrenatural, B. Longo decidió crear al lado del monumento a la fe (el Santuario) un monumento a la caridad: ese día acogió a la primera huérfana.
3 - El Instituto Masculino de B. Longo. Acoge a unos 300 jóvenes, bajo la orientación de los Hnos. de la Escuela Cristiana. Su origen se remota al año 1891.
4 - Las “Hermanas. Hijas del Rosario de Pompeya”. Fundadas por B. Longo en 1897, según las reglas de la Tercera Orden de Sto. Domingo, para dedicarse al cuidado de los niños y las jóvenes. Es uno de los pocos casos en la historia de la Iglesia, donde un laico deviene fundador de una comunidad religiosa. Son actualmente más de 100.
5 - El Instituto Femenino “Sagrado Corazón”. Es la última promesa del Beato B. Longo convertida en realidad. Data del año 1922.
6 - El Seminario “Bartolo Longo”. Allí se forman los futuros sacerdotes para la asistencia religiosa de millones de peregrinos y la formación cristiana de los alumnos de los diversos Institutos. Surgió en 1949.
7 - La Fundación “Mariana De Fusco-Longo”. Lleva el nombre de la esposa de B. Longo y fue inaugurada en 1965. Su objetivo es acoger a mujeres solas que deciden vivir en Pompeya los últimos años de su existencia.
Carisma de Pompeya
Sin lugar a dudas tiene una doble vertiente: el culto a María y las obras de misericordia, íntimamente unidos.
Lo primero se expresa, por sobre todo, en la devoción del Rosario, no como oración cualquiera, sino como fundamento de la búsqueda particular del hombre de la intercesión de la Madre de Dios. Ello trae consigo la conversión, el espíritu de oración y las obras de caridad.
Respecto a las obras de misericordia, parecieran ser lo más típico de Pompeya. No existe prácticamente algo semejante en otros centros europeos de peregrinación. El binomio fe y caridad, culto y misericordia, es carisma específico transmitido por Bartolo Longo y que, para bien de tantos hombres, perdura en Pompeya.
Si usted tiene información relevante para la canonización del Beato Bartolo, contacte a: Santuario B. Vergine 80045 Pompei (AN), ITALY

Froilán de León, Santo

Eremita y luego Obispo, 5 de octubre

Froilán de León, Santo

Froilán de León, Santo

Eremita

Martirologio Romano: En León, ciudad de Hispania, conmemoración de san Froilán, obispo, que primero fue eremita y después, ordenado obispo, evangelizó las regiones liberadas del yugo de los musulmanes, propagando la vida monástica y distinguiéndose por su beneficencia hacia los pobres (905). Etimología: Froilán = el señor de las tierras, viene del germánico San Froilán fue uno de los hombres que forjaron la España medieval en las difíciles horas del siglo IX. Dos grandes tareas se imponían a los hombres de aquella época para librarse del angustioso aniquilamiento que les amenazaba: la reconquista del suelo patrio de manos de los árabes y la inmensa obra de colonización que a la Reconquista seguía. Era preciso entonces hacerlo todo. Al recobrarse la yerma y asolada geografía hispánica había que imprimir sobre ella, como sobre tabla rasa, el espíritu, el carácter, la cultura y la pasión de la España cristiana, que re nacía con sello nuevo tras los Montes Cántabros. La acción fe cunda de Froilán, su vida y su espíritu, lleno de afanes de supe ración, quedaron tejidos en la trama de la historia de aquella España. Quién era San Froilán y cuál fue la trayectoria de su vida? Por fortuna, se conserva una corta biografía del ortodoxo varón Froilán, obispo legionense, copiada en elegante minúscula visigótica por el diácono Juan, contemporáneo suyo. Esa copia es del año 920, quince años después de la muerte del santo obispo (905). Ignoramos quién fue su autor. A pesar de su estilo lacónico y de sus adherencias legendarias, podemos reconstruir los rasgos fundamentales de su vida y carácter. Nace el año 833 en los arrabales de Lugo. Allí recibe durante sus primeros años la enseñanza que los concilios exigían a los candidatos para el sacerdocio. Al llegar a los dieciocho años su vida interior entró en crisis. Dudó entre la vida retirada del desierto o la actividad apostólica. El futuro fundador de cenobios y gran predicador de muchedumbres opta por la soledad de los montes. Los espíritus superiores toman personalmente la iniciativa de su vida y Froilán quiso consagrarla totalmente a la familiaridad íntima con Dios. Buscaba a Dios en aquellos montes y lo encontraba en todas las criaturas, que le hablaban de una belleza arcana y superior. El podía cantar dulcemente aquellos versos de Berceo :

Yaciendo a la sombra perdí todos cuidados;
odí sones de aves dulces e modulados.
Nunca udieron omnes órganos más temprados,
nin que formar pudiesen sones más acordados.

Mientras él gozaba de los encantos de la soledad, estallaba en la España musulmana una violenta persecución contra los cristianos. El año 850 comenzó a florecer de nuevo con el rito solemne de la sangre el martirologio cordobés. Rosas purpúreas de esta larga primavera martirial fueron, entre otros, el sacerdote Perfecto, degollado el día de la Pascua mora; el erudito monje Isaac, decapitado y colgado de un palo; el joven Sancho, crucificado; las dos vírgenes Columba y Pomposa, y el más famoso de todos, el bienaventurado Eulogio, aquel hacedor anhelante de mártires, cuya cabeza cortó el alfanje de un solo golpe, a las tres de la tarde del sábado 11 de marzo del año 859. Tal vez la voz poderosa de esta sangre inocente retumbó entre los montes donde Froilán se escondía y le empujó a organizar una cruzada. Tal vez en el diálogo familiar con Dios sintió la invitación a la vida activa. Nos cuenta su biógrafo, con la ingenuidad de nuestros cantares de gesta y, sin duda, imitando los inicios de la predicación de Isaías, que al joven eremita le acuciaba la duda de si debía permanecer por más tiempo en aquellas soledades. Para liberarse de ella se sometió a la prueba del fuego. Si Dios suspendía las leyes, era señal evidente de su voluntad divina. Froilán introdujo unas brasas encendidas en su boca. El fuego no le causó la más mínima quemadura. Dios había hablado. De los montes se lanzó a los poblados a propagar entre los hombres otro fuego que le ardía dentro. Su vida nos dice escuetamente que recorría las ciudades predicando sin cesar la palabra divina con gran aplauso de todos.  En sus triunfos pastorales sentía irresistiblemente el atractivo de la soledad para reponer sus energías. Acompañado del sacerdote Atilano torna a su retiro. Ambos se escondieron en los montes de Curueño (León). Pero los pueblos en masa le seguían a su celda solitaria. Con las muchedumbres iban magnates y obispos que anhelaban oír su palabra. Entre sus oyentes se despertaron numerosos seguidores cautivados por sus ejemplos. Ante los ruegos insistentes se ve forzado a bajar a la ciudad de Veseo. Allí erige su primer monasterio, que llenará pronto con 300 monjes. Es el comienzo de una nueva etapa: fundador de cenobios. Su fama salta los montes de León y llega a oídos de Alfonso III en Oviedo. El rey le envía mensajeros ordenándole venir a su corte. Honda impresión causó en Alfonso la presencia de aquel monje. Se fija en él para la gigantesca obra de repoblación que había comenzado su padre, Ordoño I. Las fronteras del reino astur-leonés llegaban por el sur hasta la línea del Duero. De Castilla se podía decir lo del poeta: «Harto era Castilla menguado rincón cuando Amaya era corte, Hitero el moyón". Zamora, Toro y Simancas eran fortalezas que espiaban posibles asaltos árabes al reino cristiano. Las zonas fronterizas a ambos lados del río estaban despobladas y devastadas por los reyes asturianos. Lo exigía así la táctica militar. Pero había que ir empujando la frontera más abajo. Para eso, en la zona norte del Duero era necesario levantar los poblados destruidos y poner en explotación las tierras abandonadas. Ninguna fuerza más cohesiva para dar vida a estas preocupaciones regias que la acción colonizadora de los monasterios. Esto lo comprendió cabalmente Alfonso III y concedió al Santo amplias facultades para visitar todos sus dominios y levantar cenobios a cuyo amparo se acogiesen los nuevos poblados. Estas agrupaciones humanas, así formadas, constituían una unidad política cuyo jefe era el abad, y sus agentes y maestros los monjes, que enseñaban las artes de la paz e infundían el espíritu de cruzada en la guerra de reconquista. Froilán puso en juego de nuevo su capacidad de iniciativa y se dio a recorrer las tierras del reino alfonsino. Su beligerante actitud le llevó a fundar dos grandes monasterios cerca de la frontera, a pocos kilómetros de Zamora. El primero fue el de San Salvador de Tábara. En él se congrega con 600 monjes de ambos sexos. Era uno de esos monasterios llamados dúplices, donde las monjas, aunque rigurosamente separadas, tenían la ventaja de la asistencia sacerdotal y de la defensa en caso de invasión. Fue éste, en el siglo x, uno de los más famosos monasterios por el arte refinado de su escritorio. La pesadumbre del tiempo, insensible a los afanes del hombre, no nos ha permitido ver en su realidad de piedra la arquitectura de esta fundación. Pero, afortunadamente, un códice de su escritorio nos la conserva parcial mente. En el último folio aparece la torre del monasterio, "alta y lapídea", de sillería policroma, con ventanales de arcos de herradura. Sobre el tejado, dos airosas torrecillas con sendas campanas. A los lados de los últimos ventanales, dos balcones voladizos se asoman al horizonte. Tres hombres suben a la torre por unas es caleras de mano y otro hace sonar las campanas tirando de una cuerda. Adosado a la torre está el escritorio. Un pergaminero aparece sentado en un taburete cortando el pergamino con grandes tijeras. En un aposento inmediato están el monje Senior, copista, y Emeterio, escriba y pintor, discípulo predilecto de Magio. Fue Mágio la gloria cultural más notable del monasterio tabarense. Contemporáneo en su niñez de Froilán, elevó a alturas maravillosas el arte de la miniatura, ese arte casto, espiritual y apacible a los ojos, y que mueve el ánima a altas consideraciones". Son todos los datos que poseemos de esta espléndida fundación. Del segundo monasterio tenemos aún menos noticias. Según el citado biógrafo, lo levantó en un emplazamiento alto y ameno junto a las aguas del Esla, al parecer cerca de Moreruela (Zamora). Sólo una frase añade a este laconismo: ..se reunieron allí 200 monjes consagrados a la ascesis de la vida regular". Aquellos cronistas medievales, avaros del tiempo, no nos cuentan nada de los métodos de dirección espiritual del Santo cenobiarca ni del ambiente de perfección que, sin duda, reinaba en estos monasterios. Pero se siente palpitar en estas breves páginas biográficas la dinámica incontenible de Froilán, su temperamento emprendedor, su espíritu sobrenatural lleno de ardorosa elocuencia, su recia personalidad de caudillo espiritual. Esa era la fama que corría de pueblo en pueblo y de comarca en comarca y que cada día ganaba más admiradores. Por eso no es extraño que, al quedar vacante la sede de León, se alzase unánime la voz del clero y del pueblo, reclamando por obispo al abad Froilán. El rey, que no había lo grado convencerle para que aceptase el oficio pastoral, se alegró sobremanera. Vencida su resistencia, fue consagrado obispo de León el día de Pentecostés, 19 de mayo del 900. Ese mismo día recibía también la consagración episcopal para la sede de Zamora su inseparable y santo amigo Atilano. Estas dos lumbreras, dice emocionado el autor anónimo, puestas sobre el candelero, iluminaron con la claridad de su luz eterna todos los confines de España. La Iglesia de León, que estaba dedicada, según una donación de la época, "a los señores, santos, gloriosos y, después de Dios, fortísimos patronos Santa María Virgen, Reina celeste, y San Cipriano, obispo y mártir", recibía ahora clamorosamente por obispo al que había de ser su Patrono hasta el día de hoy. Sólo la gobernó cinco años, pero el heroísmo de sus virtudes y el triunfo de su santidad la aureolaron para siempre.

Atilano de Zamora, Santo

Obispo, 5 de octubre

Atilano de Zamora, Santo

Atilano de Zamora, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En la ciudad de Zamora, también en Hispania, san Atilano, obispo, que, siendo monje, fue compañero de san Froilán en la predicación de Cristo por las tierras devastadas por los musulmanes (916). Fecha de canonización: 1095 por el Papa Urbano II  Pocos datos, y algunos improbables. Pero los ciertos bastan para destacar la personalidad eminente de uno de los obispos españoles de los difíciles años de la Reconquista. Nace en Tarazona hacia el 850, familia noble. A 15 años está ya en el monasterio. Ordenado sacerdote y dedicado a la pastoral activa, destaca como predicador. Sin embargo, Atilano anhela la vida solitaria de oración y penitencia. Para eso busca un maestro experimentado que es ardua tarea en aquella época ya que, por testimonio de Odilón de Samos que inspeccionó por mandato de Ordoño I la vida eremítica en Galicia, se sabe que había de todo entre los solitarios, incluso eremitas que hacían de espías para el mejor postor. Acertó en la elección: Un monje predicador y al mismo tiempo solitario llamado Froilán, que no era sacerdote, ni amigo de honores y alabanzas. Ambos se apartan en la montaña del norte de León, cerca de Valdorria y ya estarán juntos siempre... hasta que sean obispos. Con ansias de soledad que pocas veces pudieron disfrutar. Su fama de santidad y el rumor extendido en la comarca hace que hombres y mujeres de todas partes acudan a la zona del Curueño para escuchar de ellos la Palabra divina. Por las peticiones insistentes de las gentes del pueblo, se ven obligados a levantar un monasterio en Veseo que llegó a contar en la época de los santos hasta 300 monjes que seguirán la regla de San Fructuoso o San Isidoro. Fama que llega a toda España. La corte de Oviedo, Alfonso III el Magno colma de honores al abad Froilán y le faculta para construir monasterios en su reino. Era la hora de impulsar la labor colonizadora soñada. Las fronteras del reino astur-leonés llegaban hasta la línea del Duero. Zamora, Toro y Simancas son fortalezas que vigilan los posibles asaltos árabes al reino cristiano. Las tierras fronterizas a ambos lados del río estaban despobladas y devastadas por los reyes asturianos. Lo exigía así la táctica militar. Pero había que ir empujando la frontera más abajo y en la zona del Duero era preciso levantar los poblados destruidos y explotar las tierras abandonadas. Esta preocupación regia hermanaba con el deseo evangelizador de Friolán y Atilano: los monasterios podrían ser la fuerza cohesiva capaz para la colonización. El monasterio había de ser una organización a cuyo amparo se acogieran las gentes, enseñaran las artes de la paz e infundiera el espíritu de cruzada en la guerra de reconquista. Cuando se asientan las posiciones fronterizas por la derrota de Almondhir, cerca de Benavente o de Zamora, se comienza su reedificación y repoblación. Los santos Froilán y Atilano fundan el monasterio doble de San Salvador de Tábara, que llega a reunir hasta 600 religiosos, hombres y mujeres, con separación completa, sometidos a severa disciplina. Esto facilita la labor colonizadora y cultural, además de religiosa. Los campos se roturan y cultivan al abrigo del monasterio donde se alaba a Dios, se reza, se estudia, se copian libros hasta llegar a ser en siglo X, el más refinado escritorio. Allí ejercen los arquitectos, pergamineros, pintores, miniaturistas que elevan el alma, y se desarrollan los oficios y el arte. Y a orillas del Esla fundan otros pequeños cenobios. Culminan sus fundaciones en Moreruela. Se levanta allí un gran monasterio, en lugar alto y ameno, que alberga a 200 monjes. Luego será enriquecido con privilegios por Alfonso VII, Fernando II, y el Papa Alejandro III y, ya en el siglo XII, cuna del Císter en España. Son contemplativos al tiempo que poseen un dinamismo emprendedor. Fueron consagrados Obispos el mismo día de Pentecostés del año 900. El abad, Froilán, será obispo de León hasta su muerte, en el 905; el prior, Atilano, será el obispo de la repoblada Zamora, gobernándola con sabiduría y bondad hasta el cinco de octubre del 919, que fue su muerte.

Faustina Kowalska, Santa

Apóstol de la Divina Misericordia, 5 de octubre

Faustina Kowalska, Santa

Faustina Kowalska, Santa

Apóstol de la Divina Misericordia

Martirologio Romano: En Cracovia, en Polonia, santa María Faustina (Elena) Kowalska, virgen de las Hermanas de la Bienaventurada Virgen María de la Misericordia, solícita de anunciar el misterio de la divina misericordia (1938). Fecha de canonización: Fue beatificada el 18 de abril de 1993 y luego canonizada el 30 de abril de 2000, en sendas ceremonias presididas por el Papa Juan Pablo II.  Sor Faustina nació en el año 1905 en la aldea de Glogowiec, cerca de Lodz, como la tercera de diez hermanos en la familia de Kowalski. Desde pequeña se destacó por el amor a la oración, laboriosidad, obediencia y sensibilidad ante la pobreza humana. Su educación escolar duró apenas tres años. Al cumplir 16 años abandonó la casa familiar para trabajar de empleada doméstica en casas de familias acomodadas. A los 20 años entró en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, donde ­ como Sor María Faustina ­ vivió 13 años cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera. Su vida, aparentemente ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por la extraordinaria profundidad de su unión con Dios. Desde niña había deseado ser una gran santa y, en consecuencia, caminó hacia este fin colaborando con Jesús en la obra de salvar a las almas perdidas, hasta ofrecerse como sacrificio por los pecadores. Los años de su vida conventual estuvieron marcados, pues, por el estigma del sufrimiento y las extraordinarias gracias místicas.


La misión de sor Faustina consiste en 3 tareas:
­

  • Acercar y proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios a cada persona.
  • ­ Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero, y especialmente para los pecadores, por ejemplo a través de la práctica de las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, presentadas por el Señor Jesús: la imagen de la Divina Misericordia con la inscripción: Jesús, en ti confío, la fiesta de la Divina Misericordia, el primer domingo después de la Pascua de Resurrección, la coronilla a la Divina Misericordia y la oración a la hora de la Misericordia (las tres de la tarde). A estas formas de la devoción y a la propagación del culto a la Divina Misericordia el Señor Jesús vinculó grandes promesas bajo la condición de confiar en Dios y practicar el amor activo hacia el prójimo.
    ­
  • La tercera tarea es inspirar un movimiento apostólico de la Divina Misericordia que ha de proclamar y alcanzar la misericordia de Dios para el mundo y aspirar a la perfección cristiana siguiendo el camino trazado por la beata sor María Faustina. Este camino es la actitud de confianza de niño hacia Dios que se expresa en cumplir su voluntad y la postura de caridad hacia el prójimo. Actualmente este movimiento dentro de la Iglesia abarca a millones de personas en el mundo entero: congregaciones religiosas, institutos laicos, sacerdotes, hermandades, asociaciones, distintas comunidades de apóstoles de la Divina Misericordia y personas no congregadas que se comprometen a cumplir las tareas que el Señor Jesús transmitió por sor María Faustina.
    Sor María Faustina manifestó su misión en el Diario que escribió por mandato del Señor Jesús y de los confesores. Registró en él con fidelidad todo lo que Jesús le pidió y describió todos los encuentros de su alma con Él. Secretaria de mi más profundo misterio ‹dijo el Señor Jesús a sor María Faustina‹ tu misión es la de escribir todo lo que te hago conocer sobre mi misericordia para el provecho de aquellos que leyendo estos escritos, encontrarán en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a mí (Diario 1693). Esta obra acerca de modo extraordinario el misterio de la misericordia Divina. Atrae no solamente a la gente sencilla sino también a científicos que descubren en ella un frente más para sus investigaciones. El Diario ha sido traducido a muchos idiomas,por citar algunos: inglés, alemán, italiano, español, francés, portugués, árabe, ruso, húngaro, checo y eslovaco.
    El 18 de abril de 1993 el Papa Juan Pablo II beatificó a nuestra Sor Faustina Kowalska en la Basílica de San Pedro en Roma. Fue en el primer domingo de Pascua, en el cual, según el pedido expreso de Jesús a Sor Faustina, debía celebrarse la Fiesta de la Misericordia. Y la beatificó precisamente Juan Pablo II, quien siendo aún arzobispo de Cracovia, llevó adelante el proceso arquidiocesano como paso previo a los procesos romanos.
    El 30 de abril de 2000, el Santo Padre Juan Pablo II, canonizó a Sor Faustina, en la Basílica de San Pedro, frente a 200.000 devotos de la Divina Misericordia.
    ORACIÓN PARA ALCANZAR GRACIAS
    por medio de la beata Sor Faustina
    Oh Jesús, que hiciste de la beata Faustina una gran devota de tu infinita misericordia,
    concédeme por su intercesión, si fuere esto conforme a tu santísima voluntad, la gracia de .............................., que
    te pido. Yo, pecador/a, no soy digno/a de tu misericordia, pero dígnate mirar el espíritu de entrega y sacrificio de Sor Faustina
    y recompensa sus virtudes atendiendo las súplicas que a través de ella te presento confiando en tí.
    Padre nuestro...
    Ave María...
    Gloria...
    Santa Faustina, ruega por nosotros.
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    Este día también se festeja a San Plácido, San Simón y San Flroilan
  • Plácido, Santo

    Monje, 5 de octubre

    Plácido, Santo

    Plácido, Santo

    Monje

    Martirologio Romano: Conmemoración de san Plácido, monje, que desde su adolescencia fue discípulos del abad san Benito (s. VI).
    Etimológicamente: Plácido = de carácter suave. Viene de la lengua latina. Una de las maravillas que se siente al escribir estas breves biografías es ver cómo la Iglesia, que nació entre gente sencilla, ha sido y es semilla cultural, espiritual y humana en todo el mundo. Este joven vivió en pleno siglo VI. Durante más de cinco siglos, los benedictinos lo honraron como un fiel servidor de Dios no siendo ni obispo ni mártir. San Gregorio Magno, sin embargo, nos enseña en sus magníficos “Diálogos” que desde muy joven fue confiado a san Benito. Este, llevado de su santidad hecha realidad en sus obras, se lo llevó consigo primeramente a Subiaco y a continuación a Mote Casino, en donde murió plácidamente en su lecho. Otros benedictinos posteriores, concretamente en el siglo XII, le compusieron una “pasión” (especie de obra teatral para ser representada en las puertas de las iglesias). Estos benedictinos pertenecían a Sicilia y fueron ellos los que comenzaron a considerarlo como un mártir. Dicen que vino de Monte Casino a Mesina. Aquí – cosa de siempre – los piratas invadieron el monasterio, lo saquearon y sometieron a torturas los monjes. Al final del siglo XVI, comenzaron a hacerse excavaciones arqueológicas. Y resulta que en Mesina encontraron muchos esqueletos. Una vez estudiados, se atribuyeron a los monjes que habían sido asesinados por los piratas invasores y saqueadores. Quisieron obligarles a apostatar de su en Cristo y, al no cometer semejante injuria contra Dios, les dieron muerte. Históricamente, es mucho más seguro que Plácido muriera en Monte Casino, pero basta para su gloria la certeza de haber sido uno de los discípulos predilectos del santo de Nursia, de uno de cuyos milagros fue protagonista: Un día san Benito pidió a Plácido, quien era aún un niño, le trajera agua, al cabo de un rato vio en espíritu que un niño se estaba ahogando en el lago y entonces ordenó a Mauro que fuera a salvarle; el monje así lo hizo, obedeciendo tan ciegamente que su fe le permitió andar sobre las aguas, luego el abad y Mauro porfiaron largamente atribuyéndose el uno al otro el mérito de aquel prodigio. ¡Felicidades a quien lleve este nombre! Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com

    Flora de Beaulieu, Santa

    Virgen, 5 de octubre

    Flora de Beaulieu, Santa

    Flora de Beaulieu, Santa

    Virgen

    Martirologio Romano: En Beaulieu, en la región de Cahors, en Francia, conmemoración de santa Flora, virgen de la Orden de San Juan de Jerusalén, que se dedicó a atender a los enfermos pobres en un hospital y vivió íntimamente unida con el corazón y el cuerpo a la Pasión de Cristo (1347) Santa Flora (1300-1347) Nació en Maurs, Francia. Alrededor del año 1324, la santa ingresó al convento de las monjas "hospitalarias" de la orden de San Juan de Jerusalén. Allí recibían a los enfermos y a los peregrinos. Desde su ingreso Flora tuvo que hacer frente a toda clase de pruebas espirituales. En una época le asaltó el deseo insidioso de volver al mundo. A consecuencia de esto sufrió una depresión nerviosa, y la tristeza que se revelaba en su rostro enfadaba a sus compañeras, las cuales insistían en tratarla como demente. Sin embargo, bajo la ayuda de un confesor que sí creyó en ella, la santa hizo grandes progresos en la vida espiritual, y Dios le concedió al fin las más extraordinarias gracias místicas. Tal vez, la más curiosa de estas experiencias fue la sensación que tenía la santa de que llevaba dentro de su cuerpo una cruz de madera de la que prendía el cuerpo del Salvador. Los brazos de la cruz le perforaban las axilas y le producían hemorragias. Unas veces eran bucales y otras, la sangre manaba de una herida que tenía en el costado. Sus éxtasis duraban a veces desde la misa de la mañana hasta las vísperas del mediodía.  Murió en 1347, a los 38 años de edad. En su tumba se dieron numerosos milagrosDurante toda su vida, Flora fue colmada de gracias y de sufrimientos, en igual medida.  Es la patrona de las Violetas, Margaritas, Dalias, Hortensias, y en general de todas las que llevan nombre de flor.

    Raimundo de Capua, Beato

    Presbítero, 5 de Octubre

    Raimundo de Capua, Beato

    Raimundo de Capua, Beato

    Biógrafo de Catalina de Siena

    Martirologio Romano: En Nüremberg, de Baviera, beato Raimundo delle Vigne o de Capua, presbítero de la Orden de Predicadores, que fue prudente moderador espiritual de santa Catalina de Siena, de la cual compuso una fiel biografía (1399). Fecha de beatificación: 15 de mayo de 1899 por el Papa León XIII. Fue un religioso italiano, entró en la Orden de Predicadores (Dominicos) en 1350, en Bolonia. Fue el director espiritual de Santa Catalina de Siena, también fue profesor y superior de varios conventos. Ejerció los cargos de provincial en Lombardía en 1380 y Maestro General de la Orden.
    Primeros tiempos en la Orden
    Nació en Capua en 1330. Hijo de una de las familias más prominentes de Bolonia, conoció la Orden de Predicadores siendo estudiante universitario, a la que ingresa en 1350, tiempo más tarde contaría que en un sueño, el mismo Santo Domingo de Guzmán lo habría motivado a dar ese paso. Una de sus primeras obligaciones fue la de ser director espiritual de varios conventos de monjas en la región de Montepulciano. Fue uno de los primeros biógrafos de Santa Inés de Montepulciano, que había fallecido unos cincuenta años antes. En 1367 fue llamado a Roma a fin de ser el superior del convento de Minerva. Enseñó en Santa María Novella, en Florencia, hasta que en 1374 fue enviado a Siena por el Maestro General de la Orden. Allí vivía Santa Catalina de Siena, la gran mística, a quien las autoridades de la Orden estaban lógicamente interesadas en servir, siendo Raimundo nombrado su director espiritual y confesor.
    Con Catalina
    Raimundo fue un hombre cuidadoso y modesto a pesar de haber sido nombrado para acompañar a una de las mujeres más celebres de ese tiempo. Al principio no demostró gran entusiasmo por su nueva misión, más el trato cotidiano le hizo ver que estaba conociendo a una verdadera santa. Una de sus primeras decisiones fue permitirle recibir la comunión diaria (una práctica muy poco concedida a laicos en ese entonces). Con la llegada de la peste negra a la región, los dos se volvieron incansables compañeros, apoyando y confortando a los enfermos y sus familias. Él mismo cayó enfermo, más con los cuidados y sobre todo las oraciones de Catalina se restableció cuando todos ya lo daban por perdido. Acompañó a Catalina en los últimos seis años que a ella le restaban, fruto de su acción, Catalina le enviaba diariamente docenas de personas para que se confesaran y se convirtieran, lo que le dejaba totalmente exhausto y sin tiempo para nada más. La Orden designó dos monjas para que los ayudaran con esa labor.
    El Cisma
    Cuando Catalina consiguió convencer al Papa Gregorio XI de regresar a Roma, terminando los setenta años de cautiverio en Avignón, este falleció al poco de su llegada, dando paso a la confusa elección de Urbano VI, algunos cardenales elegirán a Clemente VII. Todo el país, la Iglesia y la propia Orden se dividirán en varias facciones, apoyando a un bando o al otro. Catalina y Raimundo apoyarán al Papa legítimo, Urbano VI. Raimundo fue enviado por éste ante el rey de Francia para establecer negociaciones, pero fue impedido por soldados y populacho que apoyaban a la facción contraria. Catalina lo criticó duramente por haberle faltado el coraje y bravura suficientes para poder realizar aquella misión tan importante ante la cual poco valor tenía la propia vida.
    Maestro y reformador
    Pocas semanas después de la muerte de Catalina, en 1380, Raimundo fue electo Maestro General de la Orden, por lo menos por aquellos que apoyaban a Urbano VI. Su mandato,  en tales circunstancias fue obviamente muy complejo y difícil. Trató de reunir nuevamente a la dividida Orden, intentando restaurar el sistema de la observancia, una reforma religiosa que apenas pudo triunfar con Santa Teresa de Ávila. Además fue criticado por descuidar el estudio como factor primordial en el carisma dominico, sin embargo su estrategia de introducir en cada provincia al menos un convento reformado, resultó vencedora. Falleció en Nurembega, en 1399, cuando estaba promoviendo la reforma, siendo posteriormente trasladado a Nápoles. En el quinto centenario de su muerte, el papa León XIII lo beatificó.

    Alberto Marvelli, Beato

    Laico, 5 de octubre

    Alberto Marvelli, Beato

    Alberto Marvelli, Beato

    Laico

    Martirologio Romano: En Rímini, Italia, beato Alberto Marvelli, laico que vivió fielmente el compromiso apostólico de los laicos en la transformación cristiana de la sociedad (1946) Fecha de beatificación: 5 de septiembre de 2004, por el Papa Juan Pablo II.  Nace en Ferrara, Italia, el 21 de marzo de 1918. Es el segundo de seis hermanos. Crece en una familia cristiana, en la que a la vida de piedad se unen actividades caritativas, catequísticas y sociales.  Participa en el Oratorio salesiano y en la Acción Católica, donde madura su fe con una opción decisiva: “mi programa de vida se resume en una palabra: santidad”.  Alberto reza con recogimiento, enseña la catequesis con convicción, demuestra celo apostólico, caridad y serenidad. Posee un carácter fuerte, decidido, voluntarioso y generoso y un fuerte sentido de la justicia, por ello influye moralmente entre sus compañeros. Es deportista y dinámico; ama el tenis, el fútbol, la natación, las excursiones en la montaña, pero su gran pasión será la bicicleta, en la que descubre un medio privilegiado para su apostolado y su acción caritativa.  Madura su formación cultural y espiritual en la Federación Universitaria Católica Italiana (F.U.C.I.), eligiendo como modelo de vida juvenil a Pier Giorgio Frassati.  Una vez finalizados sus estudios universitarios en ingeniería mecánica el 30 de junio de 1941, Alberto debe enrolarse como militar, puesto que Italia está en guerra, una guerra que él condena con lucidez y firmeza: “descienda pronto la paz con justicia para todos los pueblos, la guerra desaparezca para siempre de la faz de la tierra”. Dado de baja en el ejercito por tener tres hermanos en el frente, trabaja durante un breve período en la FIAT de Turín.  Tras los trágicos acontecimientos del 25 de julio que lleva a la caída del fascismo y la ocupación alemana del territorio italiano el 8 de septiembre de 1943, Alberto vuelve a su casa de Rímini.Sabe cuál es su misión: transformarse en obrero de la caridad.  Después de cada bombardeo Alberto es la primera persona en ayudar a los heridos, a dar valor a los sobrevivientes y a asistir a los moribundos, a sacar de las ruinas a los sepultados vivos.  A su alrededor hay no sólo ruinas sino también tanta hambre. Alberto distribuye a los pobres colchones, frazadas, ollas y todo lo que logra recoger. Va donde los campesinos y comerciantes, compra alimentos y después, en su bicicleta cargada de provisiones, sale en busca de los que tienen hambre. Muchas veces regresa a su casa sin zapatos e incluso sin bicicleta: había dado a quien tenía más necesidad que él.  Durante el período de la ocupación alemana Alberto logra salvar a muchos jóvenes de la deportación. Con una acción heroica consigue abrir los vagones del tren que partía desde la estación de San Arcángel y libera a hombres y mujeres que iban destinados a los campos de concentración.  Después de la liberación de la ciudad el 23 de septiembre de 1945, al constituirse la primera junta del Comité de liberación, entre los asesores figura Alberto Marvelli, a pesar de no estar inscripto en ningún partido político ni pertenecer a los “partegiani”. Todos han reconocido y valorado el gran trabajo realizado por él a favor de los sin techo.  Tiene 26 años, es joven, pero afronta concretamente los problemas, con aptitud y competencia. Posee coraje en las situaciones más difíciles y una disponibilidad sin límites. Le confían el cargo más arduo: ocuparse de poner orden en la concesión de viviendas en la ciudad. Después le encargan el área de la reconstrucción, como colaborador del Ente de Ingenieros Civiles.  Alberto escribe en un pequeño bloc: “servir es mejor que hacerse servir. Jesús sirve”. Es con este espíritu de servicio que Alberto asume siempre sus obligaciones cívicas.  Cuando en Rímini vuelven a surgir los partidos políticos, se inscribe en la Democracia Cristiana. Vive su compromiso político como un servicio a la sociedad organizada: la actividad política podía y debía transformarse en la expresión más alta de la fe vivida.
    En 1945 el Obispo lo llama a dirigir a los Profesionales Católicos. Su compromiso se sintetizó en dos palabras: cultura y caridad.
    Convencido de que “no es necesario llevar la cultura sólo a los intelectuales sino a todo el pueblo”, funda una Universidad popular. Abre un comedor para pobres. Los invita a misa y reza con ellos; después, en la mesa sirve la comida y escucha sus necesidades. Su actividad a favor de todos no conoce descanso. Como cofundador de la A.C.L.I. (Asociación Católica de Trabajadores Italianos), forma una cooperativa para los que se dedican a la construcción; es la primera cooperativa “blanca” en la “roja” región italiana de la Romaña.  La intimidad con Jesús Eucarístico lo lleva a no encerrarse en sí mismo, a no desatender su compromiso con la historia. Por el contrario, cuando se da cuenta de que el mundo que lo circunda está bajo el signo de la injusticia y del pecado, la Eucaristía le da fuerzas para realizar su trabajo de redención y liberación, capaz de humanizar la faz de la tierra.  Al anochecer del 5 de octubre de 1946, mientras se dirige en bicicleta a un comicio electoral, siendo uno de los candidatos para la elección de la primera administración comunal, un camión militar lo atropella y le provoca la muerte. Tenía 28 años.  Toda Italia lloró su muerte. En la historia del apostolado de los laicos, la figura de Alberto Marvelli se presenta como la de un precursor del Concilio Vaticano II en lo que se refiere a la animación y el compromiso apostólico de los laicos en la transformación cristiana de la sociedad. El siervo de Dios Jorge La Pira escribió sobre él: “La Iglesia de Rímini podrá decir a las próximas generaciones: yo os muestro cómo es la vida cristiana auténtica”.


    Si usted tiene información relevante para la canonización del Beato Alberto, contacte a:
    Rev. Antonio Marrazzo, CSSR
    Centro Documentazione Alberto Marvelli
    Via Cairoli 69
    47900 Rimini, ITALIA
    www.diocesi.rimini.it/albertomarvelli

    Ana Schäffer, Santa

    Laica, 5 de octubre

    Ana Schäffer, Santa

    Ana Schäffer, Santa

    Apóstol del Subrimiento

    Martirologio Romano: En el lugar de Mindelstetten, en el territorio de Ratisbona, en Alemania, Santa Ana Schäffer, virgen, la cual, a los diecinueve años, en su oficio de sirviente, se abrasó con agua hirviendo y, después, agravándose su estado de salud, vivió con ánimo sereno en espíritu de pobreza y oración, ofreciendo su dolor por la salvación de las almas (1925). Fecha de beatificación: 7 de marzo de 1999 por el Papa Juan Pablo II, Fecha de canonización: 21 de octubre de 2012 por S.S. Benedicto XVI  Anna Schäffer nació 18 el 1882 de febrero en la parroquia de Mindelstetten, entre Regensburg y Ingolstadt en el corazón de Baviera (Alemania). Niña callada, reservada, ella aprendió la piedad y el amor de Dios de su madre que la enseñó ser una buena cristiana. Después de hacer la Primera Comunión, ella se ofreció al Señor, siendo su más caro deseo entrar en una orden de hermanas misioneras.  Estudió leyes, profesión que ejerció por un tiempo, intentando ganar lo necesario para poder obtener la dote necesaria para su ingreso. Su vida fue marcada el 4 de febrero de 1901, estando en la casa del guardabosques de Stammham sufrió un horrible accidente de trabajo en el que sus dos piernas se quemaron desde los pies hasta por sobre las rodillas. Los doctores intentaron ayudarla, pero sin éxito, quedando ella invalida, aquejada por terribles dolores y postrada en su cama, pero fue desde ahi que inició su labor de apostolado mediante correspondencia y testimoniales por escrito. Fueron venticuatro años los que ella soportó su dolor, ofreciendolo siempre al Señor, hasta que falleció el 5 de Octubre de 1925. Su santidad Juan Pablo II, durante la ceremonia de beatificación de la beata Ana Schäffer el domingo 7 de marzo de 1999 nos dijo:  Cuando finalmente dirigimos nuestra mirada a Santa Ana Schäffer, leemos su vida precisamente como un comentario viviente de lo que san Pablo escribió a los romanos: «La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado» (Rm 5, 5). Cuanto más se transformaba su vida en un calvario, tanto más fuerte era en ella la convicción de que la enfermedad y la debilidad podían ser las líneas en las que Dios escribía su evangelio. Llamaba a su habitación de enferma «taller del dolor», para conformarse cada vez más con la cruz de Cristo. Hablaba de tres llaves, que Dios le había concedido: «La más grande es de hierro y muy pesada, son mis sufrimientos. La segunda es la aguja, y la tercera, la pluma. Con todas estas llaves quiero trabajar día tras día, para poder abrir la puerta del cielo». Entre atroces dolores, Ana Schäffer tomaba conciencia de la responsabilidad que cada cristiano tiene de la santidad de su prójimo. Por eso utilizó su pluma. Su lecho de enferma se convierte en la cuna de un apostolado epistolar muy amplio. Las pocas fuerzas que le quedan las emplea en el bordado, para de esta forma dar a los demás un poco de alegría. Pero, tanto en sus cartas como en sus labores manuales, su razón de vida es el Corazón de Jesús, símbolo del amor divino. Así, representa las llamas del Corazón de Jesús no como lenguas de fuego, sino como espigas de trigo. La Eucaristía, que Ana Schäffer recibía diariamente de su párroco, es sin duda, su punto de referencia. Por ello, esa representación del Corazón de Jesús será característica de esta santa.

    Tranquilino Ubiarco, Santo

    Presbítero y Mártir, 5 de octubre

    Tranquilino Ubiarco, Santo

    Tranquilino Ubiarco, Santo

    Presbítero y Martir

    Martirologio Romano: En el lugar de Tepatitlán, en México, san Tranquilino Ubiarco, presbítero y mártir, que en la persecución contra la Iglesia no dejó de cumplir con sus funciones ministeriales, por lo cual fue colgado de un árbol, terminando así su glorioso martirio (1928). Fecha de canonización: 21 de mayo de 2000 por S.S. Juan Pablo II  Nació en Zapotlán el Grande, Jal. (Diócesis de Ciudad Guzmán), el 8 de julio de 1899. Vicario con funciones de párroco en Tepatitlán, Jal. (Diócesis de San Juan de los Lagos). Fue uno de los infatigables y abnegados misioneros en los tiempos difíciles de la persecución. Nada le detenía para ir, lleno de caridad, a administrar los sacramentos y a sostener la vida cristiana de los fieles celebrando la Eucaristía en casas particulares. A principios del mes de octubre de 1928 fue a Guadalajara a comprar lo necesario para el Sacrificio Eucarístico. Alguien le hizo ver que su campo pastoral estaba enclavado en la zona de mayor peligro: «Ya me voy a mi parroquia; a ver qué puedo hacer y si me toca morir por Dios, ¡Bendito sea!». Cuando una noche preparada la celebración de la Eucaristía y la bendición de un matrimonio, fue hecho prisionero y condenado a morir ahorcado en un árbol de la alameda, a las afueras de la ciudad. Con entereza cristiana bendijo la soga, instrumento de su martirio, y a un soldado que se negó a participar en el crimen, le dijo, repitiendo las palabras del Maestro. «Hoy estarás conmigo en el paraíso». Era la madrugada del día 5 de octubre de 1928.
    Fueron muchos los fieles que sufrieron el martirio por defender su fe, de entre ellos presentamos ahora a veinticinco que fueron proclamados santos de la Iglesia por Juan Pablo II.


    Los 25 santos canonizados el 21 de mayo del 2000 fueron:
    Cristobal Magallanes Jara, Sacerdote
    Roman Adame Rosales, Sacerdote
    Rodrigo Aguilar Aleman, Sacerdote
    Julio Alvarez Mendoza, Sacerdote
    Luis Batis Sainz, Sacerdote
    Agustin Caloca Cortés, Sacerdote
    Mateo Correa Magallanes, Sacerdote
    Atilano Cruz Alvarado, Sacerdote
    Miguel De La Mora De La Mora, Sacerdote
    Pedro Esqueda Ramirez, Sacerdote
    Margarito Flores Garcia, Sacerdote
    Jose Isabel Flores Varela, Sacerdote
    David Galvan Bermudez, Sacerdote
    Salvador Lara Puente, Laico
    Pedro de Jesús Maldonado Lucero, Sacerdote
    Jesus Mendez Montoya, Sacerdote
    Manuel Morales, Laico
    Justino Orona Madrigal, Sacerdote
    Sabas Reyes Salazar, Sacerdote
    Jose Maria Robles Hurtado, Sacerdote
    David Roldan Lara, Laico
    Toribio Romo Gonzalez, Sacerdote
    Jenaro Sanchez Delgadillo
    David Uribe Velasco, Sacerdote
    Tranquilino Ubiarco Robles, Sacerdote
    Para ver las biografías de los Mártires Mexicanos del siglo XX
    Haz Click AQUI
    Reproducido con autorización de Vatican.va

    Mateo (Juan Francisco) Carreri, Beato

    Presbítero, 5 de octubre

    Mateo (Juan Francisco) Carreri, Beato

    Mateo (Juan Francisco) Carreri, Beato

    Presbítero

    Martirologio Romano: En Vigevano, de la Lombardía, beato Mateo (Juan Francisco) Carreri, presbítero de la Orden de Predicadores, que fue vehemente y fecundo predicador de la Palabra de Dios en su tiempo (1470). Fecha de beatificación: El Papa Benedicto XIV confirmó su culto el 23 de septiembre de 1742.  Juan Francesco Carreri, de la noble familia Carreri, debe ser contado entre los religiosos que en el siglo XV más infatigablemente trabajaron por la salud de las almas y por la reforma de la Orden. Cambió su nombre de pila al de Mateo. De niño parecía un ángel por la belleza del cuerpo y por la bondad del corazón. No le faltaron insidias y tentaciones pero él, con la gracia de Dios las superó todas, reportando una completa victoria. Deseoso de abrazar la vida religiosa le pidió a Dios hacerle conocer su voluntad y un día, entrando en la iglesia de Santo Domingo de Mantua, quedó tan suavemente golpeado por la devota salmodia de los frailes, que enseguida decidió entrar en la Orden de los Predicadores. Su noviciado fue uno de los más fervientes, y a menudo el Padre Maestro tuvo que moderar en él su excesivo ardor. La oración, el estudio, la penitencia fueron los medios seguros con que se preparó para su portentosa oratoria. Lombardía y Toscana fueron sacudidas por su ardiente palabra y los prodigios que lo acompañaron. Combatió sin descanso la profanación de los días festivos y las diversiones ilícitas. Llevó un espíritu nuevo a varios conventos, especialmente en aquel de Soncino, en el que introdujo una completa reforma. Cuido mucho de la Tercera Orden haciendo brotar aquella admirable flor de santidad, que fue Luchina de Soncino. Deseaba poder degustar, antes de morir, alguna gota de la Pasión del Salvador, y lo consiguió: La Cruz del Gólgota se le apareció y su corazón fue traspasado por una aguda flecha. Su muerte, ocurrida el 5 de octubre de 1470 en Vigevano, fue seguida por muchos milagros. Su cuerpo es venerado en la iglesia de San Pedro Mártir. Los vigevanenses en el 1482 consiguieron del Papa Sixto IV la autorización de celebrar la memoria litúrgica y, en el 1518, fue proclamado Co-patrono de la ciudad.  responsable de la traducción: Xavier Villalta

    91603 > Beato Alberto Marvelli Laico 5 ottobre


    92086 > Beata Anna Schaffer Vergine 5 ottobre MR

     
    73020 > Sant' Apollinare di Valence Vescovo 5 ottobre MR

     
    73060 > Sant' Attilano di Zamora Vescovo 5 ottobre MR


    73100 > Beato Bartolo Longo Laico fondatore 5 ottobre MR

     
    92527 > Santa Caritina Martire 5 ottobre MR

     
    90535 > Sant' Eliano di Cagliari Vescovo e Martire 5 ottobre


    92197 > Santi Firmato e Flavina di Auxerre 5 ottobre


    92198 > Santa Flora di Beaulieu Vergine 5 ottobre MR


    73050 > San Froilano di Leon Vescovo 5 ottobre MR

     
    76350 > San Gallo di Aosta Vescovo 5 ottobre


    94637 > Beato Giovanni Battista del Santissimo Sacramento Mercedario 5 ottobre


    73030 > San Girolamo di Nevers Vescovo 5 ottobre MR


    73080 > Beati Guglielmo Hartley, Giovanni Hewett e Roberto Sutton Martiri 5 ottobre MR

     
    93016 > Santa Mamlacha Vergine e martire 5 ottobre MR

     
    73200 > Santa Maria Faustina Kowalska Vergine 5 ottobre MR

     
    93097 > Beato Mariano (Marian) Skrzypczak Sacerdote e martire 5 ottobre MR

     
    73010 > Santi Martiri di Treviri 5 ottobre MR

     
    73250 > Beato Matteo Carreri Domenicano 5 ottobre MR

     
    73040 > San Meinulfo (Meinolfo) di Paderborn Diacono 5 ottobre MR

     
    73070 > Beato Pietro da Imola Cavaliere di Malta 5 ottobre MR

     
    73000 > San Placido Monaco 5 ottobre MR


    90458 > Beato Raimondo da Capua (delle Vigne) Domenicano 5 ottobre MR

     
    90178 > Beato Sante da Cori 5 ottobre MR


    90135 > San Tranquilino Ubiarco Robles Martire Messicano 5 ottobre MR


    73150 > Santa Tullia Venerata a Manosque 5 ottobre

     

  • Sites utilizados: Primeiramente os textos completos são recolhidos através do livro SANTOS DE CADA DIA, de www.jesuitas.pt. Seguem-se depois http://es.catholic.net/santoral, são recolhidos os textos sem tradução e imagens, e por último (também sem tradução) os nomes e imagens de HTTP://santiebeati.it.

    NOTA INFORMATIVA: Sucede por vezes estarem repetidas ou as imagens ou os textos, em algumas biografias, motivadas pelo facto de inclusão das mesmas imagens (ou dos mesmos textos) nos sites consultados, pelo que até servirá para fazer comparações entre os textos em português e os outros – se assim o desejarem – os meus eventuais leitores.

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    Nº 5 801 - SÉRIE DE 2024 - Nº (277) - SANTOS DE CADA DIA - 2 DE OUTUBRO DE 2024

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