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Nº 1545
Bom
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Nº 1545-1 - (29-13)
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Nº 1545-1 – (29-13)
(Mártires 304)
Santos com o nome de Julião há nada menos de 43. Poucos nomes, como o de Julião, tanto atraíram a santidade. Em contraste com um Julião Apóstata e um Julião Sofista, há 43 Juliões Santos, Santos Confessores, Santos Mártires, Santos Bispos, Santos Eremitas e Santos Monges, Santos, como podemos ver, senhores de castelos e até homicidas.
Jácopo de Vorágine, na sua Legenda Aurea, narra as histórias, não de um, mas de cinco Sãos Juliões, reunidos na data de 27 de Janeiro. A história mais famosa, repetidamente contada, e até pintada durante a Idade Média com particularidades sempre novas. foi a de São Julião assassino de mãe e de pai.
Durante uma caçada, um veado predissera-lhe que mataria os pais. Por isso o jovem aterrorizado, não voltou a casa. Foi para longe, mas teve sorte, pois casou-se com uma castelã, viúva e muito rica. Os pais, todavia, não o vendo regressar, empreenderam uma viagem para descobrir o filho. Finalmente chegaram cansados ao castelo, onde a mulher de Julião, quando soube que eram os pais do marido, estando ele ausente, hospedou-os no próprio quarto.
“Assim aconteceu – conta Jácopo de Vorágine – que amanhecendo, a castelã partiu para a Igreja; e Julião, voltando neste entrementes, entrou no quarto desejando acordar a a esposa; mas vendo que dormiam dois juntos, pensou que a mulher estivesse com um adúltero; sem mais, puxou da espada e matou-os a ambos.”
A fim de pagar o terrível e involuntário delito, Julião, acompanhado pela fiel esposa, saiu do castelo e pôs-se a levantar, na margem do rio, um hospital para peregrinos. Mas, vestido mesmo de peregrino, chegou um anjo que lhe disse: «Ó Julião, o Senhor mandou-me ter contigo para dizer-te que aceitou a tua penitência, e que vós ambos dentro em breve dormireis em paz».
É por si evidente que esta figura, popular e pitoresca, não é personagem histórica. O seu perfil foi traçado com a história de vários santos, Juliões ou não, e a lenda do Santo parricida e matricida, além do Beato Jácopo de Vorágine, encontrou, entre os seus ilustres propagadores, também Santo Antonino, o grande Arcebispo da Florença quatrocentista.
Mas a origem da lenda de São Julião está no Santo venerado hoje, que viveu no Egipto, no fim do século III e princípios do IV, e terminou como mártir juntamente com a mulher, Basilissa, palavra grega que significava “princesa”. Os esposos, cristãos exemplares, mantiveram-se em perfeita castidade e santificaram-se no exercício das virtudes. O Egipto inteiro era, naqueles tempos, viveiro de fé e caridade, e os nossos dois castos esposos não foram exceção a tal programa. Abriram, de facto, em sua casa um hospício para os doentes e necessitados.
São Julião dedicava o zelo ao cuidado dos homens; Santa Basilissa ao das mulheres; estas viviam em pavilhão à parte. Mas sobre tais obras de bem e de cristã civilização caiu a espada perseguidora de Diocleciano, que reinou de 248 a 305. Caiu uma espada – como a de São Julião da lenda, parricida e matricida – porque voltada contra a fé em Deus e contra o amor do próximo, pais de toda a paz terrena e da felicidade eterna.
O martírio dos dois foi infligido em Alexandria, pelo ano de 304, e nele receberam a coroa, não só os dois esposos hospitaleiros e cheios de toda a caridade, mas também um grupo completo de cristãos do Egipto – todos fieis, fortes e generosos – como Julião e Basilissa.
Transcrição direta através do livro SANTOS DE CADA DIA, de www.jesuitas.pt
CONSTÂNCIO, Santo
GILDAS o Sábio, Santo
Gildas de Rhuys, Santo
SULPÍCIO SEVERO, Santo
Sulpicio Severo, Santo
ARCÂNGELA GIRLANI, Beata
AQUILINO, Santo
BOLESLAVA MARIA LAMENT, Beata
Boleslava María Lament, Beata
Afraates, Santo
Escritor Anacoreta
Afraates, Santo
Eremita
Martirologio Romano: Cerca de Antioquía de Siria (hoy en Turquía), san Afraates, anacoreta, que, nacido y formado entre los persas, siguiendo las huellas de los magos se convirtió al Señor en Belén y se retiró a Edessa, viviendo en una pequeña casa fuera de las murallas. Más tarde, con su predicación y sus escritos defendió la fe católica contra los arrianos (c. 378).
Etimológicamente: Afraates = Aquel que vino de Africa, es de origen latino.
El más antiguo de los Padres de la Iglesia de Siria, es San Afraates, llamado "el Sabio persa" por los escritores sirios posteriores. Muy poco es lo que conocemos sobre su vida, De sus escritos podemos concluir que nació en el paganismo y que, al convertirse, abrazó la vida religiosa o de asceta. Poco tiempo después aparece ya cual figura prócer dentro de la Iglesia de Siria. Afraates cambió su nombre por el de Santiago. Ignoramos si esto aconteció al bautizarse, o si más bien tuvo lugar al ser consagrado obispo, conforme a una costumbre oriental, y no precisamente al iniciarse en las órdenes sagradas. El nombre de Santiago explicaría satisfactoriamente el que tanto Genadio como el traductor de las obras de Afraates al armenio le confundiesen con Santiago de Nísibe.
Sobre la duración de su vida y la fecha de su muerte no tenemos dato alguno preciso. Sin embargo, ateniéndonos a la ciencia de que él hace alarde, a su experiencia, al conocimiento de la Sagrada Escritura, es verosímil admitir que era de edad avanzada cuando, en 340, iniciaba en Persia el rey Sapor la persecución contra los cristianos. Por otra parte, Bar-Hebraeus nos presenta al escritor sirio como contemporáneo del obispo de Seleucia-Ctesifón, Papas. Ahora bien Papas, promotor de tantos disturbios en la Iglesia de mesopotámica, moría, según la cronología de Bar-Hebraeus, en 335. Estos datos concuerdan con los que el mismo Afraates nos ha transmitido en sus obras. Apoyados en tales pormenores nos permitimos proponer dos fechas que encierran la vida del escritor sirio: 280?-350?
Afraates es autor únicamente de 23 tratados o demostraciones, llamados erróneamente por algunos escritores homilías. Cada uno de estos tratados empieza por una letra del alfabeto siríaco, siguiendo el orden mismo del alfabeto. Las compuso en Persia bajo el reinado de Sapor. La fuerza y viveza de su estilo nos urge a pensar, cual lugar de redacción, en aquellas provincias iranianas fronterizas con el Imperio romano. Esta obra, dada a conocer por W. Cureton en 1855, tiene el gran mérito de ser el escrito más antiguo que poseemos íntegramente en siríaco.
Abarca diversos temas de carácter teológico, ascético y disciplinar. Varios tratados son de controversia. Polemiza con los judíos, que poseían en Persia y Mesopotámica grandes y célebres escuelas desde el tiempo de la cautividad. Afraates finge como interlocutor un "doctor judío" cuyos argumentos va refutando con brillantez.
De las 23 demostraciones nueve las escribió contra la estirpe israelita, tocando en ellas aquellos temas que más caracterizan la religiosidad del pueblo escogido: circuncisión, pascua, el sábado, alimentos legales, vocación de los gentiles, Cristo hijo de Dios, virginidad, persecución y restauración de la nación judía.
Otras diez son de carácter ascético-moral y expone temas tan sugestivos como el de la fe, caridad, ayuno, ascetas, penitentes, humildad, etc. Dos son circunstanciales, exhortando en una de ellas al clero y pueblo de Seleucia y Ctesifón, y en la otra sermonea sobre las guerras. Otras dos, por fin, son de sabor dogmático, discutiendo con los herejes en torno a la resurrección, la muerte y los últimos acontecimientos del fin del mundo. Compuso las diez primeras demostraciones en 336-337; las doce siguientes en 343-344 y la última en agosto del 345.
Realmente la obra de Afraates es una síntesis de toda la doctrina cristiana. Desde el punto de vista de la teología la labor del escritor sirio es pobre, sobre todo si se la compara con la de sus contemporáneos griegos y latinos. Sin embargo, tiene a su favor la gran valía de ser el testimonio más antiguo de la fe de su país. Es indiscutible también que sobre las materias por él tratadas su autoridad es considerable, porque vivía alejado del mundo romano y de las controversias doctrinales que surgieron a consecuencia del concilio de Nicea.
Apartado de la contienda, San Afraates, cumpliendo la misión del buen pastor, se esfuerza por vivir su fe y por hacerla vivir en todos los que le rodean. Sus comentarios a la Escritura son sencillos, pero eficaces y penetrantes. La obra de Afraates no está exenta de errores doctrinales, pero no es mancha ninguna; sus puntos de vista fueron luego compartidos por San Efrén y otros escritores de la época. Pese a estos insignificantes desaciertos dogmáticos Afraates es un gran defensor de la ortodoxia y el conocimiento de sus escritos presta al teólogo una buena ayuda.
Habla con bastante seguridad acerca de Dios, Santísima Trinidad, Jesucristo, sacramentos y alma. A la Santísima Virgen dedica pocas líneas, como, en general, todos los escritores sirios, pero nos ofrece un precioso testimonio cuando confiesa su perpetua virginidad y maternidad divina. María, nos dice San Afraates, agradó más a Dios que todos los justos. Otro gran pilar sobre el que se levanta la grandeza de María es su humildad. Los ángeles, mensajeros de Dios, le sirven, le presentan las oraciones de los hombres, guardan a los individuos y a los pueblos y conducen a la humanidad al juicio. Afraates es un defensor vigoroso de la divinidad de Jesús y de su filiación divina; sostiene también, con no menor pujanza, la divinidad del Espíritu Santo. Aunque con terminología imprecisa su doctrina es abiertamente conforme a los cánones de Nicea. Espléndido es asimismo el testimonio sobre el primado de San Pedro. Santiago y San Juan, nos dice, son las columnas de la Iglesia, pero San Pedro es el fundamento.
Un segundo aspecto que no puede olvidarse en la obra de San Afraates es el interés que ofrece al filólogo y al historiador. En los escritos del primero de los Padres sirios el filólogo tiene en sus manos la obra más antigua de la literatura siríaca; le ha de interesar necesariamente la gramática y el léxico como punto de partida de la tradición manuscrita de este país; otras obras, la Biblia por ejemplo, no son más que traducciones y no obras originales.
El historiador profano advertirá en la obra de nuestro Santo las controversias con los gnósticos y judíos, y no pocas alusiones a los acontecimientos de la época. El historiador eclesiástico encontrará en San Afraates los orígenes del monacato oriental, vestigios de la jerarquía y organización de la comunidad cristiana de esta época, clericato, sacramentos, fiestas y culto.
Otra faceta del Santo, la más descuidada por los escritores, es el considerarle como un gran maestro de vida espiritual. Sus demostraciones sobre la fe, caridad, penitencia, ayuno, oración, humildad. etc., rezuman sencillez y unción y despiden fuego. Tiene un sentido tan maravilloso de la mesura y de la bondad que recuerda la dulzura de San Francisco de Sales. Y la doctrina espiritual de San Afraates se hace todavía más importante porque tiene un carácter exclusivamente cristiano; nuestro Santo no ha sido influido por ninguna filosofía, un acontecimiento raro entre griegos y sirios.
San Afraates es modelo y un ejemplar bien alto del sacerdote consagrado a su ministerio. Vivió intensamente la vida de santidad, enseñó la fe, la predicó y polemizó por defenderla. Se entregó sin reserva a evangelizar a su País. Hecho todo para todos, con justicia la Iglesia le incluye entre sus santos Y con orgullo su patria le venera entre sus héroes.
Radegunda de Treviño, Santa
Virgem
Radegunda de Treviño, Santa
Se desconoce todo lo que se refiere a su nacimiento. El martirologio romano la llama Radegundis y es una de las gloriosas vírgenes que ha dado España.
Aparece como la última religiosa del monasterio de san Pablo, en Burgos, que perteneció a la Orden Premostratense. La extrema pobreza llevó a la extinción a este monasterio que quedó anexionado al de san Miguel de Treviño.
Llevada por sus deseos irresistibles de visitar los Santos Lugares de Roma, donde murieron tantos mártires y donde reside el Vicario de Cristo, marcha a la Ciudad Eterna. Tiene en su contra la poca salud que disfruta y los pocos medios de que dispone para tan largo, peligroso y costoso viaje; pero el fervor puede más que los miedos.
Saciada y llena de agradecimiento al Señor, animada por los besos puestos en las calles que pisaron los mártires, venerados los monumentos, regresa con numerosas reliquias. Ahora sólo quiere soledad y retiro.
Junto al monasterio de San Miguel habita en una pobre y mísera habitación que tiene un ventanuco por donde puede presenciar los santos oficios de la iglesia. No cambiaría aquel sitio por el mejor palacio. Sólo piensa en ser agradable a su Divino Esposo. Vive como los antiguos anacoretas del desierto y la gente del pueblo comenta con asombro sus penitencias, ayuno y oración.
Muere el 29 de enero del año 1152, cuando reina en Castilla Alfonso VI y es papa Eugenio III.
Es sepultada en la iglesia de San Miguel de Treviño donde sus reliquias son veneradas a través de los siglos.
Bronislao Buenaventura Markiewicz, Beato
Fundador
Bronislao Buenaventura Markiewicz, Beato
Fundador de la
Congregación de San Miguel Arcángel
Fecha de beatificación: 19 de junio de 2005 por el Cardenal Jozef Glemp en representación del Papa Benedicto XVI.
Bronislao Markiewicz nació el 13 de julio de 1842 en Pruchnik, Polonia, en la actual archidiócesis de Przemyśl de la Iglesia latina, sexto de once hijos de Juan Markiewicz, burgomaestre de la ciudad, y Marianna Gryziecka. Recibío en su familia una sólida formación religiosa. Más tarde, durante sus estudios clásicos en Przemyśl, experimentó una cierta vacilación en la fe debido, en gran parte, al ambiente fuertemente antirreligioso que reinaba en la escuela. Logró, sin embargo, superarla pronto recobrando serenidad y paz interior.
El joven Bronislao, conseguido el diploma de licenciatura y sintiéndose llamado por Dios al sacerdocio, en 1863, entró en el Seminario Mayor de Przemyśl. Al acabar los estudios, fue ordenado sacerdote el 15 de septiembre de 1867. Después de seis años de trabajo pastoral, en calidad de vicario, en la parroquia de Harta y en la Catedral de Przemyśl, con el deseo de prepararse aún más para trabajar con la juventud, estudió durante dos años pedagogía, filosofía e historia en la Universidad de Leópolis y de Cracovia. En 1875 fue nombrado párroco en Gac y en 1877 en Blazowa. En 1882 le fue confiada la enseñanza de teología pastoral en el Seminario Mayor de Przemyśl.
Sintiéndose llamado también a la vida religiosa, en el mes de noviembre de 1885, partió hacia Italia y entró en los Salesianos, donde tuvo la alegría de encontrar a San Juan Bosco, en cuyas manos hizo los votos religiosos el 25 de marzo de 1887.
Como salesiano desarrolló diversos encargos confiados por sus Superiores y trató de realizarlos con dedicación y celo. Debido a la austeridad de vida y a la diversidad del clima, en 1889 P. Bronislao enfermó gravemente de tisis, estando al borde de la muerte. Recuperado de la enfermedad, transcurrió la convalecencia, siempre en Italia, hasta que, el 23 de marzo de 1892, con el permiso de sus Superiores, regresó a Polonia donde asume el encargo de párroco de Miejsce Piastowe, en la diócesis de origen Przemyśl.
Además de la actividad parroquial ordinaria, Padre Bronislao Markiewicz se dedicó, en el espíritu de San Juan Bosco, a la formación de la juventud pobre y huérfana. Para ella abrió en Miejsce Piastowe un Instituto, en el que ofrecía a sus educandos tanto ayuda material como espiritual, preparándolos para la vida con la formación profesional en las escuelas abiertas en el mismo Instituto. En 1897 decide fundar, con tal objetivo, dos nuevas Congregaciones religiosas basadas en la espiritualidad de San Juan Bosco, adaptando sus reglas a lo específico del propio carisma. Recibido nuevamente entre el clero de la diócesis de Przemyśl Padre Markiewicz continuó la actividad de párroco y de director del Instituto (Sociedad) al que puso por nombre Templanza y trabajo (erigido en 1898), tratando de obtener su aprobación como Congregación religiosa, bajo la protección de San Miguel Arcángel, con una rama masculina y otra femenina. La aprobación fue concedida sólo algún año después de su muerte: en 1921 a la rama masculina y en 1928 a la femenina.
Padre Bronislao continuó, siempre con la aprobación y la bendición del Obispo, san José Sebastián Pelczar, su actividad de formador de los jóvenes y de muchachos huérfanos y abandonados, sirviéndose de la ayuda de colaboradores a cuya preparación y formación contribuyó él mismo constantemente. Ya en Miejsce Piastowe había ofrecido casa y formación a centenares de muchachos dándose a ellos enteramente. Deseoso de hacer aún más en su favor, en el mes de agosto de 1903, P. Markiewicz abrió una nueva casa en Pawlikowice, cerca de Cracovia, donde encontraron casa y posibilidades de formación espiritual y profesional más de 400 huérfanos.
La dedicación total a los muchachos, la abnegación heroica de sí mismo, el trabajo enorme por realizar, llegaron a consumir bien pronto las fuerzas de Padre Markiewicz minando su salud, ya muy comprometida por las molestias sufridas en Italia. Todo ello le condujo rápidamente al final de su peregrinación terrena, acaecida el 29 de enero de 1912.
Antes y después de su muerte, fue considerado un hombre fuera de lo común. Creciendo cada vez más la fama de santidad de padre Bronislao, los Superiores de los dos Institutos religiosos de San Miquel Arcángel, fundados por él, pidieron al Obispo de Przemyśl formalizar el proceso de beatificación de su Fundador que tuvo inicio en 1958. Acabado el iter de la Causa, el 2 de julio de 1994, en presencia del Santo Padre Juan Pablo II, fue promulgado el decreto de heroicidad de las virtudes de Padre Bronislao Markiewicz y diez años después, precisamente el 20 de diciembre de 2004, el decreto sobre el milagro obrado por Dios por intercesión de Padre Bronislao. Se abría así el camino para su beatificación.
Villana de Bottis, Beata
Madre de família,
Villana de Bottis, Beata
Madre de Familia
Martirologio Romano: En Florencia, ciudad de la Toscana (Italia), beata Villana (Vilana) de Bottis, madre de familia, la cual, abandonando la vida mundana que llevaba, vistió el hábito de las Hermanas de la Penitencia de Santo Domingo y se distinguió por su asidua meditación de Cristo crucificado, por la austeridad de vida y por pedir limosna por la calles en favor de los pobres (1361).
Fecha de beatificación; culto confirmado el 27 de marzo de 1824 por el Papa León XII.
Nació en Florencia en 1322; su padre era un rico y conocido mercader.
Vivió una adolescencia serena y religiosa, pero su matrimonio con Rosso Benintendi (1351) la puso en contacto con el fastuoso y frívolo ambiente florentino que pareció haberla hecho olvidarse de Dios.
La portentosa visión del demonio, cuando se preparaba ante el espejo para participar en una fiesta mundana, fue el principio de una conversión ejemplar.
Acudió a los frailes dominicos de Santa María Novella, movida por el arrepentimiento, a confesar sus pecados, para después buscar con una vida humilde y penitente expiar su vida pasada.
Tomó el hábito de las hermanas de la Penitencia de santo Domingo e inició una nueva vida bajo la dirección de los frailes de santo Domingo, de quien, según su biógrafo fray Jerónimo di Giovanni, era "devotísima".
Se dedicó al estudio de la Sagrada Escritura y a la contemplación de Cristo crucificado, a quien Vilana invocaba frecuentemente como: "Cristo Jesús, amor mío crucificado".
Su austeridad de vida influyó entre las demás mujeres de su ambiente y muchas decidieron a imitarla. Fervorosa con Dios y generosa con los necesitados, distribuyó todos sus bienes para los pobres y pidió limosna para ellos por las calles de Florencia.
Adornada de méritos murió con solo veintinueve años el 29 de enero de 1361. Su cuerpo fue expuesto a la veneración pública durante muchos días en la iglesia dominicana de Santa María Novella y allí fue sepultada, amortajada según su voluntad con el hábito dominicano, en un hermoso sepulcro marmóreo.
Serrano (Asturio Anulino), Santo
Obispo
Serrano (Asturio Anulino), Santo
Las primeras noticias sobre Asturio -o Astúrico Anulino- las proporciona San Ildefonso de Toledo en su obra "De viris illustribus", compuesta en los años de su episcopado (657-667). Allí reúne las biografías de catorce antecesores suyos en la silla toledana, donde asigna a Asturio el lugar noveno en la sucesión de los obispos de Toledo, en cuya sede sucedió a Audencio.
En cualquier caso, el texto de San Ildefonso ha sido mal interpretado generalmente por los historiadores de Alcalá. Dice así el obispo toledano:
"Fue (Asturio) bienaventurado en su episcopado y digno de un milagro, porque mereció encontrar en su sepulcro terreno los cuerpos de aquellos a quienes iba a unirse en el cielo. En efecto, cuando desempeñaba el obispado de su sede, se cuenta que fue advertido por revelación divina para que indagase sobre unos mártires sepultados en el municipio complutense que está situado a casi sesenta millas de su ciudad. Acudió rápidamente y encontró ocultos, bajo el peso del túmulo y el olvido del tiempo, a aquellos que merecían la luz y la gloria de ser conocidos en la tierra. Una vez descubiertos, no quiso volver a su sede. Dedicado al servicio y devoción de los santos, terminó sus días. No obstante, mientras vivió nadie ocupó su sede. Por eso, según la tradición, se le considera como el noveno obispo de Toledo y primero de Complutum".
Una lectura detenida del relato clarifica bastante las confusiones acumuladas a lo largo del tiempo por los distintos tratadistas del tema. La intervención sobrenatural aparece muy matizada por San Ildefonso y reducida a su condición de tradición oral cuando dice "...se cuenta que...".
También deja muy claro San Ildefonso el lugar donde se hallaban los restos de los mártires, "en su sepulcro...", y "...ocultos bajo el peso del túmulo" con lo que deben descartarse todas las interpretaciones posteriores sobre una búsqueda y hallazgo azaroso o casual. Estas mismas palabras revelan la existencia en tiempos de Asturio de la "cella martyris" o sus patentes restos.
Finalmente, y respecto al lugar ocupado por Asturio en los episcopologios toledano y complutense, ya advierte San Ildefonso que ese noveno lugar en la silla toledana y el primero en la complutense eran considerados "según la tradición", evitando así cualquier afirmación categórica. Debe advertirse que situar a Asturio como primer obispo de Complutum constituye un error, pues el Concilio I de Zaragoza, celebrado en 380, recoge en sus Actas la firma de "Ampelio, obispo complutense", mientras que la firma de Asturio no se documenta hasta el Concilio I de Toledo del año 397, lo que indica que en Cómpluto hubo obispos anteriores a Asturio.
En cambio, sí debe ser este último considerado como renovador e impulsor del culto a los santos Justo y Pastor, pues siguiendo el texto de San Ildefonso las reliquias de los mártires estaban ocultas "bajo el peso del túmulo y olvido del tiempo...", lo que revela una decadencia en su veneración pública. Y aunque en ningún lugar del texto menciona expresamente San Ildefonso los nombres de Justo y Pastor, todos los autores admiten que dicho santo se refiere a ellos por no existir referencia alguna a ningún otro mártir complutense en esta época.
Se puede documentar a Asturio como obispo de Toledo en el año 397 y, siguiendo a San Ildefonso, su renuncia a la sede de Toledo y su paso a la Complutense tuvo lugar en una fecha difícil de determinar, aunque distintos autores, según los Anales Complutenses, lo sitúan en los años 398 y 400 ó 402. Pero no debe olvidarse que los Anales toman como fuente frecuente para este periodo a los Falsos Cronicones. Generalmente se acepta el 412 como año del traslado de Asturio a Cómpluto.
Por su parte, Ambrosio de Morales afirma que el hallazgo de los restos de los Santos Niños tuvo lugar entre 407 y 414, lo que resulta mucho más verosímil si aceptamos la ocultación de las reliquias y destrucción de la "cella martyris" en torno a las invasiones del 409. Ambrosio de Morales completa el relato diciendo que Asturio, después de encontrar los cuerpos ya no quiso regresar a Toledo y se quedó en Complutum como obispo. Dejó las reliquias en el lugar original de su enterramiento y mandó construir para ellas un arca de jaspe de 12 pies de largo por 4 de ancho que, en su tiempo (1568), se encontraba bastante deteriorada.
Con todas las reservas que las fuentes nos ofrecen, y atendiendo a la lógica en la cronología de los hechos, no resulta extraño pensar que Asturio ordenase la construcción de un nuevo templo en honor de los mártires en el lugar donde en origen fueron muertos y sepultados.
Quizás el 1 de noviembre de 424 moría en Complutum Asturio Anulino, siendo enterrado en el templo que había mandado construir sobre el lugar del martirio de los Santos Niños. Cuatro siglos después su cuerpo, junto con el del obispo de Toledo San Julián, fue llevado a Oviedo, donde recibió culto bajo el nombre de San Asturio Serrano o San Serrano. Así siguió el mismo camino que muchas reliquias de santos y mártires que fueron llevadas hacia el norte durante la persecución a los mozárabes de Abd-el Rhamán II. Seguramente por la toponimia Asturio fue llevado a Asturias.
Santos Sarbelio, presbítero, y Bebaia, mártires
En la ciudad de Edessa, en Osroene (hoy Turquía), santos mártires Sarbelio, presbítero, y Bebaia, su hermana, que, bautizados por el santo obispo Barsimeo, por Cristo padecieron el martirio (c. 250).
Santos Papías y Mauro, mártires
En Roma, en el cementerio Mayor de la vía Nomentana, santos mártires Papías y Mauro, soldados (c. s. III).
San Constancio, obispo
En la ciudad de Perusa, en la Umbría (hoy Italia), san Constancio, obispo (c. s. III).
Santos Juventino y Maximino, mártires
En Antioquía de Siria (hoy en Turquía), santos Juventino y Maximino, mártires, que fueron coronados con el martirio en tiempo del emperador Juliano el Apóstata (363).
San Valerio, obispo
En Tréveris, ciudad de la Galia Bélgica (hoy Luxemburgo), san Valerio, segundo obispo que gobernó esta sede (s. III ex.).
39040 > Sant' Afraate 29 gennaio MR
90290 > Sant' Agnese da Bagno di Romagna Camaldolese 29 gennaio
90311 > Sant' Aquilino Sacerdote e martire 29 gennaio
92535 > Beata Boleslava Maria Lament Fondatrice 29 gennaio MR
39050 > San Costanzo di Perugia Vescovo e martire 29 gennaio MR
89161 > San Gelasio II Papa 29 gennaio
92215 > San Gildas di Rhuys Abate 29 gennaio
39030 > Santi Gioventino e Massimino Martiri 29 gennaio MR
36750 > San Giuliano l'ospitaliere 29 gennaio (e 31 agosto)
39020 > Santi Papia e Mauro Martiri 29 gennaio MR
91431 > San Potamione (Potamio) di Agrigento Vescovo 29 gennaio
90704 > Santa Sabrina (Savina, Sabina) Vergine di Troyes 29 gennaio
39010 > Santi Sarbelio e Bebaia Martire 29 gennaio MR
91268 > San Seustio e compagni Martiri di Todi 29 gennaio
39070 > San Sulpizio Severo Vescovo di Bourges 29 gennaio MR
38950 > San Valerio di Ravenna Vescovo 29 gennaio
39000 > San Valerio di Treviri Vescovo 29 gennaio MR
90755 > Beata Villana Delle Botti Madre di famiglia e terziaria 29 gennaio MR
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